lunes, enero 21, 2008

Perfil del nuevo general de los jesuitas

Perfil del nuevo general de los jesuitas

Permalink 21.01.08 @ 16:52:43. Archivado en Universidades, España, Sociogenética, Pro amicitia universale, Religiones, Educación

Muchos amigos, sabiendo que fuí compañero de promoción de Adolfo Nicolás Pachón en la facultad filosófica complutense de Alcalá de Henares, me han pedido que intente completar los datos que publiqué ayer, firmados por el Padre Fernando Franco SJ, director responsable del Secretariado para la Justicia Social, en la Curia general SJ de Roma.

Mi intento de hoy se limita a reproducir, completándolas lo mejor que he podido en tan poco tiempo, las notas biográficas y el perfil publicados por Noticias jesuitas.es. Terminaré estas notas y este perfil con una síntesis sociogenética, según la metodología de mi colega y amigo el profesor Albert d'Haenens, que haga más comprensible el sentido de la elección de Adolfo Nicolás Pachón como General de la Compañía de Jesús, "en la perspectiva de la larga duración".

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Imagen: Mientras el Padre Adolfo Nicolás recibía el saludo de sus compañeros jesuitas, en el aula de la Congregación, un jesuita asiático le invitaba a cubrirse con una prenda de vestir oriental como símbolo de bienvenida y acogida.

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Séptimo General español de la Compañía de Jesús

El Padre Adolfo Nicolás ha sido elegido Superior General de la Compañía de Jesús el sábado, 19 de enero, en una solemne ceremonia precedida por cuatro días de oración e intercambio por parte de los 217 electores que han venido a Roma de todo el mundo.

El español Adolfo Nicolás ha sido hasta ahora Moderador de la Conferencia de Provinciales de Asia Oriental y como tal residía en Filipinas

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Notas biográficas y perfil del Padre Adolfo Nicolás Pachón (19/01/2008).

Carácter: Alegre, de gran apertura, sencillo, inteligente, ecuménico y apasionado por el diálogo con las diferentes culturas

29 de abril de 1936: nace en Villamuriel del Cerrato (Palencia), España.

15 de septiembre de 1953: Entra en el noviciado jesuita de Aranjuez de la Provincia de Toledo (España).

1958-1960: Se Licencia en Filosofía (Facultas philosophica complutensis S.J., Alcalá de Henares, Madrid. Esta facultad está integrada hoy en la Universidad Comillas)

1964-1968: Estudia Teología en Tokio (Japón)

17 de marzo de 1967: ordenado sacerdote en Tokio, Japón.

1968-1971: Doctor en Teología, en la Universidad Gregoriana, Roma. Hizo su tesis doctoral bajo la dirección de Juan Alfaro, asesor del concilio Vaticano II, considerado por los historiadores como miembro del grupo de teólogos renovadores junto con su maestro alemán Karl Rahner, el francés Congar y el holandés Schillebeeckx. El tema de la tesis de Adolfo Nicolás, recogido luego en un libro de amplia difusión entre los teólogos universitarios jóvenes, fue Teología del Progreso (en la editorial Sígueme, hoy quizás ya agotado). La crítica universitaria cosidera esta tesis como un estudio riguroso de las teologías surgidas tras la Segunda Guerra Mundial, con las que el Autor sintoniza: teología de las realidades terrestres, teología del trabajo, teología de la historia, antropología teológica, teología política, teología del progreso humano.

1971: Profesor de Teología Sistemática en la Universidad Sofía de Tokio (Japón).

1983: Secretario general de la Congregación General. El nombre de Adolfo Nicolás fue uno de los que más sonaron para suceder a Arrupe.

1978-1984: Director del Instituto Pastoral de Manila (Filipinas). Instituto que se organizó después del Concilio Vaticano II para el aggiornamento. Este instituto fue fermento de renovación en toda Asia, donde tuvo una influencia enorme. En él se han formado maestros de novicios y obispos asiáticos.

1991-1993: Rector de la casa de estudiantes jesuitas (Tokio, Japón).

1993-1999: Provincial de la Provincia de Japón.

2004-2007: Moderador de la Conferencia Jesuita del Asia Oriental y Oceanía.

Lenguas: Español, Japonés, Inglés, Francés, Italiano. Latín y Griego. También conoce el catalán.

Pinceladas biográficas

Adolfo Nicolás Pachón, de 71 años, es el séptimo general de la Compañía de Jesús de nacionalidad española.

Nació en Villamuriel del Cerrato (Palencia). Es el tercero de cuatro hermanos varones (Antonio, Félix, Adolfo y José). Siendo muy pequeño Adolfo, por razones del trabajo de su padre, la familia se traslada a Barcelona, donde Adolfo va a estudiar en el colegio jesuita de Roquetas de Mar (Escuela Apostólica Sant Josep). Luego se trasladaría con su familia a Madrid y sería alumno del colegio jesuita de “Areneros” (colegio de la Inmaculada y San Pedro Claver) (Promoción 1953) donde se le distinguió con la máxima dignidad que entregaba el colegio; fue dos veces “Príncipe” de su promoción.

