miércoles, junio 26, 2013

Pedro Casaldáliga y el "Pacto de las Catacumbas"


 

El Premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, le acaba de transmitir al Papa Francisco un mensaje de Pedro Casaldáliga claro y directo: "Que la Iglesia se reconcilie con la Teología de la liberación".
Antes de visitar al Papa, en compañía del líder indígena Qom argentino, Félix Díaz, el Nobel argentino, Pérez Esquivel, llamó a su viejo amigo Pedro, obispo emérito de Sao Felix do Araguaia, poeta, profeta de los pobres y pastor de los indios. Y el obispo brasileño de origen español aprovechó la ocasión para mandarle dos peticiones al Papa: que defienda a los indígenas y que rehabilite la Teología de la Liberación.
"Le llevé un mensaje de Pedro Casáldáliga, quien me dijo: 'Lo vas a ver a Francisco, decile que trate de escuchar, reflexionar y de llegar a un acuerdo, una reconciliación con los teólogos latinoamericanos. Que se preocupe por toda la cuestión de los pueblos originarios en el continente'. Eso, para mí, sería una señal positiva", afirmó el Nobel.
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Sin saber lo que va a hacer el Papa al respecto, lo que sí tiene claro el pensador argentino es que "Francisco tiene un compromiso con los pobres. Es un pastor y esto lo está manifestando continuamente. Hay tiempo para todo, apenas lleva 100 días de Pontífice: No son fáciles los cambios ahí (en el Vaticano). Hay que esperar. No esperen cambios de golpe porque no se van a dar. Hay que dar pasos, hay que ver y orientar para identificar qué es lo mejor".
Paso a paso, pero en la dirección pedida por Casaldáliga: "Yo creo que el Papa promoverá la reconciliación con la Teología de la Liberación. El Papa es un pastor, otros fueron funcionarios. Ésta es la diferencia".
He aquí la dirección pedida por Casaldáliga, en un documento de 2009, que él pone en relación con el "El Pacto de las Catacumbas", firmado por cuarenta padres conciliares el 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la clausura del Concilio:
◊ La gran crisis económica actual es una crisis global de Humanidad que no se resolverá con ningún tipo de capitalismo, porque no cabe un capitalismo humano; el capitalismo sigue siendo homicida, ecocida, suicida. ◊
◊ No hay modo de servir simultáneamente al dios de los bancos y al Dios de la Vida, conjugar la prepotencia y la usura con la convivencia fraterna. ◊
La cuestión axial es: ¿Se trata de salvar el Sistema o se trata de salvar a la Humanidad? A grandes crisis, grandes oportunidades. En idioma chino la palabra crisis se desdobla en dos sentidos: crisis como peligro, crisis como oportunidad.
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con ocasión de los 50 años de la convocatoria del Vaticano II, se ha recordado, con nostalgia, el "Pacto de las Catacumbas de la Iglesia sierva y pobre". En el 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la clausura del Concilio, 40 Padres Conciliares celebraron la Eucaristía en las catacumbas romanas de Domitila, y firmaron el Pacto de las Catacumbas. Dom Hélder Câmara, cuyo centenario de nacimiento estamos celebrando este año (2009), era uno de los principales animadores del grupo profético. El Pacto en sus 13 puntos insiste en la pobreza evangélica de la Iglesia, sin títulos honoríficos, sin privilegios y sin ostentaciones mundanas; insiste en la colegialidad y en la corresponsabilidad de la Iglesia como Pueblo de Dios, y en la abertura al mundo y en la acogida fraterna.
◊ Hoy, nosotros, en la convulsa coyuntura actual, profesamos la vigencia de muchos sueños, sociales, políticos, eclesiales, a los que de ningún modo podemos renunciar. ◊
Seguimos rechazando el capitalismo neoliberal, el neoimperialismo del dinero y de las armas, una economía de mercado y de consumismo que sepulta en la pobreza y en el hambre a una grande mayoría de la Humanidad.
Y seguiremos rechazando toda discriminación por motivos de género, de cultura, de raza. Exigimos la transformación sustancial de los organismos mundiales (ONU, FMI, Banco Mundial, OMC…). Nos comprometemos a vivir una «ecológica profunda e integral», propiciando una política agraria-agrícola alternativa a la política depredadora del latifundio, del monocultivo, del agrotóxico. Participaremos en las transformaciones sociales, políticas y económicas, para una democracia de «alta intensidad».
Como Iglesia queremos vivir, a la luz del Evangelio, la pasión obsesiva de Jesús, el Reino. Queremos ser Iglesia de la opción por los pobres, comunidad ecuménica y macroecuménica también. El Dios en quien creemos, el Abbá de Jesús, no puede ser de ningún modo causa de fundamentalismos, de exclusiones, de inclusiones absorbentes, de orgullo proselitista. Ya basta con hacer de nuestro Dios el único Dios verdadero. «Mi Dios, ¿me deja ver a Dios?». Con todo respeto por la opinión del Papa Benedicto XVI, el diálogo interreligioso no sólo es posible, es necesario. Haremos de la corresponsabilidad eclesial la expresión legítima de una fe adulta.
◊ Exigiremos, corrigiendo siglos de discriminación, la plena igualdad de la mujer en la vida y en los ministerios de la Iglesia. ◊
◊ Estimularemos la libertad y el servicio reconocido de nuestros teólogos y teólogas. ◊
La Iglesia será una red de comunidades orantes, servidoras, proféticas, testigos de la Buena Nueva: una Buena Nueva de vida, de libertad, de comunión feliz. Una Buena Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de ternura, samaritana a la vera de todos los caminos de la Humanidad. Seguiremos haciendo que se viva en la práctica eclesial la advertencia de Jesús: «No será así entre vosotros» (Mt 21,26). Sea la autoridad servicio. El Vaticano dejará de ser Estado y el Papa no será más Jefe de Estado. La Curia habrá de ser profundamente reformada y las Iglesias locales cultivarán la inculturación del Evangelio y la ministerialidad compartida.
