martes, mayo 01, 2007

Molinos en El Quijote, 1/2

Molinos en El Quijote, 1/2

Permalink 01.05.07 @ 18:15:00. Archivado en El Quijote, Sociogenética

En la primera parte de la fábula, don Quijote ataca un molino de viento, tomándolo por un gigante, y es vencido por sus aspas; mientras que en la segunda cae en la corriente de unas aceñas (molinos de agua) y corre peligro de ser triturado por la rueda hidráulica.

Imagen: Fotos del viaje de estudios: «La ruta del Quijote», Romanistas de la Universität Basel.

molimiento: 6; molimientos: 1; Molinera: 2; molinero: 1; molineros: 8; molino: 11; molinos: 13; molió: 4; ver: mol-: moler

molinero (doc. 1095, de molino ) m. y f. «El que tiene cargo del molino», Cov. 810.a.64. :: 'persona que trabaja en él'. • Refrán: ««¡Guai de la molinera ke al molinero el agua le lleva!» Entiende: la avenida, porke a ella, ke es más flaka, mexor la llevará; ke si el fuerte pereze, mexor perezerá el flako.», Corr. 344.b.

|•| La Molinera es una de las dos mujeres del partido que asisten al armazón de don Quijote como caballero: «Preguntóle su nombre, y dijo que se llamaba la Molinera, y que era hija de un honrado molinero de Antequera; a la cual también rogó don Quijote que se pusiese don, y se llamase doña Molinera, ofreciéndole nuevos servicios y mercedes.», I.3.20.

Rico comenta este pasaje, 61: honrado molinero era, en la tradición, una contradicción: los molineros tenían fama de ladrones, y las molineras de ser ligeras de cascos. La presencia de las dos rameras en la ceremonia de investidura confiere a la escena un carácter grotesco.

molino (doc. ±1140, del lat. vulg. molinum, del lat. molinum [saxum] '[piedra o muela] de molino', de molere 'moler') m. 'máquina de moler compuesta de una solera fija y de una muela movida por una fuerza motriz'. Covarrubias, refiriéndose al tradicional molino de agua, llamado aceña, dice: «invención ingeniosa, que excusó el trabajo incomportable de moler a fuerza de brazos y pechos de hombres, en las atahonas, o con bestias, haciéndolo todo el agua, sin tanto trabajo del molinero», Cov. 175.b.4. ® aceña

|| estar picado el molino: loc.verb. proverb. «Dízese de los ke tienen buena gana de komer, y de los ke están bien dispuestos i ganosos de hacer algo», Corr. 633.b. ««Tener pikado el molino». Lo ke: « Estar pikado el molino», por: buena gana de komer.», Corr. 732.a. • Locución adverbial de modo: ««A molino pikado.» Komer o hazer algo kon aliento i ganas.», Corr. 27.a. Metáfora tomada de los molinos de harina, que muelen mejor cuando está recien picada la piedra, (Clemencín).

«Sancho quisiera concluir [los azotes desencantadores]… cuando estaba picado el molino», II.71.33. • El primer sentido aparece en la imitación de Avellaneda: «Y con esto tiraba a cada paso a Rocinante de las riendas hacia atrás, porque se fatigaba mucho por entrar en la venta, que también tenía picado el molino, como Sancho Panza.», DQA, 4 § 38: Gª Salinero, p. 100.

|| molinos de viento: Refrán: ««Molinero de viento, poko trabaxo i mucho dinero.» Los molinos de viento no son tan trabaxosos i de kosta komo los de agua.», Corr. 558.a.

«La falta de ríos en la Mancha, una de las provincias de España más escasas de agua, produjo la necesidad de usar de los molinos de viento, que son tan frecuentes en ella; pero su introducción debió preceder poco tiempo a la edad de Cervantes. Anteriormente, la mayor parte de los pueblos no tenían sino molinos hibernizos en los arroyos que corren por sus términos durante la estación de las lluvias, y se secan en el estío. En las relaciones topográficas que se formaron por los años de 1570 a 1575 de orden de Felipe II, y de que existe parte entre los manuscritos de El Escorial, se encuentran noticias circunstanciadas de la escasez de agua que padecen los manchegos. El Záncara, uno de los arroyos o riachuelos más considerables de la provincia, no corrió desde el año 1505 hasta el de 1545 (Rel. del Campo de Criptana). Esta penuria les obligaba a acudir a los molinos de los ríos perennes, que solían estar a distancias considerables… Esto prueba concluyentemente que entonces no se habían introducido todavía los molinos de viento. No encuentro mención de ellos más que en la relación del Pedernoso, y aun allí no bastaban para surtir de harina a la población, puesto que también iban a moler al rio Júcar, que está a distancia de nueve leguas. Posteriormente se multiplicaron prestando a la fecunda fantasía de nuestro autor el pensamiento oportuno y feliz de convertirlos en gigantes.», Clem. 1092.b-1093a. Julio Caro Baroja ha estudiado la historia del uso de molinos de viento en La Mancha.

AVENTURA DE LOS MOLINOS DE VIENTO: I.8 § 1-15 (tema de los gigantes). En la primera parte don Quijote ataca un molino de viento, tomándolo por un gigante, y es vencido por sus aspas; mientras que en la segunda cae en la corriente de unas aceñas (molinos de agua) y corre peligro de ser triturado por la rueda hidráulica.

Imagen: Gustave Doré. Foto: SGB. Gran tamaño.

En ambos casos sucede como en muchas otras percepciones de nuestra fábula cervantina, que dan lugar a muchas otras aventuras: todas comienzan confundiendo el ser con el parecer, confusión que reconocemos como el resorte narrativo más profundo del gran fabulador que es don Quijote, cualquiera que sea la importancia de su protagonismo en cada episodio de su fábula.

Este episodio «constituye una acertada parodia de uno de los motivos más frecuentes y fantásticos de los libros de caballerías: la lucha del caballero con temibles gigantes, muchas veces llamados «jayanes», (del francés antiguo jayant, moderno géant ).», MdeRiquer, Q, p. 88. ® gigante.

Es muy posible que los molinos de viento y su visión como gigantes procedan del Infierno de Dante (Avery).

De todas las aventuras del Quijote ésta es probablemente la que más repercusión ha tenido en la imaginación universal, lo cual explica que haya dado origen en diferentes lenguas a toda una familia de expresiones proverbiales. Son extraordinarias la cantidad y variedad de comentarios sobre ella y sobre su simbolismo. Su más rica interpretación literaria (Victor Hugo) e iconográfica se la dio tal vez la imaginación romántica del siglo XIX.

Nótese que don Quijote ataca torres de viento, puesto que ataca gigantes que él mismo ha armado: ««Armar torres de viento.» De los ke sin fundamento i en vanas esperanzas hazen trazas i kimeras, i aun enkarezen vanamente las kosas i linaxes.», Corr. 36.b. A este propósito conviene señalar que Francisco de Paula Marañón hizo notar en 1805 que en el escudo de armas de Alcázar de San Juan, municipio vecino del Campo de Criptana, donde se encuentran los molinos, se representa a un caballero de la orden de San Juan, con casco y coraza, que arremete contra un castillo. Cervantes pudo transformar esta personalización en la suya, cuya genialidad consiste en dar brazos y movimiento a torres estáticas, con lo cual se acercaba más a la prosopopeya.

|| llevar [molinos de viento] en la cabeza: loc.verb. proverb. 'estar loco'. • «¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza? », I.8.12.