Guerra de lemas en lugar del pésame
13.01.07 @ 12:11:00. Archivado en España, Sociogenética, Ética
Imagine usted que ha perdido a dos de sus seres queridos y que está en su casa esperando la llegada de sus amigos, para expresarle a usted su pésame. En ese momento oye ruido en la calle, delante de su casa. No hay duda: se trata de sus amigos que están discutiendo. Discuten tan fuerte, que se oye claramente lo que dicen: están discutiendo acaloradamente qué palabras van a emplear en una frase común para presentarle su pésame.
Como ninguna de ellas tiene nada que ver con las frases haituales que se dicen en estas ocasiones, usted abre la puerta de par en par y les grita:
"¡Si queréis darme el pésame, dádmelo de una vez y quitaros de en medio, que yo no estoy ni para broncas ni para palabreos entre mis amigos, sino para saber que todos estáis de acuerdo en deplorar lo que me ha pasado!"
Precisamente porque todos sabemos que la amistad no es una relación transitiva, de manera que es posible que dos amigos nuestros sean adversarios políticos entre sí, lo lógico en una circunstancia como la presente es que olvidemos nuestras enemistades parciales, para consolar a nuestra amistad común.
La circunstancia presente es que todos hemos perdido a dos hermanos ecuatorianos y que todos hemos comprendido el dolor, las heridas y el miedo de por vida de miles de víctimas del atentado terrorista del 30 de diciembre en Barajas.
Nuestra reacción común debe ser el expresar sencillamente nuestro pésame tanto a los familiares de las dos víctimas mortales como a las numerosísimas víctimas sobrevivientes, y deplorar claramente la causa de nuestra pena común, que es el horroroso crimen de ETA.
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La guerra de los lemas: "Paz", "Libertad" y "Diálogo" para descalabrar al otro,
por Antonio Casado
El Confidencial, Jueves, 11 de enero de 2007
Simplemente, "ETA, no". O bien, "Contra ETA". Lo demás está implícito: paz, libertad y diálogo, pues esa siniestra organización es la que impide la paz, la libertad y el diálogo en el País Vasco y en el resto de España. Si se materializase su disolución, como piden todas las fuerzas democráticas, incluida la independentista Aralar -valiente Patxi Zabaleta-, la paz, la libertad y el diálogo serían de uso ordinario y nadie clamaría por ellas. Sin embargo, el recalentado debate político nacional las convierte en elementos de discordia que arruinan la saludable aversión común a la banda terrorista.
Es la forma más aséptica de reflejar el bochornoso espectáculo público que nos están ofreciendo partidos políticos, sindicatos, asociaciones de víctimas y otras entidades, a cuenta de los lemas de las manifestaciones convocadas para este fin de semana en Madrid y en Bilbao.
Nunca lo hubiera imaginado el bueno de Santiago Morales, presidente de las asociaciones de ecuatorianos residentes en España, cuando pensó en recoger en una manifestación la sincera solidaridad de los españoles con los dos jóvenes compatriotas asesinados por ETA. Aquí y ahora hasta las grandes palabras sirven como pedradas para romperle la crisma al adversario. Y ay de ti si te pillan en el medio sin sumarte a la cantea.
Así de envenenada está la política en nuestro país. Palabras a modo de cantazos, rodeos verbales y trampas semánticas como burladero de las verdaderas intenciones de líderes y vicelíderes. Quedan claras las de Rajoy cuando pregunta a Zapatero por los compromisos adquiridos con ETA -incumplidos, por cierto- y a los que la propia ETA se refiere en su último comunicado, sin que le interese lo más mínimo la parte donde se habla de la Constitución y la legalidad como límites del 'Proceso', interpretados por la banda como exigencias intolerables del Gobierno.
También nos hacemos una idea de lo que representa el Pacto Antiterrorista para la vicepresidenta Fernández de la Vega si para designarlo usa la palabra "papelito". Al menos ya tenemos una certeza de parte del Gobierno: no habrá vuelta al Pacto Antiterrorista. En cambio no fue tan clara respecto a la posibilidad de que el brazo político de ETA vuelva a los Ayuntamientos vascos tras las elecciones municipales. Fernández de la Vega recurrió a las generales de la ley: como Batasuna es una organización ilegal, es imposible que pueda presentarse.
Pero ni media palabra sobre la posibilidad de que sean los mismos perros con distintos collares, que es el meollo de la cuestión si tenemos en cuenta las acreditadas habilidades de estos perros para colarse por los agujeros del Estado de Derecho, pocos cuando prima el respeto a la ley y muchos si hay intención de defraudarla.
Se echa de menos una mayor firmeza del Gobierno ante quienes profesan una acreditada desafección al marco jurídico y político que garantiza nuestras libertades. Gente que, además, se mueve en una horma moral donde cabe el asesinato, la extorsión y el chantaje. Gente que califica el trabajo policial y judicial de "agresiones" o tiene el cuajo de culpar al Gobierno de la salvajada de la T-4. Tampoco los nazis asesinaban sino que aplicaban el derecho de sus victimas a morir sin dolor.