viernes, noviembre 30, 2007

A la memoria de Ladrière, mi maestro belga

A la memoria de Ladrière, mi maestro belga

Permalink 29.11.07 @ 23:59:00. Archivado en Sobre el autor, Amistad Europea Universitaria, Hispanobelgas, Sociogenética, Filosofía

El filósofo belga Jean Ladrière murió el lunes pasado, 26 de noviembre 2007, a los 86 años. Profesor de la UCL, fue uno de los mayores espíritus de la posguerra.

Acabo de enterarme de la muerte de mi maestro, amigo y colega, el profesor Jean Ladrière, por una llamada de Alexandre von Sivers, mi primer camarada “de la Amistad Europea Universitaria”, doctor en derecho, actor, profesor y defensor de los derechos de los artistas, que representa por el momento en Mónaco “el Visitante” de Eric-Emmanuel Schmitt. Si pensó en hacerlo, en mitad de su trabajo, es porque sabe el gran afecto que siempre me unió con el profesor Ladrière, desde mi llegada a Bélgica en agosto de 1961.

Debo, en particular, al profesor Ladrière la dirección y codirección de mis tesis de doctorado, una de la cuales sostuve en Lovaina y la otra en la Sorbona; le debo igualmente el prólogo de mi obra sobre la Sémantique linguistique (“Semántica lingüística”), publicada en 1974 en los Cursos y documentos del Instituto de lingüística del UCL; le debo también un número incalculable de horas de conversaciones personales y seminarios compartidos.

Alexandre, yo mismo y todos nuestros camaradas “de la Amistad Europea Universitaria” le debemos el apoyo que nos prestó cuando lanzamos nuestro movimiento de solidaridad internacional contra la xenofobia en 1961-1962. Compartía con nosotros la convicción universalista que expresábamos con la frase que habíamos elegido como divisa de nuestro programa, tomada de Theilard de Chardin : “el futuro de los hombres depende del valor y de la destreza que empeñarán para superar las fuerzas de aislamiento”. Apreciaba también que nuestro movimiento no quisiera convertirse en una asociación burocrática, sino que se diera por tarea el despertar la conciencia de los universitarios sobre la responsabilidad universal de su vocación y su profesión al servicio de la Amistad Mundial, más allá de un europeismo narcisista, que corría el riesgo de convertirse en otra clase de xenofobia.

Así nació la AEU en el “Foyer des nations” (‘Hogar de las naciones’) de la universidad de Lovaina como una vacuna para protegernos de la xenofobia, que en aquél entonces era muy fuerte en Bélgica, debido a la mala coexistencia entre valones y flamencos, al fin desastroso de la colonización Belgo-congolesa y al recuerdo, por entonces todavía muy vivo, de la segunda guerra mundial.

La AEU sirvió también para prepararnos a trabajar fraternalmente en misiones internacionales, superando los chovinismos de nuestras diferentes nacionalidades. Este movimiento ha tenido el mérito, manteniéndose fiel al consejo del profesor Ladrière, de no haberse transformado nunca en una organización burocrática. Forma parte de él cualquier persona que vive su condición de universitario como un compromiso ético y deontológico activo de su persona y de su profesión con los valores universales de la humanidad.

Mi colega el filósofo Philippe Van Parijs, uno de sus “alumnos”, evoca la carrera del profesor Ladrière.

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Pensador de la esperanza
por Philippe Van Parijs
Profesor en la UCL, Cátedra Hoover de ética económica y social, y en el departamento de filosofía de la Universidad Harvard.

27/11/2007

Ayer 26 de noviembre, el filósofo Jean Ladrière se apagó pacíficamente en la Clínica Saint Pierre de Ottignies. Tenía 86 años. Tanto a nivel intelectual como a nivel humano, fue uno de los universitarios belgas más respetados del siglo pasado.

De origen armenio por su madre, era el hijo del arquitecto que renovó la colegiata de Nivelles, ciudad en la cual creció y a la cual volvió a vivir al llegar a su emeritado.

Después de los desórdenes de la guerra, durante la cual sirve en la Brigada Piron, prosigue en Lovaina los estudios de matemáticas y filosofía. Investigador FNRS, luego profesor en el Instituto superior de filosofía del UCL, consagra sus primeros grandes escritos a los fundamentos de la lógica formal y a la epistemología de las matemáticas. Pero sus publicaciones y sus enseñanzas se desarrollan rápidamente mucho más allá de estos ámbitos. Lovaina descubre por sus cursos a Wittgenstein y Popper, Chomsky y Habermas. Funda un centro de filosofía de las ciencias al cual ningún ámbito del conocimiento es extranjero. Sus míticos seminarios del viernes por la tarde exploran la cibernética y la teoría de las catástrofes, la teoría de la evolución y la teoría de la justicia, la metafísica de Whitehead y el marxismo contemporáneo.

Fe y razón

Bastante más allá de la simple apropiación crítica de una literatura científica y filosófica inmensa, Jean Ladrière es también el autor de una obra personal rica e influyente, que se expresó en una sucesión de obras redactadas con un gran cuidado y una gran elegancia, de las cuales las tres últimas (“La Fe cristiana y el destino de la razón”, “El tiempo de lo posible” y “la Esperanza de la razón”) aparecieron en 2004. En el centro de esta obra figura como tema mayor la relación entre la fe y la razón. “Lo que está en juego”, decía en una entrevista publicada por la revista Lovaina con motivo de su 80 aniversario, “no es una simple confrontación, es una relación justificable, a la vez reflejada y vivida, entre fe y razón. Es la perspectiva de esta relación lo que está, creo, subyacente en la gran mayoría de los textos que escribí, mientras que los otros son solamente intervenciones de circunstancia.”

Profesor y autor, Jean Ladrière fue también un miembro abnegado y eficaz de las numerosas instituciones de las que era uno de los pilares: el Instituto superior de filosofía de la UCL, que presidió mucho tiempo, en particular, durante la época del traslado de la UCL a Lovaina-la-Nueva; la Universidad católica de Lovaina en su conjunto, de la cual fue una de las grandes personalidades emblemáticas; la real Academia de Bélgica, donde fue elegido en 1977; el grupo Espíritu, que contribuyó a animar en los años 50; el CRISP, del cual fue uno de los fundadores; el Instituto internacional de filosofía; la Unión mundial de las sociedades católicas de filosofía; el Movimiento internacional de los intelectuales católicos; y muchos más. Por todas partes, dejará el recuerdo de una presencia modesta y competente, gozando de una autoridad moral e intelectual tan preciosa en el interior como en el exterior de la institución.

Católico comprometido, Jean Ladrière no era de los que consideraban deber imponer su fe a los otros o despreciar a los que no la compartían con él. Ofrecen testimonio de ello los fuertes lazos de amistad y de estima que ha mantenido, por ejemplo, con Chaim Perelman y Leo Apostel, con Jean Van Lierde y Jules Gérard-Libois. Para ellos como para todos los demás que lo conocieron, Jean Ladrière era de aquellos a propósito de los cuales era casi incorrecto hablar de tolerancia y de honestidad intelectual, por ser en él tan evidentes; era también de las personas cuya inmensa cultura no se acompañaba de ninguna necesidad de exhibirla. Poseía la extraordinaria capacidad de maravillarse de una anécdota como de un teorema y de hacer compartir esta admiración incluso por aquéllos que estaban lo menos predispuestos a hacerlo. Poseía también una facultad excepcional de escuchar atentamente a sus interlocutores, respetuosamente, generosamente, a los más modestos como a los más fanfarrones, de reformular más concretamente, a menudo con ilustraciones al apoyo, la parte fundamental de lo que intentaban expresar, a veces muy confusamente.

Ante la muerte

Jean Ladrière no ha tenio hijos, pero sus hijos espirituales, los innumerables candidatos doctores y licenciados a los cuales consagró miles de horas, han poblado las universidades de los cinco continentes, conscientes de lo que deben a sus consejos y a su inspiración. Y a los que hizo un favor de manera más limitada, aceptando dar una conferencia, de escribir un prólogo, de intervenir en un coloquio, de participar en un jurado, de apoyar una acción, son aún mucho más numerosos. Más allá de la muerte a la cual acaba de sucumbir, Jean Ladrière es de los que seguirán viviendo en aquéllos que guió y que sostuvo, que se codearon con él y que lo amaron.

Al final de la entrevista ya citada, expresa su actitud ante la muerte que se acerca: “He recibido este privilegio de vivir más allá de los ochenta años e incluso de poder aún proseguir un determinado trabajo, aunque fuera al ralentí. Podría decir que, desde este punto de vista, tuve una vida realizada. Pero guardo, hasta ahora en cualquier caso, el sentimiento de no haber podido realizar lo que creí deber realizar, y de tener siempre ante mí la perspectiva de una tarea a realizar… Por una parte, volviéndome hacia el pasado,… Veo sobre todo el carácter muy inadecuado, demasiado parcial y demasiado tímido de lo que pude expresar. Y por otra parte, al volverme hacia el futuro, lo veo como pidiéndome un trabajo que está aún por hacer, que de una determinada manera sería el sentido de lo que intenté hacer durante el tiempo pasado, y que sería un planteamiento último. [...] En cualquier caso, que haga lo que haga o que no lo haga, sé que no podrá haber adecuación entre lo que habré podido eventualmente hacer y lo que habría debido hacer. Esta es la razón por la que, desde ahora, confío enteramente en la misericordia de Dios.”

martes, noviembre 27, 2007

Según Uribe, Chávez incendia el continente

Según Uribe, Chávez incendia el continente

Permalink 27.11.07 @ 12:10:40. Archivado en Las Américas, Pragmática, Sociogenética, Pro pace, Educación

El presidente colombiano Uribe decidió la semana pasada poner fin a la labor del presidente venezolano Chávez, como mediador entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC). El presidente Chávez reaccionó a esta medida anteayer, domingo, declarando indignado que Colombia merece un mejor presidente, "un presidente digno", que personalmente se sentía traicionado por Uribe y que éste le había lanzado "un escupitajo en el rostro". El presidente Uribe, de visita en el municipio de Calamar, a unos 450 kilómetros al norte de Bogotá, replicó ayer, lunes, a los improperios del presidente Chávez,

Éstas son las declaraciones completas del presidente Uribe, tal cual han sido publicadas por Radio Caracol.

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“Permítanme, compatriotas de Calamar, alterar un poco la agenda del tema que nos ocupa, para dar unas reflexiones sobre esta declaración del presidente Chávez.

Presidente Chávez: la verdad, con testigos, es que a usted se le permitió mediar con las Farc, como lo pidió. A usted se le permitió reunirse con las Farc, como lo pidió. A usted se le permitió reunirse con el ELN. A usted se le permitió que Rodrigo Granda se trasladara, de Cuba a Venezuela.

Y como en tantas ocasiones anteriores, las Farc volvieron a mentir, volvieron a incumplir.

