domingo, febrero 18, 2007

Andalucía: la confianza recobrada

Andalucía: la confianza recobrada

Permalink 18.02.07 @ 12:23:15. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Pro amicitia universale

Los andaluces hemos hecho mucho por Andalucía, pero no todo lo que había que hacer. En cierta manera hemos olvidado lo esencial.

Tenemos que oír con atención tanto los elogios de quienes nos felicitan por nuestros éxitos como las adevertencias de quienes nos recuerdan nuestros olvidos. Hay que decirse que estos últimos son nuestros mejores amigos.

El economista Francisco Villalba deplora lo que más deploramos los universitarios europeos: Se han construido carreteras y contratado funcionarios, pero no se ha invertido bastante dinero en la formación, la investigación y desarrollo, en el capital humano.

Aunque se realizaron importantes esfuerzos estos últimos años para fomentar el desarrollo de las nuevas tecnologías. Tenemos el crecimiento, no el desarrollo”, enfatiza con razón José Luis Osuna.

Que votemos por el proyecto de Estatuto no nos impide ver que Las autoridades carecen de una visión clara de lo que podría ser el lugar de Andalucía en Europa, en el futuro”, como lo juzgan severamente los dos economistas andaluces que acabamos de mencionar. Esta impresión la consolida el "Museo de la Autonomía Andaluza", donde apenas se evoca el futuro de la región.

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Andalucía: la confianza recobrada

traducción y adaptación, por Salvador García Bardón, de "Andalousie : la confiance retrouvée", de STÉPHANE DUPONT, NOTRE ENVOYÉ SPÉCIAL EN ANDALOUSIE, lesechos.f, le web de l'économie.[16/02/07]

Los Andaluces deberían aprobar este domingo, por una muy amplia mayoría, el nuevo estatuto que refuerza las competencias y los medios de su región. Autonomía que plebiscitan, ya que consideran deberle el espectacular desarrollo de esta tierra completamente desheredada hace aún treinta años.

La localización del nuevo museo de la Autonomía de Andalucía es ya todo un programa. En el suburbio de Sevilla, linda con la casa de Blas Infante, el “padre de la patria”, asesinado en 1936, durante la guerra civil. Inaugurado con gran pompa el verano pasado, este elegante edificio celebra las grandes figuras locales, de García Lorca a Picasso, pasando por El Cordobés. Y describe las grandes fechas de la emancipación y la afirmación de la región, desde el final del siglo XIX. Un largo proceso que va a cruzar este fin de semana una etapa suplementaria, con la adopción por referéndum del nuevo estatuto de la Comunidad autónoma.

Después de Valencia y Cataluña, también Andalucía, ha obtenido de Madrid un refuerzo de sus competencias y de sus medios financieros, puesto que podrá conservar un 50% del producto del IVA y el impuesto sobre la renta, contra un 33% hasta ahora. Además el Gobierno central se ha comprometido a consagrarle un 17,8% de las inversiones públicas, durante los siete próximos años. Una parte que corresponde a su peso en la población española.

Estas nuevas reglas del juego deberían ser ratificadas por una muy amplia mayoría este domingo. “La participación constituye la única incógnita de este referéndum”, considera Manuel Cardena, un magnate de la prensa que mucho tiempo dirigió el “Correo de Andalucía”. Manuel Chaves, el Presidente de la Junta, el ejecutivo regional, contempla un porcentaje “en torno a un 50%”.

Todas las grandes formaciones políticas, en efecto, llamaron a votar “Sí”. Incluido el Partido popular (PP), a pesar de que el año pasado combatió con energía el nuevo estatuto catalán. El estatuto sometido a los electores andaluces está con todo “muy cerca del catalán, constata el politólogo catalán Josep Ramonda. Pero el PP no tenía otra opción que sumarse, ya que la derecha pagó muy caro su “no”, en el anterior referéndum sobre autonomía, en febrero de 1980”. Desde hace un cuarto de siglo, Andalucía es un bastión inexpugnable del Partido socialista. De hecho, sólo el muy minoritario Partido andalucista (PSA) ha hecho campaña contra el nuevo estatuto, lamentando que no reconozca en su preámbulo la “nación” andaluza. Críticas que apenas tuvieron eco, tanto apoya la población el proceso de autonomía iniciado con la vuelta a la democracia, al final de los años setenta. La descentralización está adornada de todas las virtudes. “Andalucía fue mucho tiempo una región descuidada y olvidada por el poder central, explica Javier Pérez Royo, profesor de Derecho constitucional de la Universidad de Sevilla. Gracias a la autonomía, ella tiene la impresión hoy de ser tenida en cuenta , de pesar en Madrid, de no ser más explotada como lo fue en otros tiempos.” En el siglo pasado, cerca de 2 millones de Andaluces abandonaron su suelo nativo para ir a buscarse una mejor vida más al norte. “Hoy, Andalucía se ha convertido en una tierra de inmigración”, observa Gabriel Cano, director del Instituto de desarrollo regional.

Una verdadera metamorfosis

Desde hace treinta años, la región ha luchado sin descanso para obtener las mismas prerrogativas que las comunidades autónomas llamadas “históricas”: País Vasco, Navarra, Cataluña, Galicia. “Ella es la garante de la igualdad territorial en el actual proceso de modernización de las Autonomías en España”, insiste Manuel Chaves, en una entrevista con “lesechos.fr ('los Ecos')”. En cuanto el País Vasco y Cataluña reclamaron, en 2003, una reforma de su estatuto, Andalucía les pisó los talones.

