sábado, junio 16, 2007

ETA sin careta, 5/6

ETA sin careta, 5/6

Permalink 16.06.07 @ 09:57:00. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Ética, Pro justitia et libertate

Refiriéndome a Rosa Diez, yo escribía, el 22.11.05, bajo el título: "Madre Coraje en el 30 aniversario":

"Más de una vez he llamado la atención de mis lectores sobre el despilfarro democrático que cometen los electores del País Vasco, al no decidirse una vez por todas a exigir una coalición que tuviera a su cabeza las figuras emblemáticas de Rosa Díez y de María San Gil. Estoy seguro de que la inteligencia, la cordura, la sinceridad y el coraje femenino de estas dos mujeres sacarían al País Vasco y a España del enorme aprieto en que los tienen cautivos tanto los votantes separatistas como los que tienen su voto comprometido con tal o cual partido, perdiendo de vista que a la hora de votar lo que cuenta de verdad es el Bien Común".

Tras haber publicado la explicación detallada completa de cómo fue, según Aizpeolea, el diálogo del gobierno socialista con ETA, publicaré en dos entregas sucesivas la doble réplica de Rosa Díez a esta explicación.

He aquí la primera, fechada en su blog , dentro del diario digital de la iniciaiva ciudadana Basta ya, el 11 de Junio próximo pasado.

ASÍ NOS ENGAÑARON.
por Rosa Díez

Todo el mundo tiene derecho a equivocarse; a mentir, no. El Gobierno tiene derecho a poner en marcha una más que incierta política antiterrorista; a mentir, no. La mentira no tiene disculpa ni perdón. Y nos han mentido con premeditación y alevosía. Nos han mentido para que siguiéramos arriesgando nuestra vida en su nombre. No nos merecemos un gobierno que nos mienta. Ni un partido político que arriesgue la vida de sus cargos públicos en nombre de una mentira.

Y eso es lo que han hecho los dirigentes del Partido Socialista Obrero Español primero y el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero después. Engañarnos a todos; mentirnos a todos. Mintió cuando desde la oposición, nada más firmar el pacto por las Libertades y contra el Terrorismo mandó a sus interlocutores a negociar con ETA. Sí, a negociar con ETA, porque eso es lo que hacen Otegui--dirigente de una organización que está en la lista europea de organizaciones terroristas y Eguiguren cuando se reunen: hablan de política, negocian sobre escenarios políticos, establecen compromisos, cautelas, condiciones, supuestos... No es diálogo; el diálogo está reservado a iguales; un dirigente terrorista y un dirigente de un partido político cuando hablan de escenarios políticos, negocian. Los representantes del PSOE iniciaron negociaciones políticas mientras de cara a losciudadanos españoles hacían el paripé de que estaban apoyando al Gobierno en la lucha contra ETA y para la derrota de ETA.

Como no tienen ningún tipo de pudor, ayer, el diario oficial del PSOE, El País, lo cuenta con pelos y señales. ¿Por qué lo cuenta la víspera de una reunión en la que se supone que el Presidente del Gobierno buscará el apoyo del Partido Popular? Porque no quiere ese apoyo, sino echarle la culpa al Partido Popular del fracaso de la reunión. Por eso cuenta todo ese contexto infame de reuniones y engaños: para que el Partido Popular tenga elementos nuevos para decirle al Presidente que no es posible fiarse de él, que no es posible acompañarle en un camino de nuevos engaños, de nuevas mentiras. En un camino como el del pasado,en el que mientras se defendía el acuerdo con los demócratas se pactaba con los terroristas.

Nos han engañado. Al conjunto de los españoles y, particularmente, a todas aquellas personas que arriesgaban la vida y la seguridad pensando que estaban haciéndolo para apoyar una estrategia de derrota de ETA. Mientras arriesgábamos la vida, en nombre de la democracia y en nombre del Partido Socialista, ellos, aquellos a los que creíamos representar cuando pedíamos el voto a los ciudadanos, negociaban a nuestras espaldas en las tinieblas. Nos han mentido; a mí me han mentido. A mí me dijo el Presidente que el pacto antiterrorista era para él lo más importante; a mí me dijo el Presidente que no tuviera ninguna duda, que aunque él apostaba por un relevo al frente del PSE --cargarse a Redondo, poner a López-Eguiguren-- la política antiterrorista no iba a cambiar. A mí me dijo el Presidente que estuviera segura de que arriesgaba mi vida por defender las libertades y para derrotar a ETA, que no lo hacía para acabar pactando con ETA. Me lo dijo porque se lo pregunté; porque le dije que teníamos derecho a saber para qué arriesgabamos la vida; que teníamos derecho a decidir si queríamos serguir haciéndolo.