La verdad, Presidente Chávez, y la verdad con testigos, es que cuando no hay argumentos y se apela a los insultos, como usted lo hace, se afectan no solamente las relaciones internacionales, sino que, en este caso, usted con sus insultos y su falta de argumentos hiere la dignidad del propio pueblo de Venezuela que usted representa.

La verdad, Presidente Chávez, es que nosotros necesitamos una mediación contra el terrorismo y no legitimadores del terrorismo.

Sus palabras, sus actitudes, dan la impresión de que usted no está interesado en la paz de Colombia, sino en que Colombia sea víctima de un gobierno terrorista de las Farc.

La verdad, Presidente Chávez, la verdad con testigos, como la nuestra, es que nosotros necesitamos que nos ayuden a superar esta tragedia del terrorismo, pero que no se aprovechen de la necesidad del acuerdo humanitario para invocar la ayuda a Colombia y venir a Colombia simplemente a intervenir en ella, para fomentar un proyecto expansionista.

La verdad, Presidente Chávez, es que si usted está fomentando un proyecto expansionista en el Continente, en Colombia ese proyecto no tiene entrada.

La verdad, Presidente Chávez, la verdad con testigos, es que no se puede incendiar el Continente como usted lo hace, hablando un día contra España, al otro día con los Estados Unidos; maltratando un día a México, al siguiente al Perú, en la mañana después a Bolivia. No se puede maltratar al Continente, incendiarlo, como usted lo hace, hablando de imperialismos, cuando usted, basado en su presupuesto, quiere montar un imperio.

La verdad, Presidente Chávez, es que no se puede maltratar la historia, no se puede manchar la memoria de los héroes, desfigurándolos en la demagogia popular, para desorientar a los pueblos.

El General Santander nos dio el ejemplo del apego a la ley. La verdad, Presidente Chávez, es que no se puede burlar la ley, como usted lo hace, tratando de maltratar al General Santander, para sustituir la ley por el capricho personal.

La verdad, Presidente Chávez, la verdad con testigos, es que no se puede desorientar al pueblo interpretando mal el legado del Libertador Bolívar. El Libertador fue integracionista, pero no expansionista. El Libertador dio la independencia a nuestras naciones, pero no les trajo una nueva era de sometimiento. El Libertador no andaba tratando de sacar del territorio americano la dominación europea, para imponer, como usted quiere hacerlo, su propia denominación, basada en el poderío de su presupuesto, al pueblo de Venezuela y al pueblo de Colombia.

La verdad, Presidente Chávez, es que el pueblo de Colombia tiene todo el derecho de derrotar el terrorismo, tiene todo el derecho a aceptar mediaciones, pero no mediaciones que busquen el protagonismo político, el enseñoramiento político del terrorismo.

Me preocupa mucho que usted, afanado por pretensiones electorales, ahora trate de apelar al viejo truco de estimular en Venezuela odio contra Colombia y contra el Gobierno de Colombia, para buscar su favorecimiento electoral.

La verdad, Presidente Chávez, es que los antecedentes de mi Gobierno muestran que en nuestra difícil lucha contra el terrorismo hemos sido respetuosos de todos los Gobiernos y de todos los países del mundo.

Apelo a la reflexión, a la conciencia del pueblo de Venezuela para examinar este tema. Mientras un Gobierno no es capaz de censurar a las Farc, sí censura injustamente al Gobierno de Colombia y la contradicción es que el Gobierno de Colombia, enfrentado a los terroristas, jamás, jamás ha irrespetado al Gobierno de Venezuela ni al pueblo de Venezuela.

La verdad, Presidente Chávez, es que el comunicado de ayer es sustentado por nuestros antecedentes, por nuestros hechos y tiene testigos.

La verdad, Presidente Chávez, es que en cada momento se conocen nuevos elementos. Nuestro Cónsul en los Estados Unidos, que acompañó a la senadora Córdoba (Piedad) a la reunión con uno de los presos pertenecientes a las Farc que por narcotráfico están en cárceles de los Estados Unidos, nuestro Cónsul nos ha informado que la senadora Córdoba habló con el preso de las Farc de política, está bien; de la posibilidad de una constituyente en Colombia, está bien. Todo eso es respetable, así no estemos de acuerdo. Pero la senadora también habló de la necesidad de un Gobierno de transición en Colombia.

La verdad, Presidente Chávez, es que eso nos da el derecho a los colombianos a interpretar que en la mediación, a la cual lo invitó usted la senadora Piedad Córdoba, de acuerdo con las actitudes de la senadora y con estos comentarios, estaba más interesada, esa mediación, en posibilitar un Gobierno con influencia del terrorismo en Colombia, que en ayudarnos a superar la tragedia de los secuestrados y a conseguir la paz.

Desde Calamar (Bolívar), esta región de la Patria hoy tan azotada por las inundaciones, le digo al mundo que pedimos y recibimos ayuda, pero no aceptamos proyectos expansionistas.

Desde Calamar, esta región azotada hoy por las inundaciones, le digo al mundo que aquí hay pobreza y limitaciones, pero hay dignidad.

El dinero se consigue todos los días, así en unas naciones sea más escaso que en otras. Pero la dignidad, el respeto al ser social, el respeto a las libertades individuales, cuando se pierden esos valores es difícil volver a recuperarlos.

Nosotros seguiremos haciendo todos los esfuerzos por derrotar al terrorismo, por recuperar nuestros conciudadanos secuestrados, pero no admitimos que se abuse de nuestra tragedia para darle la razón al terrorismo.

No admitimos que se abuse de nuestra tragedia para venir a incorporar a Colombia a un proyecto expansionista que poco a poco va negando las libertades que con tanta dificultad este Continente ha logrado conquistar”.

Fuente: Caracol Radio de Colombia

Comentarios introductivos de Radio Caracol

En el más enérgico discurso de cuantos haya formulado contra un gobierno extranjero, el presidente de la República Alvaro Uribe Vélez, rechazó las fuertes declaraciones contra su mandato que realizó el presidente de Venezuela Hugo Chávez a quien acusó de incendiar el Continente y de pretender montar un gobierno de las Farc en Colombia.
El primer mandatario reveló que la senadora Piedad Córdoba, quien hasta poco fuera facilitadora de los acercamientos para un acuerdo humanitario con las Farc, habló en la cárcel de Estados Unidos con Simón Trinidad, de establecer un gobierno de transición en el país.

Dijo que al presidente Chávez se le concedió todo lo que estaba reclamando para su mediación con las Farc, que está haciendo afirmaciones sin argumentos y que está utilizando el problema con Colombia con fines electoreros.

Uribe dijo que Chávez no está interesado en la paz de Colombia sino en establecer un gobierno de las Farc en nuestro país. Afirmó que el presidente venezolano no censura a las Farc y sí al gobierno legítimo de Colombia.

Señaló que Colombia le ha pedido al mundo y lo seguirá haciendo que le ayude a resolver sus problemas bajo la advertencia de que no estará abierta a proyectos expansionistas. Su proyecto no tiene entrada en Colombia le dijo Uribe a Chávez .

"No admitimos que se abuse de nuestra tragedia para darle la razón al terrorismo. En Colombia hay pobreza y limitaciones pero hay dignidad", señaló en su duro pronunciamiento el presidente Uribe.

Chávez, carrito chocón, según sus compatriotas

Chávez, carrito chocón, según sus compatriotas

Permalink 26.11.07 @ 23:58:07. Archivado en Las Américas, España, Sociogenética, Pro amicitia universale

El dirigente del partido socialcristiano venezolano afirma que el Presidente Chávez se ha convertido en un "carrito chocón", peleando con España, Chile, Arabia Saudita, los estudiantes, la Iglesia y, ahora, con Colombia. Esto pasa, según él, "porque {el Presidente Chávez} trata de exportar su proyecto de reforma, y como se la rechazan, trata de crear un enemigo imaginario, para que el país se aglomere en torno a él, de poner a nuestro país a pelear con nuestras naciones hermanas".

La metáfora, aplicada al Presidente Chávez, es muy anterior al incidente de la última Cumbre latinoamericana, que obligó al rey de España a salir en defensa del derecho a la palabra del Presidente del gobierno español, cuando el Presidente Chávez le impedía hablar. Una investigación sociogenética nos ha permitido encontrar en la República Dominicana el origen de la aplicación de esta metáfora al Presidente Chávez.

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Copei: Chávez no ha entendido que el problema no es con él
El secretario general de la tolda, Luis Ignacio Planas, afirmó que Hugo Chávez busca crear conflictos para distraer a la población de las discusiones sobre la reforma.

Prensaescrita.com,Venezuela
26 de noviembre, 2007 | 12:49 pm - JCR

El secretario general del partido socialcristiano Copei, Luis Ignacio Planas, cree que el presidente Hugo Chávez está buscando distraer a los venezolanos del que debería ser el tema noticioso central en estos días.

"El presidente está creando conflictos con todo el mundo para distraernos de la reforma constitucional", dijo Planas en la acostumbrada rueda de prensa de los partidos de oposición de los lunes. "El verdadero tema que nos debe ocupar estos días es esta reforma, el proyecto que se ha presentado que esconde una serie de limitaciones y restricciones a los derechos de los venezolanos", añadió.

El dirigente de la tolda verde afirmó que el Presidente se ha convertido en un "carrito chocón", peleando con España, Chile, Arabia Saudita, los estudiantes, la Iglesia y, ahora, con Colombia. "Eso pasa porque trata de exportar su proyecto de reforma, y como se la rechazan, trata de crear un enemigo imaginario para que el país se aglomere en torno a él, de poner a nuestro país a pelear con nuestras naciones hermanas", refirió.

Planas dijo que el Presidente no ha entendido que el problema no es con él, sino con la reforma. "Me imagino que ahora peleará con los marcianos, porque aquí en la tierra se le acabaron las personas con las que pueda pelear. El presidente lo que realmente debe hacer es responder muchas cosas de la reforma, como por qué elimina las juntas parroquiales, por qué elimina la autonomía del Banco Central de Venezuela, la partidización de las Fuerzas Armadas", continuó.

Planas lamentó "muchísimo" que los partidarios del "Sí" no hayan acudido a los debates que Copei planteó la semana pasada para discutir la reforma. "Es que no tienen cómo defender los artículos", dijo.

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Chavez es combinación carrito chocón y atizador
Diario Horizonte, República Dominicana,
Jueves junio 1, 2006.

Hugo Chávez debe y tiene que ser bautizado como el único mandatario, deslenguado internacional e irrespetuoso, que padece de un trastorno de lubricidad verbal que violenta todas las buenas costumbres de conductas y de diplomacia, que conlleva a la desintegración de pueblos hermanos.

Un hombre que pudo romper las barreras entre los ricos y los pobres al ser elegido como el presidente de Venezuela, después de haber sido encarcelado por un golpe de Estado contra el presidente en función, Carlos Andrés Pérez, está malogrando profunda y aceleradamente su imagen.

