jueves, julio 09, 2009

Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes

Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes

Acompañar, Servir, Defender
Divisa del "Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes" (en español: SJRM; en inglés: JRS: "Jesuit Refugee Service").

Internacional: el miedo al extranjero marca las políticas hacia los refugiados

El 20 de junio 2009, Día Mundial del Refugiado, el SJRM pidió a los países más ricos que no eludieran sus responsabilidades hacia las personas desplazadas por la fuerza.
La organización jesuita recordó también a los ciudadanos su fortaleza, ya que los gobiernos dependen de su consentimiento para actuar. Haciendo suyo el clamor de los desplazados, los ciudadanos propiciarán mejores políticas gubernamentales.
El P. Peter Balleis SJ, director internacional del JRS, describió las acciones de muchos gobiernos como "dar portazo a los más necesitados de protección". El P. Balleis pidió también a los ciudadanos que alienten la mejora de las políticas migratorias de sus gobiernos.

Se generalizan las prácticas draconianas de los estados más ricos
La declaración del JRS destaca las prácticas particularmente negativas de las autoridades italianas, griegas y estadounidenses al impedir la llegada de refugiados. Según el P. Balleis, éstas envían un mensaje a los países más pobres de que ya no hay habitación en la posada. Este mensaje, sigue, se tradujo en un aumento de políticas draconianas en ciertos países en desarrollo, entre ellos Kenya, Panamá y Tailandia.
Sin embargo, algunos países sobresaturados han demostrado que es posible aceptar más refugiados dentro de sus fronteras. El pasado mes de marzo, el gobierno ecuatoriano inició un proceso de regularización de la situación de más de 50.000 refugiados colombianos no reconocidos hasta ahora. Un mes después, Sudáfrica anunció la adopción de procedimientos para ofrecer protección temporal a más de un millón de zimbabuenses que han huido de sus hogares. Por desgracia, tres días después el gobierno sudafricano puso a revisión la política que iban a implementar.
En una reciente nota, el JRS dijo que si abrimos nuestros corazones al padecimiento de los desplazados, nos veremos impelidos a dar la bienvenida a los extranjeros entre nosotros.

He aquí la declaración completa del 18/06/09:

World Refugee Day statement, 20 June 2009:
Welcoming refugees safeguards international protection

"It is extremely worrying that the world’s richest states continue to shirk their responsibilities with regard to refugees. Instead of welcoming people, forced by extreme poverty and violence to flee their homes, they are slamming their doors shut. Their actions are making the global system of international protection unsustainable", says JRS International Director, Peter Balleis SJ.

On 20 June, World Refugee Day, JRS calls on governments to respect their human rights obligations and create an environment conducive to the integration of refugees and migrants. JRS also reminds citizens they are not powerless; governments depend on their consent to act. If citizens become more positively disposed to the plight of forcibly displaced persons, governments will be encouraged to improve their policies.
Developed states lead the way in implementing policies and laws that prevent refugees from entering and remaining in their territories. The Italian government illegally returns undocumented migrants to Libya without any attempt to determine whether or not they are in need of protection. The US authorities indiscriminately prevent the arrival of boats carrying Haitians fleeing poverty and serious human rights abuses.

Conditions for asylum seekers in Greece are so bad that some EU states no longer consider it as a safe country in which to seek refuge.
Politicians and the media depict the arrival of the stranger as a threat to public security or perceived cultural identity. Too often, they disregard positive contributions made by refugees and migrants to the economic and cultural well-being of their host nations. They fail to recognise that refugees do not choose to leave their homes, they are forcibly displaced. Consequently, developing states are left to bear the responsibility of hosting 80 percent of the global refugee population.

"The once open-door policy of developing states is rapidly closing. The message – there is no room at the inn – has been received loud and clear by many developing states – Cambodia, Kenya, Panama, Thailand – which have adopted increasingly restrictive policies towards displaced populations. These countries view developed states, driven by fear of the stranger, as no longer interested in sharing responsibility for global international protection", said Fr Balleis.

Yet, some overburdened states have shown it is possible to accept more refugees within their borders. Last March, the Ecuadorian government began a process to regularise the status of more than 50,000 hitherto unrecognised refugees. One month later, South Africa announced the adoption of procedures to provide temporary protection to more than one million Zimbabweans fleeing their homes.

More than a decade of increasingly draconian responses to forced migration has not reduced the number of refugees worldwide; if anything, it has only intensified the suffering of the most vulnerable. Closing our eyes to refugees compromises the principles of justice and solidarity upon which all free societies are built. Opening our hearts to their suffering compels us to welcome the stranger.

