lunes, noviembre 06, 2006

¿"Moza de pelo en pecho" en El Quijote?

¿"Moza de pelo en pecho" en El Quijote?

Permalink 06.11.06 @ 16:40:00. Archivado en El Quijote

La edición de Bruselas de 1607, cuyo sentido crítico no pone en duda ningún editor, descarta esta corrección, introducida a partir de la 3.ª ed. de Cuesta, reenforzando el texto de la editio princeps de 1605. Así pues, Sancho no califica a Dulcinea de "moza de pelo en pecho", sino de "moza de pelo en pelo", I.25.48.

moza… de pelo en pelo: 'valiente, pero sin ningún aderezo'. En la ed. pr. Sancho dice de Dulcinea que es moza… de pelo en pelo, I.25.48.

Muchos editores siguen la enmienda de la 3.ª ed. de Cuesta, donde se lee: moza… de pelo en pecho, locución cuyo significado es: 'valiente' :: 'que no se asusta ante los peligros o dificultades'.

A nuestro entender, como al entender del editor bruselense, no es imposible que una vez más Sancho (Cervantes) haya empleado una locución popular reemplazando la palabra que no le convenía («pecho») por otra («pelo»), tomada de una locución en parte parecida y en parte diferente, con el fin de que el efecto producido fuera heredero de los sentidos de ambas locuciones.

Como Dulcinea era con todo una mujer (en cuyos pechos no caben sin desdoro ni pelos ni miradas), aunque con olorcillo algo hombruno, «con el mucho ejercicio», I.31.14, Sancho decide reemplazar la palabra «pecho» por la palabra «pelo», lo que da: moza… de pelo en pelo, lo cual hace que la nueva locución herede el sentido de las dos que la han hecho posible: 'valiente, pero sin ningún aderezo': «Estar en pelo o entregar en pelo la bestia, es darla sin ningún aderezo.», Cov. 859.b.25.

-oOo-

He aquí nuestra lectura de la réplica de Sancho, en la página 245 de la edición bruselense de 1607:

46. —¡Ta, ta! —dijo Sancho—. ¿Que la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo?
47. —Ésa es—dijo don Quijote—, y es la que merece ser señora de todo el Universo.
48. —Bien la conozco—dijo Sancho—, y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pelo, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviere por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y aunque estaban de allí más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre. Y lo mejor que tiene es que no es nada melindrosa, porque tiene mucho de cortesana: con todos se burla y de todo hace mueca y donaire. Ahora digo, señor Caballero de la Triste Figura, que no solamente puede y debe vuestra merced hacer locuras por ella, sino que, con justo título, puede desesperarse y ahorcarse; que nadie habrá que lo sepa que no diga que hizo demasiado de bien, puesto que le lleve el diablo. Y querría ya verme en camino, sólo por vella; que ha muchos días que no la veo, y debe de estar ya trocada; porque gasta mucho la faz de las mujeres andar siempre al campo, al sol y al aire. Y confieso a vuestra merced una verdad, señor don Quijote: que hasta aquí he estado en una grande ignorancia; que pensaba bien y fielmente que la señora Dulcinea debía de ser alguna princesa de quien vuestra merced estaba enamorado, o alguna persona tal, que mereciese los ricos presentes que vuestra merced le ha enviado, ...

-oOo-

El feminismo argentino ha dado recientemente un eficaz sentido paródico a la locución nominal chica de pelo en pecho, que hasta hace poco era, en lenguaje coloquial, un eufemismo para referirse a un hombre afeminado. He aquí una explicación reciente del sentido innovador de esta locución paródica por Moira Soto, en Página/12:

Viernes, 14 de Julio de 2006
talk show

Chicas de pelo en pecho
Por Moira Soto

Ni transexuales ni transformistas ni travestis: sólo actrices componiendo personajes masculinos con buenos recursos y con el claro objetivo de poner de manifiesto, con humor paródico, el sexismo cotidiano, los más rancios estereotipos machistas, la misoginia naturalizada y también ¿por qué no? algunas simpáticas técnicas de seducción cantada. No se trata pues del recurso habitual del personaje femenino de ficción que se traviste para conseguir algo, sino de chicas haciendo de varones de pelo en pecho, en la cara en algunos casos: hinchas de fútbol, marines, un juez bien argentino, cantantes de distinto registro.
Etc.

Cometen un evidente anacronismo semántico los editores y comentadores que atribuyen a la modernidad de Cervantes cualquiera de estos dos sentidos. Aunque esta modernidad es indiscutible, no hay por qué transformarla en la panacea universal de la modernización.