jueves, noviembre 02, 2006

Tragicomedia europarlamentaria 1/2

Tragicomedia europarlamentaria 1/2

Permalink 02.11.06 @ 18:30:00. Archivado en Europa, España, Ética

Véronique Leblanc, corresponsal de "La libre Belgique" en Estrasburgo e historiadora del arte, no ha dudado en calificar como "Corrida de toros sobre fondo de ETA" la sesión europarlamentaria celebrada el miércoles 25 de octubre 2006.

Por su parte Javier Zarzalejos, ex Secretario General de la Presidencia durante la precedente legislatura, califica la misma sesión parlamentaria de "espectáculo bochornoso promovido por el Gobierno español". Lo hace en el portal digital del movimiento ciudadano ¡Basta ya!, donde comparte militancia y opinión con prestigiosos defensores de las víctimas del terrorismo.

La Amistad Europea Universitaria califica esta sesión de Tragicomedia parlamentaria por múltiples razones. He aquí tres de ellas:

La primera, porque ha servido para poner en manos del Parlamento europeo un asunto que no era de su competencia, privando así al Parlamento competente, que es el español, del ejercicio normal de su jurisdicción propia. Con ello se ha sentado un malísimo precedente para la consolidación del propio Parlamento europeo, cuya función representativa subsidiaria no puede poner en tela de juicio la inalienable representatividad primaria de los parlamentos nacionales y regionales, que le sirven de fundamento legitimador democrático.

La segunda, porque se ha provocado en Europa, como una metástasis cancerígena de imprevisibles consecuencias generales para la propia Unión Europea, la división existente ya en España sobre el mal llamado "proceso de paz". A partir de ahora cualquier región europea en crisis de locura insolidaria, como lo suelen estar las que en cierto momento se consideran más ricas o más excepcionales, podrá reclamar al Parlamento europeo que le dé la razón contra las necesarias exigencias de la soliradidad nacional de su propio estado.

La tercera, porque se ha escenificado sin autocrítica eficaz a nivel europeo la perniciosa presencia del cáncer de la partidocracia, revelando su poder destructor en las máximas instituciones unitarias de la Unión Europea. El efecto inmediato de esta escenificación consentida ha sido la pérdida de prestigio del actual presidente del Parlamento europeo y el relativo triunfo de las consignas de los partidos, frente al evidente fracaso de la libertad parlamentaria que sólo puede garantizar, en última instancia, la objeción de conciencia. El voto en blanco de veinticuatro parlamentarios oculta bajo un evidente velo de miedo la falta de libertad de estos votantes para expresar claramente su objeción de conciencia.

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Una corrida de toros sobre fondo de ETA
por VÉRONIQUE LEBLANC, CORRESPONSAL EN ESTRASBURGO
Puesta en línea el 26/10/2006

Los europarlamentarios se enfrentaron sobre una Resolución consagrada al proceso de paz entre Madrid y ETA. La izquierda recibió el apoyo de los liberales europeos. Y la derecha española fue apoyada por el PPE.

Algo un poco parecido a una corrida de toros en el Parlamento Europeo, el miércoles en Estrasburgo. Con una Resolución consagrada al proceso de paz entre Madrid y el movimiento independentista vasco ETA, a manera de trapo rojo.

El ambiente estaba caldeado ya de mañana, no en el hemiciclo, sino en los pasillos. Algunos eurodiputados españoles habían creído reconocer a miembros de ETA en las tribunas y los servicios de seguridad andaban de cabeza. En la sala de prensa, periodistas españoles mostraban las fotografías de los sospechosos, para que fueran identificados cuando proceda... Falsa alerta. Al mediodía, durante la votación, Josep Borrell, Presidente del Parlamento, se encontró en medio del ruedo (en la arena). En juego: no una sino dos propuestas de Resolución.

Formulación mal comprendida

La propuesta de la izquierda, que reunía también a los Verdes y a los liberales, y la propuesta del PPE (conservadores). El texto de la derecha citaba a ETA como organización terrorista y significaba esencialmente que dado que ésta no había renunciado a la violencia, era impensable discutir con ella. La otra propuesta se limitaba a prestar apoyo al proceso de paz iniciado por el Primer Ministro español Zapatero. La separación izquierda-derecha estaba en carne viva en una asamblea que funciona generalmente sobre mayorías móviles. Cada una de las dos se aferraba a su voto.

