viernes, octubre 26, 2007

Un rey indispensable

Un rey indispensable

Permalink 25.10.07 @ 11:55:34. Archivado en Europa, Las Américas, España, Sociogenética, Pro pace, Educación, Pro justitia et libertate

"De bien nacido es ser agradecido". Así lo proclama uno de nuestros proverbios tradicionales. A partir de este proverbio, cabe razonar, deduciendo, los principios siguientes: quien no agradece nada se merece; así que si no agradezco nada me merezco; si no agracedes, nada te mereces, y si no agradecemos, nada merecemos, etc. También cabe razonar, en dirección inversa, induciendo, que quien no agradece no es bien nacido.

El castigo inmanente del desagradecido se manifiesta en su expulsión de la cadena de reciprocidad que vincula estrechamente a los bien nacidos. Esta expulsión no es debida a un sentimiento de venganza, sino que la práctica misma de la reciprocidad es imposible sin la ponderación de la justicia, que es la válvula de seguridad de la reciprocidad. Sin este instrumento puesto por la razón entre las manos de quien cuida del bien común, en nombre de la comunidad solidaria, todo el mecanismo distribuivo de los bienes limitados de que dispone esta comunidad se vería privado de contenido.

Estos principios son hoy clásicos en la gestión del personal de las empresas:

De bien nacido es ser agradecido

La motivación: 2ª parte

Como ya indicábamos en el capítulo anterior, uno de los mayores activos de la empresa es contar con una plantilla motivada. Además de mejorar el ambiente de trabajo facilita el compromiso de los empleados con la empresa para la que trabajan. Cuando las personas se sienten justamente reconocidas tienden a demostrar su lealtad mejorando en lo posible su desempeño laboral.

Por: Rosana Pereira Davila, Directora de Tess-on. Psicología y Formación.

Resumen

De bien nacido es ser agradecido… y, además, mejora la relación con los trabajadores.

Dedique algo de su tiempo a conocer qué piensan sus empleados. Podemos aprender mucho de nuestro negocio escuchando a los demás.

La forma más rápida y eficaz de conseguir que un trabajador haga bien su trabajo es ofrecerle información acerca de cómo lo está haciendo.

Cuide el ambiente laboral. A nadie le gusta pasar un tercio de su día rodeado de malas caras y vibraciones negativas.

Permita que las personas que trabajan con usted tengan información acerca de la empresa. No se puede amar aquello que se desconoce.

Lea la primera y tercera parte de “La motivación”: 10 formas de motivar a sus empleados y Sus empleados también deciden

1. Sea agradecido

Hay una tendencia generalizada a creer que el agradecimiento a un empleado queda establecido con el pago de la nómina. El salario debe ser la justa retribución por un trabajo realizado y no un incentivo.

Tenemos poca cultura social para agradecer. Sabemos perfectamente cómo decir a alguien lo que nos molesta de él, pero nos cuesta mucho más trabajo cuando se trata de dar las gracias.

Haga una prueba: envíe una nota agradeciendo su tiempo e interés a ese empleado que hizo horas extras para terminar un proyecto. Será un reconocimiento que tardará en olvidar. O siéntese frente a él y agradezca su esfuerzo. O ambas cosas. No deje pasar demasiado tiempo. Agradezca con frecuencia y de forma sincera.

Centro para Empresas y Profesionales.

Estos principios, que son válidos en la gestión del personal de las empresas, también lo son en la estructura solidaria del estado.

Escuchemos de labios de nuestros amigos extranjeros lo que los españoles bien nacidos debemos agradecer al rey don Juan Carlos I :

Juan Carlos I en la Wikipedia francesa

Monarquía parlamentaria

Gracias a la institución de esta monarquía, los ciudadanos españoles vivieron el paso de la dictadura a la democracia sin el menor derramamiento de sangre, sin el menor drama.

La monarquía parlamentaria pone al rey sobre los partidos políticos. El sufragio universal decide cada cuatro años llevar al poder la asamblea legislativa que recogió la mayoría electoral. Tras consulta, el rey propone el candidato al puesto de Presidente del Gobierno, que debe a continuación recoger la confianza del Parlamento español, las “Cortes”. De esta manera, un gobierno decidirá el destino del país, escogiendo lo mejor para el pueblo español.

España ha conseguido su descentralización, de la que el rey es el federador. Él personifica las tradiciones y la cultura de su país y es el garante de las instituciones españolas. Es un embajador de los conocimientos técnicos ibéricos a través del mundo, en particular, en América Latina. En monarquía parlamentaria, el rey personifica una democracia viva, él es el garante de la unidad del país.

El Presidente del Gobierno conduce los asuntos de la nación. Contrariamente a otras instituciones democráticas, el soberano se prohíbe toda intervención que podría obstaculizar la conducta del país. Esto no le prohíbe sin embargo en la confidencialidad, aconsejar, poner en guardia o animar al Gobierno, ejerciendo así su papel de árbitro y moderador, tal como la Constitución se lo autoriza.

Un rey necesario
Por: Carlos Fuentes
17 de octubre de 2007

A dos años de las conmemoraciones de los movimientos iberoamericanos de independencia de 1810 conviene reflexionar sobre nuestra relación con “la madre patria”, midiendo las ocasiones perdidas: La Comunidad Hispana de Naciones propuesta por Aranda a Carlos III, un Commonwealth anticipado. La traumática expulsión de los jesuitas por el mismo monarca. La oportunidad gaditana de unirnos a todos constitucionalmente. La invasión napoleónica de España y el descrédito de Carlos IV y Fernando VII. La ferocidad con que este último mandó reprimir los movimientos de liberación animados por todos estos factores y otro mayor, subyacente: el perfil nacional adquirido por México, Argentina o la gran Colombia. Impostergable: lo fue. Pero pudo ser, también, una independencia comunitaria, asociada a España.

