sábado, abril 14, 2007
Alzheimer euroinformático
Alzheimer euroinformático
Permalink 13.04.07 @ 11:59:28. Archivado en Universidades, Sociogenética, Informática
[alzheimer] Lo peor que le puede pasar a una persona es perder su memoria. Hasta la llegada de las memorias informáticas, este problema nos amenazaba en el plano sicosomático, es decir, en nuestra memoria interna. La peor de las pérdidas, por su carácter irreversible y masivo, era el alzheimer. Desde la llegada de las memorias informáticas, la pérdida nos amenaza en la más importante de nuestras memorias externas, que es precisamente la informática. Hoy en día, en Europa, si no logramos nuestra autonomía en los sistemas de explotación de nuestras computadoras, nos amenaza el alzheimer euroinformático.
Sin querer asustar a nadie, me voy a limitar a evocar algunos de los peligros que corren nuestras memorias informáticas europeas, recordando algunos de los problemas que yo he vivido como profesor de ingeniería lingüística, en el seno de un consorcio universitario belga, cuya misión era el formar investigadores en ciencias humanas.
Primer problema: La incompatibilidad entre las dos más importantes familias de sistemas de explotación. Se trata de Microsoft y de Apple. Esta incompatibilidad, cuyos motivos fundamentales son comerciales, durará mientras dure la guerra que se vienen haciendo estos dos adversarios del monopolio mundial estadounidense desde la aparición de las computadoras personales.
Segundo problema: Todo usuario que decide emplear las memorias electrónicas debe elegir entre Apple y Microsoft. Evito hablar de la posibilidad de Unix, porque esta vía de escape está reservada a los usuarios muy experimentados. Esta elección entre los dos adversarios está cargada de consecuencias. Dos ejemplos, uno antiguo y otro actual.
1) Ejemplo antiguo: durante los primeros años de existencia del Macintosh de Apple, los investigadores en ciencias humanas nos veíamos obligados a preferirlo, porque ofrecía la posibilidad de crear caracteres no latinos, para editar nuestros textos en lenguas no latinas. Éste fue mi caso, por tener el proyecto de crear caracteres para el griego clásico.
2) Ejemplo actual: Los clientes de Microsoft disfrutan de la versión 7.2 de su navegador Explorer, que permiten un empleo correcto de los editores en línea, disponibles en la red. Los clientes de Apple se ven privados de este navegador, ya que Microsoft dejó de adaptar el Explorer para Macintosh desde que Apple introdujo su propio navegador Safari. El resultado es catastrófico para su propia clientela, que ve sus textos deformados cuando los confía a la mayor parte de los editores de empleo directo en la red (por ejemplo, los editores de los blogues).
Tercer problema: Las motivaciones puramente comerciales de los propietarios de ambos sistemas concurrentes hacen que los derechos a la memoria de sus propios clientes son violados impunemente, cuando la estrategia comercial así lo decide. El comportamiento de Apple fue particularmente irresponsable y desvergonzado cuando bruscamente decidió suprimir el desarrollo de su lenguaje Hypertalk, que habíamos estado empleando y enseñando multitud de profesores universitarios durante bastantes años. Algo parecido nos sucedió con Microsoft cuando suprimió su Microsot File, supresión que afectó a los clientes de ambos sistemas.
Cuarto problema: La sucesión vertiginosa de sistemas de explotación obedece más que nada a una estrategia comercial, que no tiene para nada en cuenta la preservación de la memoria acumulada por los clientes del uno o del otro sistema informático.
Quinto problema: La dimensión de más en más importante de los discos duros, hace de más en más grave el riesgo de pérdida instantánea de colosales memorias acumuladas. En cuestión de segundos es posible perder el fruto del trabajo de miles de horas. Aunque existe la posibilidad de recuperar el contenido de estos discos duros, los especialistas de la recuperación de datos se aprovechan comercialmente del infortunio del cliente informático.
Sexto problema: Nuestra memorias informáticas están constantemente amenazadas no solamente por la flagrante inestabilidad de los sistemas existentes, debilidad más grave en Microsoft que en Apple, sino por los innumerables virus, cuya estrategia se aprovecha de las debilidades inherentes a los sistemas. Por desgracia el remedio de los antivirus es con muchísima frecuencia peor que la enfermedad, puesto que muchos de los desfallecimientos de los discos duros son debidos a las fantasias seudopreventivas y seudoreparadoras de estos mal llamados antivirus.
Séptimo problema: El alzheimer que nos amenaza es euroinformático en el peor sentido de este calificativo, puesto que Europa no dispone de la autonomía industrial necesaria para poner remedio a ninguno de estos problemas. Aún peor, Europa no dispone de la libertad jurídica necesaria para escapar al monopolio científico estadounidense sobre los conocimientos que hacen posible esta industria. La situación es grave, porque a Europa no le queda otra posibilidad que esperar resignada el ataque de la enfermedad de Alzheimer sin medicina propia y sin médicos competentes para tratarla a tiempo. Si seguimos como estamos hasta ahora, el alzheimer euroinformático podrá paralizar toda nuestra autonomía, paralizando en seco nuestra actividad intelectual.