De su personalidad, todos los jesuitas que le conocen destacan en primer lugar su simpatía y sencillez. Dicen que es “persona sencilla, de pocas palabras, preciso en el hablar, muy agradable”, otros destacan su gran inteligencia, “sin ser pedante”, así como el hecho de que sea “muy capaz” para este cargo.

Su amigo el jesuita Fernando García Gutiérrez destaca, del que fuera su provincial en Japón, su talante ecuménico, “su deseo de la influencia mutua entre Oriente y Occidente”. Está muy comprometido en el diálogo interreligioso y el diálogo entre culturas. También afirma que por su “simpatía y sencillez”, y por ser provincial de Japón, le recuerda mucho a Arrupe. Después de pasar muchos años en Japón, con su último cargo ha viajado y conocido todos los países asiáticos. Actualmente residía en Filipinas; a partir de ahora lo hará en Roma.

José María Fernández Martos, jesuita, quien fuera provincial de España, y también amigo suyo nos resume así su perfil: “Destacaría primero, una gran sensibilidad para el diálogo con la cultura. También su apertura desde la convicción de que sólo se salva aquello a lo que amas” y su compromiso social al vivir en barrios pobres en Manila y Japón. “Todo eso le hace ser un hombre de hoy, muy abierto”.

Lo segundo que destaca del nuevo General es “una gran capacidad de análisis crítico en profundidad de las cosas. Toma las monedas no por el valor aparente, sino por el valor sopesado, tanto de la fe, como de la iglesia, y la sociedad”.

En tercer lugar afirma “Tiene una honda conciencia de la Justicia Social. Por ejemplo, él trasladó el teologado jesuita a un barrio pobre de Tokio (Japón) y en Filipinas ha vivido también en un barrio pobre”.

Por último, concluye Fernández-Martos “Y todo esto está bañado con un gran sentido del humor y alegría. Te ríes con él”.

El jesuita Santos González Mena ha estado muchos años destinado en Japón y ha llegado hace tan solo un mes a España. También gran amigo del nuevo General, nos cuenta que antes de partir del Japón “estuvimos una hora charlando; le considero el amigo más cercano”. Destaca de él su “talante dialogante, diplomático, muy fino”. De su físico, dice “Parece más joven de lo que es”. Es “Muy buen orador, muy elocuente, muy expresivo con las manos”. Y añade: “Es de muy buen carácter, tiene una conversación muy amena. Y es sencillísimo; la verdad es que le pega ser general”.

Joaquín Salord, jesuita que trabaja en Camboya comenta “Es muy abierto, sabe mucho del diálogo interreligioso, domina el tema del budismo, y el sintoismo y ha sido consejero en el sínodo de obispos de Asia”. Además, añade: “Entiende mucho la cultura asiática pero está muy al día de la cultura europea”.

El nuevo General de los jesuitas es un teólogo especializado en Semiología.

Durante la CG34 de la Compañía de Jesús fue elegido, en primera votación, secretario de la mismo. Y en la CG 35 ha sido miembro del comité preparatorio.

Unos días antes de partir para Roma, a la CG que le ha elegido General pasó por España y pudo ver a antiguos compañeros jesuitas.

Mientras recibía el saludo de sus compañeros jesuitas, en el aula de la Congregación, un jesuita asiático le invitaba a cubrirse con una prenda de vestir oriental como símbolo de bienvenida y acogida.

El ex director de los Informativos de Radio Vaticano y coordinador de Loyola Media Bilbao, Ignacio Arregui, aseguró que con la elección de Adolfo Nicolás Pachón como superior general de la Compañía de Jesús, ésta "vuelve su mirada a Asia", una zona con "importantes desafíos religiosos".

En declaraciones a Herri Irratia-Loyola Media, recogidas por Europa Press, Arregui afirmó que la designación "ha sido recibida bien, en general" por el conjunto de la Compañía ya que abre "la vocación de ésta hacia la universalidad".

El ex responsable de Radio Vaticano recordó que el nuevo General estuvo destinado en Japón durante muchos años, "habiendo comprendido la cultura japonesa y habiendo trabajado a favor del diálogo interreligioso de la Iglesia Católica y otras religiones".

Él considera que la elección supone que la Compañía de Jesús "vuelve su mirada hacia los países del continente asiático", entre ellos Japón, China, India, Corea y Filipinas, en los que "se juegan algunos de los más importantes desafíos religiosos, culturales y económicos de los próximos años".

El director de comunicación de la curia de los jesuitas en Roma, José María de Vera, explicó que minutos después de su elección Nicolás demostró 'serenidad' y 'un gran dominio de sí mismo'.

