lunes, octubre 15, 2007

Jan Six, amigo de Rembrandt

Jan Six, amigo de Rembrandt

Permalink 15.10.07 @ 17:56:01. Archivado en Poética, Hispanobelgas, Arte, Pintura

Exposición en La Haya: "Retratos holandeses: la era de Rembrandt y Frans Hals". Bajo los nombres de estos dos prestigiosos retratistas, se exponen los mejores retratos del Siglo de Oro de la pintura holandesa. Cerca de 60, reunidos por la Real Pinacoteca Mauritshuis en una muestra que exhibe la euforia de una burguesía más que incipiente triunfante. La exposición estará abierta hasta el 13 de enero de 2008.

Centro hoy mi atención en Rembrandt, porque este artista "supone la culminación de la pintura barroca holandesa al mismo tiempo que su superación. Su genialidad y maestría hacen que haya sido considerado, desde siempre, como uno de los grandes genios de la pintura universal, suponiendo un caso diferenciado en la pintura holandesa del momento, ajeno a su desarrollo general". (E. Alegre Carvajal).

Si Velázquez está actualmente considerado como uno de los mayores pintores de la historia, cabe considerar a su coetáneo holandés, gran figura como él del barroco, como uno de sus mejores competidores en prestigio no solamente como retratista, sino también como pintor religioso y de grupos, disciplina esta última donde ambos son innovadores geniales. Recordemos que Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, uno de los mayores exponentes de la pintura española, nació en Sevilla en 1599 y murió en Madrid en 1660; mientras que Rembrandt nació en Leiden en 1606 y murió en Amsterdam en 1669.

Imagen: Jan Six
huile sur toile - 112 x 102
1654, Collection Six - Amsterdam.

Formato mayor.

Frits Duparc, director de la Mauritshuis, aseguraba al presentar la exposición: "para mí es el retrato más bello del mundo, el de Jan Six, pintado por Rembrandt en 1654".

En perfecto estado de conservación, refleja la familiaridad con que Jan Six, amigo de Rembrandt y alcalde de la capital holandesa, debía de tratar al maestro holandés. Parece que acaba de asomarse al taller y está quitándose los guantes para saludarle.

El cuadro, que no se había visto en el último medio siglo, pertenece a los descendientes directos de Jean Six.

Imagen: Autorretrato de Rembrandt en 1650, óleo sobre lienzo. Galería Nacional de Arte, Washington, EE.UU.

E. Alegre Carvajal.
Rembrandt (1606-1669)
Fuente: Enciclopedia Universal
DVD © Micronet S.A. 1995-2002.

Pintor y grabador holandés, nacido en Leiden en 1606 y muerto en Amsterdam en 1669, cuyo nombre completo era Harmenszoon Van Rijn Rembrandt.

Hijo de un molinero, su primera formación la recibe en Leiden, en la escuela latina, y asistiendo, en su juventud, durante algunos meses a la universidad. Pero su inclinación temprana a la pintura, hace que se dedique a ella bajo la tutela de Jacob van Swanenburg y más tarde como discípulo de Lastman. En 1625 se establece como pintor independiente, en sociedad con su amigo Jan Lievens.

Las primeras pinturas y grabados que realiza, en esta época, la mayor parte de temas religiosos, se encuentran bajo la influencia de Pieter Lastman y de los seguidores de Caravaggio en Utrecht. Evidente en obras como Cristo y los peregrinos de Emaús, donde presenta una agitación casi violenta, de personajes, y grandes efectos teatrales de luz. Pero en obras de 1630 como Jeremías profetizando, La destrucción de Jerusalén y la Presentación de Jesús en el templo, existe ya un claro distanciamiento de los modelos del maestro, reduciéndose los violentos contrastes lumínicos a una evocación de sombra que envuelve a los personajes, y dando una mayor interpretación emocional a los temas representados.

En estos momentos se inicia su atracción hacia el retrato, como género, realizando frecuentes estudios de rostros y autorretratos que se van a caracterizar por una enérgica y precisa interpretación fisonómica y una extraordinaria inmediatez. Esta actividad retratística le procura un rápido y clamoroso éxito en Amsterdam, ciudad en la que se instala en 1631. Donde pinta obras como La lección de anatomía del doctor Tulp, que rompe con el esquema tradicional del retrato de grupo holandés, mediante la implicación de todos los personajes en una misma acción. La penetración psicológica y el perfecto dominio técnico, se observa en Saskia sonriendo, Joannes Eliso, Mary Bockemolle, Hombre con atuendo oriental y Constructor naval y su esposa.

