Adriana Varela, tanguera
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Su reputación: Adriana Varela siente debilidad por el tango, pero es una rockera consumada. Dice que no trabaja para vivir. Lo hace por vivir. Su vida es el público, el espectáculo. No se mete en política, porque de hacerlo trataría de cambiar el mundo. Al tango, en cambio, le entrega sus huesos. Y sus fanáticos se lo saben agradecer.
Adriana Varela canta con las tripas y con el alma. De allí, quizás, su "vozarrón". Las penas de amor, cuando las canta ella, duelen. Las tristezas se sufren. Buenos Aires se goza. Las nostalgias se lloran. Apasionada. Ronca. Visceral. Varela sucumbió, al parecer para siempre, ante ese poder arrollador del tango. (A puro tango, Cambio.com).
Foto: Archivo particular
Declaraciones de Adriana
Autoretrato:
Fanática, psicoanalizada, porteña, insoportable, tanguera, irrecomendable.
Los tangueros:
Escriben tangos pretenciosos que se quedan en la anécdota, con el qué se dice y no cómo se dice, olvidando lo esencial, que es donde reside el peso de lo poético.
El machismo tanguero:
Cuando la mujer se cansa de diversos clichés machistas del varón se va, lo deja y allí es donde el hombre la empieza a acusar. Es muy interesante, porque es lo que sucede actualmente y no es nuevo, ha sucedido antes. Y ella lo deja, con la madre o sin la madre, porque ni la madre lo quiere actualmente así, como el capitalismo lo ha dejado, vencido y malo. Las mujeres de hoy ya no aguantan a los señores malitos y frustraditos.