jueves, agosto 16, 2012

La mano del hombre tras los incendios



 
Un capataz forestal, cuya divisa deontológica es “el monte es riqueza, no dejemos que irresponsables la dilapiden”, atestiguaba ayer que, desde hace dos años aproximadamente, las empresas privadas, para las que ha trabajado en diferentes autonomías españolas, han tenido que despedir a gente formada y con largos años de experiencia.
¿Por qué motivo?
Por falta de financiación pública, ya que las administraciones de estas autonomías, interpretando a su manera las exigencias europeas de austeridad, redujeron prácticamente a cero las obras en montes públicos.
Este testigo calificado no admite que los poderes públicos o sus voceros vengan ahora a hacernos creer a los ciudadanos, ante la tragedia de los incendios que han arrasado ya un total de 132.299,89 hectáreas en 21.500 fuegos de diversa intensidad, según datos del Ministerio de Agricultura, que se trata de una desgracia natural e inevitable o que, para subsanarla, basta con las brigadas de extinción que, por cierto, también han sufrido severos recortes en sus plantillas.
Para el Autor de este testimonio como para el hombre de la calle, los incendios que España está sufriendo, tanto en la península como en sus territorios insulares, tienen responsables claros, que han de asumir, tanto directa como indirectamente, según su intervención jerárquica, la responsabilidad de estos hechos trágicos.
Los responsables indirectos se encuentran en el gobierno nacional de Madrid y en la Comisión Europea de Bruselas, que exigen ciega y machaconamente austeridad en el gasto público de las Autonomías, sin prever sus consecuencias para la seguridad ciudadana y patrimonial; mientras que los responsables directos se encuentras en todas y en cada una de las diferentes comunidades autónomas cuyos Consejeros de Medio Ambiente decidieron en su día que era posible dejar los montes abandonados para ajustar el presupuesto.
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El monte es riqueza, no dejemos que irresponsables la dilapiden
Cuando se afirma que tras el 97% de los incendios está la mano del hombre no se quiere decir que todos ellos sean intencionados.
Existen accidentes en vías férreas, tendidos eléctricos y diversas instalaciones localizadas en el medio forestal. Existen negligencias o falta de formación sobre los peligros de incendio cuando se trabaja o se circula por el monte o cuando se va de excursión.
Y también existen, claro está, pirómanos. Sobre estos últimos debieran recaer más duras penas.
Sobre los demás incendios es labor de la administración prevenirlos mediante campañas de formación o información que no se hacen y por las que habría que pedir responsabilidades políticas.
Como también es responsabilidad de la administración la ordenación y cuidado forestal, como patrimonio social de enorme riqueza y estratégico en un país.
Por nuestro clima, con veranos secos y de elevadas temperaturas, que además originan vegetación resinosa y sotobosque leñoso, son INEVITABLES los incendios forestales, ya sea por causas naturales, como el rayo en una tormenta eléctrica, o causas humanas no necesariamente intencionadas (negligencias, descuidos, accidentes…)
Lo que sí es EVITABLE en gran medida es que dichos incendios adquieran las proporciones desmesuradas que están alcanzando este aciago verano.
Para ello es imprescindible que, ante el despoblamiento del entorno forestal que ha dejado los montes descuidados, las Administraciones Públicas realicen la limpieza y ordenación de la masa vegetal que conforma nuestros montes mediante diversos trabajos cuya función principal consiste el eliminar parte del combustible vegetal, para que si hay un incendio este no coja fuerza y sea fácilmente controlable. Así se poda, se clarea, se hacen franjas auxiliares con escasa vegetación en zonas muy transitadas, se hacen cortafuegos, se crean accesos para una rápida llegada de los servicios de extinción a ciertas zonas críticas, etc, etc, etc…
Si no se hace esto, por más retenes y medios de extinción que acudan, si un incendio forestal coge fuerza y velocidad al propagarse por las copas de los árboles, no hay fuerza humana capaz de detenerlo si el monte antes no está acondicionado y el clima (viento y temperatura) no acompaña.
Soy capataz forestal y he trabajado en empresas privadas que actuaban en Murcia, Valencia y Madrid. Desde hace dos años aproximadamente estas empresas han tenido que despedir a gente formada y con largos años de experiencia pues las Administraciones Públicas, al menos las de las tres comunidades autónomas citadas, redujeron prácticamente a cero las obras en montes públicos.
Que no vengan ahora haciéndonos creer que se trata de una desgracia natural e inevitable o que basta con las brigadas de extinción que, por cierto, también han sufrido recortes en sus plantillas.
Estos incendios tienen responsables claros, responsables en sus respectivas comunidades autónomas, cuyos Consejeros de Medio Ambiente decidieron en su día que había que dejar los montes abandonados para ajustar el presupuesto.
Publicado por: el monte es riqueza, no dejemos que irresponsables la dilapiden.
14/08/2012 19:02:55
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15.08.12 | 23:54. Archivado en EspañaÉticaPro justitia et libertateEcología