◊ La Iglesia se comprometerá, sin miedo, sin evasiones, en las grandes causas de la justicia y de la paz, de los derechos humanos y de la igualdad reconocida de todos los pueblos. Será profecía de anuncio, de denuncia, de consolación. La política vivida por todos los cristianos y cristianas será aquella «expresión más alta del amor fraterno» (Pío XI). ◊
Nos negamos a renunciar a estos sueños aunque puedan parecer quimera. «Todavía cantamos, todavía soñamos». Nos atenemos a la palabra de Jesús: «Fuego he venido a traer a la Tierra; y qué puedo querer sino que arda» (Lc 12,49). Con humildad y coraje, en el seguimiento de Jesús, miraremos de vivir estos sueños en el cada día de nuestras vidas. Seguirá habiendo crisis y la Humanidad, con sus religiones y sus iglesias, seguirá siendo santa y pecadora. Pero no faltarán las campañas universales de solidaridad, los Foros Sociales, las Vías Campesinas, los Movimientos populares, las conquistas de los Sin Tierra, los pactos ecológicos, los caminos alternativos de Nuestra América, las Comunidades Eclesiales de Base, los procesos de reconciliación entre el Shalom y el Salam, las victorias indígenas y afro y, en todo caso, una vez más y siempre «yo me atengo a lo dicho: la Esperanza».
El Pacto de las Catacumbas
"Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, conscientes de las deficiencias de nuestra vida de pobreza según el evangelio; motivados los unos por los otros en una iniciativa en la que cada uno de nosotros ha evitado el sobresalir y la presunción; unidos a todos nuestros hermanos en el episcopado; contando, sobre todo, con la gracia y la fuerza de nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y de los sacerdotes de nuestras respectivas diócesis; poniéndonos con el pensamiento y con la oración ante la Trinidad, ante la Iglesia de Cristo y ante los sacerdotes y los fieles de nuestras diócesis, con humildad y con conciencia de nuestra flaqueza, pero también con toda la determinación y toda la fuerza que Dios nos quiere dar como gracia suya, nos comprometemos a lo que sigue:
1. Procuraremos vivir según el modo ordinario de nuestra población en lo que toca a casa, comida, medios de locomoción, y a todo lo que de ahí se desprende. Mt 5, 3; 6, 33s; 8-20.
2. Renunciamos para siempre a la apariencia y la realidad de la riqueza, especialmente en el vestir (ricas vestimentas, colores llamativos) y en símbolos de metales preciosos (esos signos deben ser, ciertamente, evangélicos). Mc 6, 9; Mt 10, 9s; Hech 3,
6. Ni oro ni plata.
3. No poseeremos bienes muebles ni inmuebles, ni tendremos cuentas en el banco, etc, a nombre propio; y, si es necesario poseer algo, pondremos todo a nombre de la diócesis, o de las obras sociales o caritativas. Mt 6, 19-21; Lc 12, 33s.
4. En cuanto sea posible confiaremos la gestión financiera y material de nuestra diócesis a una comisión de laicos competentes y conscientes de su papel apostólico, para ser menos administradores y más pastores y apóstoles. Mt 10, 8; Hech 6, 1-7.
5. Rechazamos que verbalmente o por escrito nos llamen con nombres y títulos que expresen grandeza y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor...). Preferimos que nos llamen con el nombre evangélico de Padre. Mt 20, 25-28; 23, 6-11; Jn 13, 12-15.
6. En nuestro comportamiento y relaciones sociales evitaremos todo lo que pueda parecer concesión de privilegios, primacía o incluso preferencia a los ricos y a los poderosos (por ejemplo en banquetes ofrecidos o aceptados, en servicios religiosos). Lc 13, 12-14; 1 Cor 9, 14-19.
7. Igualmente evitaremos propiciar o adular la vanidad de quien quiera que sea, al recompensar o solicitar ayudas, o por cualquier otra razón. Invitaremos a nuestros fieles a que consideren sus dádivas como una participación normal en el culto, en el apostolado y en la acción social. Mt 6, 2-4; Lc 15, 9-13; 2 Cor 12, 4.
8. Daremos todo lo que sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios, etc. al servicio apostólico y pastoral de las personas y de los grupos trabajadores y económicamente débiles y subdesarrollados, sin que eso perjudique a otras personas y grupos de la diócesis.
Apoyaremos a los laicos, religiosos, diáconos o sacerdotes que el Señor llama a evangelizar a los pobres y trabajadores, compartiendo su vida y el trabajo. Lc 4, 18s; Mc 6, 4; Mt 11, 4s; Hech 18, 3s; 20, 33-35; 1 Cor 4, 12 y 9, 1-27.
9. Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad, y de sus mutuas relaciones, procuraremos transformar las obras de beneficencia en obras sociales basadas en la caridad y en la justicia, que tengan en cuenta a todos y a todas, como un humilde servicio a los organismos públicos competentes. Mt 25, 31-46; Lc 13, 12-14 y 33s.
10. Haremos todo lo posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios públicos decidan y pongan en práctica las leyes, estructuras e instituciones sociales que son necesarias para la justicia, la igualdad y el desarrollo armónico y total de todo el hombre y de todos los hombres, y, así, para el advenimiento de un orden social, nuevo, digno de hijos de hombres y de hijos de Dios. Cfr. Hech 2, 44s; 4, 32-35; 5, 4; 2 Cor 8 y 9; 1 Tim 5, 16.
11. Porque la colegialidad de los obispos encuentra su más plena realización evangélica en el servicio en común a las mayorías en miseria física cultural y moral -dos tercios de la humanidad- nos comprometemos:
* a compartir, según nuestras posibilidades, en los proyectos urgentes de los episcopados de las naciones pobres;
* a pedir juntos, al nivel de organismos internacionales, dando siempre testimonio del evangelio, como lo hizo el papa Pablo VI en las Naciones Unidas, la adopción de estructuras económicas y culturales que no fabriquen naciones pobres en un mundo cada vez más rico, sino que permitan que las mayorías pobres salgan de su miseria.