Nos dividió durante mucho tiempo ser anti o pro españoles. Las crisis de España en el siglo XIX corrieron parejas a las nuestras en Hispanoamérica: el derecho no se ajustaba al hecho. Al cabo, nos unió la desgracia. La pérdida final del imperio español en 1898 nos dejó desamparados ante el emergente imperio norteamericano. La relación cultural de Unamuno y Valle Inclán a García Lorca y Alberti se reforzó en la identidad compartida. La guerra de España volvió a dividirnos. México, mi país, optó por mantener relaciones con la república española. Era una apuesta por España y contra la dictadura. Fuimos criticados: México también tenía, en esos años, su “dictablanda” particular, el PRI.

De tal suerte que al morir Franco y asumir la corona Juan Carlos I, México, (y yo en lo personal) nos encontrábamos en una situación curiosamente paradójica. No tuvimos relaciones con la España franquista. ¿La tendríamos con la España post-franquista? Cuando me entrevisté, siendo embajador de México en Francia, con el Conde de Motrico, sabía ya que, como habíamos defendido a la república, ahora nos correspondía defender a la monarquía, siempre y cuando ésta —era nuestra esperanza— fuese una monarquía moderna, democrática, en desarrollo paralelo y de apoyo mutuo con la evolución democrática de México.

Fue una buena apuesta. Juan Carlos I reconcilió a todos los actores de las facciones españolas, de Fraga a Carrillo pasando por Suárez y González. Fue una hazaña que desmentía el famoso dicho de Larra: “Aquí yace media España. La mató la otra mitad”. ¿Pudieron reconciliarse las dos Españas sin el rey? Es posible. No es probable. El gran triunfo histórico de Juan Carlos I es la transición protagonizada por todos, sin vencedores ni vencidos: todos españoles, todos europeos, todos fieles al pacto de la democracia. La corona persiste y une. Los partidos dividen y gobiernan. Tal es la fórmula —el éxito— de la democracia española. A su amparo, la península ha registrado el crecimiento económico más sostenido de toda su historia. Una prosperidad sin colonias.

Pero una España más unida que nunca a Iberoamérica gracias, desde luego, a los lazos de la cultura, la economía y la política y, por encima de ellos, por la figura del rey Juan Carlos I, aceptado, me atrevo a opinar, por la mayoría de los iberoamericanos como el símbolo de una unidad trasatlántica que nos beneficia a todos, nos une a todos, nos compromete a todos.

Juan Carlos I juega el indispensable papel de reunir a Iberia con Iberoamérica, sin mengua de nuestras soberanías republicanas pero como afirmación de nuestra identidad compartida. No juzgaré los motivos catalanes, vascos o valencianos para criticar al rey. España necesita un federalismo moderno. Sospecho, desde luego, de las razones ocultas de la paleo-derecha resucitada. Aznar (Bush’s baby) y Rajoy (nobody’s baby) tienen agendas descaradamente reaccionarias, atemperadas por las virtudes de la alternancia y la presencia del rey. Temo que sin él la ultra-derecha se vuelva tan desaforada como el pequeño juglar de las Azores.

Juan Carlos le es indispensable a España y necesario a Hispanoamérica. Ahora sí, Dios salve al rey.

LaNación.com

martes, octubre 23, 2007

El racimo de uvas, un cuento franciscano

El racimo de uvas, un cuento franciscano

Permalink 23.10.07 @ 18:50:50. Archivado en Poética, Pro amicitia universale, Religiones, Educación, Cuento

Me es imposible comer fruta tan deliciosa como la que aparece en esta foto, sin preguntarme de dónde procede; qué manos la han cuidado y cosechado; qué cultivadoras y cultivadores se han empeñado en cultivarla, defendiéndola de los múltiples peligros que han amenazado su frágil vida.

Me pregunto, al observar la fragilidad de los racimos, qué viñadoras y viñadores se han preocupado por la salud de estas uvas tan delicadas a lo largo de muchos meses; qué jornaleros han venido de lejos a las viñas, muchos de ellos separándose de sus familias africanas o andaluzas, para cosechar los racimos, sin herir las uvas, cuando el tiempo de la cosecha impuso su urgencia; quién las ha transportado desde su lugar de cultivo hasta Bruselas, donde yo las saboreo como postre.

Hay tantos seres humanos detrás de cada racimo de uvas, que no me conformo con admirar y saborear sus uvas, tomándolas una por una entre mis dedos y llevándomelas respetuosamente a mi boca, sin dejar de pensar en cada uno de ellos, las viñadoras y viñadores que las han cultivado, cosechado y expedido, para que yo las disfrutara en Bruselas, donde no hay viñas que den tales uvas.

Esta noche intentaremos comprender, siguiendo una velada monográfica en Arte, qué futuro reserva Europa a sus agricultores. Me parece un buen momento para contarles como preámbulo el cuento de sabor franciscano "El racimo de uvas".

Foto: SaGaBardon, Fruta, 23.10.07. Grandes formatos.

El racimo de uvas
por José Soler.
Editado precedentemente por Javier López en su Web:
Web Católico de Javier, presente en Internet desde 1998.

Un día llamaron a la puerta de un convento, y abrió el hermano portero llamado Pedro. Éste vio con asombro que un hortelano de las tierras de al lado le entregaba un hermoso racimo de uvas tan grande que le causó admiración, diciéndole:

-Hermano: te regalo este racimo de uvas en agradecimiento por la buena atención que me prestas cada vez que vengo al convento-.

Sin pensarlo dos veces el hermano portero le dio las gracias por tan precioso regalo y le dijo que no tardarían mucho en dar cuenta de él.

