viernes, julio 18, 2008

El pecado original autóctono de nuestra crisis

El pecado original autóctono de nuestra crisis

Permalink 18.07.08 @ 17:21:36. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Ética, Educación, Pro justitia et libertate

La "debacle inmobiliaria española", que ahora pagamos todos con la pérdida de credibilidad socio-económica de nuestro país, tanto interna como externa, es el efecto directo de tres causas principales: la ausencia total de planificación urbanística; la práctica de un desarrollo urbanístico motivado exclusivamente por el capitalismo puro y duro; y la avaricia de los promotores, que se han llevado de beneficio un 150% e incluso más.

Estas tres causas constituyen el pecado original autóctono, es decir, no imputable a factores extranjeros o exógenos, de nuestra crisis estructural propia.

En esta reflexión no tenemos en cuenta las otras causas que hemos evocado en un artículo precedente, bajo la etiqueta de "abuso de las energías no renovables". Si lo hiciéramos, podríamos demostrar que algunas de estas causas exógenas se convierten en endógenas al combinarse con las que denunciamos aquí. Es fácil de comprender, por ejemplo, que un aislamiento térmico insuficiente o deficiente de las construcciones de estos años del boom inmobiliario han producido, al habitarlas, una demanda irracional de energías no renovables, para calefactarlas o refrigerarlas.

1. Cualquier arquitecto puede testimoniar sobre la ausencia total de planificación urbanística en España. Hoy aparece en la prensa el testimonio de Belén Moneo, arquitecta de 43 años, esposa del arquiecto americano Jeff Brock, con el cual comparte estudio, e hija del prestigioso arquitecto Rafael Moneo:

"El urbanismo, que es una disciplina prioritaria en otros países y objeto de debate, aquí ha estado fuera del alcance de los arquitectos. Como consecuencia de ello, los promotores tomaron la iniciativa, y no los ayuntamientos, que se han dejado querer, porque el fuerte desarrollo urbanístico ha sido una fuente de ingresos muy importante para sus arcas y no han sido capaces de dar otras pautas". (*)

2. La misma arquitecta subraya la gravedad deontológica de la noticia que zarandea día tras día nuestras conciencias como el denominador común de los casos de corrupción, que han transformado España en un inmenso campo de minas unipersonales, dispuestas a llevarse por delante el porvenir de muchas personas con carga de familia:

"Ese desarrollo urbanístico sólo se ha guiado por el capitalismo puro y duro. Los promotores querían acabar cuanto antes los proyectos, sacarles el máximo rendimiento económico con muy poco interés por hacerlo bien. No han considerado ni el paisaje, ni el contexto, ni darle al ciudadano lo que se merecía por el precio que pagaba. Sólo han mirado cuánto dinero sacaban. Y hemos perdido una gran oportunidad en los últimos años para pensar cómo debería ser la ciudad". (*)

3. Belén Moneo nos presta a todos el impagable servicio de la autocrítica de su gremio profesional, denunciando sin ambages los abusos del pasado y proponiendo a sus colegas un propósito de enmienda para el futuro:

"Los promotores no deberían haberse llevado el 150% y más de beneficio; con un 20% de un trabajo hecho deberían quedarse satisfechos". (*)

Bruselas, 18 de julio del 2008.

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(*) Los tres testimonios que aparecen en este artículo han sido recogidos por M. JOSÉ DÍAZ DE TUESTA en su entrevista, publicada hoy en El País: "Un promotor no puede tener el 150% de beneficio"

Optimismo, realismo, credibilidad


Optimismo, realismo, credibilidad

Permalink 17.07.08 @ 23:58:37. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Pro justitia et libertate

En las noticias que reemplazaban esta mañana los Desayunos de TVEI, oí decir a Solbes que "la crisis económica actual es la más compleja que él ha conocido en más de treinta años, por la cantidad de sus factores".