12. Nos comprometemos a compartir nuestra vida, en caridad pastoral, con nuestros hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, para que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio. Así,
* nos esforzaremos para "revisar nuestra vida" con ellos;
* buscaremos colaboradores para poder ser más animadores según el Espíritu que jefes según el mundo;
* procuraremos hacernos lo más humanamente posible presentes, ser acogedores;
* nos mostraremos abiertos a todos, sea cual fuere su religión. Mc 8, 34s; Hech 6, 1-7; 1 Tim 3, 8-10.
13. Cuando regresemos a nuestras diócesis daremos a conocer estas resoluciones a nuestros diocesanos, pidiéndoles que nos ayuden con su comprensión, su colaboración y sus oraciones.
Que Dios nos ayude a ser fieles.
26.06.13 | 19:15. Archivado en SociogenéticaReligionesPro justitia et libertateEcumenismo

viernes, junio 21, 2013

Por la Asociación de Amigos de Teilhard de Chardin


 

Queremos ser en España lo que ya son las Asociaciones de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin en el resto del mundo.
Actualmente, una comisión gestora, promovida por el catedrático paleontólogo Leandro Sequeiros San Román (en excedencia desde 1989), está impulsando la difusión de esta idea. Los interesados por esta propuesta pueden ponerse en contacto con su promotor:
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He aquí, expresada por la Asociación francesa, prototipo de todas las demás Asociaciones, los motivos que militan en favor de esta iniciativa.
La Asociación de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin es un grupo independiente de pensamiento y de espiritualidad. Su objetivo es analizar, profundizar, actualizar y difundir el pensamiento de Pierre Teilhard de Chardin, a fin de hacerlo conocer y amar.
Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), religioso jesuita viajero y hombre planetario, brillante pensador y hombre de oración, fue un gran científico reconocido internacionalmente por su trabajo en la paleontología humana. Fue uno de los primeros en concebir la inmensa evolución cósmica como un proceso de complejidad creciente, que se desarrolla desde el Big Bang a través de la materia, la vida y la humanidad pensante, para converger hacia una conciencia común en la que él reconocía la figura del Cristo universal de su fe cristiana. Teilhard dedicó así su vida a construir un puente entre la ciencia y la religión, en beneficio de ambas.
En línea con este enfoque, la Asociación de Amigos de Teilhard se dirige a toda persona buscadora de sentido para proponerle esta visión y ayudarle a inspirarse de ella. Pueden sentirse especialmente aludidos los actores de los mundos socioeconómicos, políticos, religiosos y educativos ... y sobre todo las generaciones jóvenes. La Asociación quiere ayudarles a entender los problemas actuales de la humanidad y a construir un planeta Tierra más solidario, según el pensamiento de Pierre Teilhard de Chardin.
A lo largo de su correspondencia y de sus numerosos ensayos, redactados entre 1914 y 1955, Pierre Teilhard de Chardin aporta, en efecto, una visión de una actualidad candente para la construcción de la Tierra hoy en día. Gran precursor de la Prospectiva, anticipa el advenimiento de las nuevas tecnologías, de las redes globales de comunicación, de la mundialización y de la integración económica de la Tierra. Para él, estos desarrollos son muy prometedores, pero también están cargados de amenazas. Por eso requieren, si no queremos perecer, una nueva ética y un mayor sentido de las responsabilidades, tanto de parte de las instituciones nacionales e internacionales, como de cada uno de nosotros. No puede haber una toma de conciencia colectiva de la solidaridad mundial sin conciencia moral individual.
Después de la capa viva - la biosfera - que envuelve la Tierra, la llegada de una capa pensante - la noosfera –, columbrada y conceptualizada por Teilhard, constituye un acontecimiento de primera magnitud. Esta capa pensante requiere la invención de nuevas leyes y normas de regulación de los complejos y diversificados sistemas que introducimos en los niveles económico, financiero, ambiental, cultural, etc. Es el precio que tenemos que pagar por la supervivencia de la humanidad - y sin lugar a dudas también por la supervivencia del planeta -. Esta supervivencia requiere una unificación de la noosfera que no sea de tipo totalitario, sino que esté basada en la comunión de las personas libremente reunidas por el amor.
La misión de la Asociación consiste en concientizar a las personas en busca de sentido sobre la actualidad y la relevancia del pensamiento de Teilhard de Chardin para contribuir a la construcción económica, social y humana del mundo de hoy.
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Invitación de Leandro Sequeiros, promotor de la Asociación de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin en España.
Estimado amigo: en el verano de 1913, hace un siglo, Pierre Teilhard de Chardin visitó algunas localidades del norte de España.
Con esta ocasión, he reavivado el deseo de la Asociación Francesa de Amigos de Teilhard de constituir en España una Asociación semejante. Me dirijo a ti por dos razones:
1) Por si deseas participar en una especie de comisión gestora para estudiar las posibilidades de creación de esta Asociaciòn.
2) Pedirte nombres y correos electrónicos de personas que creas que este asunto les puede interesar.
En principio, se trata de un sondeo sin más pretensiones. Un cordial saludo.
Leandro Sequeiros.
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TEILHARD EN ESPAÑA
por LEANDRO SEQUEIROS
Este año 2013 recordamos el paso fugaz de Teilhard de Chardin por España en 1913. Ésta es la historia.
En 1911, Teilhard se ordena de sacerdote y en 1912 finaliza sus estudios de Teología en Hasting (Inglaterra). En estos años, publicó dos breves trabajos sobre aquellos temas que constituirían su preocupación esencial durante casi medio siglo: en 1911, publica (firmado como T. de C.) un artículo titulado “L´Évolution” en el boletín de los Círculos de Estudio de Action Populaire de Reims (1); y en 1912, “El hombre ante las enseñanzas de la Iglesia y ante la filosofía espiritualista” (2).