Apenas salió el hortelano del convento, Pedro lavó el racimo y lo dejó escurrir en un clavo que había colgado en la pared, mirándolo con alegría por el gran festín que le esperaba.

En el convento, había un hermano enfermo que no gustaba de comer nada, debido a su enfermedad. Pedro pensó que sería una buena obra alegrarle el día a este enfermo y de paso llenarle el estómago, tan necesitado de alimento. Sin pensarlo mucho, descolgó el racimo de uvas y se fue a la enfermería a regalárselo.

El enfermo, al ver el racimo abrió los ojos sobresaltado al ver su gran tamaño, y el portero le dijo:

- Hermano Matías, me han regalado este racimo, pero pensando en tu enfermedad y sabiendo que no te apetece comer nada, quizás estas uvas te abran el apetito-.

El hermano Matías le agradeció de corazón que se hubiese acordado de él, diciéndole que si se moría le tendría muy presente cuando estuviera en el Cielo con Nuestro Señor.

Pedro le buscó una fuente donde le colocó el racimo, para que fuera picando cuando gustara. Dejándolo solo, se fue para la portería pensando en la obra que había hecho por su hermano Matías.

El enfermo cogió el racimo como pudo e iba a dar buena cuenta de él, pero pensó que si lo dejaba haría un buen sacrificio para remisión de sus pecados y bien de su alma y decidió no comerlo y dárselo al hermano enfermero, que le atendía con tanta caridad y se desvivía por él por las noches.

Llamó al hermano enfermero y este pensó que le sucedía algo, por la insistencia en que le llamaba.

- Hermano Esteban, me ha traído el hermano Pedro este racimo para que lo degustara pensando en mi enfermedad, pero pensé que, ya que no me entra nada en el estómago y pudiérase que me hiciera daño, he pensado que te lo comas tú, que te portas tan bien conmigo-.

El Hermano Esteban insistía en que intentara comérselo, pero cuanto más insistía el enfermero mas lo rechazaba el enfermo. Éste decidió comérselo en su celda dándole las gracias por tan precioso regalo. Y mientras caminaba hacia su celda, pensó que mejor que comérselo él, se lo daría al Hermano cocinero que bien se esmeraba para que todos lo frailes comieran lo poco que les llegaba de la huerta y de donativos.

Bajó a la cocina y encontrándose con Buenaventura el hermano cocinero y topándose de bruces con él y el racimo le dijo:

- Mira lo que me han regalado, pero te lo regalo a ti, para que saborees estas uvas tan hermosas, como hermoso es tu corazón

El hermano Buenaventura, quitándole importancia a lo que decía, le insistió en que se lo diera mejor al prior, ya que era tan responsable con la comunidad.

Y así fue pasando el racimo de hermano en hermano por todo el convento, hasta que llegó de nuevo a la portería, donde el hermano portero, extrañado y perplejo por el suceso decidió que no diera más vueltas el racimo de uvas, y ni corto ni perezoso se lo comió con tal gusto, que le pareció el racimo con las uvas más sabrosas que jamás hubiera comido.

Cuando miras por el bien de los demás y dejas lo tuyo para ayudar a otros, el Señor te lo devuelve colmado, y no el 20 ni el 30 sino el ciento por uno.

domingo, octubre 21, 2007

Responsabilidad del turismo de sol y playa

Responsabilidad del turismo de sol y playa

Permalink 21.10.07 @ 14:00:00. Archivado en Europa, Hoteles cervantinos, España, Sociogenética, Convivencias europeas, Pro amicitia universale, Ética, Turismo, Turismo cultural, Turismo lingüístico, Educación, Turismo universitario, Arquitectura y urbanismo, Turismo convivencial

En mi artículo precedente me preguntaba: ¿Cómo son posibles estas graves incoherencias socio-económicas? Mi respuesta a esta pregunta es que el modelo turístico de sol y playa ha hecho posibles estas graves incoherencias socio-económicas, por haber sido aplicado sin tener en cuenta sus gravísimos daños colaterales. Estos daños, de más en más visibles con el tiempo, eran previsibles desde el comienzo, por el carácter esencialmente estacional, ectópico (1) y caduco del modelo.

Esta misma pregunta general abarcaba cuatro preguntas más precisas, que en cierta manera hacían entrever esta respuesta:
1) ¿Cómo es posible que se hayan financiado hoteles de actividad exclusivamente estacional sin atender prioritariamente a la creación de escuelas y de puestos de trabajo de actividad continua?
2) ¿Cómo es posible que se haya financiado este tipo de hoteles sin atender previamente a la necesidad vital de viviviendas dignas para los trabajadores de los mismos hoteles?
3) ¿Quién tiene la culpa de estos gravísimos errores?
4) ¿Qué fórmula socio-económica hay para salir de estas aporías?

Consultando mis publicaciones precedentes, encuentro un artículo mío del tres de agosto de 2005, que respondiendo sin tergiversaciones a la pregunta general, avanza ya bastante claramente sobre las pistas de respuesta a las cuatro preguntas más precisas. Al reeditarlo aquí, me limito a retocar los datos estadísticos, cuya evolución, tenazmente favorable a mi respuesta a la pregunta general, viene a probar que mi diagnóstico crítico independiente era el correcto.

Confío en que mis lectores profesionales de entonces aprovechen mejor esta vez las sugerencias que les hice en 2005 y que les repito ahora en beneficio del Bien Común, cuya defensa justifica mi osadía de filósofo y mi perseverancia de sociogenetista.

¿ Qué pasa con el turismo ?
por Salvador García Bardón,
03.08.05.

