jueves, octubre 01, 2009

Jesuitas y Colegas contra el Sida


Creando orfanatos en China,
por Imp Wong,
Narrativas SJS, 2009/9.


Hacia la mitad de mayo, el padre Pablo y yo emprendimos un largo viaje hacia China, donde permanecimos cuatro semanas. Durante más de un año, habíamos estado buscando cómo ofrecer nuestros servicios a gente víctima del SIDA. Habíamos rechazado una propuesta anterior que alguien nos había hecho para ayudar en el desarrollo de un proyecto. Pronto descubrimos que le interesaba sólo el aspecto económico y no el servicio a la gente.


En nuestra tercera parada, visitamos una organización que se ocupa de víctimas del SIDA, llevada por un hombre cuyo nombre es Edward. Y allí encontramos algo que superó y de mucho nuestras expectativas. Edward nos dio una visión de conjunto del funcionamiento de su organización, que ofrece un techo a enfermos de SIDA y acompañamiento psicológico a sus familias. Una de sus mejores prácticas es contratar a portadores del virus del SIDA para que trabajen con él, ofreciendo servicios de orientación psico-pedagógica dentro del hospital. Intercambiamos experiencias con Edward, hablamos con él sobre los proyectos que llevamos a cabo para contrarrestar la lepra, los programas de becas, los programas de concientización y el trabajo con víctimas del SIDA. Edward lamentaba el que su organización tuviera tantas necesidades. Después de haber conversado juntos, empezamos a pensar en una posible colaboración.


Por la tarde visitamos uno de sus centros para enfermos de SIDA. Edward nos dijo que una vez un hospital le mandó a un huérfano, al que nadie quería adoptar, ni siquiera sus propios abuelos. El centro de Edward acoge sólo a adultos con SIDA ya que no tiene la infraestructura necesaria para acoger y cuidar a niños. Pero Edward se sintió incapaz de no acoger al huérfano, sabiendo que no tenía adonde ir. Así que el niño se quedó en el centro. Luego una cosa llevó a la otra y en pocos meses, dos meses precisamente, llegaron al centro cinco niños seropositivos. Esto ha empeorado de mucho las condiciones de vida de los enfermos, que ahora son muy numerosos y la infraestructura es insuficiente para acogerlos. Edward necesita dinero para poder encontrar un lugar adecuado para los niños.


Hablamos con Edward de nuestro plan de orfanato para enfermos de SIDA. Edward nos dijo: "¿Creéis que nos podéis dar a una Hermana para que se ocupe de los niños?" Al oír estas palabras mi corazón empezó a cantar a pesar de que mis oídos no podían creerse aquello que estaban escuchando. "¿Qué?" le dije. Y Edward repitió que necesitaban a alguien que se ocupara de los niños. Respondí con alegría que podíamos mandarle no una Hermana sino dos. ¡Lo último que pensábamos es que ÉL nos iba a abrir la puerta!


Un mes después, yo tomé contacto con cinco congregaciones y hablé con cada superiora local para ponerlas al corriente del proyecto a favor de niños enfermos de SIDA y de la necesidad que teníamos de Hermanas para dicho proyecto. Fue sorprendente, pero todas expresaron el deseo de trabajar con nosotros, y nos preguntaron qué preparación necesitarían las Hermanas para dicho servicio. Preparé la respuesta y la envié a cada una de las cinco congregaciones. En estos términos:


No pedimos que la Hermana sea un experta en el tratamiento del SIDA, pero sí quisiéramos que fuera una mujer paciente y compasiva; no le pedimos que tenga talentos en el campo de la medicina, pero sí que sea una mujer responsable; tampoco le pedimos que tenga talentos administrativos, pero si quisiéramos que fuera una mujer capaz de vivir su fe con gozo.


Durante el periodo del servicio, las Hermanas aprenderán de los niños y nosotros les ofreceremos la necesaria formación. Creemos que es posible aprender habilidades técnicas, pero desde el primer momento tiene que estar presente en las Hermanas la motivación para servir. Si Él puede plantar una semilla, esa semilla crecerá y florecerá. Creemos que podemos ofrecer cariño y afecto a los niños y que podemos ayudarlos a recuperar el cariño perdido, a recobrar confianza, su sentido de la dignidad y a tener el deseo de estudiar.


¡Deseamos tener el honor de trabajar con vosotros! AMDG


Vuestro servidor,
Imp
Apostolado Social, Asia Oriental y Oceanía


P.S. Desde entonces la música no ha parado, y yo no puedo parar de cantar. Y ahora estamos creando el cuarto orfanato para niños con SIDA.


-oOo-oOo-oOo-


Fuente: HEADLINES: 2009/09 Noticias del Apostolado Social Jesuita.
Fernando Franco SJ, Director Responsable
Uta Sievers, Redactora
Suguna Ramanathan, Redactora Asociada
Secretariado para la Justicia Social, Borgo S. Spirito 4, 00193 Roma, ITALIA
+39 06689 77380 (fax)


Archivado en Las Américas, Amistad Europea Universitaria, Pro justitia et libertate, Ciencias biomédicas, África, Asia, Oceanía