Un carrito chocón, beligerante, deslenguado y cualquier descalificativo no sería suficiente para identificar al primer mandatario venezolano y su inigual conducta.

Chávez no sólo ha creado un estado de conflicto en Venezuela, ha decidido trasladar su política injerencista a los otros países de América Latina, que lamentablemente dependen en un alto porcentaje del petróleo. Mineral producido por el hermano país venezolano.

Mientras sus ciudadanos claman a gritos que les presten atención a las necesidades y prioridades de Venezuela, que haya más inversión de parte del gobierno en obras productivas para la nación, Hugo Chávez prefiere enfrascarse en una política populista, dando a los pobres que simpaticen con su gobierno, una ayuda económica.

Chávez, que parece que ya tiene sitiados y controlados los puntos cardinales de Venezuela con sus lugarternientes y con una visión futurista, se ha embarcado en un viaje sin retorno en la injerencia y la manipulación en otros países que dependen de lo que produce Venezuela, el petróleo.

Un canje, apoyo, obedecimiento, a cambio de ayuda monetaria, desviada de Venezuela, uno de los países pobres del mundo, a otros más paupérrimos o en condiciones económicas altamente dependientes de todo aquel que les tire una migaja.

En las últimas semanas en Perú, donde Chávez ha sido acusado de injerencia en el proceso electoral que concluye este domingo.

En Bolivia dejó una polémica entablada tras su paso, de la cual todavía no han parado de hablar los medios de comunicación locales.

En México agredió verbalmente al presidente Vicente Fox, a quien llamara lacayo del imperialismo Yanqui. Fox pidió a Hugo Chávez una disculpa, para restablecer la relación bilateral con sus respectivas embajadas.

Tony Blair, también se encuentra en la lista de los mandatarios que han recibido deslenguadas pelas de parte de Hugo Chávez. En una conferencia en la prestigiosa universidad de Washington, Blair afirmó que "la única cosa que diría sobre el presidente Chávez es que tiene la mejor línea de insultos entre los dirigentes mundiales".

En Perú, Chávez dijo pedir a Dios para que ganase Humala y perdiese García. Sobre el líder aprista, {Chávez} enfatizó que es un "embustero, bandido, irresponsable y sinvergüenza" y que quiere ganar para seguir robando y apuñalando al pueblo. Tildando al presidente Toledo de loco.

Con quien Chávez ha tenido peores encontronazos ha sido contra Chávez. Como escribiera Daniel Romero Pernalete esta pasado 11 de mayo de este año 2006.

Hay dos Chávez enfrentados. El primero dice, el otro contradice.

Uno predica apostólicas visiones, el otro obra con tufo demoníaco.

Dos personas distintas… y un solo satán verdadero.

† Un Chávez proclama la soberanía y la autodeterminación de los pueblos. — El otro se entromete en la política interna de los vecinos. Unge candidatos presidenciales. Financia campañas y alborotos. Y pretende que los ciudadanos de otras latitudes hagan lo que a él le conviene.

† Un Chávez pregona la unidad de los pueblos latinoamericanos. — El otro destruye acuerdos y comunidades que han costado mucho tiempo y más esfuerzo. Patea la mesa cuando los demás no se pliegan a las reglas de su juego.

† Un Chávez se declara católico. Besa crucifijos y llora sobre sotanas. — El otro deforma la figura de Jesucristo. Desafía los mandamientos. Se burla de la jerarquía eclesiástica. La descalifica. La tumoriza. La ofende.

† Un Chávez sentencia que ser rico es malo. Y llama a sus seguidores a defender su revolución, aún desnudos y hambrientos. —El otro Chávez lleva una vida de anchuras. De opulencia y de lujos. De caprichos siempre satisfechos.

† Un Chávez jura fidelidad a una Constitución que sacude con bríos en cualquier escenario. — El otro la ha convertido en letra muerta. Le baila encima cuando le da su regalada gana.

† Un Chávez se presenta como adalid de la democracia y la participación. — El otro sepulta los valores esenciales de la convivencia democrática: la tolerancia, la independencia de los poderes, la alternabilidad, el sufragio transparente… Y se entrega, además, al más añejo y sanguinario dictador del hemisferio occidental.

† Un Chávez habla de amor y de paz. Como un hippie de los años sesenta. — El otro infecta a la población con un lenguaje bélico. La prepara para una guerra sólo por él deseada. Gasta un dineral en armamento. Y ofrece la sangre de nuestros jóvenes para sostener sus locuras.

† Un Chávez hace gargarismos cotidianos con el legado de Simón Bolívar. — El otro lo desdibuja. Lo acomoda a sus intereses del momento. Lo irrespeta por la vía de los hechos.

† Un Chávez llegó al poder enarbolando el estandarte de la anticorrupción. Y hoy amenaza con castigos ejemplares a los ladrones de antaño y hogaño. — El otro Chávez permite el más alarmante desangramiento de los dineros públicos del que se tenga noticia. En sus propias narices. En su más inmediato entorno.

† Un Chávez dice amar al pueblo y estar a su servicio. Y promete gestionar su redención. — El otro insulta a la gente con desmanes y la humilla con limosnas. No ha sabido dar efectiva respuesta a sus demandas. Y le ha puesto el grillete de una beca, un crédito o un empleo para domesticarla.

— Hay un Chávez, en síntesis, que es apariencia. El aspecto superficial del fenómeno. El de engañar a ingenuos. El pastillaje llamativo que cubre un bizcocho apelmazado y piche. El atractivo empaque que guarda un producto de mala calidad. La piel de cordero que oculta el torcido proceder del lobo.

— El otro Chávez es la esencia. La verdadera naturaleza del tipejo. Abusivo y desintegrador. Concupiscente e hipócrita. Atrabiliario y autócrata. Belicista y antibolivariano. Corruptor y falso.

— El Chávez aparente empalaga. El Chávez esencial provoca náuseas.

domingo, noviembre 25, 2007

Todos los militares son Jorge Bravo

Todos los militares son Jorge Bravo

Permalink 25.11.07 @ 23:16:27. Archivado en Europa, España, Ética, Pro justitia et libertate

Como no es un delito el defender los derechos humanos y civiles de cualquier ciudadano, tampoco lo es el defender los derechos humanos y civiles de los militares; es un derecho fundamental y un derecho legal internacional.

Así de claro lo proclamó ayer en Madrid Emmanuel Jacob, presidente de EUROMIL, durante la concentración legal de solidaridad con Jorge Bravo, presidente de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), asociación que es miembro activo de EUROMIL, federación que agrupa a medio millón de militares de 24 países europeos. La concentración tuvo lugar a las doce del mediodía, ante el Ministerio de Defensa.

Emmanuel Jacob, hablando en nombre de EUROMIL, expresó su indignación por el segundo arresto que sufre este año Jorge Bravo, como castigo por sus acciones como presidente de la AUME, y exigió al "Gobierno español y a los líderes militares que cesen inmediatamente todas las medidas disciplinarias y judiciales contra miembros de las asociaciones militares". Expresaron tambien su solidaridad con Jorge Bravo los portavoces de UGT, el Sindicato Unificado de Policía (SUP), el Movimiento contra la Intolerancia y la Asociación Unificada de Guardias Civiles.

Si no se desea que nuestros militares terminen sintiéndose agraviados injusta e innecesariamente, es imprescindible dotarlos de derechos democráticos, entendiendo como tales tanto los derechos fundamentales como las libertades públicas.

Debe permitirse el funcionamiento legal en el seno de los Ejércitos, del asociacionismo militar, con los cauces necesarios de participación, para poder expresar sus opiniones en materias sociales, económicas y profesionales, en pro de la mejora de la calidad de vida de los miembros de las Fuerzas Armadas y de sus familiares.

El asociacionismo militar en Europa es un antídoto que combate la burocracia ineficiente y eleva la moral.

He aquí el manifiesto de convocatoria de la concentración, firmado por Comisiones Obreras (CC.OO), la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y el Sindicato Unificado de Policía SUP

LIBERTAD PARA JORGE BRAVO Y DERECHOS DE CIUDADANÍA PARA LOS MILITARES ESPAÑOLES

Nuestros soldados y marineros, nuestros militares, tienen todo nuestro apoyo. Gozan de toda nuestra confianza. Trabajan abnegadamente, se sacrifican, y hasta vierten su sangre y entregan su vida fuera de nuestras fronteras en misiones de ayuda humanitaria, de compromiso por la paz y la estabilidad, bajo auspicio de la ONU, en zonas como Líbano, Kosovo, Afganistán,… lo cual nos llena de orgullo.

Hoy, soldados de la Unidad Militar de Emergencia también están a nuestro lado cuando hay que hacer frente a desastres naturales, lo que aplaudimos. Para ello están nuestros militares. Para cumplir la Constitución, defender a España y servir al pueblo español allá donde el Gobierno y el Parlamento se lo encomiende.

Todos estos cambios profundos y, sin duda positivos, en las misiones militares y en la política de Defensa han modernizado nuestras Fuerzas Armadas e incrementado su prestigio.

En unos ejércitos profesionales como los de nuestro país, y con estas complejas obligaciones y deberes, es imprescindible dotar de derechos democráticos a sus componentes, si no se desea que nuestros soldados y marineros terminen sintiéndose agraviados injusta e innecesariamente, convirtiéndose así en ciudadanos de segunda clase.

De este modo, las organizaciones abajo firmantes solicitan del Gobierno que, en cumplimiento del mandato legislativo impuesto por la Ley de Defensa Nacional, se impulse una Ley de Derechos fundamentales y libertades públicas de los militares, que actualice los
mismos al momento en que nos encontramos: el Siglo XXI.

Así y de forma fundamental, debe permitirse el funcionamiento legal en el seno de los Ejércitos, del asociacionismo militar, con los cauces necesarios de participación para la mejora de la calidad de vida de los miembros de las Fuerzas Armadas y de sus familiares.

Los militares profesionales españoles no son insensatos, ni egoístas, ni se han olvidado de lo que es la milicia cuando reclaman, por ejemplo, disponer de cauces auténticos, normalizados y democráticos para poder expresar sus opiniones en materias sociales, económicas y profesionales. Lo hacen con toda la normalidad democrática los militares de Ejércitos tan operativos y que comparten con España misiones delicadas como el Ejército alemán, el Ejército belga o el holandés, países que, además pertenecen a la OTAN igual que nosotros.

El asociacionismo militar en Europa no es un enemigo del Ejército ni les hurta operatividad o eficacia alguna. Ni pone en peligro la disciplina, sino todo lo contrario: es un antídoto que combate la burocracia ineficiente y eleva la moral. En nuestro país es un factor clave para culminar la modernización de nuestro modelo de Defensa Nacional.