En esta circunstancia tan desfortunada, que por su gravedad crónica y cualitativa pasa de lo meramente conyuntural a lo seriamente estructural, la receta de Zapatero es mostrar confianza.

Lo hace tan convencido de que también ganaremos esta copa, como ganamos la europea, que su optimismo llega al punto crítico de recomendarnos que respiremos el aire irrespirable de la "crisis {según él} pasajera" sin ponernos las máscaras de protección antigás. Una máscara antigás es un dispositivo de uso individual, que se ajusta a la cabeza para proteger de vapores y gases venenosos.

Mostrar confianza frente a la tempestad o frente a un olor sospechoso en la cabina no está mal, cuando la recomendación procede de quien gobierna el navío, que es el capitán; pero el adoptarla como conducta los pasajeros sensatos requiere una condición previa: que es que el capitán siga disfrutando a sus ojos de credibilidad. Y de eso ya no hay tanto, cuando el realismo crudo de la crisis aconseja desconfiar del optimismo.

optimismo.
(De óptimo).

1. m. Propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable.

2. m. Doctrina filosófica que atribuye al universo la mayor perfección posible.

realismo 1.
(De real 1).

1. m. Forma de presentar las cosas tal como son, sin suavizarlas ni exagerarlas.

2. m. Sistema estético que asigna como fin a las obras artísticas o literarias la imitación fiel de la naturaleza.

3. m. Fil. Tendencia a afirmar la existencia objetiva de los universales. En este sentido equivale a idealismo y se opone a nominalismo. Estas denominaciones, de gran uso en la Edad Media, se han renovado en el pensamiento contemporáneo.

credibilidad.
(Del lat. credibĭlis, creíble).

1. f. Cualidad de creíble.

creíble.
(Del lat. credibĭlis).

1. adj. Que puede o merece ser creído.

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Optimista (ZP), realista (Solbes), pero bajos de crédito
Fernando González Urbaneja

Estrella digital

El presidente del Gobierno ha decidido dar la cara ante la crisis, empezando por reconocerla, para a renglón seguido concluir que es “pan comido”, que hay salida y soluciones para los problemas; que a confianza no le gana nadie y que si el jefe muestra firmeza y serenidad en el puente de mando, no hay tormenta que no pase sin producir catástrofe.

El argumento es verosímil, pero arriesgado. Un capitán firme en el puente transmite seguridad a la tripulación y el pasaje cuando antes se ganó la confianza de todos. Por lo que dicen las encuestas, la confianza en la capacidad de este navegante y en esta travesía es limitada. Y el segundo de a bordo, el solvente Solbes, anda tan trasteado, se le nota tan diletante, que cuando debía estar en lo más alto de notoriedad se encuentra en plena caída en las calificaciones.

El presidente ha hecho del optimismo de la voluntad su arma de convicción. Le sirvió para ganar la elección de secretario general hace ahora ocho años, aquélla fue una victoria política a los puntos, pero un gran éxito. Luego ocurrió algo semejante en las generales del 2004 y así vamos. El optimismo como estrategia y talismán.

Y en la actual contingencia de la crisis económica (la más compleja que ha conocido Solbes en más de treinta años) la receta de Zapatero es mostrar confianza. No está mal, pero requiere una condición previa: disfrutar de credibilidad. Y de eso no hay tanto, la credibilidad del presidente es débil, la del vicepresidente está a la baja, y el ministro de Industria, que es el de la ideas, el motor intelectual, anda muy abajo en la lista de credibilidad.

De manera que el Gobierno tiene un problema de confianza, en un momento en el que el pesimismo se ha instalado con carácter general en el conjunto de la sociedad. No es asunto que se corrija con un simple cambio de mensaje, la cosa requiere algo más, nueva retórica y nueva doctrina, y probablemente algunos acuerdos trasversales y nuevos rostros como referencia de confianza. Resulta ahora que quizá Pizarro no perdió el debate con Solbes.