De Vera indicó que como buen jesuita, Nicolás no se dejó tentar por 'glorificaciones' y mostró enseguida 'el espíritu de servicio' y el 'ser disponible', características de la Compañía de Jesús.

'Estaba afable y sereno, como siempre', explicó el director de comunicación.

Desde la Curia de los jesuitas se destaca que el nuevo Superior General representa la 'universalidad', pues tiene un pasado multicultural al haber vivido durante 46 años en varios países de Asia y realizado estudios en España e Italia.

De Vera también destacó la cercanía de Nicolás a la figura de Pedro Arrupe, el bilbaíno elegido Prepósito General de la Compañía de Jesús el 22 de mayo de 1965, y que también fue enviado a Japón en 1938, donde fue testigo el 6 de agosto de 1945 de la explosión de la bomba atómica sobre Hiroshima.

Síntesis sociogenética

Se ha señalado con frecuencia el parecido incluso físico de Pedro Arrupe con Ignacio de Loyola. Ahora nos toca señalar el enorme parecido sociogenético, sicológico, intelectual y moral de Adolfo Nicolás con Pedro Arrupe, del que muchos electores de la Congregación de 1983 quisieron hacerle el sucesor inmediato: ambos son españoles; uno como el otro fueron destinados al Japón muy jóvenes; Arrupe lo fue en 1938; Nicolás, en 1961; en plena sintonía con el espíritu ignaciano, particularmente visible en su predecesor misionero Francisco Javier, los dos se comprometieron con la tarea de renovar la Compañía de Jesús en la inculturación de la fe frente al imperialismo cultural-seudo-cristiano occidental, en la lucha por la justicia como criterio de verificación de la fe y en el diálogo con el mundo moderno, caracterizado por la secularización.

Si su elección como General hubiera tenido lugar en 1983, como lo desearon ya muchos electores, Adolfo Nicolás hubiera sido un excelente continuador de la línea renovadora abierta por el padre Arrupe, en sintonía con el concilio Vaticano II.

Sin embargo el realismo de los jesuitas hizo pensar a sus representantes en la congregación general que con la elección de Adolfo Nicolás por aquellas fechas era más que previsible la confrontación de la Compañía de Jesús con el Vaticano. Ésta fue la razón para que se impusiera por entonces, a la espera de mejores tiempos, la proverbial prudencia jesuítica. Fue elegido el holandés Kolvenbach, de cuya simpatía y sentido diplomático se esperaba que podría recomponer las deterioradas relaciones de la Compañía con el Vaticano.

Efectivamente así ha sucedido, sin que para ello el muy querido Padre Kolvenbach se haya doblegado servilmente en ningún momento a los vientos restauradores que corrían y siguen corriendo en la iglesia desde entonces. Ahora le toca al Padre Adolfo Nicolás el afrontar la tarea de pilotar la Compañía con rumbo a la renovacion conciliar emprendida por la iglesia y tomada en serio por el Padre Arrupe, a pesar de los vientos del imperialismo cultural-seudo-cristiano occidental que siguen soplando con fuerza en la dirección opuesta.

Termino esta síntesis con unas palabras de nuestro colega y Amigo Juan Masiá SJ, discípulo primero y luego colega y amigo del Padre Adolfo Nicolás en la Universidad Sofía de Tokyo:

La noticia de la elección del P. Nicolás, que hace años se preveía ya como futuro general, no ha sorprendido a quienes la esperaban y deseaban hacia tiempo. Ya cuando el P. Arrupe quiso adelantarse a cesar por edad, antes del golpe de su enfermedad, se hablaba del P. Nicolás como posible sucesor: abierto, pero equilibrado; profético, pero obediente; audaz, pero con discernimiento. Con inteligencia de claridad castellana, pero sin aristas (que por algo se criò en Cataluña, habla catalán y entiende de "seny"). Con razón decía un amigo bloguero que a pesar de lo difícil de los tiempos, tendrían los jesuitas algún mirlo blanco en reserva... Alguien dijo hace años: “Será el siguiente Superior General, si hay un nuevo Papa”. Pero, a medida que se alargaba la vida de Juan Pablo II, el Avasallador, muchos pensaban: “al P. Nicolás se la ha pasado la hora”. “Dios, qué buen vasallo, si oviese buen señor”, decía el Cantar de Mío Cid.

Cuando regresó de Roma, recién publicado su libro Teología del progreso (en editorial Sígueme, hoy quizás ya agotado, pidan a don Eduardo Ayuso que lo reedite), nos dió clase de escatología, centrado como su famoso maestro el P. Alfaro, en el tema "Esperanza cristiana y liberación humana" (Barc. 1972, lo traduje al japonés en 1981, para evitar malentendios sobre teología de la liberación). El énfasis en la esperanza es un punto evangélico central,en el que estoy seguro que la sintonía con Benedicto XVI funcionará impecablemente: en lo esencial, unidad; en lo demás, libertad.

Juan Masiá, De la Strada al Stabat Mater