Tragicomedia europarlamentaria 2/2
04.11.06 @ 10:55:00. Archivado en Europa, España, Ética
La Amistad Europea Universitaria califica esta sesión de Tragicomedia parlamentaria por múltiples razones. He aquí tres de ellas:
La primera, porque ha servido para poner en manos del Parlamento europeo un asunto que no era de su competencia, privando así al Parlamento competente, que es el español, del ejercicio normal de su jurisdicción propia. Con ello se ha sentado un malísimo precedente para la consolidación del propio Parlamento europeo, cuya función representativa subsidiaria no puede poner en tela de juicio la inalienable representatividad primaria de los parlamentos nacionales y regionales, que le sirven de fundamento legitimador democrático.
La segunda, porque se ha provocado en Europa, como una metástasis cancerígena de imprevisibles consecuencias generales para la propia Unión Europea, la división existente ya en España sobre el mal llamado "proceso de paz". A partir de ahora cualquier región europea en crisis de locura insolidaria, como lo suelen estar las que en cierto momento se consideran más ricas o más excepcionales, podrá reclamar al Parlamento europeo que le dé la razón contra las necesarias exigencias de la soliradidad nacional de su propio estado.
La tercera, porque se ha escenificado sin autocrítica eficaz a nivel europeo la perniciosa presencia del cáncer de la partidocracia, revelando su poder destructor en las máximas instituciones unitarias de la Unión Europea. El efecto inmediato de esta escenificación consentida ha sido la pérdida de prestigio del actual presidente del Parlamento europeo y el relativo triunfo de las consignas de los partidos, frente al evidente fracaso de la libertad parlamentaria que sólo puede garantizar, en última instancia, la objeción de conciencia. El voto en blanco de veinticuatro parlamentarios oculta bajo un evidente velo de miedo la falta de libertad de estos votantes para expresar claramente su objeción de conciencia.
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¡Basta Ya!
El papel lo aguanta todo
por Javier Zarzalejos, ex Secretario General de la Presidencia durante la precedente legislatura; fue uno de los representantes del gobierno en las conversaciones mantenidas con ETA a raíz de la tregua de 1999 (1).
Todo aquel que se manifiesta contrario al espectáculo bochornoso que ha promovido el Gobierno en el Parlamento Europeo es conminado a leer la resolución aprobada por esa institución, bien es cierto que por un mediocre margen de diez votos. Como si fuéramos supinos ignorantes, analfabetos funcionales entregados con mala fe a la crítica de “el proceso”, se nos invita a leer la resolución para demostrar que sólo el empecinamiento crítico impide plegarse a la verdad evidente de que el Parlamento Europeo no ha aprobado más que una serie de declaraciones que nadie podría rechazar.
Esta vuelta al “¿por qué no?” o al “¿qué hay de malo en ello?” es por sí misma bastante sintomática de la creciente desnudez argumental de los promotores del proceso, de la transformación de éste en una huída hacia delante con la que escapar de la realidad, una realidad en la que los dirigentes socialistas consideran que coincidir con el Partido Popular en el rechazo a la “internacionalización del conflicto” es trabajar para el enemigo (sic) frente a los que trabajan por la paz, es decir, los que copatrocinan una negociación política destinada a acabar con el Estatuto y a defraudar la Constitución con las conocidas coartadas historicistas que tan fascinada tienen a la izquierda.
Ocurrió lo mismo con la resolución aprobada por el Congreso en mayo de 2005, que dio luz verde al llamado proceso de paz y formalizó la quiebra del Pacto Antiterrorista. También entonces se afeaba la pertinacia de los opositores a aquella iniciativa del Gobierno. Repásese el texto, con aquello de que se favorecería el diálogo entre quienes abandonen la violencia y las instituciones competentes, recuérdese aquello otro de las actitudes “inequívocas” que lleven al convencimiento de ese abandono, recupérese la enfática declaración de reserva del diálogo político para los representantes legítimos de los ciudadanos y compárese con cuanto está ocurriendo, muy especialmente con esa negociación política permanente entre PSOE, PNV y Batasuna en torno a una mesa, virtual, no física, pero enteramente constituida y funcionando.
No es de extrañar que los socialistas decidieran retirar la referencia a esta resolución del texto que presentaron ante el Parlamento Europeo. Dicen que así querían facilitar el acuerdo con el Partido Popular. Me da la impresión, sin embargo, que lo hicieron por puro interés en la conservación de su iniciativa, que difícilmente habría soportado el contraste de la realidad con lo que el Gobierno estableció como reglas del juego.
Por eso es realmente asombroso que para justificarse nos pidan que atendamos a lo que dicen las palabras, aquellos que han hecho de la destrucción de su sentido el instrumento esencial de gestión política de “el proceso”. Ya sabemos que en mayo de 2005 lo de menos era lo que decía la resolución del Congreso; lo importante era desactivar el Pacto Antiterrorista y hacer visible la pintoresca mayoría articulada con los firmantes del Pacto de Estella a los que el Gobierno, de manera increíble, ofrecía la oportunidad dorada de proclamar la victoria de Ternera sobre Pakito, el triunfo de la negociación oportunista sobre la derrota de ETA.
Y, ahora, sabemos que lo de menos es lo que diga la resolución del Parlamento Europeo. Porque, cuando hay que “verificar” lo que ETA hace evidente; cuando se insiste en que Batasuna tendrá que someterse a la legalidad y, con la misma naturalidad, se les manda el mensaje de que basta con que presenten unos estatutillos discretos para volver a esa legalidad; cuando, de propina, a sus dirigentes se ofrece borrar las responsabilidades de la pertenencia orgánica a un entramado terrorista; cuando “el proceso” se mueve en categorías como eso de “una soberanía, dos ámbitos de decisión”; cuando se fantasea con reconocer “el derecho de decisión que afecta al vínculo con el Estado” con una ley que “desarrolle” los derechos históricos, porque así no habría que reformar la Constitución y, por tanto, el PP no podría aguar la fiesta, cuando todo esto ocurre, entonces es que no hay reglas.
Son, precisamente, los restos del naufragio de todo sentido de reglas del juego lo que esta marea de doblez y simulación ha dejado ante el Parlamento Europeo, insólito agente de ese dicho de pillos que ensalza las ventajas del papel porque lo aguanta todo. Así que no se diga que no queremos o no sabemos leer. Lo que pasa es que estamos avisados, pero leer, lo que se dice leer, hasta el pie de imprenta.
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(1). "El 19.05.1999 Mikel Albizu (Antza) y representantes del Gobierno se reúnen en Suiza, posiblemente con el obispo de Zamora, Juan María Uriarte, como testigo.
02.06.1999 Mayor Oreja confirma la apertura de conversaciones.
07.06.1999 Aznar confirma una reunión con ETA. Por parte del Ejecutivo asistieron Javier Zarzalejos, Ricardo Martín Fluxá y Pedro Arriola.
08.06.1999 Séptimo comunicado de ETA confirmando el encuentro. Julio 1999 El Tribunal Constitucional anula la condena a siete años de cárcel a la antigua Mesa Nacional de HB.
Julio 1999 ETA suspende el segundo encuentro con el Gobierno previsto para agosto.
25.08.1999 Aznar revela que ETA ha roto unilateralmente el diálogo con La Moncloa.
26.08.1999 Octavo comunicado de ETA. La organización anuncia la suspensión de contactos con el Gobierno."
Fuente: treguadeeta.com