La unidad hace la fuerza
16.05.07 @ 17:43:00. Archivado en Europa, Sociogenética
Nicolás Sarkosy, nuevo presidente de la república francesa, ha sellado su discurso de toma de posesión abrazando y besando tiernamente a su esposa Cecilia.
Este gesto conyugal, cuyo simbolismo interpela a los franceses, amenazados por los demonios de la desunión tanto en las familias como en la sociedad, se ha transformado inmediatamente en el mejor icono de la unidad que el nuevo presidente desea para crear una Francia fuerte.
En el plano de la gestualidad, el beso conyugal, no previsto por el protocolo, da cuerpo a las frases que el presidente ha consagrado en su discurso inaugural a la prioridad del Bien Común como objetivo de los esfuerzos y de la ilusión de todos los franceses: "Estoy dispuesto a trabajar con todos los que aman el país; para mí el servicio a Francia es una fe... Para servir a Francia no hay campos, sino solamente las competencias, las ideas y las convicciones de aquellos que ponen por delante el interés general".
Es sabido que el presidente, favorable a abrir su Gobierno tanto al centro como a la izquierda, ya ha ofrecido importantes ministerios a antiguos ministros socialistas del presidente François Mitterrand. La misma voluntad de abertura ha quedado ilustrada por el gesto de haber confiado al portavoz de Mitterrand, el escritor Max Gallo, la introducción del homenaje a las treinta y cinco jóvenes resistentes víctimas de los nazis, a los que mató la Gestapo en el Bosque de Boulogne en agosto de 1944, justo antes de la liberación de París. Esta ceremonia ha tenido lugar esta tarde en el lugar de los hechos, muy cerca de la localidad de Neuilly de la que fue alcalde y diputado Nicolás Sarkozy.