viernes, marzo 04, 2005

Citar el Quijote

Durante toda mi vida me he dicho que la manera habitual de citar los textos del Quijote no era nada práctica. Dispuesto a resolver este problema, decidí y prometí hace quince años, cuando escribía una Gramática intencional (Lovaina, 1989) y una Semántica lexicológica (Lovaina, 1990) del español, que iba a proponer una nueva lectura crítica de los textos cervantinos, dotando mi edición de un sistema simple, preciso y rápido de referencias textuales. Las referencias a los textos del Quijote no se harían en adelante ni a la inmensidad de los capítulos, en los que es fácil perderse, ni a la extrema diversidad de las páginas, consecuencia de las diferentes ediciones empleadas, sino a las réplicas dialogísticas y a los párrafos, ambos editorialmente establecidos y numerados.

Como es sabido, tanto las ediciones príncipes de 1605 y de 1615 de los textos cervantinos como todas las ediciones posteriores, hasta mediados del siglo diecinueve, carecían de divisiones en párrafos y en réplicas dialogales, con la excepción de las poesías. Juan Eugenio Hartzenbusch fue el primero en establecer este tipo de divisiones, en su edición del Quijote de mediados del siglo diecinueve. Una vez iniciado este proceso de clarificación editorial moderna de los textos cervantinos, cupo el honor de continuarlo al insigne cervantista osunense don Francisco Rodríguez Marín. La división en párrafos y réplicas, adoptada en su edición del Quijote de 1911, para la colección de los «Clásicos castellanos», es la que mayor influencia ha ejercido sobre ediciones posteriores, al ser empleada por otros editores como texto original para la imprenta. El mismo deseo de clarificación editorial presidió los trabajos del inolvidable investigador valenciano Vicente Gaos y de los dos grandes maestros catalanes del cervantismo crítico actual Martín de Riquer y Francisco Rico Manrique, fieles continuadores de la ingente obra hispanista de la escuela filológica de Barcelona. Aceptando básicamente las divisiones de Hartzenbusch y de Rodríguez Marín, las han aumentado en cantidad y en calidad.

Mi trabajo ha consistido en dar un paso más en esta misma dirección, intentando mejorar la eficacia del sistema adoptado, no sólo como ayuda para la lectura, sino como instrumento para citar con precisión cualquier lugar del Quijote. Para ello, he añadido algunas divisiones, he hecho desaparecer los saltos de línea de las poesías, para citarlas fácilmente en mi diccionario enciclopédico, sin ocupar demasiado espacio, reemplazando los saltos con un signo convencional de pausa, y he dotado a cada una de las divisiones establecidas de un número compuesto de identificación, que nos permitirá a todos, de aquí en adelante, el citar los textos del Quijote con precisión, claridad y facilidad. Estos números se componen de tres partes separadas por puntos; por ejemplo: II.25.20. La primera parte, en cifras romanas, se refiere al volumen del Quijote; la segunda y la tercera, en cifras árabes, se refieren respectivamente al capítulo y al párrafo o réplica citados. En nuestro ejemplo tenemos el número compuesto que nos conduce directamente a la réplica de maese Pedro, respondiendo a don Quijote a propósito del mono adivino: «—Señor, este animal no responde ni da noticia de las cosas que están por venir; de las pasadas sabe algo, y de las presentes, algún tanto.», II.25.20. Se añade a esta tríada un cuarto miembro, cuando nos ha parecido oportuno introducir subdivisiones dentro de un párrafo excesivamente largo.

Confesión del autor

Europeísta convencido, animo desde 1961 la "Amistad europea universitaria por la amistad mundial", cuya denominación latina actual es: "Amicitia europaea universitaria pro pace universale": http://users.skynet.be/AEU/ Tanto el portal de este movimiento europeo como este blog los dedicaré a asuntos candentes dentro de su título. Con toda seguridad, os movilizarán a vosotros como me movilizan a mí. Creo que pueden garantizarlo mi condición de incansable militante por los derechos humanos y de antiguo profesor de Ética, dentro de la Compañía de Jesús; lo fui con veintitrés años en el Seminario Mayor de Córdoba.

Mis grandes ilusiones son la paz, la justicia, la familia, la educación, el bienestar compartido, la investigación científica, sobre todo en la informatización de los diccionarios, la escritura, el Mundo, Europa, España, Andalucía, Málaga, Marbella, etc.

Llevo treinta y cinco años casado y sigo enamorado de la misma mujer. Tengo una hija investigadora en ingeniería mecánica y electrónica y un hijo historiador. Me enorgullece que mi hermana y mis sobrinos sean promotores particularmente dinámicos de la industria del turismo, primero en Marbella y luego en toda Andalucía.

Mi primera educación fue malagueña. Luego estudié en Granada, Complutense SJ, Lovaina, Cambridge y París. He investigado y enseñado en la SJ y en las universidades de Lovaina, Comillas, París y Urbino.