viernes, mayo 25, 2007

Inventar otra Marbella, más bella, 2/2

Inventar otra Marbella, más bella, 2/2

Permalink 25.05.07 @ 12:15:00. Archivado en Europa, España, Pro amicitia universale, Ética, Turismo convivencial

No será la primera vez que Marbella se invente a sí misma. El error de ciertos promotores del turismo, que no de todos, ha consistido en creer que son ellos los inventores de esta antiquísima ciudad, exuberante de vida propia, a pesar de su edad venerable, confundiendo la reciente época del turismo con toda una historia multisecular.

Los primeros asentamientos humanos de Marbella se remontan al Paleolítico. Más tarde, tras haber conocido la llegada por mar de fenicios (alrededor del año 1100 antes de Cristo), griegos (que fundaron sus colonias en la costa mediterránea de Iberia, nombre que dieron a la península), cartagineses (entre la primera y segunda de las Guerras Púnicas entre Roma y Cartago) y de otros pueblos navegantes, se convirtió en un importante asentamiento romano, (derrotada Cartago, Roma iniciaría una paulatina ocupación de la península, que se prolongaría a lo largo de casi 200 años), época durante la cual Marbella alcanzó un alto grado de esplendor, que en parte preservaron los aliados y herederos visigodos de los romanos, que vinieron a Hispania para pelear contra los invasores suevos, alanos y vándalos.

La llegada de los árabes y bereberes, bajo el signo de la conquista musulmana, a comienzos del siglo VIII, puso fin a la época visigótica, cuyos responsables habían olvidado que Marbella era una marca que había que proteger de los invasores marinos. El año 711, tras la victoria de los árabes frente a los godos en la Batalla de Guadalete, se inició la invasión musulmana de la península Ibérica, convirtiéndose ésta en un emirato, o provincia del imperio árabe llamada al-Ándalus, con capital en la ciudad de Córdoba.

Los musulmanes, que retuvieron la lección de su propia victoria sobre los imprudentes cristianos, dieron un carácter eminentemente defensivo y militar a su propia dominación de Marbella, que duraría hasta que fue reconquistada en el año 1485 por el rey Fernando, que le otorgó el rango de ciudad.

En otras ocasiones nos ocuparemos de evocar la inventividad de los marbellíes durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Conviene recordar aquí, para compensar nuestro silencio sobre esta época, que los pescadores marbellíes han sido siempre conocidos entre los más industriosos de la cuenca mediterránea. La Cofradía de pescadores es una de las realidades sociales más representativas del espíritu solidario de la sufrida y hacendosa ciudadanía popular de Marbella.

Durante el siglo XIX, Marbella vivió un espectacular desarrollo económico, motivado por la explotación de los recursos mineros de Sierra Blanca, transformados en los altos hornos, los primeros de España, instalados junto al Río Verde, así como por la creación de la Colonia Agrícola de San Pedro Alcántara, embrión del más populoso barrio de Marbella, colonia considerada como modelo en su época, que se tradujo en el crecimiento de su trazado urbano.

En la primera mitad del siglo XX, la decadencia de las actividades mineras, siderúrgicas y agrícolas sumió a la ciudad en un preocupante estancamiento, cuyo signo más visible era todavía en 1957 la presencia de restos abandonados de instalaciones portuarias mineras.

Señalamos el año de 1957, porque el 4 de julio de este año se inauguró el hotel El Fuerte de Marbella, entre cuyos primeros clientes habituales figuraba el ingeniero vasco que se ocupaba de los restos de la mina marbellí, siendo así uno de los testigos privilegiados del discreto resurgir de Marbella, a partir de entonces, por obra de quienes como don José Luque Manzano, fundador del hotel marbellí, un hotel al servicio de Marbella y de sus amigos visitantes de España y del extranjero, creyeron en las excepcionales condiciones de Marbella para el turismo de estilo familiar.

La presencia de Walt Disney en El Fuerte, pasando unas vacaciones en el hotel en 1958, un año apenas después de su fundación, no sólo puso el nuevo hotel marbellí en las guías internacionales, sino que confirmó la intuición de José Luque Manzano de que su hotel se convertiría en un referente local, nacional y mundial de una nueva industria, la del viajero profesional y la de las personas que con su trabajo han merecido el descanso en el seno de una gran familia hospitalaria como sería la suya.

Las elecciones del 27 de mayo nos dan la ocasión de inventar otra Marbella más bella, la Marbella que ha sabido conjugar el turismo con la hospitalidad familiar.