martes, noviembre 11, 2008

Las mujeres en España y en el Mundo

Las mujeres en España y en el Mundo

Permalink 11.11.08 @ 10:44:15. Archivado en Universidades, Amistad Europea Universitaria, España, Sociogenética, Antropología, Ética, Educación

Nuestra querida María Jesús:

He leído con un sentimiento muy fuerte de ternura, de respeto y de sintonía contigo lo que has escrito sobre "El privilegio de ser mujer en España". Sabiendo que eres universalista como yo y como todos los que nos asociamos en tu perfil y en el mío, comparto contigo la idea de que las mujeres españolas son mujeres privilegiadas si se las compara con sus hermanas del tercer mundo.

Sin embargo tú y yo sabemos que esto sucede desde hace muy poco tiempo y además con numerosísimas excepciones, dada la brutalidad del machismo residual hispano, que no para de matar y/o de humillar a nuestras mujeres.

La restricción del párrafo que precede, con la cual tú estás de acuerdo conmigo, me hace pensar que todo tu artículo está escrito en clave de humor y que hay que leerlo en segundo grado. Prueba de ello es el empleo continuo que haces de los puntos suspensivos.

Como tú escribes en la perspectiva de la socioeconomía y yo en la de la sociogenética, nuestros puntos de vista son complementarios, ya que la socioeconomía es una parte de la sociogenética.

Desde esta perspectiva más amplia, es una desgracia general del patriarcado el haber colocado como su mito fundamental la prioridad histórica del hombre sobre la mujer. De este mito cínicamente mentiroso derivan todos los crímenes que los hombres cometen contra las mujeres, tanto en la civilización occidental como en las otras civilizaciones patriarcales del resto del mundo.

Este artículo mío coincide con mi cumpleaños. Así que lo escribo con el sentimiento muy vivo de mi dependencia de la mujer que me dio a luz y de todas las otras, mis segundas madres, que me brindaron sus pechos generosos a lo largo de los meses durante los cuales mi madre no pudo amamantarme, debido a sus persistentes fiebres puerperales y a los horrores de nuestra guerra fratricida del treinta y seis. Esta experiencia hace que yo me sienta hijo de esa madre universal que sois todas las mujeres y que debería figurar en nuestras inteligencias y corazones como razón y principio amoroso de todo ser humano.