miércoles, agosto 08, 2012

Sin solidaridad, la “Unión” Europea sería falsa.

08 Ago 2012


Escrito por: Salvador García Bardón el 08 Ago 2012 - URL Permanente

Frente al injusto sufrimiento de los inocentes, es obligatoria la transformación radical de los humanos para poner fin a las injusticias. Esta transformación es particularmente necesaria desde hace ya demasiado tiempo en Europa, para ponerle un fin definitivo a esta interminable crisis de confianza mutua, que está agotando la capacidad de resistencia de nuestros semejantes, en su mayoría víctimas ya del infortunio y el resto, excepto los privilegiados, de más en más desafortunados.
La Unión Europea está llegando muy cerca del precipicio de la desconfianza y de la insolidaridad por el que puede precipitarse en una caída mortal. La única manera de evitar esta caída es alejarse de este precipicio practicando de nuevo la confianza y la solidaridad que hacen verdadera su “unión”.
El precipicio lo constituyen las actitudes desconfiadas e insolidarias que transforman las relaciones socio-económicas en engaño mutuo. Tal es el caso cuando el más fuerte abusa de la debilidad, real o supuesta, del menos fuerte, para enriquecerse a costa de su empobrecimiento.
Por desgracia esto está sucediendo en el juego incontrolado del mercado, al que acuden para abastecerse en crédito los países aquejados por deudas soberanas. Hay miembros de la Unión que están degenerando este mercado, al comportarse en él como si no tuvieran ningún compromiso de solidaridad con el resto de los miembros de la Unión. Se comportan ante los inversores como si solamente ellos fueran dignos de confianza, proclamando por todos los medios a su alcance que los miembros “débiles” de la Unión, los llamados despectivamente PIGS = Portugal, Irlanda, Grecia, Spain, no lo son, porque según ellos serían capaces de no pagar sus deudas o incluso incapaces de pagarlas.
La reacción de los inversores es inmediata, bajo la acción de la avaricia ante el débil y del miedo ante el fuerte.
Los inversores, cuando operan inspirados por la avaricia, exigen intereses descabellados a los miembros de la Unión que le son presentados como débiles.
Los inversores, cuando operan impulsados por el miedo, confían su mayor crédito al fuerte que los alecciona. Esto último lo hacen no solamente contra un interés mínimo, sino incluso pagándole a su deudor un interés por el depósito. Es lo que se ha dado en llamar un préstamo con interés negativo.
Resulta paradójico que quienes más se benefician de este tratamiento de favor por los inversores, exijan a las víctimas de su comportamiento medidas de austeridad que las hunde irremediablemente en el desempleo y la recesión.
Los miembros de la Unión beneficiarios de la crisis, mediante la explotación del miedo de los inversores, la única manera que tienen de purgar su comportamiento insolidario y de rehacer con ello la verdad de la “Unión”, es apoyando o, por lo menos, no oponiéndose a que el Banco Central Europeo ofrezca crédito contra intereses mínimos a los países que han venido sufriendo los efectos desbastadores de su comportamiento especulativo, que son precisamente los llamados PIGS.
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