jueves, abril 12, 2007

La desventurada preposición "a"

La desventurada preposición "a"
Permalink 12.04.07 @ 11:28:00. Archivado en Semántica, Pragmática, Morfosintaxis, Periodismo

[Marias] Nadie como Julián Marías enunció con mayor claridad y perseverancia la regla de oro que rige en la lengua española el empleo correcto de la preposición "a". Este insigne maestro de humanidades aunó en una frase muy sencilla las exigencias morfosintácticas, semánticas y pragmáticas de esta frecuentísima preposición:

La lengua española tiene incluso un refinamiento particular y es que construye el acusativo de persona con la preposición "a", que no se emplea para el acusativo de cosas. Decimos "he comprado un libro", "he roto un vaso", decimos "he visto a Juan", "amo a Isabel", con la preposición "a". La lengua no lo confunde nunca."

Si esta preposición merece actualmente la calificación de "desventurada" no es debido a sus propias aventuras extraconyugales, sino a la injusta violación que sufre diariamente bajo la pluma de nuestros periodistas y en la boca de nuestros informadores y políticos de todos los colores. Tanto es así, que en múltiples ocasiones me he dicho que pretender poner coto a esta violación, que no prostitución preposicional, acusando a la clientela de la hermosa criatura, era tan difícil como resolver el triste problema humano del oficio más antiguo del mundo.

Y, sin embargo, el alto interés antropológico de corregir este vicio ha sido explicado múltiples veces de palabra y por escrito por el clarividente y paciente pedagogo que era y que sigue siendo en nuestra memoria el inolvidable Julián Marías, probablemente el mayor humanista filósofo castellanohablante del siglo XX.

Por esta vez, más bien que dejar en evidencia a tal o cual escribidor que ha cometido la indelicadeza sintáctica de abusar de un régimen indebido, prefiero poner en su contexto la regla de oro de Julián Marías, para que cada quisque, al recordarla, la sitúe en el marco filosófico que se merece:

"Pero desde hace cierto tiempo, a pesar de que las Humanidades han sido en toda Europa, y en España muy particularmente, algo creador, glorioso en el siglo XX, se ha producido en los últimos tres o cuatro decenios un abandono progresivo de ellas. Que en definitiva, lo que ha hecho es continuar una tendencia, iniciada ya en el siglo XVIII, realizada después por diversos equipos que se han ido turnando y que ha consistido en la reducción de lo humano a lo no humano. La reducción del hombre, la reducción de lo que es una persona a un organismo, a veces algo inorgánico, a una cosa. La lengua distingue, lo he dicho muchas veces, distingue absolutamente entre persona y cosa. Distinguimos entre "qué y quién", distinguimos entre "algo y alguien", entre "nada y nadie". La lengua española tiene incluso un refinamiento particular y es que construye el acusativo de persona con la preposición "a", que no se emplea para el acusativo de cosas. Decimos "he comprado un libro", "he roto un vaso", decimos "he visto a Juan", "amo a Isabel", con la preposición "a". La lengua no lo confunde nunca."

Julián Marías Aguilera, Discurso, Fundación Príncipe de Asturias > Premiados > Comunicación y Humanidades, 1996.

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