Notes to the editor:
JRS works in over 50 countries in six continents around the world. It employs over 1,000 staff: lay, Jesuits and other religious to meet the education, health, social and other needs of 500,000 refugees and IDPs, more than half of whom are women. Its services are provided to refugees regardless of their race, ethnic origin, or religious beliefs.

For further information contact
James Stapleton, International Communications Coordinator; tel: +39 06 68 977390; email: international.communications[at]jrs.net
Story dated: 18/06/09.

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Origen y vocación del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes

El Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (en español: SJRM; en inglés: JRS: "Jesuit Refugee Service") es una organización católica internacional que trabaja en más de 50 países, con la misión de acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados y desplazados forzosos. La misión confiada a JRS comprende a todos los que han sido apartados de sus hogares por los conflictos, los desastres humanitarios o las violaciones de los derechos humanos, de acuerdo con la enseñanza social católica que define como refugiado "de facto" a múltiples categorías de personas.
JRS desempeña su labor a nivel regional y nacional con el apoyo de una oficina internacional situada en Roma. JRS, dando prioridad a aquellos desplazados cuya situación es más urgente y no es atendida por otros, ofrece un servicio humano y pastoral a los refugiados y a las comunidades que los acogen a través de una amplia gama de actividades de ayuda humanitaria y rehabilitación. Los servicios, que incluyen programas de atención pastoral, educación de niños y adultos, servicios sociales y de asesoría, y cuidados médicos, son diseñados para hacer frente a las necesidades locales teniendo en cuenta los recursos disponibles.

La razón de ser de JRS está íntimamente ligada a la misión de la Compañía de Jesús (Jesuitas), a saber, el promocionar la justicia del Reino de Dios en diálogo con otras culturas y religiones. JRS fue establecido en 1980 por el P. Pedro Arrupe SJ, que era entonces Superior General de la Compañía de Jesús, como respuesta espiritual y práctica a la situación de los refugiados en aquel momento. Dado el incremento masivo de los desplazamientos forzosos en los años 80 y 90, la Compañía de Jesús ha reafirmado varias veces su compromiso a la causa de los refugiados.

La misión de JRS fue confirmada por el Superior General Peter-Hans Kolvenbach SJ en una carta dirigida a toda la Compañía de Jesús en 1990: "Nuestro servicio a los refugiados es un compromiso apostólico de toda la Sociedad, y en particular de las Provincias de las cuales provienen los refugiados y en las que los refugiados buscan protección y refugio, y donde se acaban asentando. En un contexto local, el papel de JRS es ayudar a nuestras Provincias a iniciar y desarrollar este trabajo en colaboración con otras Iglesias y organizaciones laicas, voluntarias y gubernamentales, que están activas en el mismo campo".

Diez años más tarde, en otra carta enviada a la Compañía en mayo 2000 para marcar el 20º aniversario de JRS, el P. Kolvenbach ratificó la misión de JRS como una labor apostólica internacional que forma parte del apostolado social de la Compañía de Jesús. La carta también anunciaba una nueva Carta y Directrices para JRS: "La nueva Carta y Directrices de JRS esclarecen su identidad y su misión, y establecen los criterios según los cuales JRS decide dónde y cuándo intervenir y servir a los desplazados... Los dos documentos reflejan mucho de lo que JRS ha aprendido de sus socios y de los propios refugiados en sus veinte años de experiencia sobre el terreno trabajando en partenariado con otras agencias".

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El Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes de la República Dominicana, respuesta a la crisis humana del desarraigo masivo de personas en la región caribeña, en general, y de Haití y República Dominicana, en particular

Acerca de Nosotros
El Servicio Jesuita a Refugiados/as y Migrantes (SJRM) es una organización internacional de la Compañía de Jesús, que facilita la participación de individuos y comunidades en la tarea de acompañar, servir y defender a refugiad@s y migrantes forzados/as, promoviendo la cooperación regional y global.
Esta obra social nace en América Latina como respuesta a la crisis humana del desarraigo masivo de personas en la región, provocada por la violencia de la guerra y la represión en Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Hoy se desarrolla un fuerte trabajo con colombianos/as en su país y en naciones conexas, donde se estima que más de tres millones de personas han sido desplazadas por la violencia.
En la República Dominicana inicia en 1995, respondiendo inicialmente a las características especiales de los derechos humanos de migrantes forzados/as y más adelante refugiados/as, en el contexto de la región caribeña en general, y de Haití y República Dominicana, en particular.
Actualmente desarrolla sus programas de trabajo a través de una oficina en Santo Domingo (Centro Bonó), dos oficinas en la frontera norte (Solidaridad Fronteriza, en Dajabón y Solidarite Fwontalye, en Wanament, Haití y una en Santiago (en CEFASA).