En definitiva, los militares españoles están hoy mejor organizados y dotados para las tareas que se les encomiendan. Lo que reclamamos es que, en sintonía, sus componentes tengan reconocidos derechos constitucionales como el resto de ciudadanos y ciudadanas. De este modo, como en tantos ejércitos de Europa, tendremos muchos y buenos soldados y marineros, pero también ciudadanos dignos a los que confiamos, ni más ni menos, nuestra seguridad, nuestra defensa y, en definitiva, la paz.

Bajo estas premisas, las organizaciones abajo firmantes exigen al Gobierno el cese de la persecución de los dirigentes y asociados de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), una asociación profesional, legal y representativa de militares de todos los Ejércitos, Cuerpos y Escalas, inscrita en el Ministerio de Interior a tenor de la legislación vigente.

El arresto de Jorge Bravo, presidente de dicha Asociación, por participar en un acto legal convocado el día 20 de enero del 2007 por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en la Plaza Mayor de Madrid, nos parece de una extraordinaria torpeza política y falta de estrategia de futuro, amen de ser un acto legalmente dudoso.

El asociacionismo militar responsable y democrático que representa AUME está presente en la estructura de la mayoría de los Ejércitos profesionales europeos. Y lo estará más pronto que tarde, en nuestras Fuerzas Armadas pues lo demandan nuestros soldados y marineros y lo exige nuestra sociedad, moderna, europeísta y democrática.

AUME es miembro activo de EUROMIL, la organización europea que agrupa a sindicatos y organizaciones de militares europeos. De este modo abogamos por la libertad de Jorge Bravo y por el respeto al movimiento asociativo que él representa, que sólo ha cometido, en su caso, el delito de ser un buen soldado y un excelente ciudadano al defender los derechos de sus compañeros y compañeras, {derechos} reconocidos en la Constitución Española.

sábado, noviembre 24, 2007

Para que no olvidemos a Fernán-Gómez 2/2

Para que no olvidemos a Fernán-Gómez 2/2

Permalink 23.11.07 @ 23:58:58. Archivado en Sociogenética, Antropología, Educación, Teatro, Novela, Cine

Nos lo afirma su médico personal: "su imagen pública tenía poco que ver con la persona generosa, respetuosa, entrañable y tímida que era. Jugaba a enfadarse con los medios de comunicación y con algún coleccionista de autógrafos".

"Su generosidad -sin límites- le llevaba a desprenderse de algo valioso e irrepetible si con ello hacía feliz a alguno de sus amigos".

"Jamás se quejó de dolor o incomodidad alguna".

Con las frases que estos días han pronunciado quienes le han tratado más de cerca, es posible componer un voluminoso florilegio para el recuerdo del inolvidable Fernando Fernán-Gómez. Aunque mi tentación ha sido grande de confeccionarlo, me ha parecido mucho más acorde con la visión que tengo yo mismo de este espléndido humanista el darle la palabra a dos de sus amigos más leales, que han tenido el privilegio de vivir su sencilla grandeza más de cerca; uno como su médico personal y el otro como entrañable compañero de trabajo ante las cámaras cinematográficas.

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La dimensión humana de Fernando
SANTIAGO MARTÍNEZ-FORNÉS. Médico

Pocos afortunados hemos tenido el privilegio de compartir la intimidad de F. F-G. durante cuarenta años, y comprobar que su imagen pública tenía poco que ver con la persona generosa, respetuosa, entrañable y tímida que era. Jugaba a enfadarse con los medios de comunicación y con algún coleccionista de autógrafos -Círculo de Bellas Artes-. Pero, a veces se desmadraba. Me recordaba a los dos únicos enfados explosivos que presencié en otro gran tímido, mi maestro Don Gregorio Marañón.

Al día siguiente de la disputa en el Círculo Bellas Artes se dolía en la consulta: «Este mal carácter mío, Santiago, me juega malas pasadas que luego soy el primero en lamentar». Se tranquilizó por completo cuando le convencí de que, al contrario, tenía muy buen carácter. «Lo que te traiciona es el temperamento». Desde entonces, cuando empezaba a sentirse incómodo con algún periodista poco respetuoso terminaba la entrevista: «Y no me enfado más con usted porque me lo tiene prohibido mi médico por razones de salud».

Ingresé en su círculo más íntimo en mayo del 68 -¡buena fecha para estrechar lazos!-, cuando apareció en mi consulta con un «síndrome de la pedrada» en la pantorrilla derecha, que había surgido bruscamente -como una pedrada- durante la representación de una obra de Alonso Millán en la que encarnaba a un rico patán. Le aconsejé una sencilla medicación y que le adquiriesen un garrote a tono con el papel que representaba. Le permitió seguir las representaciones con dolor moderado y una leve cojera, tan frecuente antes en el medio rural.

Quedé admirado al contemplar cómo manejaba el garrote y cómo lo convirtió en órgano expresivo del cazurro rural que personificaba. Tanto que -desaparecida la cojera- siguió con el garrote hasta finalizar el contrato. Hoy forma parte del museo que guardo en mi consulta. *** Su generosidad -sin límites- le llevaba a desprenderse de algo valioso e irrepetible si con ello hacía feliz a alguno de sus amigos.

A medida que iba estrenando obras de teatro o películas estableció la impagable costumbre de regalarme el texto original con todas las anotaciones que hacía durante los ensayos o dirección del filme. Encuadernadas en cuero por el último gran artesano del gremio que ejerce en Madrid y dedicadas todas por Fernando sobre el cuero en letras de oro. Las últimas, acompañadas de un fascículo con 30-40 deliciosos cómics, pintados a plumilla y coloreados para ilustrar a sus colaboradores cómo imaginaba el maestro la localización, los personajes, su expresión, gestos, indumentaria.

Esa mezcla de creatividad, riqueza expresiva y gracia de sus cómics constituye una joya. Las tres tesis doctorales sobre su obra -dos, para la Sorbona- utilizaron los textos en mi consulta. Soy plenamente consciente de que este tesoro -que guardo como oro en paño- deberá ser expuesto en alguna ocasión para gozo de los devotos de Fernando.

Cada dedicatoria es única e irrepetible. Por ejemplo, el de su libro de poemas «A Roma por algo»: «Al Dr. Santiago Martínez-Fornés. A veces uno piensa mudarse de casa. ¿Cómo voy a hacerlo yo, que tengo en la mía la salud y la amistad?» Jamás agradeceré al maestro la confianza y el privilegio de cuidar su voz y su salud. Siguió fumando -pese a los consejos del doctor Loredo y los míos- hasta que empezó a quebrársele la voz. Esa voz única e irrepetible de Fernando, que tanto echamos de menos en los escenarios y películas de hoy. Nos fue fácil entonces motivarle para que hiciese el gran esfuerzo de abandonar el tabaco.

En los últimos años -cuando se trasladó de la Castellana a la Urbanización de Santo Domingo-, compartí el cuidado de su salud con los doctores Pilar Guíu y López de Letona. Al final, dos graves episodios exigieron su ingreso hospitalario. Primero, en la Clínica de la Concepción y posteriormente en La Paz, donde falleció.

Jamás se quejó de dolor o incomodidad alguna. Emma Cohen se convirtió en su ángel de la guarda, y vivía exclusivamente para cuidarle y mimarle. Murió tranquilo, relajado, como pidiendo perdón por las molestias que pudiese ocasionar.

No he conocido a nadie que jugase con las palabras con el talento, la cultura y la ironía de Borges o Fernán-Gómez. Pero no conseguí -por ceguera de los posibles responsables- que alguien montase y filmara este diálogo para la posteridad. Mientras tus textos originales tiemblen en mis manos, tú y yo seguiremos vivos. Gracias, Fernando, por haber sido tú.

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El talento descomunal
por ALFEDRO LANDA

Conocí personalmente a Fernando Fernán-Gómez durante el rodaje de la película «Ninette y un señor de Murcia», en la mitad de los años sesenta, que él dirigió, escribió e interpretó el papel protagonista, el de Andrés Martínez. Papel que estrenó Juanjo Menéndez, y que luego le sustituyó José María Montiel. Fernando la dirigió y la interpretó magníficamente. Yo hice de Armando Espinosa. Fue un rodaje maravilloso, basado en la función que yo estaba haciendo en el Teatro de La Comedia, y desde el primer momento -aparte de la admiración que sentía por él, porque le conocía de su trabajo como actor- nos comunicamos: fue el conocimiento personal, y una especie de locura. Porque Fernando era un hombre que es posible que no tenga una Prensa muy proclive a la admiración, pero él sí era un hombre absolutamente admirable, simpático, gracioso, entrañable. Fernando era amigo tuyo y tenía un talento descomunal. Y una persona muy tierna.

Yo tuve la gran ventaja de hacer, en el año 1991, una película con él titulada «Marcelino pan y vino», que era un «remake» de la película de Ladislao Vajda. Viajamos juntos a Italia, a un pueblecito de la Umbria llamado Pié di Lucco, y estuve prácticamente dos meses pegado a Fernando: menos dormir con él lo hice todo. Allí en los Apeninos íbamos a rodar a un sitio que se llama San Pietro in Valle. Allí, al pie de los Apeninos, desayunábamos juntos, viajábamos hasta San Pietro juntos, comíamos juntos, merendábamos juntos, y luego volvíamos otra vez a Pié di Lucco juntos, y nos quedaba sólo cenar juntos, sentarnos en la terraza juntos, tomarnos un par de pelotazos, y hablar, y hablar, y hablar, juntos.

Fue maravilloso compartir esos días italianos hasta las dos de la mañana, hora en la que nos acostábamos, pero tengo que aclarar una cosa: no juntos, era la única vez que no estábamos juntos. Fernando era único. Podías hablar de todo con él: siempre tenía la palabra, el comentario adecuado fino, inteligente, maravilloso. Yo entablé una amistad entrañable, la pena es que luego no ha tenido una relación continua, pero una vez aquí cada uno tiende a hacer su trabajo, y a vivir la vida que tenía establecida desde hace años. Pero siempre que hemos coincidido nos hemos llevado muy bien.

Yo sólo albergo ahora un sentimiento: tristeza. Estoy triste, porque aunque no coindíamos mucho, el recuerdo de él, lo entrañable de Fernando Fernán-Gómez lo voy, y lo vamos, a echar muchísimo en falta.

Era descomunal, único, un continente, como escribe Oti en ABC. Fernando era culto, simpático, agradable. Y es cierto que es un «grande de España», como ha escrito en estas páginas José Luis Garci, porque Fernando Fernán-Gómez ha ocupado los primeros lugares en todos los sectores importantes de este país: literatura, poesía, ensayo, teatro, televisión, cine... Fernando Fernán-Gómez tocaba todos los palos de una forma eminente, de una manera admirable.

viernes, noviembre 23, 2007

Para que no olvidemos a Fernán-Gómez 1/2

Para que no olvidemos a Fernán-Gómez 1/2

Permalink 22.11.07 @ 23:58:59. Archivado en Sobre el autor, Semántica, Pragmática, Sociogenética, Antropología, Educación, Teatro, Novela, Cine

«Me gustaría ser recordado; hoy por hoy me parece que con que se me recordase estaría satisfecha mi vanidad» (FFG).

