viernes, julio 09, 2010

Crisis del clero católico

El teólogo y antiguo prorrector de la UCL Gabriel Ringlet considera que la Iglesia debe practicar un discurso ético sobre la sexualidad más positivo y más valorizador, con el fin de luchar contra los abusos de su clero. La Iglesia debe también preguntarse sobre el modo de vida de este clero, compuesto por los obispos, sacerdotes seculares y religiosos.
Yo añadiría que la jerarquía de la Iglesia católica debe renunciar al clericalismo, raíz de todos los abusos de confianza y de poder de “los mercaderes del Templo”, que desde el interior de la Iglesia misma la traicionan.
Esta renuncia, claramente exigida en el Evangelio por Jesús a sus apóstoles, pondría en evidencia a quienes desde dentro del clero traicionan a la Iglesia, sirviéndose de ella para sus intereses particulares, y haría volver a la Casa Común a los fieles, tanto laicos como clérigos o religiosos que, siguiendo a Jesús, practican la pobreza evangélica.
La terrible crisis de credibilidad que atraviesa la Iglesia católica a causa de los escándalos de su clero, se ha visto brutalmente amplificada por la revelación de la vida depravada del fundador de los legionarios de Cristo y por el tsunami de informaciones fidedignas sobre las agresiones sistemáticas cometidas por clérigos y autoridades de la jerarquía, contra niños y jóvenes inocentes confiados a su cuidado pastoral.
Todavía no se ha hablado de manera tan masiva de los abusos cometidos sistemáticamente por elementos descarriados del clero y de su jerarquía contra las mujeres. Este escándalo está por llegar.
Tampoco se ha hablado de quienes, perteneciendo al clero, traicionan sistemáticamente a la Iglesia, sirviéndose de ella para sus intereses económicos particulares.
Ayer, a las siete y cuarenta y cinco de la mañana, pude seguir en directo una entrevista radiofónica con Gabriel Ringlet sobre los clérigos pederastas belgas ante la justicia de su país. He aquí su contenido, para cuya traducción he tenido en cuenta el original del texto hablado en francés, disponible en rtbf.be info, y su versión escrita y parafraseada por el entrevistador. He adoptado como título de la entrevista una frase que me parece más adecuada al conjunto del texto oral que la elegida para su versión escrita en francés. También he clarificado los títulos de los párrafos.

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Los clérigos pederastas ante la justicia belga

Entrevistado por Bertrand Henne, Gabriel Ringlet, sacerdote, teólogo y antiguo prorrector de la UCL piensa que la Iglesia Católica “no fue suficientemente diligente” para proteger a los niños de los abusos sexuales y “que durante mucho tiempo ni siquiera tuvo conciencia de la amplitud del problema de la pederastia, que actualmente está hundiendo en el desprestigio a la Iglesia católica. “Personalmente estoy muy herido por la amplitud de lo que sucede; lo están igualmente muchos colegas y muchos católicos. Precisamente porque nos sentimos afectados en el núcleo de la buena nueva del evangelio, en su mensaje de libertad, sobre todo interior, cuyo afán es poner de pie a los más débiles y a los más frágiles”.

“Un vicio de construcción” en el aprisco del Buen Pastor
“La amplitud” de este fenómeno es para Gabriel Ringlet “una sorpresa. Ya había estado bastante cerca de estas cuestiones, por haber seguido muy de cerca el asunto Julie y Mélissa, al haber acompañado durante varios años a los padres de estas niñas. Ya había recibido en aquella época una serie de testimonios de gente que hablaba por la primera vez. Pero la amplitud que este problema acaba de tomar me parece inmensa.
Dicho esto, no querría absolutamente que se aislara a los pederastas. Finalmente ellos mismos son a veces víctimas. Por supuesto la justicia debe trabajar plenamente, pero es necesario también preguntarse sobre qué terreno pudo nacer un día esta pederastia.
Cuando oigo la actualidad, me digo a veces que se está delante de un aprisco. Se está declarando fuerte y claro que hay una serie de ovejas negras que deben ser eliminadas absolutamente. ¿Nos preguntamos suficientemente sobre los cimientos de este aprisco? ¿No hay finalmente en alguna parte un vicio de construcción?
Pienso que la Iglesia tiene un discurso sobre la sexualidad que es o angélico, o totalmente negro y negativo: el mundo está pervertido, estamos en una cultura de muerte. Un discurso muy muy negro o, por antítesis, un discurso que consiste en mostrar el Everest, como si todo el mundo fuera capaz de escalar el Everest. Encuentro que ese discurso tiene un terrible efecto perverso, ya que conduce a una cierta inmadurez sexual. No hay que aislar a los clérigos: hay mucha más pederastia, incluso entre la gente casada, la que no es madura a nivel sexual. La Iglesia no va a salir de su atolladero actual simplemente estigmatizando a los culpables; debe cuestionarse sobre su propia cultura, su propio discurso”.

