martes, octubre 19, 2010

"Soy una mamá humana: por eso doy leche humana a mis hijos"

 

La mamá que ama a su bebé, lo amamanta siempre que puede hacerlo. Esta facultad es para ella una obligación, un placer y un derecho que la sociedad tiene el deber de respetar escrupulosamente.
Ella sabe como nadie que la mejor manera de alimentarlo y amarlo es amamantarlo.
También sabe que para el bebé el mamar es la mejor manera de amar y sentirse amado, porque lo es siendo alimentado. Como un náufrago recuperado de la muerte segura que le acecha en todo momento, se abraza a los pechos de su madre con cuya leche y ternura se alimenta amando y sintiéndose amado.
Si para la madre amamantar es amar, para el bebé mamar es ser y sentirse amado.
La madre que pudiendo hacerlo no se decide a dar de mamar a su bebé, renuncia a descubrise a sí misma, privándose de la manera más concreta e incomprensible de la apasionante obligación materna de amamantar. Esta obligación es tan exigente como placentera y calificadora, al ser distintiva de la mujer como "mamá":
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María del Mar Gallardo me dijo el 17 Enero 2009, 20:03:
Mi querido Salvador: Te confieso que en el momento tan apurado que vivimos, con la enorme presión de las crisis de todo tipo, tu serie de artículos sobre el amamantamiento me sienta como un licor milagroso, que despierta en mí los sentimientos más profundos de amor por la vida.
No es un secreto para ti, que conoces tan bien los recovecos del alma y del cuerpo femeninos, que el deseo de engendrar y de amamantar es de los más fuertes que hay en lo más profundo de nuestro ser. Personalmente puedo testimoniar de que ese deseo no solamente lo experimento, sino que estoy dispuesta a hacer los mayores sacrificios para saisfacerlo.
Tengo la impresión de que si yo no amamantara, teniendo un bebé, me daría vergüenza de que mis pechos llamaran la atención sólo por otras razones, que evidentemente también comprendo. Pienso, por ejemplo, que si yo le gusto a un hombre porque mi pechos son bonitos y provocan su amor, me disgustaría que no acceptara que esos mismos pechos serían todavía más bonitos si él los viera como los de la futura madre de sus hijos, dipuesta a amamantarlos.
Como ves mi secreto es "un secreto a voces". Un beso por haberme dado la ocasión de expresarlo.
17 Enero 2009, 20:03
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Soy una mamá humana: por eso doy leche humana a mis hijos
por Ileana Medina Hernández, Madre, periodista y bloguera

Primero fue Amparo Rubiales, luego Edurne Uriarte, hace unos días Celia Amorós. Hoy, el suplemento dominical del periódico El Mundo se atreve a dedicarle su portada al tema de la lactancia materna, comparando a las mujeres que amamantamos con vacas. El artículo lo firma Carmen Machado, y es evidente que no es nada objetiva, sino que pretende desprestigiar la lactancia materna.
Una portada vergonzosa, que quedará  para siempre guardada en los archivos de la historia de la ESTUPIDEZ HUMANA, como constancia del desvarío al que puede llegar esta sociedad deshumanizada. Algún día -no muy lejano- se avergonzarán de ella.
En realidad, no sé si reírme o llorar. No me ofende en absoluto. "Ladran, Sancho, luego cabalgamos". Están quizás asustados, porque cada niño que mama es un niño que deja de consumir leche de bote y todos los aparatejos que conlleva, y un ser humano que será feliz y saciado en el futuro, y por tanto, más libre y difícil de manipular.
Hasta me alegra que al fin salga el debate a la prensa generalista. Pero este artículo de El Mundo podría incluso incurrir en un delito de atentado contra la salud pública.
Esta es la carta que he enviado al Director de ese periódico (obligada a 20 líneas):
Señor director:
Soy una mamá humana: por eso doy leche humana a mis hijos. Vaca será quien le da leche de vaca a los suyos. Las crías humanas merecen ser alimentadas con leche humana, no con leche para terneros.
Y ello no está reñido con trabajar: la misma Liga de La Leche ha publicado un libro muy importante sobre amamantar y trabajar: Las hijas de Hirkani. Somos multitud las mujeres que trabajamos y amamantamos, a pesar de todos los obstáculos que la sociedad patriarcal nos pone para ello.
Y si a las mujeres nos discriminan de nuestros empleos por amamantar, lo que hay que cambiar es al DISCRIMINADOR, no a las mujeres ni a la maternidad ni a la crianza. Es el sistema productivo-laboral el que tiene que cambiar para adaptarse a la maternidad, a la paternidad y a la crianza, y no al revés.
La lactancia no exime al hombre de la crianza, porque el padre puede ocuparse de todo lo demás: bañar, acariciar, jugar, masajear, vestir, comprar, apoyar, hacer las tareas domésticas... De lo que se trata es de que todos reforcemos el amor y el contacto con nuestros hijos. Ellos lo merecen, el futuro lo necesita.
El artículo publicado por su suplemento dominical es vergonzoso, discriminatorio, ofensivo y machista. Y quedará para siempre en los archivos de la historia de la estupidez humana.
La leche materna no sólo es mejor para los bebés, también es lo mejor para el planeta. El embarazo, el parto y la lactancia son parte de la sexualidad femenina, y como tal, las mujeres tenemos derecho a disfrutarlos, y a no ser discriminadas por ello.
Los argumentos en contra de la lactancia que se citan en el artículo son ridículos y muy mal fundamentados. Por ejemplo, el equipo más importante de España en investigación en materia de lactancia, ha dicho recientemente que el 90% de los medicamentos es compatible con la lactancia. Y si lactar puede ocasionar mastitis, no lactar aumenta las posibilidades de padecer cáncer de mama. No hay por donde cogerlo.
Saludos,
Ileana Medina Hernández
Madre, periodista y bloguera
Más artículos míos sobre lactancia, maternidad y feminismo:
La lactancia como aliada de las madres trabajadoras
Feminismo, maternidad y política: ¡cambiemos el mundo!
¿Qué es el instinto maternal?

 

Permalink 18.10.10 @ 16:00:00. Archivado en Sociogenética, Antropología conyugal, Ética, Educación, Pro justitia et libertate, Ciencias biomédicas, Alimentación