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Imagen: Fernando Fernán-Gómez trabajando con Patricia Ferreira su papel como protagonista en el filme "Para que no me olvides"

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Fernando Fernán-Gómez nació en el seno del teatro, en Lima, el 28 de agosto de 1921, durante una gira por América de la compañía de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, compañía en la que trabajaba su madre, la actriz Carola Fernán Gómez. Su partida de nacimiento fue expedida días más tarde en Buenos Aires, atribuyéndole, en virtud del derecho del suelo, la nacionalidad argentina, nacionalidad que conservaría hasta que le fuera otorgada la nacionalidad española en 1984.

Llegó a España cuando tenía tres años y fue su abuela quien se encargó de su educación, en Madrid, calle de Álvarez de Castro, en el barrio de Chamberí, que es el escenario y al mismo tiempo el microcosmos de la guerra civil española en su obra Las bicicletas son para el verano. Su vocación infantil fue doble: la interpretación y la escritura. Si públicamente se inclinó por la carrera de actor, nunca dejó de escribir y, desde luego de leer.

Estudió Filosofía y Letras en Madrid, pero su verdadera vocación lo condujo al teatro, donde debutó como profesional en 1938 en la compañía de Laura Pinillos, tras haber representado algún que otro papel como actor incluso durante su época escolar. En efecto, tenía nueve años cuando debutó en una obra de su colegio como camarero. Desde 1934 integró grupos de teatro aficionado y el estallido de la Guerra Civil interrumpió sus estudios de Filosofía y Letras. Sin obtener dinero a cambio, motivado sólo por su pasión, entró en dos compañías. En el montaje de la obra de una de ellas fue descubierto por el dramaturgo Jardiel Poncela, que le dio un papel en una pieza de 1940. Enrique Jardiel Poncela lo descubrió en la compañía de Laura Pinillos, dándole su primera oportunidad al ofrecerle, en 1940, un papel como actor de reparto en su obra Los ladrones somos gente honrada.

Tres años después, en 1943, lo contrató la productora cinematográfica Cifesa, irrumpiendo así en el cine con la película Cristina Guzmán, dirigida por Gonzalo Delgrás. Por su aspecto, lo suyo no era hacer de galán. Partió haciendo comedia, pero luego derivó en un actor de carácter respetado. Al año siguiente le ofrecieron su primer papel protagonista en Empezó en boda (1944), de Raffaello Matarazzo. Fue el inicio oficial de su carrera, que sería triunfal.

Sin embargo, desde el comienzo sintió que su vocación iba más allá de la interpretación. Su primera película fue la comedia "Manicomio", de 1954, y dirigió 27 películas en total. En paralelo, nunca descuidó el teatro, como dramaturgo, como director y como actor. En los 80 comenzó a desarrollar su faceta de literato: escribió novelas, ensayos, fue columnista para periódicos como "ABC", "Diario 16" y "El País".

No aceptaba que se metieran en su vida privada. Se casó y se divorció de la cantante María Dolores Pradera, con quien tuvo dos hijos, Helena y Fernando. En 2000 se casó con la actriz Emma Cohen, con quien tenía una relación desde los años 70.

Un recuerdo muy personal, aunque un poco confuso en cuanto a la fecha precisa: en 1942, siendo yo un crío que iba a cursar o cursaba ya, en 1943-44, la escuela preparatoria en Málaga, por amistad de mis padres con el obispo, tuve la ocasión de ver a Fernando Fernán-Gómez rodando "La mies es mucha" en los palmerales de la finca de San José de los hermanos de San Juan de Dios, que servía en aquél entonces de manicomio, más que probablemente de presos políticos. La película narraba los infortunios del Padre Santiago, interpretado por Fernando Fernán-Gómez, misionero que se traslada a la India para ejercer su labor apostólica. Allí debe enfrentarse a unas condiciones de vida atroces y es testigo de la extrema pobreza en la que viven los nativos. La situación se ve agravada por una epidemia que terminará costándole la vida al misionero. La mies es mucha es una película española dirigida por José Luis Sáenz de Heredia en 1948, típico ejemplo del cine religioso realizado en la época. El filme fue un enorme éxito de taquilla en su momento, y obtuvo los premios del Círculo de Escritores Cinematográficos y Nacional del Sindicato del Espectáculo (Wikipedia).

El 19 de noviembre de 2007, el actor, director, guionista, escritor y académico de la lengua Fernando Fernán-Gómez, fue ingresado en el área de Oncología del madrileño Hospital Universitario La Paz, para ser tratado de una neumonía. Fallecía ayer, 21 de noviembre de 2007, a los 86 años de edad. El parte médico consignó como momento del fallecimiento las 18:00 horas y como causa inmediata una insuficiencia cardiorrespiratoria.

Figura por antonomasia del séptimo arte español, había recibido cuatro premios Goya; era premio Príncipe de Asturias de las Artes, premio Nacional de Cine y Teatro, premio Mariano de Cavia y Medalla de Oro de la Academia de Cine.

Marisa Paredes, presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, lo describió a la perfección durante la entrega de la décima Medalla de Oro: «Por anarquista, por poeta, por cómico, por articulista, por académico, por novelista, por dramaturgo, por único y por consecuente».

Colaborador de ABC desde abril de 1972, este periódico publica hoy el último de los casi doscientos artículos que Fernando Fernán-Gómez le envió a lo largo de treinta y cinco años.

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El Campo de las Calaveras
por FERNANDO FERNÁN-GÓMEZ
De la Real Academia Española

NO fue producto del sueño profundo, pero casi, casi. Fue producto de la duermevela. («Duermevela, DRAE: Sueño ligero en que se halla el que está dormitando».)

Los jugadores de uno de los equipos iban de blanco; los del otro, a rayas azules y blancas. Alrededor del campo de fútbol, un centenar, más bien más que menos, de espectadores, presenciaban de pie el partido de fútbol. («Fútbol, DRAE: Juego entre dos equipos de once jugadores cada uno, cuya finalidad es hacer entrar un balón por una portería conforme a reglas determinadas, de las que la más característica es que no puede ser tocado con las manos ni con los brazos».)

Entre los jugadores, unos metros alejado de la pelota, de la jugada, no corría, pero andaba a buen paso, un joven algo menos joven que los demás, que vestía una camiseta o blusa amarilla. Debía de ser el árbitro.

Pero, entonces ¿quién era ese otro joven que, bien plantado sobre el verde césped y también vestido de amarillo, apuntaba algo en un cuadernito? ¿Un árbitro suplente? ¿O se jugaba el partido con dos árbitros? ¿Era esto posible?

¿Y quiénes eran aquellos dos mozalbetes, que, emparejados y también de amarillo, entre aspavientos y vociferando, corrían hacia el lugar de la jugada, donde ya dos futbolistas, uno de blanco y el otro de azul y blanco, habían llegado a las manos, y otros, de ambos equipos, intentaban en vano separarlos? Quizás fueran auxiliares del árbitro. Mejor dicho: de los árbitros, si, como yo me preguntaba, era posible que éstos fueran dos.

En lo que intentaba resolver esa duda, la pelea se había generalizado y sobre el césped luchaban los once de blanco con los once de azul y blanco más algunos espectadores, bastantes, muchísimos, que se habían sumado al conflicto por cuestiones de barrio -que si Trafalgar, que si Cuatro Caminos-, de lugar de trabajo -que si Moneda y Timbre, que si el Ayuntamiento- o, simplemente, por espíritu deportivo -que si boxeo, que si catch as catch can, especie de lucha libre muy de moda en aquellos tiempos. (En el DRAE no viene, no registra este término.)

Para considerar algo verosímil este relato, apoyado en recuerdos muy verídicos -aunque también puede considerarse divagación- debe saber el paciente lector, por si además de paciente es receloso y teme ser engañado, que los futbolistas que en él han aparecido no eran futbolistas profesionales, sino aficionados. Líbreme Dios, y sus comisionistas en la Tierra, de pensar que los profesionales hubieran sido capaces de semejante comportamiento, y líbrenme además de difundir tal calumnia. Y también debe saber, por lo tanto, el inteligente lector, que el partido no era de Liga ni de Copa. Y que no tuvo lugar en el campo de fútbol de Chamartín, el profesionalísimo y lujosísimo Estadio Bernabéu, ni en el algo más modesto de Vallehermoso, sino en el Campo de las Calaveras.

Este terrorífico nombre, siempre que surge está pidiendo una explicación sobre sus orígenes, una explicación con apariencia de veraz.

O, cuando menos, algún comentario. Por no faltar a la regla recordaré que en tiempos hoy ya muy remotos, desde mediados hasta finales del siglo XIX, hubo en Madrid, entre la parte trasera de los Jardines del Canal de Lozoya, en la calle de Bravo Murillo, y la Avenida de la Reina Victoria, varios cementerios: el de la sociedad La Patriarcal y los llamados de San Martín, San Luis y San Ginés. Su demolición, ya en el siglo XX, dio lugar a una extensa zona de solares edificables, utilizada por el vecindario, mientras les iba llegando su hora, como lugar de esparcimiento, («Esparcimiento, DRAE: Conjunto de actividades con que se llena el tiempo libre».) en la que, según el rumor popular, con frecuencia se encontraban restos de esqueletos humanos. Y de ahí lo de «Campo de las Calaveras».

En este campo pelean los dos equipos, olvidados del más allá, pendientes únicamente del más acá, el inmediato más acá. Tienen dos únicos objetivos, alejados de cualquier otro: meter el balón en la portería del equipo enemigo y cerrar la portería propia, sin faltar a las reglas, pero de manera que el enemigo no consiga traspasarla. No importa saber cuál de los dos equipos tiene razón. No es eso lo que se dirime. Tampoco importa el hecho de que la práctica de ese deporte contribuya a la mejoría de la salud o que sea perjudicial para el cuerpo. A veces puede surgir la belleza en alguna jugada, pero si esa belleza no contribuye a que el balón entre en la portería contraria será tiempo perdido.

Terminó la duermevela. Soy un hombre despierto. Más o menos despierto. Todo lo despierto que se puede ser, o estar, en este mundo y este tiempo tan poblados por amas de cría cuidadosas, por psicoanalistas vigilantes, por profesores licenciados en múltiples enseñanzas, por políticos laboriosísimos.

Dejo atrás el mundo de los dormidos, arropados en sus sueños. Estoy ya en el mundo de los despiertos. Somos muy trabajadores. Para nosotros el trabajo es un placer. Estamos bastante bien preparados, muy preparados. Empezó nuestra preparación en la lejana infancia y no la abandonamos ni en la adolescencia ni en la juventud. Casi podría decir que estaba prohibido abandonarla. Poco importaba la ética. Ni la caridad.

