viernes, septiembre 06, 2013

Que no se repita en Siria el trágico error de Irak


En este caso como en todos los casos análogos de intervención exterior, para corregir los crímenes de lesa humanidad de un jefe de estado o de un poder soberano, yo doy prioridad al principio fundamental que rige las relaciones diplomáticas no belicistas, que son las únicas inspiradas por una deontología homologable a la luz de los derechos humanos.
Dar la fuerza a la palabra sin dar la palabra a la fuerza.= Donner le pouvoir à la parole sans donner la parole à la force. = Preferring the power of words to the language of force.
En la circunstancia histórica actual, dada la existencia del Tribunal Internacional de La Haya (1), yo creo que es obligatorio el que los estados democráticos reconozcan la función irremplazable de este Tribunal, para juzgar los casos de tipo penal que se presentan en el ejercicio de las responsabilidades soberanas. Si un estado o un Jefe de estado delinque, los estados democráticos deben someterlo a Juicio Internacional, para que sean los jueces internacionales, aplicando las leyes y las analogías existentes en la jurisprudencia, quienes decidan lo que deban decidir y no los detentores de las armas.
Federico Mayor Zaragoza tiene razón al indicar que ésta es la hora h de la justicia internacional, que sólo merece este calificativo si es una Justicia mundial consensuada por todos. Si los poderes fácticos actuales no respetan la urgencia de este momento, la Humanidad seguirá sufriendo el continuismo criminal del uso de la violencia homicida, fuerza ciega que está instalando a la Humanidad en la barbarie del caos.
En la carta abierta que el antiguo director general de la UNESCO dirige a Obama hay dos niveles: el de las medidas urgentes concretas en el caso de Siria y el de la reforma de las Naciones Unidas, para su mejor funcionamiento como foro supremo de la convivencia mundial.
Medidas urgentes concretas en en el caso de Siria
Un nuevo ataque sin esperar a conocer el veredicto de los inspectores de las Naciones Unidas constituiría un nuevo y ensangrentado desaire a sus competencias.
“Hay sólo una salida de emergencia: ¡las Naciones Unidas re-unidas!” = “¿Siria? Unas Naciones Unidas unánimemente respetadas, la única solución”.
La Asamblea General debe designar unánimemente a un interlocutor para establecer los contactos oportunos con el gobierno de El Assad, y llegar a los acuerdos pertinentes gracias a la inmensa autoridad que esta representación le concedería.
Presidente Obama: actúe con las Naciones Unidas. Sólo usted podría, con el apoyo presencial y virtual de un gran clamor popular, repetir, en su segundo mandato, la hazaña del Presidente Roosevelt… pero contando ahora con la gente, con los pueblos.
No intervenga antes de conocer por las Naciones Unidas –y no por otros desacreditados conductos de inteligencia- quiénes son los responsables. Y no lo haga sin contar con la aprobación del Consejo de Seguridad. Sería una gran decepción y constituiría una nueva irresponsabilidad
Antes de disparar, señor Presidente, mire a quienes le están induciendo a apretar el gatillo. Piense en la “gente” de ambos bandos. Y no lo haga.
Presidente Obama: tiene usted hoy la oportunidad de iniciar la gran inflexión desde la oligarquía a la democracia, de una cultura de dominio, imposición y violencia a una cultura de conciliación, alianza y paz. De la fuerza a la palabra.
Aprovéchela.
Reforma de las Naciones Unidas
Propondría dos fases en el proceso de “refundación” del Sistema de las Naciones Unidas: una, inmediata, en que la Asamblea General designara unánimemente a un interlocutor para establecer los contactos oportunos con el gobierno de El Assad, y llegar a los acuerdos pertinentes gracias a la inmensa autoridad que esta representación le concedería.
En una segunda fase, se establecería una Asamblea General en la que hubiera una representación de Estados equivalente al 50% de sus miembros y el otro 50% estuviera integrado por representantes de la sociedad civil. Además, al actual Consejo de Seguridad, sin veto pero con voto ponderado, se añadirían un Consejo Socioeconómico y un Consejo Medioambiental.