Pero los Andaluces plebiscitan la autonomía sobre todo porque la asocian al espectacular desarrollo económico de su región. “Ha representado el período de bienestar más largo y más intenso de nuestra historia reciente”, destaca Manuel Chaves. Pobre, subequipado, esencialmente agrícola, el antiguo reino de al-Andalus daba lástima al final de los años setenta. Se transformó. El sur de España no tiene ya mucho que envidiar al norte en términos de infraestructuras. La actividad económica da pruebas de un dinamismo asombroso. Desde hace quince años, la región ha logrado cada año un crecimiento superior al 3%. Se crearon más de 1,2 millón de empleos durante la década transcurrida, reduciendo la tasa de desempleo del 33,9%, a finales de 1995, al 12,2%, a finales de 2006. Al mismo tiempo, el nivel de vida, medido en Paridad de Poder Adquisitivo, saltó del 64,4% al 76,6% de la media de la Unión Europea de los Veinticinco miembros. Y alcanza en adelante un 79,3% de la media española. “El patronato, los sindicatos y la Junta trabajan cogidos de la mano por el desarrollo de la economía local”, subraya a continuación Francisco Carbonero Cantador, Secretario General de las Comisiones trabajadoras (CC.OO) en Sevilla.

Andalucía sigue siendo, ciertamente, la región más pobre de la Península, después de Extremadura, “pero ha colmatado una parte de su retraso”, se felicita Antonio Ávila Cano, Secretario General de economía de la Junta. En particular estos últimos años, gracias a un crecimiento superior al - ya muy elevado - del conjunto de España (4% contra un 3,8% en 2006). Se crearon no menos de 126.500 empleos y 20.000 empresas el último año.

Fragilidades reales

Basta, por otra parte, con circular un poco, para constatar esta efervescencia, esta recuperación acelerada. No hay una ciudad, no hay un burgo que no esté delimitado por las obras. Parcelaciones de viviendas, nuevas zonas comerciales, circunvalaciones o vías rápidas: las grúas y las excavadoras se adueñan de la periferia de las aglomeraciones. Pero también de los centros de las ciudades, que se equipan de metro y tranvías.

La Junta no olvida nunca recordar con fuerza, mediante carteles, que estos trabajos se inician y financian por obra suya. E innumerables paneles con sus insignias recuerdan a cada momento al automovilista que se encuentra en la “Red de carreteras de Andalucía”. Un incuestionable objeto de orgullo. “Las carreteras no van todas hacia el Norte, se felicita Javier González de Lara y Sarria, Secretario General del patronato de Málaga. También se construyeron numerosos ejes transversales, para conectar las grandes ciudades de la región y responder a las necesidades de la economía local. Un beneficio de la autonomía.”

Los Andaluces encontraron manifiestamente un optimismo y una fe en el futuro, que mucho tiempo les faltó. Una confianza que nada parece poder sacudir. Raros son los que se preguntan sobre la solidez y la perpetuidad de esta expansión desenfrenada. Una fragilidad bien real con todo. “Tal expansión no podrá durar, reconoce Francisco Villalba, jefe economista de Unicaja, el primer establecimiento financiero andaluz. “Ya que procede en gran parte de los trabajos de infraestructuras, el auge de los bienes inmuebles y el consumo.” La construcción representa por sí sola un 17% del PIB andaluz. Un tipo considerable. Las grandes obras tendrán un final. Tanto más que son financiadas en parte por los fondos europeos: este maná debería, en efecto, disminuir mucho a partir de 2013. Andalucía se benefició de 54 mil millones de euros de ayudas estructurales de Bruselas entre 1986 y 2006. Y va aún a recibir 12,8 mil millones entre 2007 y 2013. Una afluencia de dinero “que representa entre 0,6 y 1 punto de crecimiento al año”, considera José Luis Osuna, profesor de Economía de la Universidad de Sevilla.

Un crecimiento sin desarrollo

El tejido industrial sigue siendo pobre en Andalucía. La región cuenta con pocas grandes empresas de capital local y le cuesta atraer inversiones extranjeras, fuera de los bienes inmuebles. Por consiguiente, arroja un importante déficit en sus intercambios exteriores. La agricultura y el turismo (7,6 millones de visitantes extranjeros en 2005) continúan siendo los dos pilares de la economía local. Con lo que eso implica de precariedad para el mercado laboral: un 45% de los empleos son temporales o a tiempo parcial, contra un 35% por término medio en España. Un récord en Europa.

“Se han construido carreteras y contratado funcionarios, pero no se ha invertido bastante dinero en la formación, la investigación y desarrollo, en el capital humano”, deplora Francisco Villalba. Aunque se realizaron importantes esfuerzos estos últimos años para fomentar el desarrollo de las nuevas tecnologías (leer abajo). “Tenemos el crecimiento, no el desarrollo”, enfatiza José Luis Osuna. “Las autoridades carecen de una visión clara de lo que podría ser el lugar de Andalucía en Europa, en el futuro”, juzgan severamente los dos economistas. Una impresión que consolida el museo de Autonomía, donde apenas se menciona el futuro de la región.

Los puntos fuertes de la región…

Andalucía es:
- la segunda región más poblada de España;
- una región muy turística (7,6 millones de visitantes extranjeros en 2005);
- una región seleccionable para todas las ayudas de la Unión Europea (12,8 mil millones de euros esperados entre 2007 y 2013);
- la primera región productora de aceitunas en Europa;
- la tercera región de España, para las nuevas tecnologías de la información y la comunicación;
- una puerta de paso hacia África del Norte.

… y sus puntos débiles

- Es la segunda región más pobre de España;
- carece de inversiones extranjeras;
- se desarrolla poco el sector industrial;
- los empleos son poco cualificados;
- la dependencia respecto al turismo y la construcción es muy fuerte;
- está geográficamente distante de los grandes mercados europeos.

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