Pero la vocación científica de Teilhard estaba muy clara y había ido madurando a lo largo de estos años. Su inclinación hacia el mundo de las ciencias y su capacidad demostrada hacia el mundo de las ciencias de la Tierra y especialmente de la paleontología y de la paleoantropología facilitaron que sus superiores jesuitas autorizaran a Teilhard para que pudiera dedicarse al cultivo de las ciencias.
A mediados de 1912 tiene lugar su primera entrevista con el Dr. Marcellin Boule (1861-1942), profesor de paleontología en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de París. Boule, nacido en 1861, era por entonces una autoridad indiscutible en el mundo de la geología y de la prehistoria. Éste comenzó a estudiar geología con Louis Lartet (3) en Toulouse y más tarde se especializó en paleontología humana (4). Teilhard tuvo la suerte de poder pasar dos años (1912-1914) con el doctor Marcellin Boule en el Instituto de Paleontología humana, incorporado al Museo de Historia Natural de París. En esta prestigiosa institución, Teilhard se siente feliz y se dedica, entre otras cosas, y por indicación de Boule, a estudiar los restos fósiles de mamíferos terciarios incluidos en las fosforitas de Quercy.
Aquí conoció Teilhard en 1912 a otro investigador que marcará su futuro y con el que se unirá con una sólida amistad, no exenta de tensiones: el sacerdote Henri Breuil (1877-1961), experto en prehistoria, con quien discutía casi todos los días de paleontología humana y sus implicaciones teológicas. Henri Breuil fue comisionado junto al experto en prehistoria española, Hugo Obermaier (1877-1946) en 1910 para estudiar los yacimientos prehistóricos de España (5).
Esto explica por qué en el verano de 1913, Teilhard acompaña al abate Breuil en su viaje científico al norte de España (6). Visitan la Cueva de Altamira (Santillana del Mar), la gruta de Hornos de la Peña, y especialmente la zona de Puente Viesgo, el Castillo y la Pasiega (Cantabria) dirigidos por Hugo Obermaier, Nels C. Nelson y Paul Wernert. Se conserva una vieja fotografía, así como una postal de Puente Riesgo, firmada por el mismo Teilhard el 30 de junio de 1913, dirigida a la familia Bouyssonie (donde se alojó en su visita a la Chapelle-aux-Saints un año antes). No se suele citar que en 1913, cuando Teilhard tiene sólo 32 años, escribe su primera colaboración en la prestigiosa revista Études sobre algunas de las últimas novedades en el campo de la prehistoria (7) donde ya se apuntan algunas intuiciones teológico-científicas, fruto sin duda de sus discusiones con Breuil.
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1 Teilhard de Chardin, P., L´évolution . Le Courrier des cercles d´Études, París, 1911, 227-232 (firmado como T. de C.)
2 Teilhard de Chardin, P., El hombre ante las enseñanzas de la Iglesia y ante la filosofía espiritualista , en el Diccionario Apologético de la Fe Católica, París, 1912, tomo II, fasc. 8, 510-514.
3 Louis Lartet (1840-1899) fue hijo del gran geólogo y paleontólogo Edouard Lartet (1801-1871). Dedicó su vida a la enseñanza de la geología y de la paleontología, destacando en especial sus estudios sobre mamíferos y sobre fósiles humanos. En 1868 fue delegado por el gobierno francés para verificar la autenticidad del llamado hombre de Cro-Magnon. [ Balteau, J., Prévost, M., Lobies, J.-P., Dictionnaire de Biographie française. Volumen 19 (Letouzey, Paría, 2001)]. Édouard Lartet fue el primero en interpretar un primate fósil como próximo a la evolución humana: el Dryopithecus fontani. Más tarde, describió el fósil humano de Cro-Magnon (1868) [Datos recogidos de E. Aguirre, Crónica y desarrollo de la Paleontología humana . (En: Historia de la Paleontología. Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Madrid, 1988), 89-120] ( E. Aguirre, comunicación personal).
4 Según Cuénot, C. opus cit. (1967), Boule defendió una brillante tesis doctoral sobre los depósitos volcánicos de Velay y en 1888 publicó su Essai de paléontologie stratigraphique de l´homme . Desde 1893 y hasta 1940, dirigió la revista L'Anthropologie. Fue nombrado en 1902 profesor en el Museo Nacional de Historia Natural de París. En 1913 estudió el esqueleto de un neandertal de la Chapelle-aux-Saints. En 1920, el príncipe Alberto de Mónaco le ofreció la dirección del Instituto de Paleontología humana que había fundado en París. En 1921 se publica su tratado Les Hommes Fósiles. Fue Presidente de la Sociedad Geológica de Francia y fue quien animó más tarde a Teilhard al estudio de los mamíferos de las fosforitas de Quercy.
5 En 1914, al llegar la Guerra Europea, Obermaier decide permanecer en España donde realizó una gran labor docente e investigadora.
6 De esta visita a España, tan trascendental en la vida científica de Teilhard, hay una amplia reseña en Obermaier, H., El Hombre Fósil . (Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid, 1916), 104, 175, 237; reedición de E. Aguirre . Istmo, Madrid, 1985, introducción y páginas 57-60 (E. Aguirre , comunicación personal); Cuénot, P., opus cit. (1967), 48 ss; también Piveteau, J ., opus cit., (1983), 6-13; Auboux, M.-L., Teilhard de Chardin et les Origines de l´Homme. Histoire et Archéologie, 75 (1983) 14-47; Tosca-Bernàldez, F ., En Espagne avec l´abbé Breuil. Histoire et Archéologie, 75 (1983), 66-69.