Es innegable que algo, quizás muy importante, está pasando con el turismo. La mejor prueba de ello es que desde hace algún tiempo, como pasó a principios del siglo XX con las matemáticas, se ha llegado a plantear el típico problema de los fundamentos, que en el caso del turismo español se ha dado en llamar el “modelo turístico de sol y playa”.

Quien desee hacer la prueba por Internet, puede hacer la siguiente experiencia. Basta con pedir al buscador Google que encuentre las páginas que contienen esta frase, para que en 0,30 segundos encuentre 316 {hoy: 1630}. Si en lugar de la frase global entre comillas dobles se introduce la frase partida en dos y conectada mediante el operador de conjunción, “modelo turístico” & “sol y playa”, el buscador Google encuentra 549 páginas en 0,05 segundos {hoy: 13.800}.

Más de uno pretende argumentar, a priori, aunque cree que lo hace a posteriori, que no se trata de una crisis del modelo, puesto que España sigue siendo el segundo país del mundo en número de visitantes y que en ingresos sólo le gana Estados Unidos. Los mismos profetas del optimismo quietista, es decir los defensores a ultranza del modelo existente, completan su cuadro esperanzador recordando que España dispone de un aporte de cuarenta y tres millones de turistas nacionales, que en cierta manera sirven de seguro de subsistencia para la industria turística.

La consecuencia de esta actitud es que la oferta turística, tanto privada como subsidiada, sigue afinando los instrumentos de su concierto, con frecuencia hasta la saturación, con la nota única de este modelo. Le sucede algo así como a los músicos, que desde hace siglos vienen pidiendo la nota “la”, como si fuera imposible acordarse sobre otras notas.

La diferencia entre los músicos y los inversores españoles es que los primeros no ponen en peligro la economía nacional, mientras que los segundos sí, porque en más de una de nuestras autonomías, por no decir en la mayor parte del país, el turismo es considerado como un monocultivo e incluso como una monocultura. Piénsese en nuestras costas, tanto mediterráneas como cantábricas y atlánticas, y en nuestras islas Baleares y Canarias.

Ahora bien, el primer peligro de los monocultivos, dondequiera que se encuentran, es que no responden a la gama completa de las necesidades vitales de los ciudadanos del país, ni siquiera cuando se trata de un producto alimenticio. Todos sabemos que en los países cafeteros, como Colombia, el monocultivo del café no resuelve sino que complica los problemas alimenticios del país, ocupando el lugar de otras culturas.

El segundo peligro es que, en general, los monocultivos sólo son rentables mientras la demanda viene del exterior. Lo cual significa que cualquier problema de seguridad, incluso un miedo infundado o desproporcionado, puede dar al traste con esta demanda.

También hay que pensar que los monocultivos del capricho, como lo es el del turismo de sol y playa, visto del lado de la demanda, está más sujeto que cualquier otro a las irracionalidades de la moda.

El tercer peligro es que se agoten en el monocultivo los recursos privados y de subsidio que tendrían que destinarse a otros menesteres.

El máximo peligro de los monocultivos, su peligro fundamental, es que se transformen en monoculturas. Me explico: como sucede con las drogas, quien es incapaz de ver la diversidad de las necesidades humanas, se convierte en víctima de una de ellas. En un caso como en el otro la sensación de omnipotencia oscurece el sentido común.

No puedo disimular que una de las mayores impresiones que yo tengo, cuando visito las ciudades entregadas de cuerpo y alma a la industria del turismo de sol y playa, ignorando por completo el resto de las necesidades humanas, es que en ellas se ha perdido completamente el sentido común y que en su lugar imperan como príncipes de la noche la avaricia de los especuladores y la soberbia del puro cuento.

Pero olvidemos por un momento estas preocupaciones de filósofo en torno a las locuras de la oferta, que por cierto sigue engordando y proliferando como un cáncer con metástasis, para enfrentarnos con los síntomas de la demanda.

No cabe duda que la demanda está transformándose a gran velocidad.

Según acabamos de verlo, todo monocultivo depende en primer lugar de la demanda extranjera. El sesenta por ciento de esta demanda para el turismo de sol y playa español procede de Alemania, Francia, y Reino Unido. Ahora bien, tanto la coyuntura política como socioeconómica de estos países, sin hablar de sus cambios de gusto, influidos en gran parte por la información sanitaria, nos inclina a pensar que su demanda de turismo de sol y playa irá descendiendo en un futuro relativamente cercano.

Para quien intente consolarse, recordándonos que la mitad del negocio corresponde al turismo nacional, conviene señalar que tanto la demanda extranjera como la nacional presentan un conjunto de síntomas que hay que tener muy en cuenta, para no engañarse con el cuento de la lechera:

1) Los turistas tienden a ser menos fieles en la elección de sus destinos de vacaciones.

2) Los turistas tienden a decidir más tarde que antes.

3) Los turistas tienden a contratar individuamente sus viajes y estancias.

4) Los turistas tienden a distribuir sus vacaciones en varios períodos del año.

5) Los turistas tienden a reducir el tiempo de estancia en un mismo lugar.

6) Los turistas tienden a segmentar progresivamente sus preferencias.

7) Los ciudadanos cultos tienden a diversificar el disfrute de sus vacaciones, desconfiando progresivamente del “turismo de sol y playa”, que muchos juzgan malsano, y orientándose de más en más hacia la cultura.

8) Como en todos los dominios comerciales, los clientes del turismo practican una exigencia creciente en la relación calidad precio.

¿Cómo tratar la dolencia que revelan estos síntomas?

A mi entender, el remedio principal consiste en volver a la cultura del sentido común, que es lo más opuesto a la monocultura del turismo de sol y playa, porque ataca la raíz monocultural que produce la dolencia, dando una prioridad absoluta a los servicios que responden a la gama completa de las necesidades vitales de los seres humanos.

