miércoles, junio 25, 2008

Conocer a la mujer es nuestro mejor saber

Conocer a la mujer es nuestro mejor saber

Permalink 25.06.08 @ 18:20:20. Archivado en Escritura bloguera, Sociogenética, Antropología, Antropología conyugal, Pro amicitia universale, Ética, Arte, Educación

Una amiga madrileña, llamada María Jesús, me ha hecho llegar, con la expresión de su generoso cariño femenino, la imagen de un bebé que hace un guiño con su ojito derecho como invitándome a que le siguiera, para tomar conocimiento de un mensaje importantísimo que María Jesús nos comunicaba esta mañana a todos su amigos en el blog que mantiene en MySpace.

Ver los guiños del "Bebé feliz".

He aquí el mensaje público con que respondí a María Jesús, en los comentarios de su perfil multimediático, tras haber leído el hermoso contenido de su post:

Querida María Jesús: Tengo la suerte de saber lo que quiere la mujer casi desde que nací. Figúrate que, apenas nacido, una constelación de mujeres formaron alrededor de mi cuna una auténtica vía láctea de ternura y generosidad que me salvó la vida. La conclusión instintiva que yo saqué de un amor tan vivificante fue que, en lugar de una sola madre, la naturaleza me había ofrecido tantas madres como mujeres me habían amamantado. Mi padre se encargó de presentármelas una por una, cuando yo le servía de secretario aspirante a médico en su consulta ginecológica. Ésta fue sin lugar a dudas mi mejor preparación para ocuparme de vosotras toda mi vida, porque de amarlas a ellas pasé a amaros a todas como los seres más amables que ennoblecen nuestro pequeño planeta.

Te envío un abrazo cordial, haciéndote el guiño del bebé agradecido y agradeciéndote que divulgues ese secreto a voces de las mujeres, del que Internet se hace eco esta misma mañana en mil noventa páginas.

¿Qué nos revelan esas mil noventa páginas que Internet consagra a divulgar por el mundo ese secreto a voces, que quienes respetamos y amamos a las mujeres conocemos desde que descubrimos la verdad del amor femenino que sostiene el mundo?

Yo resumo así el mensaje de este texto anónimo, que los blogueros de todo el mundo hispanohablante reproducen haciéndolo suyo sin ánimo de cometer un plagio:

El hombre conoce a la mujer sólo si sabe lo que ella quiere y lo que no quiere de él; si sabe lo que ella busca y lo que no busca en él; si no ignora lo que ella le ofrece y lo que no desea que él le dé; si es consciente de lo que ella espera y de lo que no espera de él; si no olvida lo que no es ella para él y lo que ella en si misma es.

He aquí el texto primitivo, Anónimo y sin Título, cuyas repeticiones formales, particularmente visibles en mi reproducción, revelan la sencilla trabazón de su estructura semántica y pragmática:

La mujer no quiere una mirada, quiere una sonrisa.
La mujer no quiere compañía, quiere presencia.
La mujer no quiere llanto, quiere lágrimas.
La mujer quiere lo que es más sencillo otorgar.

La mujer no busca una mano, busca tacto.
La mujer no busca momentos, espera acontecimientos.
La mujer no busca tu risa, espera tu alegría.

La mujer ofrece, lo que siempre has podido dar.

La mujer no desea un cuerpo, desea un abrazo.
La mujer no desea halagos, desea palabras.
La mujer no desea unos labios, desea un beso.
La mujer no desea ser persona, desea ser mujer.

La mujer no espera tu tiempo, espera tiempo contigo.
La mujer no espera pasión, espera romance.
La mujer no espera sexo, espera amor.
La mujer no espera belleza, espera que la hagan sentirse bella.

La mujer es mujer, no la trates como a un hombre.
La mujer es mujer, no es física, es sentimental.
La mujer es mujer, no es cuerpo, es corazón.

La mujer no eres tú, no la trates como esperas que te traten.
La mujer no es para poseer, es para admirar.
La mujer no es para convencer, es para amar.
La mujer no es para conocer, es para entender.
La mujer no es lo que tú crees, ella es mucho más.
La mujer no es un rostro, es un todo.

La mujer no es difícil, es misteriosa.
La mujer no es tacto, es caricia.
La mujer no es la espina, es la rosa.

Como lingüista y filólogo me gustaría descubrir quién es el Autor anónimo de esta serie de apotegmas (1), que yo tituto aquí, evocando su intención: "Conocer a la mujer es nuestro mejor saber"

-oOo-

(1) apotegma.

(Del lat. apophthegma, y este del gr. apóphthegma).

1. m. Dicho breve y sentencioso; dicho feliz, generalmente el que tiene celebridad por haberlo proferido o escrito algún hombre ilustre o por cualquier otro concepto.

DRAE.