Culpable de una formulación mal comprendida por la derecha, Borrell se vio acusado de posición partidaria, ya que es español y socialista. Contraatacó; pero los otros replicaron, subrayando cada vez su réplica con aplausos que sonaban como “¡Olés!” repetidos. Por último, se volvió a votar y sólo 5 (sic) voces de las 657 expresadas hicieron inclinarse el escrutinio en favor de la propuesta izquierda-verdes-liberales.

Sin embargo, dos miembros belgas de este último grupo votaron en contra: Frédérique Ries y Gérard Deprez, ambos “en su alma y conciencia”. La objeción de conciencia se debía al hecho de que la Resolución adoptada no mencionaba a ETA y también porque cada eurodiputado recibió una carta de Batasuna, la rama política de este grupo armado. “Es que alucina que terroristas nos escriban”, exclama Frédérique Ries que acusa a los socialistas españoles de haber instrumentalizado el Parlamento.

El socialista Alain Hutchinson ve las cosas de otra manera. Para él, es el Partido popular español de Aznar el que tomó a la Unión en rehén mediante el PPE. “Zapatero toma un riesgo político enorme cuando se sabe que la población es visceralmente antieta. Con su juego, el PPE entra en una operación casi de desestabilización del Gobierno español”.

Para el Verde Pedro Jonckheer, las cosas quedaban claras: “Si Zapatero piensa que está en condiciones de ir hacia la paz, que lo haga. Si el Parlamento puede ayudarle como lo hizo con Irlanda del Norte, estoy de acuerdo”. Su pesar: que los eurodiputados no hayan proporcionado una Resolución que supere las separaciones izquierda-derecha. “Era el mismo discurso que en las Cortes”, concluye. “El mensaje europeo no ha sabido encontrar su especificidad.”

© La Libre Belgique 2006; traducción de SGB.

Rosa Díez responde a Ibarra

Rosa Díez responde a Ibarra

Permalink 01.11.06 @ 23:57:00. Archivado en Europa, España, Ética

Quien conoce la vida política de Rosa Díez, como es mi caso, desde que vengo ocupándome en mi enseñanza universitaria y en mi escritura pública del problema de la Paz en el País Vasco, sabe que las posiciones que hoy defiende en materia de lucha contra el terrorismo son las que ha defendido toda su vida. Lleva razón al decir que el Partido Socialista la puso en sus listas por pensar lo que piensa y decirlo muy alto y claro. Los artículos recopilados en su libro «Porque tengo Hijos» dan fe de su coherencia en esta materia durante los últimos 12 años. Donde otros socialistas han cambiado, hasta el punto de hacerse irreconocibles como tales, ella no.

Uno de los mayores méritos de Rosa Díez como de María San Gil, su hermana de lucha en el infernal purgatorio vasco, es que nunca juzgan las intenciones, cosa que hacemos tan fácilmente los hombres, sino que analizan con realismo femenino los hechos. Cualquiera que haya seguido durante estos últimos años su valiente actividad política en pro de la Paz en el País Vasco lo sabe (1).

Tanto María como Rosa criticaron la decisión de Zapatero de avalar la entrevista de Patxi López con Batasuna, mientras Batasuna siguiera siendo una organización terrorista. Rosa dijo muy claro y muy alto que la consecuencia de esa reunión sería que Batasuna-ETA se sentiría más fuerte, más legitimada, con más capacidad para seguir presionando al Estado de Derecho. También dijo que Batasuna se sentiría legalizada de facto. Los hechos le han dado toda la razón.

Rosa como socialista y María como popular criticaron sin ninguna ambigüedad la decisión del PSOE de apoyar la creación de una mesa de partidos extraparlamentaria, para abordar en ella, en lugar de hacerlo en el parlamento, las cuestiones que debieran ser discutidas en este foro, que es el único que representa democráticamente a los ciudadanos.

Ni Rosa ni María están al servicio de las partidocracias, sino que ambas creen, cada una en el seno de su propia formación, que los partidos políticos son instrumentos al servicio de la sociedad.

Analizando la acción política de estas dos mujeres se observa que ambas se distinguen por su coherencia con sus compromisos ante los ciudadanos que las han elegido. Tanto, que a veces dan la impresión de no ser disciplinadas con la dirección de sus partidos respectivos.

En un caso como en el otro no se trata de falta de disciplina, sino del valor que les otorga a la una y a la otra la enorme fuerza de su conciencia, que prefiere la objeción a la sumisión. Una frase de la respuesta de Rosa Díez a la carta abierta de Juan Carlos Rodríguez Ibarra formula perfectamente lo que significa para ella la objeción de conciencia: "Sabes que siempre he procurado que en mi trabajo político existiera la menor distancia entre lo principios que se defienden en privado y las actitudes y los discursos que se hacen en público".