Y mucho menos importaba ese personaje fantasmal de nuestra infancia al que las abuelitas y algún que otro sacerdote solían llamar «el prójimo».

Lo que importaba era meter gol al equipo contrario. Y que no metieran gol a nuesro equipo. En tiempos remotos, cuando éramos unos chicos que jugábamos en la calle, aprendimos que todo consistía en una guerra de letras: CEDA, UGT, CNT, FET y de las JONS... Y así hasta cerca de cincuenta.

El hombre mayor que había en las familias, incluso en las familias que no parecían familias, como podía considerarse la mía, se creía obligado a adiestrar a los chicos en rudimentos de ciencia política. En mi caso, este empleo honorífico le correspondió a mi tío Carlos, y aún recuerdo al hombre esforzándose en explicarme la diferencia entre sindicalismo y socialismo. Y cómo yo debía ser anarco-sindicalista, la FAI, porque los socialistas, el PSOE, estaban vendidos al capitalismo.

Pero,en resumidas cuentas, lo que sacaba yo en conclusión de sus enseñanzas era lo mismo que sacaban de las enseñanzas de sus mayores los otros chicos del barrio que jugaban y cambiaban opiniones conmigo en la calle y en el colegio: que había que meter gol -o goles, muchos goles- al equipo contrario y procurar que en nuestra portería nadie metiera ningún gol.

La ética, la caridad, la historia, la convivencia, el amor al prójimo, la igualdad, la paz... eran asignaturas de adorno.

miércoles, noviembre 21, 2007

Pero Pérez, el cura del Quijote

Pero Pérez, el cura del Quijote

Permalink 21.11.07 @ 19:18:41. Archivado en El Quijote, Semántica, Pragmática, España, Sociogenética, Novela

Pero Pérez, el Cura de su lugar y gran amigo de don Quijote.

La asociación del hipocorístico (1) arcaico Pero con el patronímico Pérez es muy antigua y muy frecuente en nuestra lengua. Está documentada desde 1244. En el momento en que escribíamos estas líneas, el 05.07.05, el motor de búsqueda Google encontraba 1200 páginas en español para "Pero Pérez". Al reeditarlas hoy, 21.11.07, el motor de búsqueda Google encuentra 15.900 páginas.

Uno de los más famosos trabalenguas que circulan por los manuales de dicción, en los centros de formación de locutores y en las clases de lengua española para extranjeros, desde hace muchos años, ha escogido como protagonista a un homónimo del cura del Quijote: -Pedro Pero Pérez Crespo, ¿Dónde moras? / -¿Por qué Pedro Pero Pérez Crespo preguntáis? / Porque en este lugar hay tres Pedros Pero Pérez Crespo: / Pedro Pero Pérez Crespo de arriba, / Pedro Pero Pérez Crespo de abajo, / Pedro Pero Pérez Crespo del rincón. / Estos tres Pedros Pero Pérez Crespo son.

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cur-: cura: 317: [dijo el cura: 62; el cura: 247: [el cura y el barbero: 27]; respondió el cura: 13; replicó el cura: 5; señor cura: 14]; curaba: 2; curaban: 2; curad: 1; curadillo: 1; curado: 7; Curambro: 1; curan: 3; curándome: 1; curándose: 2; curar: 10; curara: 2; curaremos: 1; curaría: 1; curarle: 4; curarme: 2; curaron: 1; curarse: 4; curase: 3

cura 1 ('asistencia que se presta a un enfermo' «la cura de la qual emfermedat» y antiguamente 'cuidado', doc. 1220-50, del lat. cura 'cuidado, solicitud') f. 'cuidado, solicitud'

|| la cura de su locura: «dieron orden para que,… con la invención de la libertad de la reina Micomicona, pudiesen el cura y el barbero llevársele como deseaban, y procurar la cura de su locura en su tierra.», I.46.30. • Notable paronomasia, reveladora del placer que procura la escritura, al modelar la forma como se modela la cera, con un poco de calor y una suave presión de los dedos: «el cura… procura la cura de su locura»

cura 2 (doc. 1396: «el cura del dicho lugar», de cura 1, por metáfora y metonimia 'párroco', se aplicó esta denominación al párroco, por tener a su cargo la cura de almas o cuidado espiritual de sus feligreses) m. «El párroco y el rector que tiene a su cargo el administrar lo sacramentos y dotrinar los feligreses de su parroquia; y así se pudo dezir del cuidado que debe tener en velar, como buen pastor, sobre aquellas ovejas que están a su cargo.», Cov. 388.a.18

El imitador Avellaneda evoca en su detalle el conjunto de la jerarquía eclesiástica de la época, en una de sus frecuentes enumeraciones exhaustivas, razón por la cual más de un crítico piensa que él mismo pertenecía a esta jerarquía como hombre de iglesia: «estoy por volver al lugar y desafiar a singular batalla, no solamente al cura, sino a cuantos curas, vicarios, sacristanes, canónigos, arcedianos, deanes, chantres, racioneros y beneficiados tiene toda la Iglesia romana, griega y latina», DQA, 4 § 4.

|| —¡Ah, señor cura, señor cura!: ® señor

|| el cura de su lugar [de don Quijote]: El hidalgo tuvo muchas veces «competencia con el cura de su lugar—que era hombre docto, graduado en Sigüenza—, sobre cuál había sido mejor caballero», I.1.3.

En ningún momento se nos da la prosopografía de este personaje central «al natural», aunque sí disponemos de la descripción del disfraz que toma para sacar a Don Quijote de Sierra Morena, como si el autor prefiriera que nos centráramos sobre su etopeya de tracista. De ella derivan no sólo sus acciones sino el mismo disfraz que adopta para realizar la más importante de ellas: «la ventera vistió al cura de modo que no había más que ver: púsole una saya de paño, llena de fajas de terciopelo negro de un palmo en ancho, todas acuchilladas, y unos corpiños de terciopelo verde, guarnecidos con unos ribetes de raso blanco, que se debieron de hacer, ellos y la saya, en tiempo del rey Bamba. No consintió el cura que le tocasen, sino púsose en la cabeza un birretillo de lienzo colchado que llevaba para dormir de noche, y ciñóse por la frente una liga de tafetán negro, y con otra liga hizo un antifaz, con que se cubrió muy bien las barbas y el rostro; encasquetóse su sombrero, que era tan grande que le podía servir de quitasol, y cubriéndose su herreruelo, subió en su mula a mujeriegas», I.27.1.

El cura se llama Pero Pérez. Nótese bien que el apellido Pérez es derivado del nombre Pero y que este nombre, forma arcaica e hipocorístico de Pedro, es, por antonomasia, el del primer Papa, no como ciudadano privado, sino como pastor supremo de la iglesia. Es una manera de apuntar al lector, mediante el superlativo por repetición, que este personaje es dos veces lo que su nombre significa. Conviene notar igualmente que esta asociación del hipocorístico Pero con el patronímico Pérez es muy frecuente desde 1244.

Pero Pérez es el Cura del lugar de don Quijote, con el cual y con cuya familia tiene una relación de amistad y de responsabilidad pastoral tan fuerte, que se siente obligado a correr tras don Quijote para hacerlo volver a la aldea, reaccionando así, en amigo leal de la familia y en celoso cura de pueblo, a la intención implícita de la pregunta del ama, que equivale a una orden de misión: «—¿Que le parece a vuestra merced, señor licenciado Pero Pérez —que así se llamaba el cura—, de la desgracia de mi señor? Tres días ha que no parecen él, ni el rocín, ni la adarga, ni la lanza, ni las armas.», I.5.15.

Su función en el Quijote es indisociable de la del barbero, con el cual forma una pareja comparable con la de don Quijote y Sancho, de cuya pareja de andantes son antagonistas, aunque bajo la apariencia de colaboración, para obtener la del propio interesado. Cabe decir que son enviados a la búsqueda de don Quijote por la pareja familiar formada por la sobrina y el ama de don Quijote, que funcionan en la novela como el poder social que les encarga de esta misión, si no de héroes sí heroica, por tratarse de hacer volver al pueblo a un loco. (® parejas en el Quijote.).

Él y el barbero frecuentan la casa de don Quijote por ser sus grandes amigos, de manera que allí los encuentra Pedro Alonso cuando trae de vuelta de su primera salida a don Quijote: «estaban en ella el cura y el barbero del lugar, que eran grandes amigos de don Quijote», I.5.14.

A juzgar por la minuciosidad con que examina la biblioteca de su amigo durante el gran escrutinio, I.6, el cura del pueblo de don Quijote conoce al detalle los más populares libros de caballerías.

Intentando destruir la causa del mal, dirige el escrutinio de la librería: «Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo», I.6.Epígr.

Se disfraza y sale en busca de don Quijote, para hacerlo volver al pueblo: «El cura le contó en breves razones la locura de don Quijote, y cómo convenía aquel disfraz para sacarle de la montaña, donde a la sazón estaba.», I.27.2.

Cuando encuentra a don Quijote, se ingenia para presentarse a él sin alarmarle. Se dice del cura que «era un gran tracista», antes de explicar lo que imaginó para que Don Quijote no reconociera a Cardenio como el loco de Sierra Morena, con quien anteriormente se había peleado: «Todo esto miraban de entre unas breñas Cardenio y el cura, y no sabían qué hacerse para juntarse con ellos; pero el cura, que era gran tracista, imaginó luego lo que harían para conseguir lo que deseaban, y fue que con unas tijeras que traía en un estuche quitó con mucha presteza la barba a Cardenio, y vistióle un capotillo pardo que él traía», I.29.39.

No pierde el norte en su propósito principal, que consiste en hacer volver a Don Quijote a su aldea. Así pués, cuando Don Quijote se dice dispuesto a irse hacia el Micomicón, el Cura replica: «por la mitad de mi pueblo hemos de pasar», I.29.57. Cuando Don Quijote expresa al Cura su extrañeza por encontrarle en aquellas partes tan solo, el Cura replica que yendo a Sevilla con el Barbero a cobrar unos dineros, les atacaron y robaron hasta las barbas unos galeotes que liberó un hombre valiente, pero que debía estar falto de juicio, etc, a Don Quijote «se le mudaba el color a cada palabra, y no osaba decir que él había sido el libertador de aquella buena gente», I.29.61.

Cuando Sancho Panza dice que el que hizo esta hazaña fue su amo, aunque le avisó que era pecado darles libertad, Don Quijote lo llama majadero y dice que «a los caballeros andantes no les toca ni atañe averiguar si lo afligidos… van de aquella manera… por sus culpas o por sus gracias; sólo le toca ayudarles como a menesterosos, poniendo los ojos en sus penas y no en sus bellaquerías.», I.30.3.

Don Quijote está dispuesto a hacer conocer con su espada que hizo con los galeotes lo que su religión le pedía.