Mientras no se pruebe lo contrario, todos, tanto los ciudadanos del país como los extranjeros, consideramos como necesidades vitales la salud, el descanso, la comunicación, la lengua, la ciencia, la creatividad artística, la trascendencia, la historia, el deporte, la cultura propia conectada con la universal, etc. Si nuestro turismo atiende a estas necesidades, satisfará tanto a los españoles como a los extranjeros. Su demanda, al proceder de cada persona, viene tanto del interior como del exterior. Ninguna de estas necesidades está sometida a las veleidades de la moda. Nadie protestará porque se agoten ciegamente en un monocultivo los recursos privados y de subsidio que tendrían que destinarse a otros menesteres.

Veamos más concretamente por qué estamos interesados todos en que se supere el modelo de turismo de sol y playa:

El turismo de sol y playa comporta daños colaterales muy importantes tanto para las personas como para las comunidades locales. Entre los daños personales los hay sanitarios, como por ejemplo el terrible melanoma, y los hay morales, cuyo principal exponente es la alienación moral de quien reduce sus vacaciones a tomar pasiva y peligrosamente el sol, olvidando que hay múltiples maneras de emplear su tiempo libre para cubrir necesidades vitales que tiene descuidadas e insatisfechas. Entre los daños para las comunidades locales cabe destacar la ignorancia e incluso el desprecio del turista de sol y playa por la cultura y por el entorno que lo acoge. La consecuencia de esta actitud es la pérdida de estima de nuestro pueblo por su propia cultura y la ignominiosa depredación de la naturaleza, que tenemos todos la obligación de preservar.

La fidelidad en la demanda turística se obtiene únicamente de parte de quienes quieren a España por sus valores humanos, culturales y lingüísticos. No hay que esperarla de quienes reducen España al sol y a las playas. El olvido de este principio es el error más grosero que cometen los promotores de nuestro turismo.

Es ruinoso intentar competir con los países que comienzan ahora con el modelo turístico de playa y sol, porque sus precios son más baratos que los españoles para calidades comparables e incluso superiores.

Muchas de nuestras ciudades playeras han perdido todo encanto natural, por haber cometido errores urbanísticos capitales que han hecho de ellas lugares muy poco atractivos para la vida normal de la gente normal, en sus casas normales y en su medio ambiente normal. Todos tendríamos que sentirnos avergonzados por las anormalidades que hemos permitido que se cometan con los medios privados y sociales de que disponíamos para cubrir nuestras necesidades vitales.

Buena parte de la oferta actual española del modelo turístico de playa y sol tendrá que desaparecer, porque la falta de especialización y sobre todo de sentido común de sus equipos no le permitirá operar la necesaria transformación de modelo.

Lo que más necesitamos para pilotar el nuevo modelo son personas que tengan ante todo el sentido común de comprender que el turismo ha de ser la versión ampliada de la hospitalidad. Esta virtud, característica de todas las auténticas civilizaciones monoteístas, ofrece al viajero la ocasión de encontrarse en su propia casa, cuando de hecho se encuentra en la ajena. Las civilizaciones monoteístas no enajenan como las idolatrías, que se ponen a adorar cualquier cosa, sino que transfiguran en familiar al extranjero.

Pasado mañana muchas personas celebrarán en Andalucía el día de los Salvadores. A mí me gusta celebrar el día de mi santo con mi familia precisamente ese día, el 6 de agosto, porque de pequeño aprendí que el 6 de agosto era el día de la Transfiguración. Lo aprendí en Estepa, el pueblo duro, entrañable, laborioso y dulce en que nací, durante nuestra deplorable guerra fratricida, con peligro de muerte de mi madre y mía.

¿Por qué no llamar el modelo transfigurado “turismo de la hospitalidad”?

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(1) ectópico, ca.1. adj. Med. Que se produce fuera del lugar propio. Embarazo ectópico. DRAE

jueves, octubre 18, 2007

¿ Escuelas vs. hoteles ?

¿ Escuelas vs. hoteles ?

Permalink 17.10.07 @ 23:59:00. Archivado en Europa, Hoteles cervantinos, Hispanobelgas, España, Sociogenética, Convivencias europeas, Ética, Turismo cultural, Turismo lingüístico, Didáctica, Educación, Migraciones, Turismo universitario, Arquitectura y urbanismo, Turismo convivencial

Se me parte el alma cuando un empleado de hotel me confiesa que sólo trabaja durante la temporada alta, porque el resto del año su hotel cierra por falta de clientes.

Se me pone un nudo en la garganta cuando los padres de un niño me explican que tienen que meterlo en un autobús cada mañana, para que acuda a un colegio de pago que se encuentra a muchos kilómetros de su casa.

Me pregunto si efectivamente estamos en democracia cuando una pareja me hace comprender que no solamente se ve en la imposibilidad de adquirir una vivienda digna cerca de su lugar de trabajo, sino que la renta de la vivienda que alquilan, para albergar a su familia, compuesta por la pareja y por dos niños, les cuesta más de la mitad de lo que ganan trabajando fuera de casa los dos.

Sin poder remediarlo pongo en relación el problema del empleado de hotel sin trabajo durante los meses de invierno; el problema de los hoteles cerrados durante la misma temporada; el problema de la falta de escuelas en muchos barrios e incluso en muchas poblaciones de España y el problema de la vivienda.

Lo hago porque he encontrado personas cuyo drama consiste en ser víctimas de estos cuatro problemas a la vez.

Quien no haya encontrado este tipo de drama en cualquiera de nuestras poblaciones cuya monocultura es el turismo de sol y playa, que nos lo diga aquí a todos. Personalmente tengo la impresión de que esta persona tan mal informada no ha conversado con los empleados del gremio de la hostelería. Lo cual significa que cuando disfruta de la fórmula de turismo de sol y playa se desentiende totalmente de las personas que la hacen posible.

