jueves, marzo 21, 2013

Abrazo jesuita entre el Papa Francisco y el Padre General SJ



 

El Papa Francisco sorprende al portero de los jesuitas con llamada telefónica
ROMA (1).- Pensó que era una broma. El joven portero de la casa general de la Compañía de Jesús en Roma nunca esperó recibir una llamada telefónica del Papa Francisco, quien con paciencia y cariño debió convencerlo de su identidad, para poder hablar con el superior general de los jesuitas y agradecerle la hermosa carta que le envió en la víspera.
El hecho ocurrió a las 10:15 a.m. (hora de Roma) de hoy (15 Mar.) y según el relato del Padre Claudio Barriga s.j., enviado por correo electrónico a las comunidades y amigos de los jesuitas en todo el mundo, en la casa de Roma se vivieron momentos intensos con la inesperada llamada.
"El portero respondió al teléfono. Le dicen que tiene una llamada desde Santa Marta, y escucha una voz suave y serena: Buon Giorno, sono il Papa Francesco, vorrei parlare con il Padre Generale. (Buenos días, soy el Papa Francisco, quisiera hablar con el Padre General)".
"El portero casi le responde: "y yo soy Napoleón", pero se contuvo. Le respondió secamente: ¿De parte de quién? El Papa entendió que el joven portero italiano no le cree y le repite dulcemente: No, de verdad, soy el Papa Francisco, ¿y usted cómo se llama?"
"Desde la elección del Papa el teléfono de nuestra casa suena cada dos minutos y muchos llaman, incluso gente desequilibrada", señala el Padre Barriga.
"A esa altura el portero responde con voz titubeante, dándose cuenta de su error y casi desvaneciéndose: ‘Me llamo Andrés’.
El Papa: ‘¿cómo estás, Andrés?’
Respuesta: ‘yo bien, disculpe, sólo un poco confundido’.
El Papa le dice: ‘No te preocupes, por favor comunícame con el Padre General, quisiera agradecerle por la hermosa carta que me ha escrito’.
El portero: ‘Disculpe, Su Santidad, lo voy a comunicar.
El Papa: No, no hay problema; yo espero lo que sea necesario’".
El joven portero, Andrés, entregó el teléfono al hermano Afonso, secretario privado del Padre Adolfo Nicolás y ocurrió la siguiente conversación:
Afonso: "¿Aló?"
Papa Francisco: "¿Con quién hablo?"
Afonso: "Soy Afonso, secretario personal del Padre General".
Papa Francisco: "Soy el Papa, quisiera saludar al Padre General, para agradecerle la bonita carta que me envió".
Afonso:: "Sí, un momento".
Luego de este diálogo en italiano, Afonso se dirige "incrédulo hacia la oficina del Padre General, al lado de la suya, mientras sigue la conversación. Le dice: ‘¡Santo Padre, felicidades por su elección, aquí estamos todos contentos por su nombramiento, estamos rezando mucho por usted!’"
"¿Rezando para que yo vaya para adelante o para atrás?", bromea el Papa.
"Naturalmente para adelante", le responde Afonso mientas caminaba. El Papa responde con una risa espontánea.
"Aturdido con la impresión, el hermano ni siquiera golpeó a la puerta de la oficina del Padre General y entró hasta él, quien lo miró sorprendido. Afonso extendió la mano con el celular y le dice al Padre General, mirándolo a los ojos:"El Papa".
"Lo que siguió después no lo sabemos en detalle, pero el Papa agradeció muy cordialmente al Padre General por su carta. El General le dijo que le gustaría verlo para saludarlo. El Papa le respondió que va a dar instrucciones a su secretario para que eso pueda ser lo más pronto posible, y que del Vaticano le irían a avisar", concluyó el P. Barriga.
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Relación por el Padre General de su visita al Papa Francisco el 17 de marzo 2013(2)
Respondiendo a una invitación personal del Papa Francisco, a las 5.30 de la tarde he estado en la Casa de Santa Marta, donde han vivido los cardenales que asistían al cónclave. El mismo Papa estaba a la puerta y me recibió con el abrazo con que nos solemos saludar los jesuitas. A petición suya nos hicimos algunas fotografías, y ante mis disculpas porque no me ajustaba al protocolo, insistió en que le tratara como a cualquier otro jesuita, llamándole de tú, de modo que no tuve que estar pendiente de darle el tratamiento de Santidad o Santo Padre.
Le ofrecí todos los recursos de que dispone la Compañía, ya que, en su nueva situación, va a verse necesitado de personas, grupos de consejo y reflexión, etc. Se mostró agradecido por mi ofrecimiento, y cuando le invité a que viniera a comer con nosotros en la curia me dijo que sin duda lo hará.
Hubo total sintonía en nuestra manera de sentir acerca de una variedad de temas que tocamos en la conversación, y quedé convencido de que trabajaremos muy bien juntos, al servicio de la Iglesia y en nombre del Evangelio.
Se dio un entendimiento mutuo con paz y humor hablando del pasado, presente y futuro. Dejé la Casa de Santa Marta persuadido de que el Papa contará con gusto con nuestra colaboración al servicio de la viña del Señor.
Al final me ayudó a ponerme el abrigo y me acompañó a la puerta. Esto me proporcionó unos cuantos saludos de parte de los guardias suizos que allí estaban. Un abrazo jesuítico, de nuevo, como modo natural de saludar y recibir a un amigo.

21.03.13 | 19:00. Archivado en SociogenéticaReligionesJesuitas