Y me engañó. Desde el 2001 dice El País. El pacto se suscribió en diciembre del 2000. Desde el 2001 los socialistas empezaron a hablar formalmente con ETA; con permiso o impulso de Ferraz primero y de Moncloa después. Desde el 2001, mientras enterrábamos a nuestros amigos y compañeros y venían a los funerales a darnos el pésame. Desde el 2001, mientras se manifestaban con nosotros, los de Basta Ya, en las calles vascas. Desde el 2001, mientras hacíamos los discursos más radicales contra ETA. No tienen perdón. No merecen perdón.

Y ASÍ NOS SIGUEN ENGAÑANDO.

El Presidente del Gobierno dijo a Iñaqui Gabilondo el pasado jueves que hubo contactos superficiales con ETA, sí, que se habló de una mesa de partidos, sí pero por encima, todo superficial, sin profundizar... Le dijo que el proceso se rompió tras el atentado de Barajas. Le dijo que no había habido negociación política... Ayer en el Comité Federal del PSOE insistió, más o menos, en los mismo: él hizo lo que debía hacer, se rompieron los contactos cuando ETA planteó reivindicaciones políticas... Pura contradicción en sus propias palabras. Si hablaron de la mesa, hablaron de política con la banda. Hablar de política con la banda ya es una concesión. Y lo hicieron; ni siquiera el Presidente se atreve a negarlo. Supongo que espera las actas, y por eso empieza a soltar lastre.

No dice verdad cuando niega el carácter político de una conversación entre el gobierno y una organización terrorista sobre la constitución de una mesa que sigue reivindicando desde hace ya mucho años y que hizo fracasar las negociaciónes de Argel. El Presidente no parece ser consciente que les ha dado lo que González les negó en los ochenta: les ha reconocido que una mesa paralela para hablar de política es negociable. Y eso significa que ETA ha ganado posiciones de partida para el futuro.

Y tampoco dice la verdad cuando manifiesta que se rompieron los contactos tras el atentado de Barajas y cuando ETA planteó reivindicaciones políticas; el Gobierno siguió sentado a la mesa hablando de política y después de los asesinatos de la T4. Fue ETA la que se levantó. Al contrario de lo que hizo González en Argel y Aznar en Suiza.

No dice verdad cuando dice que el atentado de Barajas supuso el fin de la negociación. Y El País lo cuenta con pelos y señales. Cuenta que siguieron manteniendo lo que ellos llaman diálogo y sabemos que es negociación; a través de los suizos; a través del Sinn Fein; a través del PSE:

"La bomba de Barajas y la consiguiente ruptura del proceso ya puso de manifiesto que, desde julio, ETA apostaba por un proceso que condujese a la soberanía de Euskadi, mientras el Gobierno quiso un proceso de fin de la violencia, con la incorporación de la izquierda abertzale a la política. Fueron dos visiones distintas de un mismo proceso".

O sea que desde julio, tres meses después de declarar el alto el fuego, ya ETA estaba en otro proceso. Mientras Rubalcaba anunciaba que estaba verificada su voluntad inequívoca y el Presidente, en sede parlamentaria pero no en el Congreso, anunciaba que iba a iniciar la negociación. Ni hubo verificación, ni hubo nada parecido. Ni se cumplió la resolución del Congreso de 17 mayo que establecía las condiciones para iniciar los contactos. Estaban "trincados" desde hacía mucho tiempo y decidieron seguir adelante para evitar que ETA contara la verdad.

