El pecado original autóctono de nuestra crisis
18.07.08 @ 17:21:36. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Ética, Educación, Pro justitia et libertate
La "debacle inmobiliaria española", que ahora pagamos todos con la pérdida de credibilidad socio-económica de nuestro país, tanto interna como externa, es el efecto directo de tres causas principales: la ausencia total de planificación urbanística; la práctica de un desarrollo urbanístico motivado exclusivamente por el capitalismo puro y duro; y la avaricia de los promotores, que se han llevado de beneficio un 150% e incluso más.
Estas tres causas constituyen el pecado original autóctono, es decir, no imputable a factores extranjeros o exógenos, de nuestra crisis estructural propia.
En esta reflexión no tenemos en cuenta las otras causas que hemos evocado en un artículo precedente, bajo la etiqueta de "abuso de las energías no renovables". Si lo hiciéramos, podríamos demostrar que algunas de estas causas exógenas se convierten en endógenas al combinarse con las que denunciamos aquí. Es fácil de comprender, por ejemplo, que un aislamiento térmico insuficiente o deficiente de las construcciones de estos años del boom inmobiliario han producido, al habitarlas, una demanda irracional de energías no renovables, para calefactarlas o refrigerarlas.
1. Cualquier arquitecto puede testimoniar sobre la ausencia total de planificación urbanística en España. Hoy aparece en la prensa el testimonio de Belén Moneo, arquitecta de 43 años, esposa del arquiecto americano Jeff Brock, con el cual comparte estudio, e hija del prestigioso arquitecto Rafael Moneo:
"El urbanismo, que es una disciplina prioritaria en otros países y objeto de debate, aquí ha estado fuera del alcance de los arquitectos. Como consecuencia de ello, los promotores tomaron la iniciativa, y no los ayuntamientos, que se han dejado querer, porque el fuerte desarrollo urbanístico ha sido una fuente de ingresos muy importante para sus arcas y no han sido capaces de dar otras pautas". (*)
2. La misma arquitecta subraya la gravedad deontológica de la noticia que zarandea día tras día nuestras conciencias como el denominador común de los casos de corrupción, que han transformado España en un inmenso campo de minas unipersonales, dispuestas a llevarse por delante el porvenir de muchas personas con carga de familia:
"Ese desarrollo urbanístico sólo se ha guiado por el capitalismo puro y duro. Los promotores querían acabar cuanto antes los proyectos, sacarles el máximo rendimiento económico con muy poco interés por hacerlo bien. No han considerado ni el paisaje, ni el contexto, ni darle al ciudadano lo que se merecía por el precio que pagaba. Sólo han mirado cuánto dinero sacaban. Y hemos perdido una gran oportunidad en los últimos años para pensar cómo debería ser la ciudad". (*)
3. Belén Moneo nos presta a todos el impagable servicio de la autocrítica de su gremio profesional, denunciando sin ambages los abusos del pasado y proponiendo a sus colegas un propósito de enmienda para el futuro:
"Los promotores no deberían haberse llevado el 150% y más de beneficio; con un 20% de un trabajo hecho deberían quedarse satisfechos". (*)
Bruselas, 18 de julio del 2008.
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(*) Los tres testimonios que aparecen en este artículo han sido recogidos por M. JOSÉ DÍAZ DE TUESTA en su entrevista, publicada hoy en El País: "Un promotor no puede tener el 150% de beneficio"
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