7 Teilhard de Chardin, P., La préhistoire et ses progrès. Études, CXXXIV (1913), 40-53. Reproducido en L´Apparition de l´Homme [Edición castellana, La aparición del Hombre, (Taurus, Madrid, 1958), 21-35].
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14:57 Écrit par SaGa Bardon dans Actualidad

lunes, junio 10, 2013

Hommage à Christian de DUVE, par Gabriel Ringlet


 

PROLONGEMENT AMICAL
Mes amis,
Ce n’est pas rien, l’amitié.
Vous le savez bien.
Et même si, dans une célébration comme celle-ci, pour se saluer avec un peu de chaleur, on est appelé à dire et à redire : « mes amis », vous savez bien que nous n’avons pas beaucoup d’amis dans une existence. Quelques-uns, peut-être. C’est déjà très beau.
Je viens de perdre un ami.
Un ami qui, tout récemment encore m’écrivait « que notre amitié lui était d’un immense réconfort ».
Un ami qui, en me donnant son dernier livre "Sept vies en une", pour évoquer notre relation un peu inédite, disait qu’elle était pour lui une « précieuse résonance ». J’aime beaucoup cette expression qui touche à l’amplification du son. Résonance : « phénomène, disent les scientifiques, par lequel un système physique en vibration peut atteindre une grande amplitude ».
C’est vrai qu’au-delà de nos convictions et de nos visions du monde qui pouvaient être différentes, nous étions entrés en résonance.
Notre amitié, je crois, avait atteint une grande amplitude.
Y compris quand il nous arrivait de parler d’Évangile.
« Je vous appelle amis ».
Vous devinez que ce texte de Jean, si je l’ai choisi, c’est parce que nous en avions parlé. D’ailleurs, nous l’avions déjà évoqué au moment de la mort de Ninon. Et puis nous y sommes revenus à plusieurs reprises par la suite.
Un texte que Christian de Duve, suite à nos conversations, trouvait d’une audace étonnante et qui correspondait bien, je crois, à la perception qu’il se faisait du rôle de Jésus.
Au temps de Jésus, dans la tradition juive, deux personnes étaient autorisées à rafraîchir les pieds fatigués : le serviteur étranger (donc le plus petit des domestiques) et la fille aînée à l’égard de son père.
Cela veut dire que le lavement des pieds était tantôt un geste de service, tantôt un geste d’affection. Jésus, vous l’avez compris, en s’agenouillant devant chaque disciple, réunit les deux aspects en un seul.
Il n’y pas plusieurs manières de comprendre : il s’abaisse pour que eux se redressent : « Je ne vous appelle plus serviteurs, je vous appelle amis ». A cet instant-là, la conception-même de Dieu vole en éclats.
D’autant plus que ce geste, il le pose au milieu d’un repas d’adieu où il rompt le pain. On comprend qu’il demande aux disciples interloqués : « Comprenez-vous ce que je vous ai fait ? »
St Jean – c’est bien cela dont nous parlions avec Christian – refuse de séparer le partage du pain et le lavement des pieds.
Autrement dit, rompre le pain et laver les pieds, c’est sortir de l’esclavage, c’est élargir la fraternité.
Ce Jésus-là, ce Jésus d’avant et d’après Darwin, ce Jésus de l’amitié à table, je sais qu’il touchait beaucoup Christian de Duve qui avait tant plaisir, lui aussi, à tenir table ouverte.
Ce que je viens d’évoquer s’inscrit dans ce que je pourrais appeler la dernière étape de notre amitié.
Je voudrais encore dire un mot de la première étape.
Un jour, il y a de cela un peu plus de 6 ans, Christian, j’y ai déjà fait allusion, m’invite à venir passer la soirée chez lui en présence de son épouse, Ninon.
A peine assis et ne sachant pas trop comment il devait m’appeler –manifestement « Monsieur l’abbé » ne lui convenait pas du tout et à moi encore moins !... mais l’heure de « Gabriel » n’avait pas sonné… – il me dit un verre à la main : « Monsieur le prorecteur, nous voudrions, ma femme et moi, que vous organisiez une célébration lors de notre décès ». Comme ça, sans la moindre précaution oratoire. Manifestement, il avait hâte de me formuler sa demande. Comme si ça le brûlait… Je vois encore le visage de Ninon qui guettait ma réaction ! Et je garde, imprimé en moi, le moment de silence qui a suivi. Je ne m’attendais pas du tout à cette demande. Mais j’ai senti très vite que quelque chose d’essentiel venait de s’esquisser et qui trouve d’ailleurs son prolongement jusqu’à aujourd’hui. C’est pour cela que je sais gré à l’Église, même si ça lui pose question, de nous avoir ouvert sa porte. Car ce soir-là déjà, Christian de Duve m’a parlé d’une cérémonie profane, ouverte à tous, si possible dans une église, par respect, en particulier, pour celles et ceux de sa famille qui sont croyants.
Au moment de quitter Christian et Ninon, le contrat est devenu plus précis, avec cette question sur le pas de la porte : « pourrions-nous nous revoir de temps en temps pour reparler de tout ceci. »
Un an plus tard, vous le savez, c’est Ninon qui nous quittait et ce que nous célébrons aujourd’hui au Blocry, je ne peux m’empêcher de le relier à ce que nous avons vécu à Tourinnes-la-Grosse en mars 2008. Comme je crois qu’il faut relier, même en plein vent, les cendres de Christian et les cendres de Ninon.
J’accorde, personnellement, beaucoup d’importance à la dispersion des cendres.
Comment dire ?
Ce geste est bien plus qu’un geste matériel.
C’est à l’intérieur de nous-mêmes que nous dispersons les cendres de celles et ceux qui s’en vont.
Une de mes étudiantes me racontait un jour que là où elle habite, en Suisse alémanique, après la crémation, on disperse les cendres sur le lac du village. Mais qu’à la date anniversaire du décès, un an, deux ans après, on affrète une barque et on va jeter des pétales de fleurs à l’endroit où les cendres ont été dispersées…
Comment mieux dire que les cendres sont en nous ?