"En los cinco meses que han transcurrido desde la ruptura del proceso hasta su formalización, con el comunicado de ETA del 5 de junio, la banda ha tratado de ganar "legitimidad" ante sus bases, sorprendidas por el atentado de Barajas. Su gran baza ha sido, según dice el comunicado del 5 de junio, "la falta de libertad en las elecciones" por la eliminación por los tribunales de todas las listas de Batasuna y la mitad de las de ANV. Pero, junto a ello, ha reconocido, sin tapujos, que su objetivo en el proceso eran la independencia y la constitución de una Euskadi con los siete territorios (las tres provincias vascas españolas, las tres francesas y Navarra)".

Y de esto, ¿cuando se han dado cuenta

"Batasuna, después de Barajas, mantuvo tres reuniones con el PNV en las que planteó un referéndum sobre Euskadi y Navarra para 2010 en el que el Partido Socialista de Navarra (PSN) hiciera campaña a favor. El PNV no lo aceptó".

O sea que le tenemos que agradecer al PNV que le pusiera a ETA los puntos sobre las íes, que se negara a repetir Lizarra pero con el PSOE dentro.

El Gobierno, a su vez, cortó el proceso de diálogo con ETA con el atentado de Barajas. Sólo le cabía la remota esperanza de que una reacción de Batasuna forzara a ETA a reconocer su "equivocación" y abandonar la violencia. Pero, fuera de algunos gestos tímidos de dirigentes de Batasuna como Otegi, no hubo tal.

No obstante, el Gobierno sí utilizó el cauce del Centro de Diálogo las intenciones de ETA, tras el atentado del 30 de diciembre. E incluso pidió al Sinn Feinn que reclamara a ETA el abandono de la violencia. No sirvió de nada. Los gestos realizados por el Gobierno estos meses, tan criticados por el PP, como el traslado del etarra Iñaki De Juana al hospital de San Sebastián y la aceptación de la mitad de las listas de ANV para las elecciones municipales, no tuvieron como objetivo "contentar a ETA". El Ejecutivo ya tenía información de que eran inútiles desde esa perspectiva. Los hizo, sobre todo, para no ofrecer argumentos victimistas al entorno etarra. Y lo que terminó de convencer al Ejecutivo de que ETA iba a formalizar su ruptura fue la publicación en Gara, durante la campaña electoral, de la versión de Batasuna de las conversaciones previas al alto el fuego. En diciembre de 2006, ETA aparta a Ternera y plantea los temas de Navarra y la autodeterminación. Y el día 30 llega el atentado de la T-4 de Barajas.

O sea que el Gobierno siguió hablando después del atentado de Barajas. Lo cuenta El País. O mintió Zapatero ante Gabilondo o miente Rodríguez Aizpeolea. Y la excarcelación de de Juana Chaos y la permisividad para que ETA volviera a las instituciones fueron GESTOS para no "ofrecer argumentos victimistas". Manda narices. Para que los terrroristas no tuvieran argumentos victimistas nos dieron argumentos a las víctimas. Qué enorme vergüenza y qué deshonor. No tienen perdón. No merecen perdón.

ETA sin careta, 4/6

ETA sin careta, 4/6

Permalink 15.06.07 @ 08:30:00. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Ética, Pro justitia et libertate

Publicamos aquí la última parte de la explicación detallada de cómo fue, según Aizpeolea, el diálogo del gobierno socialista con ETA. En dos entregas posteriores, publicaremos la réplica de Rosa Díez.

-oOo-

Se declara la tregua

El último día del año 2005 se produjo un último encuentro entre Eguiguren y Ternera en Ginebra. El dirigente etarra comunicó al socialista que, a partir de las seis semanas siguientes, ETA haría público el alto el fuego permanente. Tardó un mes más. Ocurrió, finalmente, el 22 de marzo de 2006. Fue la tercera tregua de ETA de envergadura y provocó una gran euforia, porque parecía la definitiva. Se sustentaba en bases más sólidas que las anteriores, venía precedida de tres años sin muertos y contaba con un contexto político muy favorable. Desaparecido el IRA de la escena europea, sólo quedaba ETA practicando el terrorismo en una competencia imposible con los islamistas de Al Qaeda, y el nivel de rechazo de la violencia no sólo en la sociedad española sino en la vasca era absoluto.