Me pregunto: ¿cómo son posibles estas graves incoherencias socio-económicas? ¿Cómo es posible que se hayan financiado hoteles de actividad exclusivamente estacional sin atender prioritariamente a la creación de escuelas y de puestos de trabajo de actividad continua? ¿Cómo es posible que se haya financiado este tipo de hoteles sin atender previamente a la necesidad vital de viviviendas dignas para los trabajadores de los mismos hoteles? ¿Quién tiene la culpa de estos gravísimos errores? ¿Qué fórmula socio-económica hay para salir de estas aporías?

Vamos a intentar responder lo más claramente posible, en diferentes artículos, a estas cuatro preguntas:

¿Cómo es posible esta grave incoherencia socio-económica?

¿Cómo es posible que se hayan financiado hoteles de actividad exclusivamente estacional sin atender prioritariamente a la creación de escuelas, de puestos de trabajo de actividad continua y de viviendas dignas para los trabajadores de la hostelería?

¿Quién tiene la culpa de estos gravísimos errores?

¿Qué fórmula socio-económica hay para salir de estas aporías?

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Imágenes: INFORMACIÓN GENERAL PARA ESTUDIANTES EXTRANJEROS de la Universidad Santiago de Cali. Esta información está destinada a "Los estudiantes, docentes e investigadores extranjeros que lleguen a cursar estudios o desarrollar labores de tipo académico en la Universidad Santiago de Cali". Para el alojamiento de estas personas, la Universidad ofrece la opción residencial entre Casas de familias y un Aparta Hotel Universitario.

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lunes, octubre 15, 2007

Jan Six, amigo de Rembrandt

Jan Six, amigo de Rembrandt

Permalink 15.10.07 @ 17:56:01. Archivado en Poética, Hispanobelgas, Arte, Pintura

Exposición en La Haya: "Retratos holandeses: la era de Rembrandt y Frans Hals". Bajo los nombres de estos dos prestigiosos retratistas, se exponen los mejores retratos del Siglo de Oro de la pintura holandesa. Cerca de 60, reunidos por la Real Pinacoteca Mauritshuis en una muestra que exhibe la euforia de una burguesía más que incipiente triunfante. La exposición estará abierta hasta el 13 de enero de 2008.

Centro hoy mi atención en Rembrandt, porque este artista "supone la culminación de la pintura barroca holandesa al mismo tiempo que su superación. Su genialidad y maestría hacen que haya sido considerado, desde siempre, como uno de los grandes genios de la pintura universal, suponiendo un caso diferenciado en la pintura holandesa del momento, ajeno a su desarrollo general". (E. Alegre Carvajal).

Si Velázquez está actualmente considerado como uno de los mayores pintores de la historia, cabe considerar a su coetáneo holandés, gran figura como él del barroco, como uno de sus mejores competidores en prestigio no solamente como retratista, sino también como pintor religioso y de grupos, disciplina esta última donde ambos son innovadores geniales. Recordemos que Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, uno de los mayores exponentes de la pintura española, nació en Sevilla en 1599 y murió en Madrid en 1660; mientras que Rembrandt nació en Leiden en 1606 y murió en Amsterdam en 1669.

Imagen: Jan Six
huile sur toile - 112 x 102
1654, Collection Six - Amsterdam.

Formato mayor.

Frits Duparc, director de la Mauritshuis, aseguraba al presentar la exposición: "para mí es el retrato más bello del mundo, el de Jan Six, pintado por Rembrandt en 1654".

En perfecto estado de conservación, refleja la familiaridad con que Jan Six, amigo de Rembrandt y alcalde de la capital holandesa, debía de tratar al maestro holandés. Parece que acaba de asomarse al taller y está quitándose los guantes para saludarle.

El cuadro, que no se había visto en el último medio siglo, pertenece a los descendientes directos de Jean Six.

Imagen: Autorretrato de Rembrandt en 1650, óleo sobre lienzo. Galería Nacional de Arte, Washington, EE.UU.

E. Alegre Carvajal.
Rembrandt (1606-1669)
Fuente: Enciclopedia Universal
DVD © Micronet S.A. 1995-2002.

Pintor y grabador holandés, nacido en Leiden en 1606 y muerto en Amsterdam en 1669, cuyo nombre completo era Harmenszoon Van Rijn Rembrandt.

Hijo de un molinero, su primera formación la recibe en Leiden, en la escuela latina, y asistiendo, en su juventud, durante algunos meses a la universidad. Pero su inclinación temprana a la pintura, hace que se dedique a ella bajo la tutela de Jacob van Swanenburg y más tarde como discípulo de Lastman. En 1625 se establece como pintor independiente, en sociedad con su amigo Jan Lievens.

Las primeras pinturas y grabados que realiza, en esta época, la mayor parte de temas religiosos, se encuentran bajo la influencia de Pieter Lastman y de los seguidores de Caravaggio en Utrecht. Evidente en obras como Cristo y los peregrinos de Emaús, donde presenta una agitación casi violenta, de personajes, y grandes efectos teatrales de luz. Pero en obras de 1630 como Jeremías profetizando, La destrucción de Jerusalén y la Presentación de Jesús en el templo, existe ya un claro distanciamiento de los modelos del maestro, reduciéndose los violentos contrastes lumínicos a una evocación de sombra que envuelve a los personajes, y dando una mayor interpretación emocional a los temas representados.

