La Democracia contra el autismo etarra
10.06.07 @ 19:47:00. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Ética, Pro justitia et libertate
En este año de 2007 se cumple el 30º aniversario de El peine del viento, una de las obras más importantes del escultor vasco Eduardo Chillida, que explica así el mensaje que desea trasmitir con esta realización tan emblemática como alegórica de la existencia plural vasca: "Los hombres somos de un lugar. Es muy importante que tengamos las raíces en un sitio, pero lo ideal es que nuestros brazos lleguen a todo el mundo, que nos valgan las ideas de cualquier cultura. Los hombres somos como árboles con los brazos abiertos".
Comentario plural de la imagen: Quizá sea el ensamblaje con el mar y las rocas lo que hizo que El peine del viento obtuviera desde el primer momento el premio más importante para un artista: el favor y el fervor popular. En un paraje privilegiado para la contemplación del mar, al final de la playa donostiarra de Ondarreta, Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924) ha creado un espacio de preguntas y respuestas que ha quedado integrado rápidamente entre las grandes señas de identidad de la ciudad. El 'Peine del Viento', donde el horizonte, las olas y el mar se funden con lo sagrado, con el arte y con lo vasco, se consolida como una de las grandes obras artísticas de estos últimos 30 años.
El autismo de ETA contradice el pluralismo vasco
El autismo de "ETA ha dejado sin credibilidad cualquier oferta de tregua y ya sólo vale un "cese unilateral, definitivo e incondicional de la violencia". Así interpreto yo la declaración de Patxi Zabaleta, líder de Aralar.
Sombras y luces de la negociación fallida
Coincido con Antonio Elorza, catedrático de Ciencia Política, al ver en la negociación fallida un contraste acusado entre sombras y luces. Por eso, más bien que acusar a sus agentes gubernamentales como traidores y a la oposición como infalible frente a los fallos del gobierno, me aplico a subrayar tanto las luces como las sombras y las sombras como las luces, para intentar una lectura justa de un hecho que acaba de pasar a la historia.
Comienzo por señalar con Antonio Elorza, como ya lo hice en su día, que la tenue luz del comienzo de la negociación se vio muy pronto oscurecida por la opción zapadora de Zapatero, que consistió en no informar con veracidad a la opinión pública del mal augurio representado por la pronta aparición de signos bien elocuentes del doble juego de ETA:
La negociación estaba plenamente justificada de existir datos fehacientes, que el Gobierno debía poseer acerca de una ETA dispuesta a imitar al IRA. Pero hubiera sido preciso reaccionar, e informar con veracidad a la opinión pública, del mal augurio representado por la pronta aparición de signos bien elocuentes del doble juego de ETA. Zapatero y Rubalcaba los ignoraron, desautorizando cualquier crítica. Además, a partir de agosto estaban obligados a ver nuestros gobernantes que entre los objetivos reafirmados de ETA, territorialidad y autodeterminación, y la Constitución de 1978 existía un abismo insalvable. ¿De qué podía discutir entonces una mesa política?
Enorme sombra: la labor de zapa ha puesto en peligro el Estado de Derecho
A pesar de todo ello, Zapatero se empeñó en seguir, incluso soterradamente a partir del 30-D, con efectos a cual más negativo para el Estado de Derecho, desde el rayo que aún no cesa sobre De Juana, hasta la presencia electoral de ANV convertida en máscara no disimulada de Batasuna. La justicia ha de ser ciega, pero no en ese sentido. Hubo evidencias incuestionables e indicios más que suficientes para plantear ante el Supremo la ilegalización del muerto político resucitado por Batasuna. No quiso hacerse. Y una vez pasado el filtro de las elecciones por el partido-testaferro, regresa el terror. Zapatero sentencia: "ETA vuelve a equivocarse". Sin comentarios...
Los negociadores zapadores ignoraron el autismo de ETA
Cuando únicamente restaba proceder a una negociación que llevara a desaparecer a ETA, los negociadores gubernamentales no lo hicieron, sino que le dieron oxígeno. Por eso tenemos ahora no solamente una ETA rearmada, con comandos operativos, con dinero y con voluntad de matar, sino también el reenfuerzo del apoyo ciudadano sin sentido críico con una falsa ANV legalizada y controlando ayuntamientos.
¿Cómo neutralizar la violencia autista etarra?
La única fuerza con la posibilidad de neutralizar la violencia etarra es la democracia, cuya realidad concreta es el conjunto unitario de todos los demócratas. Ahora bien, la eficacia de la democracia contra la violencia depende tanto de la mayoría que detenta actualmente el poder como de la oposición, que lo mismo puede sumarse al esfuerzo como hacerlo imposible con su evental obstrucción sistemática.
¿Qué debe hacer el poder?
Lo que constituye el lado claro de su acción es que debe volver con determinación a las acciones preventiva y punitiva frente al terror. Pero, por desgracia, este cuadro luminoso está actualmente cargado de sombras, ya que para actuar en este sentido, el poder debería tener a todos los demócratas a su lado, situación actualmente inexistente.
Ahora bien, a la vista del enroque en sus posiciones, sin sombra de autocrítica y claros reflejos autoritarios frente a cualquier disconforme, no cabe esperar del presidente cambios significativos. Ni siquiera ha aprendido que el diálogo con el terror es una trampa para la democracia, de no tener como única meta la autodisolución de la banda.