Après avoir célébré le dernier adieu à Ninon, Christian et ses enfants m’ont proposé, en souvenir, de choisir parmi les œuvres de leur épouse et maman, un tableau qui me ferait plaisir. Nous montons à l’atelier et, très vite, je jette mon dévolu sur « Le jardin » qu’elle a peint en 1996. « C’est un magnifique choix » me dit Christian et je vois deux larmes glisser sur ses joues. « Oui, regarde bien ce tableau, ces soleils, ces iris… c’est là que nous avons dispersé les cendres de Ninon. Et tu vas les emporter chez toi… »
Est-ce que, par la magie de la poésie, les cendres de Christian viendront aussi chez moi ? Je ne sais qu’une chose : elles se sont enlacées depuis peu à celles de Ninon. Alors, comment voulez-vous qu’elles ne rejoignent pas sa peinture ?
Mais leurs cendres ne sont pas que là. Elles sont aussi chez vous. Beauté de leur éparpillement. Feux follets virevoltant dans notre mémoire. Poussière de vie, elles s’égarent quelquefois et reviennent peut-être vers nous si la brise en décide ainsi.
« Je vous appelle amis. »
« Et je vous dis cela pour que ma joie soit en vous. Qu’elle demeure en vous ».
Christian de Duve aimait particulièrement ce choral de Bach : « Jésus, que ma joie demeure », inspiré du chapitre 15 de St Jean.
Cette joie, Christian, lui aussi, nous l’a apportée.
Joie de la raison scientifique.
Joie de l’exigence éthique.
Joie de l’émotion artistique.
Trois joies en une !
Cette joie si intérieure qui habite le magnifique portrait que nous avons sous les yeux.
Quand je regarde cette photo de Christian, quand je la laisse entrer en moi, je sais qu’un ami continue à me donner rendez-vous au jardin de la contemplation.
Gabriel Ringlet
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Biographie de Gabriel Ringlet : parcours détaillé
Gabriel Ringlet est né à Pair-Clavier, dans le Condroz liégeois (Belgique), le 16 avril 1944.
Professeur émérite à l'Université catholique de Louvain (Louvain-la-Neuve), il y a présidé le Département de communication et dirigé la section de journalisme. Après avoir été vice-recteur aux Affaires étudiantes de 1988 à 2001, il est devenu le prorecteur chargé des Affaires régionales, de la culture et de la communication.
Il a fait ses études secondaires au Collège Ste-Croix de Hannut. A l'Université de Liège, il a suivi les cours de langues et littératures orientales tout en poursuivant ses études de théologie au Grand Séminaire. Il a été ordonné prêtre en juin 1970. A l'Université de Louvain, il a étudié la philologie romane, la philosophie, la théologie et la communication. Il est docteur en communication sociale.
Mais qu’on ne s’y trompe pas ! Gabriel Ringlet est aussi un homme de terrain qui a toujours voulu conjuguer démarche intellectuelle et engagement pratique dans une relation de grande proximité avec différents publics.
Théologien, il sera curé de paroisse et aumônier d’hôpital pendant 10 ans.
Spécialiste de l’information locale, il pratiquera durant 20 ans, un journalisme actif dans la presse quotidienne.Et c’est bien cette convergence entre théorie et pratique, au carrefour de plusieurs disciplines, qui fonde l’originalité d’un parcours vraiment atypique. Frontalier et donc attentif à la pluralité des regards, Gabriel Ringlet a publié de nombreux ouvrages qui invitent au dialogue autour de trois questions :
Le dialogue entre mort et communication. Qu’on pense, notamment, à Ces chers disparus, Un peu de mort sur le visage et à Ceci est ton corps. Le souci de rendre à la mort ses lettres de noblesse et d’en parler « tant qu’il fait beau » représente un point central de son écriture et de son engagement.
Le dialogue entre « ceux qui croient au ciel et ceux qui n’y croient pas ». Son Evangile d’un libre penseur reste, à cet égard, un livre de référence qui continue à lui valoir de nombreuses invitations dans tous les milieux soucieux de faire se rencontrer la diversité des convictions.
Le dialogue entre Evangile, actualité et imaginaire. Dialogue à propos duquel il s’est longuement expliqué dans Ma part de gravité et qu’il applique, sous un mode poétique, dans Eloge de la fragilité mais aussi à travers Et je serai pour vous un enfant laboureur.
Son souci d’écriture et sa défense constante de la poésie lui ont valu d’être élu, fin 2008, à l’Académie Royale de langue et de littérature françaises de Belgique, au fauteuil de Roger Foulon.
Longtemps professeur d’une des plus anciennes universités européennes, dans une des plus jeunes villes du monde, où se fréquentent des étudiants en provenance de près de 120 nationalités, Gabriel Ringlet est aussi, au plan académique, le parrain d’Olivier Clément, de Jean-Marie Cavada et d’Amin Maalouf. Des filleuls dont il est très fier… et qui portent haut les trois lieux qui lui tiennent tant à cœur : la théologie, la communication et la littérature.
Dans le même esprit, et pour permettre, une fois encore, à la démarche intellectuelle de rencontrer le témoignage vécu, il anime, avec une équipe, le Prieuré de Malèves-Ste-Marie, près de Louvain-la-Neuve, où il reçoit régulièrement des artistes, des écrivains, des comédiens, des cinéastes… de toutes convictions qui ont plaisir à conjuguer engagement professionnel et spirituel.
Mais l’obsession de Gabriel Ringlet, le fil rouge qui relie ses publications comme ses engagements tient en une question : comment faire entendre la Parole biblique dans toute l’ampleur de son actualité ? Comment la redire dans un langage « non codé », à la portée du plus grand nombre ? Bref, comment « vulgariser » les grands enjeux spirituels contemporains, en s’éloignant des mots convenus de la seule tribu ?