En estos momentos se inicia su atracción hacia el retrato, como género, realizando frecuentes estudios de rostros y autorretratos que se van a caracterizar por una enérgica y precisa interpretación fisonómica y una extraordinaria inmediatez. Esta actividad retratística le procura un rápido y clamoroso éxito en Amsterdam, ciudad en la que se instala en 1631. Donde pinta obras como La lección de anatomía del doctor Tulp, que rompe con el esquema tradicional del retrato de grupo holandés, mediante la implicación de todos los personajes en una misma acción. La penetración psicológica y el perfecto dominio técnico, se observa en Saskia sonriendo, Joannes Eliso, Mary Bockemolle, Hombre con atuendo oriental y Constructor naval y su esposa.

Junto a su importante actividad como retratista, realiza otra serie de obras de temas religiosos como La Pasión de Cristo, pintada entre 1633 y 1639, para el Statolder, o Noli me tangere y El rapto de Ganimedes. En estos cuadros irá avanzando hacia un cromatismo más cálido y dorado, de pincelada más suelta y libre; estos cambios se hacen más evidentes en los paisajes pintados en esos mismos años, de amplios cielos tempestuosos y rápidos resplandores.

Este período de fama culmina con su magnifica obra Compañía del capitán Banning Cocq, tradicionalmente conocida como La Ronda de Noche, pintada en 1642, donde los personajes aparecen desfilando de forma ruidosa, despreocupada y alegre, donde los contrastes lumínicos se utilizan como elementos ordenadores de la composición, conjugándose con el aparente desorden de las figuras en un todo unitario y magistral. Este cuadro representa el polo opuesto de las obras de aparato cortesano tan típicas del barroco de otros países.

A partir de 1642, se producen las pérdidas de su mujer y sus tres hijos en un breve espacio de tiempo; este hecho coincide con el descenso de la fama del artista, cuya obra se encamina a expresar los aspectos más espirituales de las escenas y los personajes, alejándose de las exigencias formales de la sociedad burguesa del momento.

Pese a la disminución de los encargos, sobre todo de retratos, y a su propia tragedia familiar, la capacidad y la actividad artística de Rembrandt no disminuye; de estos momentos son obras tan importantes como Betsabé, La sagrada familia, La Cena de Emaús, Aristóteles observando el busto de Homero, Joven bañándose en un arroyo, La lección de anatomía del doctor Deyman, Retrato de Familia, Hendrickje en la cama, Joven a caballo y sus autorretratos. Obras donde cultiva todos los géneros, de intensa emotividad, muchas de ellas consideradas obras maestras. Igualmente realiza gran cantidad de dibujos y grabados entre los que destacan Los tres árboles, Grabado de los cien florines o el Ecce Homo.

En 1656 Rembrandt se declara en ruina. Durante los años anteriores, pese a la reducción de sus ganancias, había seguido llevando una vida lujosa, desembolsando grandes sumas de dinero sobre todo en los objetos de sus colecciones, la gran pasión de su vida. Se vio obligado a deshacerse de todos ellos en tres grandes subastas, en las que se venden instrumentos musicales, joyas, reproducciones de mármoles antiguos, grabados de Mantegna y Miguel Ángel, obras de Rafael, Tiziano y Guido Reni, o telas de los siglo XVI y XVII. Desposeído de sus objetos, se traslada junto con Hendrickje Stoffels, su compañera, y sus dos hijos vivos, a un barrio popular de Jordaan, donde lleva una vida apartada y solitaria, aunque sigue pintando y realiza obras magistrales como La negación de San Pedro, Los síndicos de los pañeros, La novia judía, El juramento de los bátavos o los últimos autorretratos.

Rembrandt supone la culminación de la pintura barroca holandesa al mismo tiempo que su superación. Su genialidad y maestría hacen que haya sido considerado, desde siempre, como uno de los grandes genios de la pintura universal, suponiendo un caso diferenciado en la pintura holandesa del momento, ajeno a su desarrollo general.

En su pintura destaca el tratamiento que hace de la luz, profunda y antinatural, que dota a los cuadros de un halo de misterio, remarcado por el laborioso y complejo estudio del claroscuro. El espacio se define mediante la luz, que crea una atmósfera densa que envuelve a los personajes y matiza las formas, con focos que surgen del interior de los cuadros. En sus obras, especialmente en los retratos, tanto los objetos como los personajes están dotados de una gran espiritualidad. En sus temas religiosos, sobre todo los realizados a partir de la década de los años cuarenta, desarrolla un lenguaje absolutamente personal, cuyos personajes, están tomados de tipos populares, dentro de una marco arquitectónico anticlásico, y de profunda espiritualidad, que los aparta de cualquier elemento de solemnidad.

Museo Rembrandt

domingo, octubre 14, 2007

El protosímbolo de la hospitalidad

El protosímbolo de la hospitalidad

Permalink 13.10.07 @ 11:58:00. Archivado en Semántica, Pragmática, España, Sociogenética, Educación

Con cierta tristeza observé ayer, en directo por RTVEI, que algunos desaprensivos violaban con una manifestación partidista totalmente inoportuna el carácter sagrado del momento simbólico en que todos los demócratas españoles, representados por el Jefe del Estado, ofrecían la corona de laurel a la memoria de nuestros compatriotas muertos heroicamente al servicio de la paz internacional, con una referencia especial a los caídos recientemente en Líbano y Afganistán. Al cometer esta profanación, transformaban en acto de separación lo que pretendía ser un acto de unión. Nuestros ancestros socioculturales griegos calificaban al acto de separación de "diabólico" y al acto de unión de "simbólico", por derivar el primero de "diabállo", que significa 'separar', y el segundo de "symbállo", que significa 'unir'.

