jueves, octubre 19, 2006

Poética en El Quijote

Poética en El Quijote

Permalink 19.10.06 @ 20:50:00. Archivado en El Quijote, Poética

La obra literaria de Cervantes, a un tiempo autor, crítico y teorizador, comporta una importante suma de crítica y teoría literarias. Éstas aparecen de manera más directa en casi todos los prólogos publicados al frente de sus obras, e integradas a las diferentes fábulas, tanto en los diálogos entre los personajes, cada uno con derecho a su punto de vista propio, como en las reflexiones de los diferentes narradores.

poética (doc. ±1427, del lat. poetica, del gr. poietiké) f. 'ciencia que estudia el lenguaje literario y, en particular, el lenguaje poético': 'arte de componer obras literarias' µn 'obra o tratado que estudia la esencia y reglas de la poesía'

La obra literaria de Cervantes, a un tiempo autor, crítico y teorizador, comporta una importante suma de crítica y teoría literarias. Éstas aparecen de manera más directa en casi todos los prólogos publicados al frente de sus obras, e integradas a las diferentes fábulas, tanto en los diálogos entre los personajes, cada uno con derecho a su punto de vista propio, como en las reflexiones de los diferentes narradores. Se encuentran sobre todo en el Quijote, en el Viaje del Parnaso y en la comedia del Rufián dichoso. También hay reflexiones incidentales en algunas de las Novelas ejemplares: La gitanilla, El licenciado Vidriera, La ilustre fregona y El coloquio de los perros. La actitud crítica de Cervantes es tan radical, que llega a incluir en su crítica la misma obra que la contiene. El ejemplo más destacado de tal autocrítica es el Quijote.

Cervantes, al escribir el Quijote, «se halla practicando un género en buena medida nuevo y, de todos modos, falto de un conjunto tradicional de preceptos, es decir, falto de una poética propia. Su teoría está arraigada en las poéticas clásicas y contemporáneas, pero rebasa los límites de ambas.

No se puede afirmar con certeza absoluta cuáles son las fuentes principales de sus ideas -aparte de las autoridades primarias como Platón, Aristóteles, Horacio y Cicerón, comunes a todos-, porque no las cita a la letra…

Sin embargo, no cabe duda de que había leído mucho, tanto autoridades italianas como españolas. De vez en cuando se ve una correspondencia, que parece ser algo más que fortuita, con algún pasaje de Torcuato Tasso, Giraldi Cinthio, Alessandro Piccolomi, Minturno y tal vez Castelvetro, entre los italianos. Entre los españoles, las fuentes más probables parecen ser Alonso López Pinciano, Luis Alfonso de Carvallo y Miguel Sánchez de Lima. Hay otros marginales, españoles e italianos, como Juan Luis Vives, Baldassare Castiglione o Juan Huarte de San Juan. Tradicionalmente se ha supuesto que la lectura que hizo Cervantes de la Philosophía antigua poética (1596) del Pinciano fue determinante, pero igual lo pudo ser la de los Discorsi de Tasso (desde el decenio de los ochenta).

Otra fuente de sus opiniones al respecto fueron tal vez las academias que frecuentó durante los últimos años de su vida, donde pudo tomar parte en las discusiones de crítica y teoría. Finalmente, no debe olvidarse su propia experiencia de escritor, otro impulso, sin duda, de sus ideas teóricas.», E.C. Riley, en Rico 1998 a, p., CXXX-I.

«Por otra parte, algunas de las cualidades más destacadas del Quijote —la famosa urbanidad de Cervantes, el naturalismo de su caracterización, su brillante sátira contra la afectación literaria y los estereotipos y convenciones novelescos— no coincidían exactamente con los juicios de valor preconcebidos vigentes en la época, al menos en España e Inglaterra. Buen ejemplo al propósito es la versión del Quijote de Avellaneda. Aquí desaparece todo el chispeante humor del estilo narrativo de Cervantes, incluso la ficción acerca de Benengeli, los incansables juegos de palabras, la parodia de diversos registros. Se esfuma el relieve dado a la textura de la vida cotidiana y a la psicología correspondiente. Se eliminan el entorno pastoril o montañoso, imbuido de alusiones literarias y las continuas interferencias entre lo cómico y la evasión romántica. Lo más llamativo de estas modificaciones es el notable empobrecimiento de las personalidades de amo y mozo…

Quizá la tesis más fecunda de Castro fuese la de que Cervantes estaba plenamente familiarizado con las poéticas del Renacimiento y que el tema central del Quijote se identifica con una de sus candentes polémicas: la relación de la poesía con la historia. Esta tesis está vinculada con la concepción fundamental de un Cervantes congénitamente ambiguo, partidario de la fe renacentista en los valores y verdades absolutos, pero dispuesto también a echar las garras de su ironía sobre tan preciadas abstracciones.

Esta ironía se matiza de un melancólico escepticismo típico de los espíritus más ilustrados de fines del siglo XVI, escindidos entre la adhesión a la Contrarreforma y la nostalgia por el ambiente secular del humanismo. De ahí la ironía «prismática» de Cervantes y su forma peculiar de tratar el problema teórico que más de cerca le afectaba: ¿hasta qué punto puede acomodarse a la verosimilitud, con su aire de veracidad histórica, la mímesis universal y ejemplar a que debe aspirar la poesía?

En vez de resolver la pregunta, Cervantes da con la ocurrencia genial de dramatizarla en la antítesis de don Quijote y Sancho, contraponiendo los dos aspectos de la dicotomía en abierta e irresoluble dialéctica. En fin, en el mundo cervantino todo se resuelve en un juego de puntos de vista contrastados, el único valor que escapa a este relativismo es el deber de cada cual de adherir a las leyes de su propia subjetividad.», A. Close, en Rico 1998 a, p., CXLVIII- CLX.

|| ficción poética: Desde la antigüedad venía dándose la misma explicación sobre la utilidad moral de la poesía: «puesto que aquello sea ficción poética, tiene en sí encerrados secretos morales dignos de ser advertidos y entendidos e imitados.», I.33.16.