lunes, julio 16, 2007

Socialistas sin honor, por avaros 2/2

Socialistas sin honor, por avaros 2/2

Permalink 16.07.07 @ 14:50:50. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Ética, Educación, Pro justitia et libertate

Si es verdad, mil veces comprobada, que la avaricia rompe el saco, también es verdad que la avaricia del político rompe, mucho antes que el saco del hurto, el honor del responsable del robo, al tiempo que rasga la unidad de su partido.

Ahí está el caso Malaya de Marbella como multiprueba, cuya avaricia ha acabado con la caverna de Ali Babá que la hacía posible, con el honor de innumerables políticos, con la vida de un partido completo, el siniestro GIL, y con la unidad de los partidos socialista y andalucista, que resultaron aliados con el GIL en una macabra coalición de autopiratería política.

Una misma preocupación produce telepatías entre analistas que se ocupan del mismo fenómeno social a miles de kilómetros de distancia. Así nos ha sucedido al redactor del editorial de "El País" de hoy y a mí, a propósito de la plaga de avaricia política que estamos sufriendo en Europa "estas últimas semanas".

La diferencia entre su análisis y el mío es que el suyo atenúa fechas y difumina denominaciones de partidos, porque no se atreve a presentar como etapa larga y como responsabilidad de su propio partido lo que está sucediendo en Europa. Ahora bien quien conoce la caídas electorales recientes de los socialistas tanto en Francia como en Bélgica y las pone en relación con los espectáculos observados en España estas últimas semanas, comprende que hay una analogía de causas, entre las cuales destaca el rostro pálido de la avaricia de ciertos socialistas.

El editorialista de El País escribe esta mañana:

Los partidos políticos deberían ser mucho más activos en la definición de códigos de conducta que impidieran espectáculos como los observados en estas últimas semanas.

Yo escribiría en su lugar la siguiente transformación de su frase corolario, aplicándola a Europa, aunque pensando muy concretamete en España: Los partidos socialistas europeos deberían ser mucho más activos en la definición de códigos de conducta que impidieran espectáculos como los observados en estos últimos tiempos.

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De alcaldes y sueldos
El País, EDITORIAL

16/07/2007

Caben pocas dudas acerca de la necesidad de remunerar debidamente el ejercicio de la función pública. También y muy especialmente la de aquellos que acceden a la misma no como empleados públicos, sino como representantes elegidos por los ciudadanos, los alcaldes y concejales entre ellos. Cuestión distinta es que los criterios que deben orientar esas remuneraciones sean establecidos por los propios interesados, sin más control que el que depare, y no siempre, la correlación de fuerzas en el seno del organismo en cuestión. En no pocos casos, el ciudadano asiste a espectáculos verdaderamente bochornosos en los que los representantes municipales sortean incompatibilidades o definiciones de exclusividad por razón del cargo y, en muchos otros, se autoremuneran sin respeto a criterio o norma alguna.

Las prácticas actuales son más que inquietantes. Con la excepción de muy genéricos protocolos en algunas comunidades autónomas, es general la ausencia de orientación. El número de habitantes, la cuantía del presupuesto a gestionar o cualquier otro indicador expresivo de la complejidad o responsabilidad de la gestión no parece guardar relación alguna con muchas decisiones adoptadas en el inicio de los nuevos ayuntamientos. Sin salir de la Comunidad de Madrid, en Alcalá de Henares, con 204.000 habitantes, el alcalde tiene un sueldo inferior a su colega de Las Rozas, que ha de administrar a 69.000 ciudadanos. Los 102.000 euros que gana este último edil duplican el sueldo del de Parla, con 100.000 habitantes, y superan también los 89.300 euros que cobra el presidente del Gobierno. Este último es equivalente al sueldo del alcalde de Navalcarnero, que con 17.600 habitantes duplica ampliamente el de San Fernando de Henares, con 40.000 vecinos.

La arbitrariedad no se agota ni mucho menos en la remuneración monetaria convencional o en la asignación de dietas de diverso tipo. La discrecionalidad a la hora de aplicar la exclusividad en el ejercicio de esa función, por ejemplo, ofrece casos no menos llamativos, como el del médico que admite su dedicación en exclusiva a la alcaldía de Benidorm, pero no renuncia a la atención regular a su consulta. Envidiable productividad.

La propia Federación de Municipios, que reconoce la existencia de un vacío legal y procedimental, debería ser la primera en solicitar su rápida cobertura, quizás en la dirección de la reforma de la Ley de Bases de Régimen Local que pretendía el ex ministro Sevilla. El reconocimiento mediante retribuciones dignas de la función de los responsables municipales no debería entrar en conflicto con la existencia de criterios suficientemente objetivos. Y los partidos políticos deberían ser mucho más activos en la definición de códigos de conducta que impidieran espectáculos como los observados en estas últimas semanas.

