miércoles, mayo 02, 2007

El duelo Sego vs Sarko

El duelo Sego vs Sarko

Permalink 02.05.07 @ 20:25:00. Archivado en Europa, Sociogenética

En el duelo de esta noche por el Elíseo, Ségolène reprochará a Sarkosy su mala memoria histórica de Mayo 68; mientras que Sarkosy reprochará a Ségolène su endeble concepción del futuro económico de Francia.

Ségolène replicará que “El proyecto de Nicolas Sarkosy es tomar el poder, mientras que el suyo es devolvérselo a los franceses”.

Imagen: ¿Francia a las puertas de un nuevo Mayo 68 ?

Los representantes de Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy han llegado a un acuerdo, este miércoles 2 de mayo al mediodía, sobre la arquitectura del debate entre los dos finalistas de la elección presidencial, que implicará siete temas, indicó François Rebsamen, director de campaña de Mme Royal.

Después de la introducción, que será hecha por los periodistas Arlette Chabot y Patrick Poivre de Arvor, Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal hablarán "de Francia, la República y las instituciones", precisó el Sr. Rebsamen. Vendrán a continuación las cuestiones económicas y sociales, luego el tríptico educación-investigación-medio ambiente.

Se abordarán en esa línea "las familias", la ecología y el desarrollo sostenible, luego Europa. Las cuestiones internacionales serán el último tema abordado.

Es Nicolas Sarkozy quien se expresará el primero, y cada candidato tendrá tres minutos para concluir, según el sorteo efectuado este miércoles por la mañana en el Consejo superior del sector audiovisual (CSA), que establece también que la última palabra volverá de nuevo a Ségolène Royal.

Duelo por el Elíseo : la regla y lo imprevisto
por Gérard Courtois.
Traducción y adaptación de SGB.

Desde hace meses, dan una batida, van y vienen a través de Francia, de las reuniones, de los platós de televisión. Se conocen sus gestos, su paso. Repitieron su proyecto hasta la náusea, han esgrimido sus lemas, martillado sus convicciones y sus valores. Desde hace meses, se han escuchado a distancia y respondido remotamente, reforzando sin cruzarse en una competición indirecta. Aprendieron a conocerse de memoria, seguramente a odiarse, digan lo que digan, pero no se encontraron.

Y helos aquí frente a frente, por la primera vez desde que decidieron forzar el destino y convencer al país de que quieren ser, que serán, el próximo o próxima Presidente o Presidenta de la República. Separados por una mesa de 2,20 metros, los ojos en los ojos, sin otra pantalla que la de la televisión y los millones de Franceses - veinte, treinta, quizá aún más - que van a calibrarlos y a juzgarlos durante las dos horas.

Singular momento de verdad para Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy, en el umbral del Elíseo, jugando a todo o nada. Les queda por cruzar esta última etapa, este duelo público que, desde 1974, se impuso como la matraca final espectacular de las campañas presidenciales - excepción hecha en 2002, cuando Jacques Chirac rechazó todo diálogo con Jean-Marie Le Pen.

Conocen las reglas del juego. Tienen en la memoria las luchas anteriores. La del 10 de mayo de 1974 entre François Mitterrand y Valéry Giscard de Estaing (« la tuba y el violonchelo », según la bonita fórmula de Pedro Viansson-Ponté). La del 5 de mayo de 1981 entre los mismos protagonistas, uno sólido revanchista, el otro agresivo, a pesar de siete años de Presidencia. La del 28 de abril de 1988 entre el Presidente y el Primer Ministro salientes, François Mitterrand y Jacques Chirac, decididos a saldar sus cuentas, después de dos años de cohabitación llevándose a matar el uno con el otro. Aquélla, por fin, del 2 de mayo de 1995, entre Jacques Chirac, asegurado de la victoria, y un Lionel Jospin demasiado feliz de estar allí, para saborear el riesgo torero de llegar a las manos de verdad.

« SR. PRIMER MINISTRO »

No cabe duda que han visto este careo, para comprender los resortes y medir los riesgos. Saben pués que la introducción es capital para tomar ventaja sobre el adversario.

Valéry Giscard de Estaing no se equivocaba en 1974. Abrió el fuego, se hizo el interrogador de su adversario, lo acosó de cuestiones: ¿con quién gobernarán ustedes y con qué mayoría, disolverán la Asamblea, y cuándo? Y Mitterrand se dejó embarcar: Estoy aquí para responderles. Tardará veintiséis largos minutos en salir de la nasa donde Giscard lo encerró con un brío que pasmaba, veintiséis minutos antes de que intentara un tímido: ¿Quizá podría a mi vez plantear algunas cuestiones? Demasiado seguro de sí mismo, el Sr. Giscard de Estaing intentará el mismo golpe siete años más tarde: ¿si le eligen, lanza a su adversario, sobre qué mayoría podría contar? Pero François Mitterrand comprendió la lección: desafía inmediatamente al Presidente saliente y le lanza una ráfaga de citas asesinas del candidato del RPR, Jacques Chirac, para demostrar mejor que la mayoría de la que se jacta su adversario está a fuego y a sangre. Se da el tono.