¿Qué debe hacer la oposición?
La gran sombra del momento es que las voces más audibles del PP piden elecciones anticipadas. Confiemos en que haya en este mismo partido quienes disfruren de luz para ver que es una solución pésima la de votar a la sombra de ETA. Más allá de este atisbo de luz, lo luminosamente necesario es un nuevo curso, difícil de alcanzar sin el hoy imposible relevo en el vértice del PSOE y en la Moncloa:
Un primer soplo de optimismo podría venir de la eventual reconstrucción de una convergencia antiterrorista, ahora a partir del triángulo Gobierno-PP-PNV.
De nuevo la sombra:
Claro que si Zapatero sigue entregado de cara al futuro al mito del "diálogo" como única solución, y a su guerra con el no menos belicoso PP, sólo cabe confiar en que tenga éxito la pinza policial favorecida por Sarkozy.
Soñemos con Antonio Elorza en que las sombras se disipen en favor de la luz plena.
He aquí este sueño:
El PP se olvida de las oportunidades electorales brindadas por un fracaso de ZP ante ETA, y se abre a una reedición ampliada del acuerdo antiterrorista, con un PNV que ya no es el de hace seis años, reconociendo el pleno derecho del Gobierno a dirigir la orquesta, siempre que las grandes decisiones sean objeto de consulta o refrendo inmediato. Amén de autocrítica sobre las calumnias y los silencios tras el 11-M. Por su parte, Zapatero se compromete a definir una estrategia más allá de tratar de convencernos de su bondad y acierto no recompensados, con una hoja de ruta que fije los límites de las eventuales concesiones políticas y penitenciarias del Gobierno, abandonando el lenguaje ambiguo que aún caracterizó a su declaración del martes ("el futuro de los vascos depende y dependerá de ellos mismos"). Renunciará a toda ingerencia o presión sobre el poder judicial. Dejará asimismo claro que volvería a negociar, pero sólo cuando ETA anuncie sinceramente su voluntad de autodisolverse. Asumirá que existe el principio de responsabilidad política...
Ecos inertextuales unitarios de este sueño
Agotado el proceso de paz, el PSOE, el PP y el PNV, en lugar de enzarzarse en una serie interminable de reproches sobre la vuelta de ETA a la violencia, deberían unirse mediante un nuevo pacto que renueve el compromiso de dejar la política antiterrorista al margen de la contienda electoral y que esté abierto a todas las otras fuerzas democráticas que quieran incorporarse al mismo. Hay que abandonar el frentismo del año 2000 e incorporar a todos los partidos que estén dispuestos a ello. Si además del PNV se incorporan fuerzas como CiU e IU, tanto mejor.
Es insensato seguir alimentando las esperanzas de ETA y debilitando al Estado con el discurso de que el Gobierno estaba dispuesto a rendirse, o que el Gobierno ha salvado a ETA de una derrota segura. Esos argumentos no se sostienen. No había base alguna para sospechar que ETA pudiera conseguir una victoria sobre el Estado justo cuando su actividad criminal era la más baja de su historia. Igualmente, resulta difícil de creer que ETA hubiera permanecido tanto tiempo inactiva si el Gobierno no hubiera mostrado su disposición a hablar. Si en los últimos cuatro años la actividad asesina de ETA ha sido la más baja desde 1968, ha sido por la expectativa de llegar a un acuerdo con el Gobierno.
Habría que abandonar todos los análisis tendenciosos e implausibles. Cuando las fuerzas políticas vuelvan a unirse, incluyendo a los nacionalistas, ETA lo tendrá todo perdido. Es imprescindible, en este sentido, situar en sus justos términos la amenaza que hoy constituye el terrorismo vasco. Si el Gobierno ha fracasado con el proceso de paz es, entre otras razones, porque no ha conseguido persuadir a la ciudadanía de que estamos en la fase final de ETA. Un final convulso, pero no por ello menos definitivo.
El presidente ha concretado ese frente contra ETA como "la determinación de la sociedad española para defender sus valores e instituciones, la acción del Gobierno para combatir el terrorismo con todos los instrumentos del Estado de Derecho, la eficacia y el trabajo sacrificado de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la acción perseverante de la Justicia, la cooperación internacional, operativa y política, la solidaridad de los españoles con las víctimas".
A su juicio, la banda terrorista "tendrá que doblegarse ante la democracia" porque "no tiene otra salida, no tendrá otro final". A partir de esa "constatación inapelable", ha considerado que "es más irracional que nunca su apuesta por la violencia, más destructivo su delirio, más estéril el dolor que puede causar, más inútil prolongar su existencia, más temerario retornar a sus periodos más negros".
Zapatero ha hecho hincapié además en que los violentos están más aislados que nunca en Euskadi, en España y en el mundo, y ha aventurado que los demócratas, todos juntos, ganarán el desafío que se les plantea.
El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, ha asegurado en una entrevista en la Cadena Ser que "la sociedad vasca está harta de ETA" porque son "muchas décadas soportando la intolerancia de un grupo que pretende imponer un proyecto político que no puede llevar a cabo a través de los votos, y que lo quiere hacer mediante la violencia".
El dirigente nacionalista ha tachado la estrategia de ETA de "fascismo puro" y ha dicho que como indica la palabra misma de terrorismo, la banda sólo trata de "amedrentar, generar miedo y frustración".