Socialistas sin honor, por avaros 1/2

Socialistas sin honor, por avaros 1/2

Permalink 15.07.07 @ 11:59:59. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Ética, Religiones, Educación, Pro justitia et libertate

A los partidos socialistas europeos les interesa saber por qué razón tantos cristianos, que en un momento crítico les ayudaron a fraquear las puertas del poder, les niegan ahora su voto.

No voy a andar con divagaciones para responderles. Tanto en el caso del apoyo como en el del rechazo a votar por ellos, los cristianos han procedido en virtud del valor que atribuye el cristianismo al desprendimiento (la llamada pobreza de espíritu) como prueba de la verdad de la integridad socio-económica de alguien.

Cuando los cristianos votaron masivamente por los socialistas, era porque creían que eran desprendidos. Dejaron de votar por ellos cuando descubrieron que eran tan interesados o incluso mucho más que sus adversarios políticos.

En el caso español, este cambio de comportamiento remonta a la época del Caso Guerra, cáncer del socialismo andaluz, con un número tan exagerado de metástasis, que es muy difícil encontrar un rincón de la geografía socialista andaluza, en particular en las provincias de Sevilla, Cádiz y Málaga, sin darse de bruces con un nuevo rico socialista.

El llamado caso Guerra fue un caso de corrupción que implicó a Juan Guerra, hermano del entonces vicepresidente del Gobierno español, Alfonso Guerra. Éste había pasado de operario en la fábrica sevillana de Santa Bárbara, de vendedor de enciclopedias y de cobrar un subsidio de paro de 28.023 pesetas a obtener enormes ingresos y poseer cháles y lujosos coches.

A finales de 1989, Juan Guerra fue contratado por el PSOE para trabajar en un despacho oficial de la Delegación del Gobierno en Andalucía en calidad de asistente de su hermano, con un sueldo de 129.370 pesetas líquidas al mes. realmente, el despacho era utilizado para actividades diferentes a las asignadas, lo que le valió a Juan Guerra ser acusado y juzgado por los delitos de cohecho, fraude fiscal, tráfico de influencias, prevaricación, malversación de fondos y usurpación de funciones.

Su ex mujer, Ángeles López Rubio, harta de sus palizas, facilitó la documentación que comprometía a su marido al líder popular Manuel Fraga.

"En 1991, el vicepresidente del gobierno Alfonso Guerra tuvo que presentar su dimisión, salpicado por un escándalo familiar de trafico de influencias".[1] "Este olor a podrido y a dinero sucio (...) tizna al Partido Socialista, que denunciado por corrupción toca fondo en su desprestigio electoral cuando en la primavera de 1993 decide adelantar los comicios".[1]

Finalmente, en 1995, Juan Guerra sólo fue condenado por un delito fiscal. El y su socio Juan José Arenas fueron condenados a dos penas de un año de cárcel por un fraude fiscal de 253.637 euros cometido durante los años 1988 y 1989 en su empresa Corral de la Parra. Además, ambos fueron condenados a pagar dos multas de 150.200 y 210.000 euros.

(1) Fernando García de Cortázar y José Manuel González Vesga, Breve historia de España, ISBN 84-206-0666-9, pg. 639

Wikipedia

Como Europa necesita socialistas auténticos, que encarnen los valores cristianos del desprendimiento, al ocuparse del Bien Común, la solución que le queda a los partidos socialistas europeos, si quieren sobrevivir, es obligar a sus candidatos al poder a que hagan una especie de voto de pobreza laico, que podría ser realzado, al comienzo del mandato, mediante una ceremonia de profesión del voto y a su término mediante una distinción honorífica, en señal de reconocimiento por los servicios prestados. Paralelamente el partido tendría que exigir una declaración pública del patrimonio personal del candidato, tanto al comienzo como al final de su mandato político.

Contribuiría grandemente a esta recuperación del honor por nuestros amigos socialistas, el que los antiguos mandatarios demuestren de manera convincente que no se han enriquecido ni en el ejercicio de los poderes públicos que les fueron confiados por un tiempo, ni en la época posterior, valiéndose de las relaciones que habían contraído durante su paso por el poder. Hago un llamamiento muy especial y muy urgente en este sentido a los llamados barones del partido, que fueron los mayores beneficiarios de la confianza que les hicimos los socio-cristianos.

Me incita a ello la importancia simbólica que tuvo para algunos de ellos su paso por la Universidad católica de Lovaina, para la cual trabajo, notoria inspiradora de un robusto deseo cristiano de justicia social en Europa y en el Mundo, inspiración compartida con otras universidades católicas europeas, entre las cuales conviene recordar las jesuíticas españolas de Granada y Comillas, por el heroismo de su testimonio actual frente al neointegrismo.

Imagen: FRANCKEN II, Frans
1581-Anveres, 1642
INV. 688
El avaro y la muerte
Óleo/tabla
24 x 19 cm.
Procedencia y entrada en el museo: Madrid, 1935.