Para ayudar al auténtico Cautivo a hacerse reconocer por el oidor como su hermano, asume el papel de excautivo, pretendiendo que fue capturado en la Goleta mientras que un amigo suyo llamado Ruy Pérez de Viedma lo fue en la batalla de Lepanto: «—Del mesmo nombre de vuestra merced, señor oidor, tuve yo una camarada en Costantinopla, donde estuve cautivo algunos años», I.42.18.

Dialoga con el canónigo sobre libros de caballerías y comedias, I.47.30 y ss.

Regresa a la aldea trayéndose a don Quijote encerrado en una jaula: «Don Quijote iba sentado en la jaula, las manos atadas, tendidos los pies, y arrimado a las verjas, con tanto silencio y tanta paciencia como si no fuera hombre de carne, sino estatua de piedra.», I.47.13.

Visitas a don Quijote en su casa, para informarse de su salud, II.1.1 y ss.

Asiste a don Quijote moribundo: «Acabóse la confesión, y salió el cura, diciendo: —Verdaderamente se muere, y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento.», II.74 § 15-16.

Deseando que nadie repita ni las locuras de don Quijote ni las falsedades del autor apócrifo, se preocupa tanto como el autor verdadero y el editor de que conste oficialmente por escribano público la muerte de su amigo: «Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio cómo Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente don Quijote de la Mancha, había pasado desta presente vida, y muerto naturalmente», II.74.27. ® Pérez: Pero Pérez

|| ® barbero: el cura y el barbero: como lo muestra el refranero, la asociación de un cura y de un barbero, en pareja de personajes, es proverbial: ««El kura i el sakristán, el barvero i su vezino, todos muelen en un molino; ¡i ké buena harina harán!» El sakristán es: el barvero; el kura: el vezino; kon ke, pareziendo kuatro no son más de dos.», Corr. 106.a.

Vuelta de don Quijote a su lugar, conducido por su vecino Pedro Alonso sobre un jumento: «entró en el pueblo, y en la casa de don Quijote, la cual halló toda alborotada; y estaban en ella el cura y el barbero del lugar, que eran grandes amigos de don Quijote», I.5.14.

Sin embargo en el Quijote esta asociación no va tan lejos como en el refrán que acabamos de recordar, puesto que en ningún momento podemos concluir que maeses Nicolás sea al mismo tiempo el sacristán de Pero Pérez, cura del lugar de don Quijote. La asociación de un cura con un sacristán aparece solamente en el caso del Toboso, adonde Don Quijote llega por la noche para visitar a Dulcinea: «en esa casa frontera viven el cura y el sacristán del lugar; entrambos o cualquier dellos sabrá dar a vuestra merced razón desa señora princesa, porque tienen la lista de todos los vecinos del Toboso», II.9.26.

(1) ‘designación cariñosa o familiar’

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Fuente: Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid. Este artículo apareció el 05.07.05.

XC Asamblea Plenaria de la conferencia episcopal

XC Asamblea Plenaria de la conferencia episcopal

Permalink 20.11.07 @ 23:58:26. Archivado en España, Sociogenética, Religiones, Educación

Recogemos aquí los pasajes esenciales del discurso del Excmo. y Rvmo. Sr. D. Ricardo Blázquez Pérez, Obispo de Bilbao y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, discurso pronunciado durante la inuguración de la XC Asamblea Plenaria de la conferencia episcopal, celebrada en Madrid, del 19 al 22 de noviembre de 2007.

0. Nuevos cardenales y nuevo obispo españoles

El día 17 de octubre nombró el Papa Cardenales al Sr. Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, y al Sr. Arzobispo de Barcelona, Mons. Lluís Martínez Sistach; la elección es un reconocimiento de sus personas y de sus diócesis. Fue elegido también Cardenal el padre Urbano Navarrete, nacido en Camarena de la Sierra (Teruel); excelente profesor de Derecho Canónico y reconocido maestro de canonistas en la Pontificia Universidad Gregoriana, de la que fue también Rector; la designación muestra la gratitud del Papa a su largo, cualificado y fiel servicio a la Iglesia.
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Felicito al P. Martínez Camino, que ha sido nombrado anteayer Obispo Auxiliar de Madrid.

1.- Beatificación de 498 mártires.

Los historiadores españoles y extranjeros han estudiado mucho y previsiblemente continuarán estudiando lo que aconteció en España en el decenio de los treinta; la bibliografía es abundantísima. Fue un periodo agitado y doloroso de nuestra historia; la convivencia social se rompió hasta tal punto que en guerra fratricida lucharon unos contra otros. Con sus conclusiones los investigadores nos ayudan a comprender hechos y datos, causas y consecuencias; sus interpretaciones, debidamente contrastadas, nos acercan con la mayor objetividad posible a la realidad muy compleja. Deseamos que se haga plena luz sobre nuestro pasado: Qué ocurrió, cómo ocurrió, por qué ocurrió, qué consecuencias trajo. Esta aproximación abierta, objetiva y científica evita la pretensión de imponer a la sociedad entera una determinada perspectiva en la comprensión de la historia. La memoria colectiva no se puede fijar selectivamente; es posible que sobre los mismos acontecimientos existan apreciaciones diferentes, que se irán acercando si existe el deseo auténtico de comprender la realidad.

Cada grupo humano –una sociedad concreta, la Iglesia católica en un espacio geográfico, una congregación religiosa, un partido político, un sindicato, una institución académica- tienen derecho a rememorar su historia, a cultivar su memoria colectiva, ya que de esta manera profundizan también en su identidad. La Iglesia católica, por ejemplo, en el Concilio Vaticano II buscó su reforma y renovación volviendo a las fuentes. Este conocimiento que actualiza el pasado, además de ensanchar la conciencia compartida por el grupo, puede sugerir actuaciones de cara al futuro, ya que memoria y esperanza están íntimamente unidas. Pero no es acertado volver al pasado para reabrir heridas, atizar rencores y alimentar desavenencias. Miramos al pasado con el deseo de purificar la memoria, de corregir posibles fallos, de buscar la paz. Recordamos sin ira las etapas anteriores de nuestra historia, sin ánimo de revancha, sino con la disponibilidad de afirmar lo propio y de fomentar al mismo tiempo el respeto a lo diferente, ya que nadie tiene derecho a sofocar los legítimos sentimientos de otro ni a imponerle los propios. La búsqueda de la convivencia en la verdad, la justicia y la libertad debe guiar el ejercicio de la memoria. Con las siguientes palabras expresó lo que venimos diciendo Mons. Antonio Montero, Arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, en su extraordinaria obra presentada en su momento como tesis doctoral en la Universidad Pontificia de Salamanca: “Que los hechos se conozcan bien, pero desprovistos en todo lo posible de cualquier fermento pasional” (Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939, Madrid 1961, p. VIII). Y alguien, que perdió a sus padres profundamente católicos en aquella persecución, ha afirmado en manifestaciones recientes: “Un cristiano no puede dejarse llevar del odio, aunque sea en nombre de la justicia”.
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La Conferencia Episcopal Española, sintonizando con el espíritu de Juan Pablo II, hizo público poco antes de cruzar el umbral del año 2000 un documento titulado La fidelidad de Dios dura siempre. Mirada de fe al siglo XX (20 de noviembre de 1999), en que se unían pasado, presente y futuro como en el canto del Magníficat de la Virgen María. Acción de gracias por los dones recibidos, reconocimiento de nuestros pecados y petición de perdón, y confianza en las promesas de Dios. De aquel documento son las siguientes palabras que pertenecen a la segunda parte: “También España se vio arrastrada a la guerra civil más destructiva de su historia. No queremos señalar culpas de nadie en esta trágica ruptura de la convivencia entre los españoles. Deseamos más bien pedir el perdón de Dios para todos los que se vieron implicados en acciones que el Evangelio reprueba, estuvieran en uno u otro lado de los frentes trazados por la guerra. La sangre de tantos conciudadanos nuestros derramada como consecuencia de odios y venganzas, siempre injustificables, y en el caso de muchos hermanos y hermanas como ofrenda martirial de la fe, sigue clamando al Cielo para pedir la reconciliación y la paz. Que esta petición de perdón nos obtenga del Dios de la paz la luz y la fuerza necesarias para saber rechazar siempre la violencia y la muerte como medio de resolución de las diferencias políticas y sociales” (n. 14). Debemos estudiar la historia para conocerla siempre mejor; y una vez leídas sus páginas, aprendamos sus principales lecciones: La convivencia de todos en las diversidades legítimas, la afirmación de la propia identidad de manera no agresiva sino respetuosa de otras, la colaboración entre todos los ciudadanos para construir la casa común sobre los cimientos de la justicia, de la libertad y de la paz. Recordamos la historia no para enfrentarnos sino para recibir de ella o la corrección por lo que hicimos mal o el ánimo para proseguir en la senda acertada.

La palabra mártir tiene varias acepciones en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. De las diferentes acepciones recuerdo ahora dos: 1) “Persona que padece muerte por amor de Jesucristo y en defensa de la religión cristiana”, y 2) “Persona que muere o padece mucho en defensa de otras creencias, convicciones y causas”. Aunque nosotros nos referimos a los mártires cristianos, mostramos nuestro respeto a las personas que han mantenido sus convicciones y han servido a sus causas hasta afrontar las últimas consecuencias. La beatificación de los mártires por la autoridad apostólica de la Iglesia no supone desconocimiento ni minusvaloración del comportamiento moral de otras personas, sostenido con sacrificios y radicalidad. Ante toda persona que lucha honradamente por la libertad de los oprimidos, por la defensa de los pobres y por la solidaridad entre todos los hombres inclinamos nuestra cabeza, remitiendo a Dios el juicio último de su vida y de la nuestra.