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Homenaje a Christian de DUVE, por Gabriel Ringlet

PROLONGACIÓN AMISTOSA
Amigos míos,
La amistad no es poca cosa.
Vosotros lo sabéis bien.
Y aun cuando, en una celebración como ésta, para saludar con un poco de calor, se os invita a decir y repetir: "Mis amigos", vosotros sabéis muy bien que no tenemos muchos amigos en una existencia. Algunos, quizás. Lo cual es ya muy bonito.
Acabo de perder a un amigo.
Un amigo que, recientemente aún, me escribía “que nuestra amistad le era de un inmenso consuelo”.
Un amigo que, al darme su último libro “Siete vidas en una”, para evocar nuestra relación un poco inédita, decía que para él era una “preciosa resonancia”. Me gusta mucho esta expresión que evoca la amplificación del sonido. Resonancia: “fenómeno, dicen los científicos, por el cual un sistema físico en vibración puede alcanzar una gran amplitud”.
Es verdad que más allá de nuestras convicciones y de nuestras visiones del mundo que podían ser diferentes, habíamos entrado en resonancia.
Nuestra amistad, creo, había alcanzado una gran amplitud.
Incluso cuando nos acontecía hablar de Evangelio.
“Os llamo amigos”.
Adivináis que este texto de Juan, si lo elegí, es porque habíamos hablado de él. Además, ya lo habíamos evocado en el momento de la muerte de Ninon. Y después hemos vuelto a él en repetidas ocasiones a partir de entonces.
Un texto que Christian de Duve, tras nuestras conversaciones, encontraba de una audacia sorprendente y que correspondía bien, creo yo, con la percepción que él tenía del papel de Jesús.
En la época de Jesús, en la tradición judía, dos personas estaban autorizadas a refrescar los pies cansados: el criado extranjero (es decir: el más pequeño de los criados) y la hija mayor respecto a su padre.
Esto quiere decir que el lavatorio de los pies era a veces un gesto de servicio y a veces un gesto de afecto.
Jesús, lo habéis comprendido, arrodillándose delante de cada discípulo, reúne los dos aspectos en uno solo.
No hay varias maneras de comprenderlo: él se rebaja para que ellos se enderecen: “Ya no os sigo llamando criados, sino que os llamo amigos”. En ese momento, la concepción-misma de Dios salta en pedazos.
Sobre todo teniendo en cuenta que este gesto, lo coloca en medio de una comida de adiós en la que comparte el pan. Se comprende que Jesús pregunta a los discípulos confundidos: “¿Comprendéis lo que os he hecho? ”
San Juan se niega a separar el compartir el pan del lavatorio de los pies - era exactamente eso de lo que hablábamos con Christian -.
Es decir, compartir el pan y lavar los pies es salir de la esclavitud, es ampliar la fraternidad.
Exactamente ese Jesús, ese Jesús de antes y de después de Darwin, ese Jesús de la amistad con comida compartida, sé que afectaba mucho a Christian de Duve, que disfrutaba tanto, él también, en mantener su mesa abierta.
Lo que acabo de evocar se inscribe en lo que podría llamar la última etapa de nuestra amistad.
Querría aún decir unas palabras sobre la primera etapa.
Un día, hace de eso un poco más de seis años, Christian, ya he aludido a ello, me invita a venir a pasar la tarde con él en presencia de su esposa, Ninon.
Apenas sentado y no sabiendo demasiado bien cómo debía llamarme -- manifiestamente “Señor Abad” no le convenía en absoluto y a mí aún menos! , pero la hora de “Gabriel” no había sonado aún… -- me dice con una copa en la mano: “ Señor prorrector, querríamos, mi mujer y yo, que usted organizara una celebración cuando llegue la hora de nuestra muerte”. Así de claro, sin la menor precaución oratoria. Manifiestamente, tenía prisa en formularme su solicitud. Como si el tema le quemara… ¡Veo aún la cara de Ninon que acechaba mi reacción! Y guardo, impreso en mí, el momento de silencio que siguió. No me esperaba en absoluto esta demanda. Pero sentí muy rápidamente que algo fundamental acababa de esbozarse, algo que por simple lógica genera sus consecuencias hasta hoy. Por eso estoy agradecido a la Iglesia de habernos abierto su puerta, a pesar de que a ella le planteamos un problema. Porque ya aquella tarde Christian de Duve me habló de una ceremonia profana, abierta a todos, si posible en una iglesia, por respeto, en particular, para aquellas y aquellos de su familia que son creyentes.
En el momento de dejar a Christian y a Ninon, el contrato se volvió más preciso, con esta cuestión bajo el dintel de la puerta: “¿podríamos volver a vernos de vez en cuando para hablar de nuevo de todo esto? ”
Un año más tarde, lo sabéis, es Ninon quien nos dejaba y lo que nosotros celebramos hoy en Blocry, no puedo dejar de relacionarlo con lo que hemos experimentado en Tourinnes-la-Grosse en marzo de 2008. Como creo que es necesario conectar, incluso en pleno viento, las cenizas de Christian y las cenizas de Ninon.
Concedo, personalmente, mucha importancia a la dispersión de las cenizas. ¿Cómo decirlo?
Este gesto es mucho más que un gesto material.
Es sobre todo dentro de nosotros mismos que dispersamos las cenizas de aquellas y de aquellos que se van.
Una de mis estudiantes me ha explicado que allí donde ella vive, en la Suiza germanófona, después de la cremación, se dispersan las cenizas sobre el lago del pueblo. Pero que en la fecha del aniversario de la muerte, un año, dos años después, se alquila una barca y se va a lanzar pétalos de flores en el lugar donde las cenizas se dispersaron…
¿Cómo expresar mejor que las cenizas están en nosotros?