Junto a su importante actividad como retratista, realiza otra serie de obras de temas religiosos como La Pasión de Cristo, pintada entre 1633 y 1639, para el Statolder, o Noli me tangere y El rapto de Ganimedes. En estos cuadros irá avanzando hacia un cromatismo más cálido y dorado, de pincelada más suelta y libre; estos cambios se hacen más evidentes en los paisajes pintados en esos mismos años, de amplios cielos tempestuosos y rápidos resplandores.

Este período de fama culmina con su magnifica obra Compañía del capitán Banning Cocq, tradicionalmente conocida como La Ronda de Noche, pintada en 1642, donde los personajes aparecen desfilando de forma ruidosa, despreocupada y alegre, donde los contrastes lumínicos se utilizan como elementos ordenadores de la composición, conjugándose con el aparente desorden de las figuras en un todo unitario y magistral. Este cuadro representa el polo opuesto de las obras de aparato cortesano tan típicas del barroco de otros países.

A partir de 1642, se producen las pérdidas de su mujer y sus tres hijos en un breve espacio de tiempo; este hecho coincide con el descenso de la fama del artista, cuya obra se encamina a expresar los aspectos más espirituales de las escenas y los personajes, alejándose de las exigencias formales de la sociedad burguesa del momento.

Pese a la disminución de los encargos, sobre todo de retratos, y a su propia tragedia familiar, la capacidad y la actividad artística de Rembrandt no disminuye; de estos momentos son obras tan importantes como Betsabé, La sagrada familia, La Cena de Emaús, Aristóteles observando el busto de Homero, Joven bañándose en un arroyo, La lección de anatomía del doctor Deyman, Retrato de Familia, Hendrickje en la cama, Joven a caballo y sus autorretratos. Obras donde cultiva todos los géneros, de intensa emotividad, muchas de ellas consideradas obras maestras. Igualmente realiza gran cantidad de dibujos y grabados entre los que destacan Los tres árboles, Grabado de los cien florines o el Ecce Homo.

En 1656 Rembrandt se declara en ruina. Durante los años anteriores, pese a la reducción de sus ganancias, había seguido llevando una vida lujosa, desembolsando grandes sumas de dinero sobre todo en los objetos de sus colecciones, la gran pasión de su vida. Se vio obligado a deshacerse de todos ellos en tres grandes subastas, en las que se venden instrumentos musicales, joyas, reproducciones de mármoles antiguos, grabados de Mantegna y Miguel Ángel, obras de Rafael, Tiziano y Guido Reni, o telas de los siglo XVI y XVII. Desposeído de sus objetos, se traslada junto con Hendrickje Stoffels, su compañera, y sus dos hijos vivos, a un barrio popular de Jordaan, donde lleva una vida apartada y solitaria, aunque sigue pintando y realiza obras magistrales como La negación de San Pedro, Los síndicos de los pañeros, La novia judía, El juramento de los bátavos o los últimos autorretratos.

Rembrandt supone la culminación de la pintura barroca holandesa al mismo tiempo que su superación. Su genialidad y maestría hacen que haya sido considerado, desde siempre, como uno de los grandes genios de la pintura universal, suponiendo un caso diferenciado en la pintura holandesa del momento, ajeno a su desarrollo general.

En su pintura destaca el tratamiento que hace de la luz, profunda y antinatural, que dota a los cuadros de un halo de misterio, remarcado por el laborioso y complejo estudio del claroscuro. El espacio se define mediante la luz, que crea una atmósfera densa que envuelve a los personajes y matiza las formas, con focos que surgen del interior de los cuadros. En sus obras, especialmente en los retratos, tanto los objetos como los personajes están dotados de una gran espiritualidad. En sus temas religiosos, sobre todo los realizados a partir de la década de los años cuarenta, desarrolla un lenguaje absolutamente personal, cuyos personajes, están tomados de tipos populares, dentro de una marco arquitectónico anticlásico, y de profunda espiritualidad, que los aparta de cualquier elemento de solemnidad.

Museo Rembrandt

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