“Quien se encarama muy alto puede resbalar y caer muy rápidamente”
Gabriel Ringlet prosigue: “Pienso que la Iglesia debe preguntarse también sobre el estilo de vida que impone a los sacerdotes. No creo que el celibato como tal conduzca necesariamente a más pederastia. Mientras que un método de vida aparte del común, en el que el sacerdote no ejerce un oficio análogo al de sus contemporáneos, en el que incluso se viste de manera diferente, da como resultado que se le considere un poco como un hombre sacralizado, como un hombre que está fuera del mundo. Esto es extremadamente peligroso, porque cuando alguien está en esa postura puede resbalar y caer muy rápidamente. Y eso también puede volverle inmaduro.
Así pues, si la Iglesia no trabaja a la vez sobre su discurso ético (que debe ser mucho más positivo, mucho más alentador, mucho más valorizador) y sobre el estilo de vida de los sacerdotes, no llegará al final de esta terrible crisis”.
Según Gabriel Ringlet, si la ley del silencio reinó durante tanto tiempo, es porque “por una parte, los responsables de la Iglesia no tuvieron en cuenta la amplitud del fenómeno. Y la segunda razón, es porque siempre se ha querido lavar su ropa sucia en familia. Del lado del corazón mismo de la Iglesia, se consideraba que ese asunto se debía administrar entre la gente de la casa. El discurso de transparencia es muy reciente, así como el hecho de decir que la justicia de los hombres debe ocuparse del asunto”.
Gabriel Ringlet "cree que el cardenal Danneels, cualesquiera que sean lo hechos que se hayan cometido, participaba en un sistema más amplio, vigente en otros países como en el nuestro. Y era un poco grave que no haya tenido esta lucidez. Pero eso ya sucedía en la cumbre de la Iglesia”.

“Espectacularización” de la justicia
Para Gabriel Ringlet, la propia Iglesia “no debe mezclarse para nada en una comisión, como era el caso antes. Es indispensable que las víctimas dispongan de un lugar donde puedan hablar en total seguridad y con plena confianza. Y en este punto la justicia está al pie del muro. Que ella misma haga esta comisión”.
Sobre la polémica que nace de la manera en que la justicia trabaja, Gabriel Ringlet lamenta la “espectacularización. Que la justicia investigue, claro que sí; que haya registros, es absolutamente normal. ¿Pero por qué con esta visibilidad? ¿Por qué este espectáculo? Esta comisión era una buena intención, pero el infierno está empedrado de buenas intenciones”.
Hay una forma de lucha de poder entre estas dos grandes instituciones que son la Iglesia y la justicia, considera Gabriel Ringlet: “La Iglesia tiene de verdad la culpa de crisparse sobre esta cuestión, porque pienso que estamos en un Estado laico, que debemos estar en un Estado que es políticamente laico, pluralista y que ninguna institución, tanto una iglesia como una laicidad, ninguna institución puede substituirse al Estado, sobre ningún plano. Pero lo que habría que evitar es que haya corrientes que tengan el deseo de herir simbólicamente a una institución particular. Sería completamente injusto. El papel del Estado es procurar que cada institución particular se exprese lo mejor posible en su propio lenguaje”.
Con respecto a la actitud de Benedicto XVI sobre estas cuestiones, a Gabriel Ringlet le gustaría mucho que el “papa, hoy, pronuncie un discurso que sea alentador, que anime al público, que exponga el corazón del evangelio, más bien que estar a tal punto crispado y a tal punto a la defensiva. Mientras la Iglesia esté a la defensiva, no se llegará a progresar sobre estas cuestiones”. Benedicto XVI debería ser capaz de operar este cambio de discurso “si de verdad permitiera a la base asumir sus responsabilidades, es decir, si viviera de verdad la colegialidad. Lo que no es el caso por el momento”.

Fuentes orales y escritas de la entrevista de B. Henne: rtbf.be info
Colaboración Escrita de A.L con B. Henne

08.07.10 @ 23:57:58. Archivado en Sociogenética, Ética, Religiones, Educación, Pro justitia et libertate, Bélgica