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Carta abierta a Juan Carlos Rodríguez Ibarra
Publicada en ABC, lunes 30 de octubre de 2006.

ROSA DÍEZ

Querido Juan Carlos:

El aprecio y el respeto que te tengo me llevan a contestar a la carta abierta que me dirigiste desde estas páginas el pasado viernes día 27. Yo también sé que tú nunca vas a dejar de ser socialista ni quiero que dejes de serlo. Tu voz es muy importante para nosotros. Y sabes que lamenté de veras tu decisión de no volver a ser candidato a la Presidencia de la Junta de Extremadura. Guardo con mucho afecto los e-mails que nos cruzamos, en los que pudimos apreciar el alto grado de coincidencia en nuestros análisis sobre la situación política que vivimos.

Vayamos por partes. Tú sabes mejor que nadie que no necesito escuchar lo que dicen Zaplana o Acebes sobre el tema que nos ocupa. Cuando la inmensa mayoría de los españoles aún no conocíamos a estos ciudadanos yo ya tenía un criterio bien formado al respecto. Hemos hablado demasiadas veces del asunto, hace ya muchos años, como para que se te haya podido olvidar. Y también sabes que las posiciones que hoy defiendo en materia de lucha contra el terrorismo son las que he defendido toda mi vida. Por pensar lo que pienso y decirlo alto y claro me puso el Partido Socialista en sus listas. Tú me propusiste el primero. Y los artículos recopilados en el libro «Porque tengo Hijos» dan fe de mi coherencia en esta materia durante los últimos 12 años. Otros han cambiado; yo no.

Desde el respeto y el cariño que sabes que te tengo, quiero puntualizar algunas cuestiones que planteas. En primer lugar me llama la atención que construyas tus críticas y tus conclusiones sobre una supuesta desconfianza en las intenciones del presidente Zapatero o del PSOE. Yo nunca juzgo las intenciones -supongo las mejores-, sino que analizo los hechos. Cualquiera que siga mi actividad política lo sabe.

Juan Carlos, yo me pronuncio sobre hechos, no sobre intenciones. Critico con argumentos las decisiones políticas que no comparto. Sobre todo si pienso que las consecuencias de aplicar esas políticas serán las contrarias a los objetivos que se pretenden. Hablo siempre de hechos, nunca de intenciones. Hablo desde la razón política, no desde la fe.

Vayamos a ejemplos concretos. Critiqué la decisión de Zapatero de avalar la entrevista de Patxi López con Batasuna mientras ésta siguiera siendo una organización terrorista; dije que las consecuencias de esa reunión serían que Batasuna-ETA se sentiría más fuerte, más legitimada, con más capacidad para seguir presionando al Estado de Derecho. Y que Batasuna se sentiría legalizada de facto. Como así ha sido. Y dije que al avalar esa reunión el Presidente y el PSOE se desdecían de todos los compromisos adquiridos previamente ante los ciudadanos de no sentarse a hablar con Batasuna mientras ésta siguiera siendo una organización terrorista. Y así es. Critiqué el hecho, no la intención.

Critico la decisión del PSOE de apoyar la creación de una mesa de partidos extraparlamentaria para abordar en ella las cuestiones que debieran ser discutidas en el foro que representa democráticamente a los ciudadanos. La creación de esa mesa extraparlamentaria supondrá el cumplimiento de un objetivo histórico de ETA que nunca ha reconocido la legitimidad de la democracia española y por tanto de ninguna de las instituciones que de ella dimanan. Si rechazo la constitución de esa mesa y critico la decisión de nuestro partido de aceptarla es porque considero que las consecuencias de esa decisión serán negativas para la democracia y darán una victoria política a ETA. No prejuzgo la intención de José Luis Rodríguez Zapatero; juzgo los hechos y valoro lo que a mi juicio serán las consecuencias. Y me pronuncio en contra. Como verás, hechos, no intenciones.