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[alzheimer] Lo peor que le puede pasar a una persona es perder su memoria. Hasta la llegada de las memorias informáticas, este problema nos amenazaba en el plano sicosomático, es decir, en nuestra memoria interna. La peor de las pérdidas, por su carácter irreversible y masivo, era el alzheimer. Desde la llegada de las memorias informáticas, la pérdida nos amenaza en la más importante de nuestras memorias externas, que es precisamente la informática. Hoy en día, en Europa, si no logramos nuestra autonomía en los sistemas de explotación de nuestras computadoras, nos amenaza el alzheimer euroinformático.
Sin querer asustar a nadie, me voy a limitar a evocar algunos de los peligros que corren nuestras memorias informáticas europeas, recordando algunos de los problemas que yo he vivido como profesor de ingeniería lingüística, en el seno de un consorcio universitario belga, cuya misión era el formar investigadores en ciencias humanas.
Primer problema: La incompatibilidad entre las dos más importantes familias de sistemas de explotación. Se trata de Microsoft y de Apple. Esta incompatibilidad, cuyos motivos fundamentales son comerciales, durará mientras dure la guerra que se vienen haciendo estos dos adversarios del monopolio mundial estadounidense desde la aparición de las computadoras personales.
Segundo problema: Todo usuario que decide emplear las memorias electrónicas debe elegir entre Apple y Microsoft. Evito hablar de la posibilidad de Unix, porque esta vía de escape está reservada a los usuarios muy experimentados. Esta elección entre los dos adversarios está cargada de consecuencias. Dos ejemplos, uno antiguo y otro actual.
1) Ejemplo antiguo: durante los primeros años de existencia del Macintosh de Apple, los investigadores en ciencias humanas nos veíamos obligados a preferirlo, porque ofrecía la posibilidad de crear caracteres no latinos, para editar nuestros textos en lenguas no latinas. Éste fue mi caso, por tener el proyecto de crear caracteres para el griego clásico.
2) Ejemplo actual: Los clientes de Microsoft disfrutan de la versión 7.2 de su navegador Explorer, que permiten un empleo correcto de los editores en línea, disponibles en la red. Los clientes de Apple se ven privados de este navegador, ya que Microsoft dejó de adaptar el Explorer para Macintosh desde que Apple introdujo su propio navegador Safari. El resultado es catastrófico para su propia clientela, que ve sus textos deformados cuando los confía a la mayor parte de los editores de empleo directo en la red (por ejemplo, los editores de los blogues).
Tercer problema: Las motivaciones puramente comerciales de los propietarios de ambos sistemas concurrentes hacen que los derechos a la memoria de sus propios clientes son violados impunemente, cuando la estrategia comercial así lo decide. El comportamiento de Apple fue particularmente irresponsable y desvergonzado cuando bruscamente decidió suprimir el desarrollo de su lenguaje Hypertalk, que habíamos estado empleando y enseñando multitud de profesores universitarios durante bastantes años. Algo parecido nos sucedió con Microsoft cuando suprimió su Microsot File, supresión que afectó a los clientes de ambos sistemas.
Cuarto problema: La sucesión vertiginosa de sistemas de explotación obedece más que nada a una estrategia comercial, que no tiene para nada en cuenta la preservación de la memoria acumulada por los clientes del uno o del otro sistema informático.
Quinto problema: La dimensión de más en más importante de los discos duros, hace de más en más grave el riesgo de pérdida instantánea de colosales memorias acumuladas. En cuestión de segundos es posible perder el fruto del trabajo de miles de horas. Aunque existe la posibilidad de recuperar el contenido de estos discos duros, los especialistas de la recuperación de datos se aprovechan comercialmente del infortunio del cliente informático.
Sexto problema: Nuestra memorias informáticas están constantemente amenazadas no solamente por la flagrante inestabilidad de los sistemas existentes, debilidad más grave en Microsoft que en Apple, sino por los innumerables virus, cuya estrategia se aprovecha de las debilidades inherentes a los sistemas. Por desgracia el remedio de los antivirus es con muchísima frecuencia peor que la enfermedad, puesto que muchos de los desfallecimientos de los discos duros son debidos a las fantasias seudopreventivas y seudoreparadoras de estos mal llamados antivirus.
Séptimo problema: El alzheimer que nos amenaza es euroinformático en el peor sentido de este calificativo, puesto que Europa no dispone de la autonomía industrial necesaria para poner remedio a ninguno de estos problemas. Aún peor, Europa no dispone de la libertad jurídica necesaria para escapar al monopolio científico estadounidense sobre los conocimientos que hacen posible esta industria. La situación es grave, porque a Europa no le queda otra posibilidad que esperar resignada el ataque de la enfermedad de Alzheimer sin medicina propia y sin médicos competentes para tratarla a tiempo. Si seguimos como estamos hasta ahora, el alzheimer euroinformático podrá paralizar toda nuestra autonomía, paralizando en seco nuestra actividad intelectual.
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