ETA se ajustó en su comunicado, del 22 de marzo de 2006, a lo que Ternera se había comprometido en las conversaciones de Ginebra y Oslo. El Gobierno no esperó seis meses para hacer su declaración institucional en la que abría oficialmente el diálogo con ETA. Zapatero la materializó en el Congreso el 29 de junio. La declaración institucional gustó a Otegi, pero no a ETA, que interpretó que Zapatero soslayó la cuestión de Navarra.

Zapatero pretendía aprovechar el verano para iniciar las conversaciones de la mesa técnica, entre el Gobierno y ETA, y poner en marcha el compromiso de paz por presos. Había preparado un plan preciso de acercamientos e incluso de excarcelaciones de etarras.

En julio, poco después de la declaración del presidente, se produjo una comunicación entre el Gobierno y ETA. La representación de la banda no quiso empezar la negociación de paz por presos. Exigió que antes se reunieran los partidos para configurar la segunda mesa, la política. Esta exigencia, además de cambiar las prioridades del calendario, planteaba la necesidad urgente de que Batasuna fuese legalizada.

Batasuna no quería acogerse a la Ley de Partidos, cuya vigencia estaba en las bases del acuerdo. El clima se hallaba enrarecido entre los militantes de Batasuna porque el juez Fernando Grande Marlaska había practicado detenciones de dirigentes de Batasuna, en los primeros días del alto el fuego, acogiéndose a la vía penal, y los sectores más radicales empezaron a recuperar influencia. Marlaska había redactado un auto en enero -en el breve paréntesis entre el acuerdo de bases y la declaración de alto el fuego- por el que prorrogaba por dos años la ilegalidad de Batasuna, con lo que dejaba en papel mojado la posibilidad de que esta formación funcionase sin dificultades. Finalmente, Batasuna, presionada por sus bases, no se acogió en el verano a la Ley de Partidos y continuó en la ilegalidad.

Para superar el bloqueo, una representación del PSE se reunió en julio con otra de Batasuna, de manera oficial. No bastó a ETA. En agosto dio su primer aviso con un comunicado. Consideraba que el proceso estaba en "crisis" y lo atribuía a que los partidos no habían puesto en funcionamiento la mesa.

El Gobierno, pese al cambio de calendario, decidió seguir. Con la puesta en marcha de las conversaciones entre partidos, irrumpió en la escena el PNV. Su líder, Josu Jon Imaz, no tenía claro que se alterase la hoja de ruta y que el debate político se pusiera por delante. No obstante, accedió ante la obstinación de Batasuna. En ese momento, en septiembre, PNV, PSE y Batasuna iniciaron contactos secretos -al ser ilegal la formación abertzale- para avanzar en la constitución de la mesa de partidos. Tras una reunión tripartita en Loyola (Guipúzcoa) llegaron a un borrador de acuerdo. Batasuna pidió consultarlo pero, en una reunión posterior, sus representantes -Arnaldo Otegi y Rufino Etxeberria- rechazaron el borrador y elevaron el listón al pretender aprobar un órgano común de Navarra y Euskadi, con capacidad legislativa, en el plazo de dos años. El PNV y el PSE se plantaron y las conversaciones encallaron. Es el 10 de noviembre. Con ello se enterró también el proyecto de presentar la mesa de partidos en el marco de una Conferencia de Paz en San Sebastián que se iba a celebrar en diciembre.

El proceso encalla

Con el proceso encallado y con ETA manteniendo brotes de violencia -además de relanzar la kale borroka, a fines de octubre la banda robó 350 pistolas en el sur de Francia-, se celebró el último encuentro entre enviados del Gobierno y la banda, a mediados de diciembre.

A esa reunión ya no acudió Ternera. Le relevaron dos militantes más jóvenes. Entre ellos no estaba Txeroki, cuyo papel real en ETA, según fuentes del proceso, es inferior al de jefe del aparato militar que le atribuyen informaciones policiales. La representación gubernamental la tuvieron Eguiguren y un ex ministro del Gobierno de Felipe González. ETA presentó un planteamiento político global -con Navarra y el derecho a la autodeterminación- que la delegación gubernamental rechazó de plano. La banda, no sólo cambió el calendario, sino que tuteló políticamente a Batasuna. Pese a todo, se comprometió a no romper el proceso. Tardó 15 días en faltar a su promesa. El 30 de diciembre, colocó una bomba en Barajas, que costó la vida a los ecuatorianos Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate.