Después de haber celebrado el último adiós a Ninon, Christian y sus hijos me propusieron, como recuerdo, que eligiera entre las obras de su esposa y madre, un cuadro que me gustara. Subimos al taller y, muy rápidamente, quedé subyugado por “El jardín” que Ninon pintó en 1996. “Es una espléndida elección” me dijo Christian y veo dos lágrimas deslizarse sobre sus mejillas. “Sí, observa bien este cuadro, estos soles, estos iris… allí dispersamos las cenizas de Ninon. Y tú vas a llevártelas a tu casa…”
¿Es por la magia de la poesía que las cenizas de Christian vendrán también conmigo a mi casa?” Sólo sé una cosa: las cenizas de Christian se han entrelazado recientemente con las de Ninon. Entonces, me parece imposible que no se incorporen a su pintura.
Pero sus cenizas no están solamente allí. Están también en vosotros. Es la belleza de su dispersión. Fuegos fatuos que revolotean en nuestra memoria. Polvo de vida, las cenizas se extravían a veces y vuelven de nuevo quizás hacia nosotros si la brisa así lo decide.
"Os llamo amigos. ”
“Y os digo eso para que mi alegría esté en vosotros. Que permanezca en vosotros”.
A Christian de Duve le gustaba especialmente esta coral de Bach: “Jesús, que mi alegría perdure”, inspirada en el capítulo 15 de San Juan.
Esta alegría, Christian, él también, nos la aportó.
Alegría de la razón científica
Alegría de la exigencia ética.
Alegría de la emoción artística.
¡Tres alegrías en una!
Esta alegría tan interior que vive el espléndido retrato que tenemos ante los ojos.
Cuando observo esta fotografía de Christian, cuando la dejo entrar en mí, sé que un amigo sigue dándome cita en el jardín de la contemplación.
Gabriel Ringlet
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Biografía de Gabriel Ringlet: trayectoria detallada
Gabriel Ringlet nació en Pair-Clavier, comuna situada en el Condroz de Lieja (Bélgica), el 16 de abril de 1944 .
Profesor emérito de la Universidad Católica de Lovaina (Louvain-la-Neuve), ha presidido el Departamento de Comunicación Social y dirigido su sección de Periodismo. Después de haber sido Vicerrector de Asuntos Estudiantiles de 1988 a 2001, se convirtió en el Prorrector encargado de los asuntos regionales, de la cultura y de la comunicación.
Hizo sus estudios secundarios en el Colegio de la Santa Cruz de Hannut. En la Universidad de Lieja, siguió los cursos de Lenguas y Literatura Orientales al mismo tiempo que sus estudios de teología en el Seminario Mayor. Fue ordenado sacerdote en junio de 1970. En la Universidad de Lovaina, estudió la filología románica, la filosofía, la teología y la comunicación. Tiene un doctorado en comunicación social.
¡Pero no nos engañemos! Gabriel Ringlet también es un hombre que siempre ha querido combinar el rigor de la disciplina intelectual y el compromiso práctico en una relación de proximidad con los diferentes públicos.
Teólogo, será párroco y capellán de hospital durante 10 años.
Especialista de la información local, practicará durante 20 años un periodismo activo en la prensa cotidiana . Es precisamente esta convergencia entre la teoría y la práctica, en el cruce de varias disciplinas, la que funda la originalidad de un itinerario verdaderamente atípico . Fronterizo y por consiguiente atento a la pluralidad de opiniones, Gabriel Ringlet ha publicado muchos libros que invitan a un diálogo en torno a tres preguntas:
El diálogo entre la muerte y la comunicación. Baste pensar, por ejemplo, en “ Estos queridos desaparecidos”, “Un poco de muerte en la cara” y en “Esto es tu cuerpo”. El esfuerzo por hacer justicia a la nobleza de la muerte y el hablar de ella "mientras hace bueno" representa un punto central de su escritura y de su compromiso.
El diálogo entre "los que creen en el cielo y los que no creen." Su “Evangelio de un libre –pensador” es, en este sentido, un libro de referencia que sigue valiéndole muchas invitaciones en todos los medios deseosos de lograr el encuentro de la diversidad de creencias.
El diálogo entre evangelio, actualidad e imaginario. Diálogo sobre el que se ha explicado en detalle en “Mi parte de gravedad” y que él aplica, en tesitura poética, en “Elogio de la fragilidad”, y también a través de “Y yo seré para vosotros un niño trabajador”.
Su preocupación por la escritura y su defensa constante de la poesía le han valido el ser elegido, a finales de 2008, como miembro de la Real Academia de la Lengua y Literatura Francesa de Bélgica, en el sillón de Roger Foulon.
Profesor durante mucho tiempo de una de las universidades más antiguas de Europa, en una de las ciudades más modernas del mundo, donde conviven estudiantes provenientes de cerca de 120 nacionalidades, Gabriel Ringlet es también, en el plano académico, el padrino de los doctorados “honoris causa UCL” de Olivier Clément, de Jean-Marie Cavada y de Amin Maalouf. Ahijados de los que se siente muy orgulloso... y que ponen muy alto los tres lugares que él privilegia en su vida: la teología, la comunicación y la literatura.
En la misma línea, y para permitir que, una vez más, el enfoque intelectual vaya de par con el testimonio vivo, anima, con un equipo de colaboradores, las actividades del Priorato de Malèves-Santa María, cerca de Lovaina-la-Nueva, donde recibe regularmente artistas, escritores, actores, cineastas... de todas las creencias a quienes les gusta conjugar el compromiso profesional con el espiritual.
Pero la obsesión de Gabriel Ringlet, la columna vertebral que articula tanto sus publicaciones como sus compromisos se resume en una sola pregunta: ¿cómo hacer entender la Palabra bíblica en toda la amplitud de su actualidad? ¿Cómo repetirla en un lenguaje "sin codificar", al alcance de la mayoría de los humanos? En pocas palabras, ¿cómo "popularizar" las grandes cuestiones espirituales contemporáneas, no encerrándose en los convencionalismos verbales de una sola tribu?