2.- “Iglesia en España y Pastoral de las migraciones”

Por lo que se refiere a nuestro país, el fenómeno migratorio ha cambiado de signo en los últimos años. Hemos pasado de ser país de emigración a ser uno de los países de Europa con más elevado número de inmigrantes; esta inversión, además, se ha realizado en poco tiempo. Las cifras son elocuentes: En diez años el número de extranjeros ha pasado de 542.314 en 1996 a 4.144.166 en 2006. En los últimos cinco años se ha dado una media de crecimiento de 500.000 por año. La experiencia de haber sido pueblo de emigración debe recordarnos aquellas palabras del Éxodo: “Forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (22,20); y particularmente las de Jesús en el Evangelio: “Fui forastero y me hospedasteis” (Mt 25,35).
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Un inmigrante no es sólo mano de obra para producir; es, ante todo, una persona, miembro de la familia humana, hermano nuestro, hijo de Dios. La visión humana y cristiana del hombre nos impulsa a promover la acogida, el respeto, la ayuda, la comprensión, la solidaridad. La integración de los inmigrantes exige, tanto por parte del país de acogida como por parte de los trabajadores y de sus familias, un esfuerzo paciente y sostenido; los inmigrantes deben ser reconocidos en sus derechos humanos y laborales y ellos a su vez deben respetar las leyes y tradiciones legítimas del país que los recibe. Si unos y otros trabajan en la búsqueda de la integración de los inmigrantes, los posibles brotes de rechazo y exclusión serán sofocados fácilmente. Con estas reflexiones teóricas y prácticas, surgidas de una experiencia larga y eficaz, presta la Conferencia Episcopal -así confiamos y deseamos-, una ayuda valiosa a nuestras diócesis e incluso a toda la sociedad española.
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3.- Centenario del nacimiento del Cardenal Tarancón

El día 14 de mayo de 1907 nació en Burriana (Castellón de la Plana) el Cardenal Vicente Enrique y Tarancón. En la apertura de la presente Asamblea Plenaria lo recordamos con profunda gratitud. Nuestra memoria es homenaje y reconocimiento de su persona y de su obra. Fue, en una coyuntura crucial, un don de Dios para la Iglesia y la sociedad española. Evocamos hoy al Cardenal Tarancón, conscientes de que forma parte relevante de nuestra historia.
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En una mirada retrospectiva, recapitulando el Cardenal Tarancón el decenio en que presidió la Conferencia Episcopal Española, manifestó la intención que le había guiado. “Me propuse dos objetivos: Aplicar a España las enseñanzas del Concilio Vaticano II en lo referente a la independencia de la Iglesia de todo poder político y económico, y procurar que la comunidad cristiana se convirtiese en instrumento eficaz de reconciliación para superar el enfrentamiento entre los españoles que había culminado en la guerra civil”. La Iglesia en el Concilio no sólo promovió una renovación profunda de sus actitudes y estructuras internas, sino también orientó de manera distinta las relaciones con el mundo, con la sociedad y con el hombre. Estos cambios eran más delicados, en nuestra Iglesia por la riqueza de la vida cristiana que estaba en cambio, y en la sociedad, a la que se debían evitar traumas innecesarios en la transición de un régimen personal a un régimen democrático con los numerosos y profundos cambios implicados. Fueron directrices para Tarancón tanto el amor a la Iglesia como el servicio a nuestro pueblo; fue consciente de la situación singular y de la alta responsabilidad que se le confiaba cuando pensó en él Pablo VI para liderar a la Iglesia en aquella delicada situación y cuando la Conferencia Episcopal lo eligió y reeligió como su Presidente.

Actuando en sintonía con las directrices del Papa Pablo VI y expresando, además, lo que las nuevas generaciones de Obispos, sacerdotes, religiosos y seglares anhelaban, pudo cumplir el encargo con dedicación y acierto. Sus dotes humanas y experiencia pastoral lo hicieron apto para recibir tal misión en aquella hora histórica; con la desenvoltura que le caracterizó diría de sí mismo que era un hombre a quien pusieron en un puesto difícil en un momento difícil. De alguna manera era Don Vicente memoria viva de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad; hombre de espíritu abierto, avizor del futuro, sensible como un sismógrafo a los movimientos subterráneos de la sociedad, de natural optimista y decidido, hábil y sagaz. Fue una persona que, asumiendo el encargo otorgado y la responsabilidad real y simbólica que se le reconoció, contribuyó poderosamente a que nuestra Iglesia acometiera los cambios necesarios. Imprimió a la Iglesia un dinamismo que le permitió acompañar a la sociedad en una encrucijada de gran trascendencia para ambas, ya que debían tomar decisiones de largo alcance. El Cardenal Enrique y Tarancón buscó siempre la concordia, respetando la pluralidad y fomentando el diálogo; con buen instinto supo rodearse de valiosos colaboradores. Sin olvidar el pasado miraba al futuro, y por ello confiaba en las nuevas generaciones y les daba la palabra. Afirmaba abiertamente que la Iglesia veía con buenos ojos la llegada de la democracia y el pluralismo que le es inherente.

Texto completo del discurso

lunes, noviembre 19, 2007

Eclesiásticos en El Quijote

Eclesiásticos en El Quijote

Permalink 19.11.07 @ 15:30:51. Archivado en El Quijote, Pragmática, Poética, Religiones, Novela

He aquí cómo critica los abusos de sus colegas eclesiásticos el lexicógrafo por antonomasia de nuestra edad de oro, Don Sebastián de Covarrubias Horozco (1539-1613), cuyo Tesoro de la lengua (1611) es imprescindible para comprender El Quijote (de 1605, y sobre todo de 1615):

«La vanidad del mundo ha introducido que los señores, y aun los que no lo son, y las señoras reciban clérigos en su servicio, y los llamen sus capellanes, y quieran que los acompañen y se ocupen en ministerios incompatibles con la dignidad sacerdotal… Cosa lastimosa, que los tengan delante de sí en pie y desbonetados, y los llamen de vos, o los rodeen la merced, y los padreen con llamarles: Padre acá, padre acullá.», Covarrubias, 297.a.1.

Covarrubias era capellán de Su Majestad (1578), canónigo de Cuenca (1579) y maestrescuela de su catedral (1601). Como lexicógrafo le cabe el mérito de haber redactado el primer esbozo de nuestro diccionario académico actual, con el sobremérito de haber comprendido mejor que muchos lexicógrafos posteriores, incluídos los actuales, la estrecha aunque sutil relación existente entre el diccionario (semántica) y la enciclopedia (pragmática).

Imagen: El Quijote, Serrano II. Foto: SGB. Grandes formatos

eclesiast-: eclesiástica: 1; eclesiástico: 7: [El eclesiástico: 5 = un grave eclesiástico: 1]; eclesiásticos: 2; √ iglesia

eclesiástico (doc. ±1280, del lat. ecclesiasticus , del gr. ekklesiastikós der. de ekklesía 'asamblea convocada' der. de ekkaléo 'yo convoco') adj. y m. 'relativo a la iglesia': 'clérigo'

Los eclesiásticos disfrutaban de un tratamiento particular en la España de Felipe II. He aquí lo que Fray José de Sigüenza explica del ejemplo que daba el rey en su fundación del Escorial:

«Diré también otro particular en esta materia: en todos los actos públicos que se hacían en la iglesia mostraba tanto respeto y guardaba tan puntualmente el derecho que se debe a las cosas eclesiásticas y a las personas de ella, que siempre ponía el postrero dondequiera que concurrían. Y porque los niños del Seminario tienen sobrepellices en tanto que asisten al oficio divino en estos actos eclesiásticos, iban delante y los anteponía: si tomaban la ceniza, los niños primero; si los ramos, las candelas, adoraban la Cruz y otras cosas semejantes, los adelantaba siempre, pareciéndole que era de más alto género todo lo que tenía resabio de orden eclesiástico. § Cuando había misas nuevas, iba a besar la mano al misacantano, y le ofrecía como si fuera otro hombre particular, y otros cien ejemplos bastantes a confundir, no digo a los herejes ni a otros cristianos llenos de pundonores de vanidad, sino aun a los muy aventajados religiosos.», Fundación del Monasterio, p. 110 § 4 y 5.

|| el eclesiástico del Castillo del duque: «Según una tradición que mencionó don Vicente de los Ríos en la Vida de Cervantes, se quiso en este pasaje sindicar a un eclesiástico comensal del Duque de Béjar, que es a quien está dedicada la primera parte del QUIJOTE… el calor y animosidad que en este pasaje muestra el autor, pueden ser indicio de que la persona del eclesiástico de quien se trata no era imaginaria, sino real y verdadera.», Clem. 1697.a.

Entre los eclesiásticos del Quijote es el único que aparece como resuelto antagonista de don Quijote, sin que sea posible percibir su deseo de ayudar desinteresamente a Alonso Quijano el Bueno, para que desistiera de su locura quijotesca. Su presentación por el narrador no deja lugar a dudas. Nos encontramos ante un personaje cuyo deseo fundamental no es ayudar sino condenar, al estilo de los personajes de Avellaneda:

«destos que quieren que la grandeza de los grandes se mida con la estrecheza de sus ánimos; destos que, queriendo mostrar a los que ellos gobiernan a ser limitados, les hacen ser miserables», II.31.34.

Identifica a Don Quijote como tal y lo condena, al mismo tiempo que condena al duque en cuanto asiduo lector de su historia:

«El Eclesiástico que oyó decir de gigantes, de follones y de encantos, cayó en la cuenta de que aquél debía de ser Don Quijote de la Mancha, cuya historia leía el Duque de ordinario, y él se lo había reprehendido muchas veces, diciéndole que era disparate leer tales disparates; y enterándose ser verdad lo que sospechara, con mucha cólera, hablando con el duque, le dijo: —Vuestra excelencia, señor mío, tiene que dar cuenta a nuestro Señor de lo que hace este buen hombre. Este Don Quijote, o Don Tonto, o como se llama, imagino yo que no debe de ser tan mentecado como vuestra excelencia quiere que sea, dándole ocasiones a la mano para que lleve adelante sus sandeces y vaciedades. § Y volviendo la plática a don Quijote, le dijo: —Y a vos, alma de cántaro, ¿quién os ha encajado en el celebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes y prendéis malandrines?…», II.31 § 62-64.

La confrontación se termina con una dura reprensión al Duque y la partida del Eclesiástico:

«—Por el hábito que tengo, que estoy por decir que es tan sandio vuestra excelencia como estos pecadores. ¡Mirad si no han de ser ellos locos, pues los cuerdos canonizan sus locuras! Quédese vuestra excelencia con ellos; que en tanto que estuvieren en casa, me estaré yo en la mía, y me excusaré de reprehender lo que no puedo remediar.», II.32.8.

El duque frena la ira de don Quijote tras las rudas declaraciones del eclesiástico:

«—Vuesa merced, señor Caballero de los Leones, ha respondido por sí tan altamente, que no le queda cosa por satisfacer deste que aunque parece agravio, no lo es en ninguna manera; porque así como no agravian las mujeres, no agravian los eclesiásticos, como vuesa merced mejor sabe. —Así es—respondió don Quijote—; y la causa es que el que no puede ser agraviado no puede agraviar a nadie. Las mujeres, los niños y los eclesiásticos, como no pueden defenderse aunque sean ofendidos, no pueden ser afrentados.», II.32 § 9-10.

Los otros eclesiásticos del Quijote son: el Cura del lugar de DQ, el Canónigo de Toledo, el beneficiado de las Bodas de Camacho y el Vicario de la historia de la Trifaldi.

El tema de la pobreza da lugar a un pullazo de don Quijote al beneficiado de las Bodas de Camacho: «un beneficiado de aquel pueblo, que tenía gentil caletre para semejantes invenciones, había compuesto y ordenado las danzas de las bodas de Camacho.» Don Quijote dice de él:

«—Yo apostaré -dijo Don Quijote- que debe de ser más amigo de Camacho que de Basilio el tal beneficiado, y que debe de tener más de satírico que de vísperas. ¡Bien ha encajado en la danza las habilidades de Basilio y las riquezas de Camacho!», II.20.45. ® Vicente de la Rosa