El comunicado reivindicativo del atentado, en el que decía que no pretendía causar víctimas, daba su versión sobre la reunión de diciembre: "En lugar de acordar las bases de un nuevo marco político que traiga la superación del conflicto y que reconozca los derechos de Euskal Herria, [el Gobierno] ha establecido como tope del proceso los límites de la Constitución española y de la legalidad".

Aunque el proceso terminó el 30 de diciembre, su deterioro se inició en julio, con el cambio del calendario por parte de ETA. ¿Por qué lo alteró? ¿Por qué no asumió su compromiso de ceder la política a Batasuna, acordado en las conversaciones previas?

El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, dio su explicación un mes antes de que ETA pusiera la bomba en Barajas. "La crisis obedece a la resistencia de ETA a abandonar su viejo papel de garante o tutor de los acuerdos políticos entre partidos en Euskadi y, en el fondo, a un vértigo y miedo a hacer política por la izquierda radical sin el tutelaje de las armas".

Imaz interpretaba que "la percepción de sectores de Batasuna, tras el alto el fuego, ha sido de debilidad social y política mayor que la prevista" pues "la capacidad de movilización que mostró en el alto el fuego de 1998 queda muy lejos". Y la constatación de su soledad en las reuniones de partidos, en las que no pudo imponer sus planes soberanistas al no apoyarle el PNV.

Bomba en Barajas

La bomba de Barajas y la consiguiente ruptura del proceso ya puso de manifiesto que, desde julio, ETA apostaba por un proceso que condujese a la soberanía de Euskadi mientras el Gobierno quiso un proceso de fin de la violencia, con la incorporación de la izquierda abertzale a la política. Fueron dos visiones distintas de un mismo proceso.

En los cinco meses que han transcurrido desde la ruptura del proceso hasta su formalización, con el comunicado de ETA del 5 de junio, la banda ha tratado de ganar "legitimidad" ante sus bases, sorprendidas por el atentado de Barajas. Su gran baza ha sido, según dice el comunicado del 5 de junio, "la falta de libertad en las elecciones" por la eliminación por los tribunales de todas las listas de Batasuna y la mitad de las de ANV. Pero, junto a ello, ha reconocido, sin tapujos, que su objetivo en el proceso eran la independencia y la constitución de una Euskadi con los siete territorios (las tres provincias vascas españolas, las tres francesas y Navarra).

Batasuna, después de Barajas, mantuvo tres reuniones con el PNV en las que planteó un referéndum sobre Euskadi y Navarra para 2010 en el que el Partido Socialista de Navarra (PSN) hiciera campaña a favor. El PNV no lo aceptó.

El Gobierno, a su vez, cortó el proceso de diálogo con ETA con el atentado de Barajas. Sólo le cabía la remota esperanza de que una reacción de Batasuna forzara a ETA a reconocer su "equivocación" y abandonar la violencia. Pero, fuera de algunos gestos tímidos de dirigentes de Batasuna como Otegi, no hubo tal.

No obstante, el Gobierno sí utilizó el cauce del Centro de Diálogo para saber las intenciones de ETA, tras el atentado del 30 de diciembre. E incluso pidió al Sinn Feinn que reclamara a ETA el abandono de la violencia. No sirvió de nada. Los gestos realizados por el Gobierno estos meses, tan criticados por el PP, como el traslado del etarra Iñaki De Juana al hospital de San Sebastián y la aceptación de la mitad de las listas de ANV para las elecciones municipales, no tuvieron como objetivo "contentar a ETA". El Ejecutivo ya tenía información de que eran inútiles desde esa perspectiva. Los hizo, sobre todo, para no ofrecer argumentos victimistas al entorno etarra. Y lo que terminó de convencer al Ejecutivo de que ETA iba a formalizar su ruptura fue la publicación en Gara, durante la campaña electoral, de la versión de Batasuna de las conversaciones previas al alto el fuego.En diciembre de 2006, ETA aparta a Ternera y plantea los temas de Navarra y la autodeterminación. Y el día 30 llega el atentado de la T-4 de Barajas.