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Presidente Obama: no repetir en Siria el trágico error de Irak
Carta abierta de Federico Mayor Zaragoza al presidente Obama.
viernes, 6 de septiembre de 2013
Desde hace años –con el horrendo balance de la indebida invasión de Irak en la memoria y el corazón, y ante el obsceno espectáculo, después, del asesinato de Gaddafi- vengo insistiendo en que es indispensable y urgente una refundación del Sistema de las Naciones Unidas. Un nuevo ataque sin esperar a conocer el veredicto de los inspectores de las Naciones Unidas –como sucedió en el caso de Irak con la mentirosa suposición de que el régimen de Saddam Hussein poseía “arsenales de destrucción masiva”- constituiría un nuevo y ensangrentado desaire a sus competencias.
“Hay sólo una salida de emergencia: ¡las Naciones Unidas re-unidas!” (escribía en abril de 2011).
“¿Siria? Unas Naciones Unidas unánimemente respetadas, la única solución” ( escribía el 13 de febrero de 2012).
Proponía dos fases en el proceso de “refundación” del Sistema de las Naciones Unidas: una, inmediata, en que la Asamblea General designara unánimemente a un interlocutor para establecer los contactos oportunos con el gobierno de El Assad, y llegar a los acuerdos pertinentes gracias a la inmensa autoridad que esta representación le concedería.
En una segunda fase, se establecería una Asamblea General en la que hubiera una representación de Estados equivalente al 50% de sus miembros y el otro 50% estuviera integrado por representantes de la sociedad civil. Además, al actual Consejo de Seguridad, sin veto pero con voto ponderado, se añadirían un Consejo Socioeconómico y un Consejo Medioambiental.
Occidente –por las ambiciones hegemónicas globalizadoras que favorecieron la plutocracia y el mercado- ha perdido autoridad y legitimidad. Carece de liderazgo político y moral. Europa, arredrada, amilanada, con un sistema de seguridad dependiente, obcecada por las primas de riesgo y los equívocos “repuntes económicos”, no ha sabido jugar el “alto papel que le corresponde en las crisis, enfrentamientos y convulsiones recientes” (24 de agosto de 2013).
Presidente Obama: actúe con las Naciones Unidas. Sólo usted podría, con el apoyo presencial y virtual de un gran clamor popular, repetir, en su segundo mandato, la hazaña del Presidente Roosevelt… pero contando ahora con la gente, con los pueblos.
No intervenga antes de conocer por las Naciones Unidas –y no por otros desacreditados conductos de inteligencia- quiénes son los responsables. Y no lo haga sin contar con la aprobación del Consejo de Seguridad. Sería una gran decepción y constituiría una nueva irresponsabilidad bombardear con unos cuantos misiles lanzados desde portaviones para demostrar al gobierno sirio la fuerza occidental, sin importar los “efectos colaterales” –que nunca han importado al “gran lobby”- y sin saber a ciencia cierta a quién se está beneficiando (porque poquísimo se sabe sobre la “oposición” y lo que se sabe no es todo trigo limpio).
Antes de disparar, señor Presidente, mire a quienes le están induciendo a apretar el gatillo. Piense en la “gente” de ambos bandos. Y no lo haga.
Presidente Obama: tiene usted hoy la oportunidad de iniciar la gran inflexión desde la oligarquía a la democracia, de una cultura de dominio, imposición y violencia a una cultura de conciliación, alianza y paz. De la fuerza a la palabra.
Aprovéchela.
PUBLICADO POR FEDERICO MAYOR ZARAGOZA, este 06/09/2013 a las 00:34 en su blog "La fuerza de la palabra"
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(1) Establecida en Holanda en 1945, la "Corte Internacional de Justicia" (CIJ), conocida también como Corte de La Haya, es el órgano principal en materia de justicia de las Naciones Unidas, al punto que sus juicios son vinculantes, finales y sin apelación.
Esta corte tiene como función básica resolver las disputas o litigios de los estados o países en cuestión, así como emitir dictámenes y dar a conocer opiniones consultivas sobre temas jurídicos que sean planteados por la Asamblea de las Naciones Unidas o por el Consejo de Seguridad de la ONU. De tal modo, la CIJ no se encarga de litigios personales, particulares o empresariales.
Todos los estados firmantes de la Carta de las Naciones Unidas están comprometidos a obedecer los fallos y sentencias que la Corte Internacional de Justicia emita.
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06.09.13 | 18:30. Archivado en SociogenéticaPro paceÉticaGeopolítica