Cuando critico la decisión de llevar a Estrasburgo el debate sobre «el proceso de paz en España» lo hago porque creo que es un enorme error político que ese tema se debata en un Parlamento que no tiene competencias de control sobre el Ejecutivo. Y mucho más hacerlo sin consenso previo entre los dos grandes partidos políticos españoles. Otras veces se ha hablado de ETA en Estrasburgo. Pero siempre de común acuerdo. Y siempre para pedir ayuda para derrotarla. Siempre pensé que no compensaba asumir el riesgo de dividir la Cámara y de que se volvieran a escuchar en el Parlamento Europeo los discursos sobre el «conflicto político» sólo para conseguir un apoyo testimonial que nuestro Gobierno no necesita. Pero el terrorismo vive de lo simbólico; y para ellos ese debate supuso un reconocimiento simbólico como «agentes» del proceso. Critico la decisión y valoro las consecuencias. Hechos, no intenciones.

Me dices, querido Juan Carlos, que debo entregar mi acta de diputada. Más allá de que hayas basado tu conclusión en imputaciones incorrectas sobre mi actitud política, quiero explicarte cómo considero que debe ser la relación de un cargo electo con los ciudadanos. Aunque me parecen principios elementales de la democracia quizá haya quien no lo perciba de esta manera. Verás, yo creo que los partidos políticos son instrumentos al servicio de la sociedad. Creo que los partidos políticos no son propiedad de sus dirigentes, ni siquiera de sus afiliados. Las listas que elaboran serían papel mojado si no las validaran los ciudadanos con sus votos.

En la Comisión Ejecutiva te pone el Secretario General. En las listas electorales te pone el Partido. Pero en el cargo público te ponen los electores, los ciudadanos. Los ciudadanos no nos dan un cheque en blanco, para que hagamos lo que queramos cuando ya hayamos sido elegidos. Los ciudadanos nos votan en función del compromiso que adquirimos con ellos, de lo que les prometemos que vamos ha hacer con su voto. Tú sabes que yo defiendo ahora todo aquello que me comprometí a defender cuando me presenté a las elecciones. Pedí el voto para hacer exactamente lo que estoy haciendo. Exactamente esto. Diré más: lo que yo defiendo es la ortodoxia de nuestro programa electoral. Otros han cambiado; yo no.

Tú, querido Juan Carlos, estás en la CEF porque te puso José Luis Rodríguez Zapatero; pero eres Presidente de Extremadura porque te votaron los extremeños. Yo estoy en el Parlamento porque el PSOE me puso en sus listas; pero soy Diputada porque me votaron unos cuantos millones de españoles. Si el PSOE no está conforme con mi trabajo lo que puede hacer es no volverme a poner en las listas. Pero mientras tanto tengo un mandato ciudadano -no imperativo, según la Constitución-, y me debo a él. Me gustaría no tener que elegir nunca entre ser disciplinada con la dirección del partido o coherente con mi compromiso ante los ciudadanos. Pero si tengo que elegir siempre elegiré obrar en conciencia y cumplir el compromiso adquirido con los electores. Creo que los cargos públicos nos debemos a ellos.

Y para finalizar, permíteme que te haga, desde el mayor de los respetos, una apreciación sobre tus palabras respecto a Pilar Ruiz y Maite Pagazaurtundúa. Sé que tu cariño hacia ellas es sincero, y que tu respeto personal también lo es. Pero verás, Juan Carlos, no se trata de que esas dos mujeres hayan sufrido mucho y por tanto puedan decir lo que dicen y más. No es cariño lo que demandan con sus palabras. No es compasión lo que piden: es Justicia. Justicia, que no venganza. Son mujeres que han sufrido, sí. Pero sus juicios son políticos. Analizan los hechos, extraen conclusiones, critican lo que no les gusta, advierten sobre las consecuencias políticas de determinadas decisiones que se están tomando. Cuando Pilar se presentó ante el hotel en el que se reunían Otegi y López no era una madre llorosa y desesperada. Era una ciudadana digna que ejercía como tal; y que como ciudadana reclamaba justicia y decencia política. Y verdad. Son ciudadanas, Juan Carlos, no tienen suspendidos sus derechos, el terror no las ha convertido en minusválidas políticas.

Bueno, pues acabo. Sabes que siempre he procurado que en mi trabajo político existiera la menor distancia entre lo principios que se defienden en privado y las actitudes y los discursos que se hacen en público. El PSOE es mi partido desde que tengo uso de razón. Y creo que el mejor servicio que se le puede hacer a sus siglas y a su historia es defender con coherencia, honradez y firmeza los compromisos que asumimos cuando pedimos a los ciudadanos que nos otorguen su confianza. Siempre pensé que sobre esta cuestión también estábamos de acuerdo.

Un fuerte abrazo.

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(1) Rosa y María, honor y esperanza de Euskadi