A continuación, todos los golpes están permitidos, a condición de controlarse. Así François Mitterrand promueve a la perfección el arte de la provocación en 1988. Una vez, dos veces, diez veces, increpa a Jacques Chirac de un « Sr. Primer Ministro» falsamente educado y soberanamente despreciativo.

Insiste: «Sigo llamándole Sr. El Primer Ministro, puesto que es así como le he llamado durante dos años y que usted lo es» . Será necesaria media hora para que Chirac explote, reivindicando firmemente su estatuto de candidato, a igualdad, y se proponga replicar por un Mitterrand que celebra casi abiertamente: Tiene totalmente razón, Sr. Primer Ministro. Algunos minutos aún y el Sr. Chirac, vencido, dejará caer un Sr. Presidente devastador.

La intimidación no está prohibida, si sigue siendo sutil. Así en 1974. François Mitterrand quiere ser el candidato del pueblo contra la « casta » de privilegiados cuyo adversario, insinúa, es el representante. La respuesta de Sr. Giscard es a doble fondo. Para demostrar mejor que se benefició, él también, de un voto popular, cita el caso de Clermont-Ferrand, ciudad trabajadora, ciudad socialista donde llegó en cabeza.

Cuatro veces martillea el nombre de « esta ciudad que le conoce bien y que me conoce bien » Y con razón: en Clermont-Ferrand son honradamente conocidos los padres de Anne Pingeot, amante entonces clandestina de François Mitterrand, y pronto madre de su hija Mazarine. Invisible para la galería, el golpe, implícitamente amenazante, es temible para el candidato socialista.

Demasiado insistente, la indignación puede ser a doble filo. Jacques Chirac hará la cruel experiencia en 1988 viéndose impugnar « en los ojos » por un Mitterrand que contradice su versión del asunto Gordji, el Iraní sospechoso de haber sido cómplice de los atentados perpetrados en París en 1986. En 1974, cada uno se acuerda, el mismo Mitterrand había sido frenado en seco durante una larga perorata inspirada - sobre « la admirable aventura del progreso social » al cual invitaba a Francia « millones de gente que viven difícilmente » - por la famosa réplica de Giscard: « Sr. Mitterrand, Usted no tiene el monopolio del corazón. »

UNA PARTE DE IMPREVISIBLE

Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy no ignoran nada de esta dramaturgia. Pero antes de soñar con la estocada secreta que les garantizaría el set, o incluso el partido, saben que les espera una confrontación intensa donde deberán, una última vez, dar sentido a las palabras « cambio », « el futuro », « Francia », palabras clave de todo este debate cara a cara desde hace treinta años.

Serán menos juzgados sobre sus proyectos que sobre el imaginario que estimulan; menos sobre su programa, tan a menudo enunciado, que sobre su talento para personificarlo; menos sobre sus propuestas que sobre su personalidad, su combatividad, su capacidad para encajar los golpes. Más allá de la ambición de los candidatos, los Franceses querrán conjeturar la estatura del Presidente o de la Presidenta que él o ella serán mañana.

Quizá intenten tranquilizarse constatando que los tres últimos debates 1981, 1988 y 1995 no tuvieron ningún efecto perceptible sobre el resultado final. Sondeos, politólogos y los mismos candidatos consideran – aunque es verdad que a posteriori - que confirmaron simplemente el equilibrio de las fuerzas, forjado antes durante las semanas de campaña.

Eso no impide el precedente de 1974. Inmediatamente después de este tipo de duelo, las intenciones de voto en favor de M.Giscard de Estaing habían progresado de 1,5 puntos, un último golpe de riñón decisivo para explicar su victoria por 425.000 cortas voces de adelanto.
Ahora bien, la confrontación de 2007 implica una parte similar de imprevisible. Dos candidatos se presentan por la primera vez y personifican un cambio de generación política. El del campo saliente, a pesar de que fue Ministro, no se propone llevar el peso del balance y predica más o menos la ruptura.

Por fin una campaña hasta ahora muy controlada, casi demasiado construida, donde la autenticidad del cara a cara puede hacer caer al uno o al otro. Sin contar la completa novedad, en este ejercicio, de una confrontación entre un hombre y una mujer. Singular combate, definitivamente.