A modo de reflexión pedagógica, para evitar en el futuro la repetición de este tipo de actos desaprensivos, ofrezco aquí a mis lectores la sociogenética de los ritos de simbolización, en toda su belleza humanista, recordando que la necesidad de reconocerse las personas de una misma familia que por un tiempo vivieron separadas, dio lugar al nacimiento de un instrumento eficaz de reconocimiento, que hizo posible la práctica segura de la hospitalidad como una manera de solidaridad entre los humanos, a pesar de los olvidos que hubiera podido provocar la separación espacio-temporal. Esta es la razón de referirnos al símbolo de la hospitalidad como el "protosímbolo" por anonomasia.

Imagen: © Sagabardon, Protosímbolo, Wansin, 13.10.07.

El signo de la convención de hospitalidad

El primer sentido que observamos en griego para la palabra σύμβολον (sýmbolon) es el de signo convencional de reconocimiento por fragmento complementario entre personas de dos familias ligadas hereditariamente por una convención de hospitalidad. Esta relación convencionada es fundamental en la realidad de la sociedad homérica como en los términos que se refieren a ella.

Como lo subraya magistralmente Emile Benveniste en su estudio del vocabulario de las instituciones indo-europeas, “para comprenderla plenamente hay que representarse la situación del ξένοϛ (xénos) , del “huésped” de visita en un país donde, como extranjero, está privado de todo derecho, de toda protección, de todo medio de existencia. Sólo encuentra acogida, alojamiento y garantía en casa de aquél con quien está en relación de φιλότηϛ (filótes) , relación materializada por el σύμβολον (sýmbolon), signo de reconocimiento, anillo roto del que los dos elementos de la pareja convencionada conservaban las dos mitades concordantes.

El pacto concluido bajo el nombre de φιλότηϛ (filótes) transforma a los contrayentes en φίλοι (fíloi), y a partir de entonces quedan comprometidos a la reciprocidad de prestaciones que constituye la “hospitalidad”. Por esto precisamente el verbo φιλέω (filéô) expresa la conducta obligada de quien acoge en su hogar al ξένοϛ (xénos) y lo trata según la costumbre ancestral. Los héroes de Homero insisten mil veces sobre estos lazos: “soy yo, dice Anténor, recordando una visita que le hicieron Ulises y Menelao, soy yo quien los albergaré y los hospedaré en mi casa” (Il. 3, 207)” (1).

La materialidad de este signo estaba constituida originariamente por los dos fragmentos complementarios (llamados en griego símbolos) de un objeto de la vida en común, como un vaso, un plato, o, sobre todo, un anillo partido en dos pedazos, cada uno de los cuales era conservado por una de las dos personas que concluían la convención de hospitalidad. Esta persona transmitía luego a sus hijos el fragmento complementario (el símbolo), con la intención de mantener la convención de hospitalidad entre las dos familias a través del tiempo y del espacio. La reunión de ambos fragmentos complementarios (de ambos símbolos) en un todo perfectamente ajustado, con ocasión del reencuentro de miembros de ambas familias, constituía la prueba de la autenticidad de las personas que aportaban las dos partes.

En el Medea de Eurípides Jasón ofrece a Medea este tipo de regalo, una alianza hereditaria representada por el símbolo, que le garantizaría el que sus hijos y ella misma fueran bien recibidos en el futuro por su propia familia. El rechazo de Medea, argumentado por el dicho de que “regalo de malo no aporta nada de bueno”, es comentado por Jasón proclamando ante los dioses que su deseo era de ayudar a Medea y a sus descendientes, pero que la arrogancia de Medea al desechar su buena voluntad amplificará en el futuro su propia desgracia, puesto que será un futuro sin reconocimiento de hospitalidad ni para ella ni para sus hijos (613-626).

La autenticidad del “reencuentro” se acreditaba por medio del rito sintético del reconocimiento, que consistía en la “reunión” de los dos fragmentos complementarios, de los dos símbolos, de manera que se reformara en su integridad el objeto de vida en común, bajo la mirada de la familia hospitalaria. La materialidad del objeto de vida en común “reunificado” significaba la autenticidad del “reencuentro” de las personas.

Platón ha reflejado admirablemente en el Banquete el valor antropológico que este sentido de “reencuentro” por reconocimiento llegó a tomar entre los griegos no sólo como reconocimiento de los derechos convencionales del otro, cuyo signo metafórico es la “reunificación” de los dos fragmentos complementarios, sino como reconocimiento del otro mismo en cuanto parte perdida de sí mismo: si los seres humanos desean reencontrarse mediante el amor, es porque cada uno de ellos es un fragmento complementario, un símbolo, en búsqueda del otro fragmento complementario, del otro símbolo, que le falta para constituir con él un todo:

“Cada uno de nosotros es una fracción complementaria de hombre, y, cortado como ha sido, al igual que los lenguados (peces que tienen los ojos de un sólo lado), es el desdoblamiento de una cosa única: se sigue de ello que cada uno de nosotros anda constantemente a la búqueda de la fracción complementaria de sí mismo”. (2)

El verbo συμβάλλω (symbállo) significa transitivamente “reunir”, “poner junto”, e intransitivamente “juntarse”, “encontrarse”: la persona que venía de fuera era reconocida como beneficiaria de una relación de hospitalidad; la persona que recibía en su casa se reconocía a sí misma como obligada por esta misma convención de hospitalidad.

Fuente : Salvador García Bardón, Lexicología española: semántica sincrónica, Capítulo III : Los axiomas de la Red intencional de creencias. 5.6.6.1. El signo de la convención de hospitalidad. Diffusion Universitaire Ciaco, Lovaina la Nueva, 1992.

(1) Emile Benveniste, Le vocabularie des institutions indo-européennes, Les Editions de Minuit, Paris, 1969, p.341. La traducción es nuestra.

(2) Platón, SYMPOSION, 191 b d. La traducción es nuestra.

Imagen: © Sagabardon, Protosímbolo, Wansin, 13.10.07.