viernes, diciembre 14, 2007

El arzobispo que injuria y acosa a sus curas

El arzobispo que injuria y acosa a sus curas

Permalink 13.12.07 @ 23:58:52. Archivado en Europa, Universidades, Amistad Europea Universitaria, Pragmática, España, Sociogenética, Antropología, Ética, Religiones, Educación, Pro justitia et libertate

El caso lamentable del arzobispo de Granada, condenado por la justicia civil, por haber injuriado y acosado a uno de sus curas universitarios, exigiéndole obediencia injusta y ciega, puede servir para frenar la marcha loca del viejo tren del catolicismo integrista español, que galopa hacia el abismo de la injusticia y del despotismo, por obra de unos cuantos maquinistas desmemoriados, que olvidan la existencia del resto de la iglesia.

La única condición para que este caso sirva de freno es que tanto el clero como nosotros los laicos, en particular los colegas universitarios, echemos mano de la objeción de conciencia, en un gesto comparable con el “¡ Basta ya !” de Jesús frente a los mercaderes del templo.

He aquí la reflexión dolorida y sincera de unos cuantos universitarios católicos, profundamente conmovidos por los gravísimos hechos que están teniendo lugar en la prestigiosa archidiócesis de Granada, cuyo clero es uno de los mejores formados de la Iglesia universal, precisamente por la calidad de su formación universitaria.

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Ana RODRIGO
11-Diciembre-2007

¿Cuando alguien es condenado por un juez, se trata de un delincuente?

El arzobispo Martínez Fernández ha sido sancionado por lo que las leyes civiles pueden hacerle, pero ¿Quién resarce al cura Martínez Medina del daño moral, personal y económico que el arzobispo le ha producido?

Copio del último libro de JM Castillo “La Iglesia y los derechos humanos”, editorial Desclée de Brouver:

“En la Iglesia no sólo no exiten derechos humanos debidamente reconocidos, sino que tampoco existe un derecho procesal que proteja al que se ve privado de su libertad, de su dignidad o simplemente de su cargo” (pág.108).

Os recomiendo la lectura del libro citado, por lo ilustrativo que es a la hora de poder entender las tropelías que los jerarcas pueden hacer con sus “súbditos” en nombre de Dios, del Espíritu santo o de las cosas más sublimes. Cuando se actúa en nombre de Dios humillando, ofendiendo y atacando a la dignidad humana, sin que el susodicho “súbdito” pueda defenderse, se podría considerar una auténtica blasfemia, puesto que son conductas inmorales y se supone que Dios no quiere eso precisamente.

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Mudejarillo
11-Diciembre-2007

Pregunto:

¿Dimitirá el obispo juzgado y condenado por injurias y acoso?

¿Cesará Benedicto XVI al obispo juzgado y condenado por injurias y acoso?

¿Qué credibilidad tiene un pastor que injuria y acosa a sus ovejas?

¿Qué credibilidad tiene un pastor que injuria y acosa al “perrillo” que le ayuda a pastorear a sus ovejas?

Los que piden dimisiones a diestro y siniestro sin que medien sentencias judiciales ¿lo harán ahora con este ciudadano?

¿Cree la Iglesia en la Justicia Civil o harán ahora lo mismo que con el primer matrimonio y divorcio de Letizia Ortiz? ¿Dirán también que no existe delito porque es una sentencia “civil?

Pregunto como Ana: “¿Cuando alguien es condenado por un juez, se trata de un delincuente?” Y si lo es… ¿qué tienen que hacer sus inmediatos superiores?

Paz y Bien,
Mudejarillo

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Salvador García Bardón
12-Diciembre-2007

Ya es más que hora de que la jerarquía respete los derechos humanos de los curas. Ya es hora también de que los curas adopten la actitud evangélica de oponerse a los mercaderes del templo como lo hizo Jesús, denunciando el abuso que cometen contra los derechos más fundamentales de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, y con Él templo imperecedero, quienes violan la justicia con cualquiera de sus miembros, so pretexto de preservar los derechos del templo perecedero.

Observando desde Bruselas, en diálogo con mis colegas lovanienses, el comportamiento de algunos miembros del episcopado español, nos dan la impresión de que desean aprovechar la situación actual de un papado de transición, para liquidar los avances que el concilio Vaticano II procuró a la Eclesiología.

El caso lamentable del arzobispo de Granada puede servir para frenar la marcha loca del viejo tren del catolicismo integrista español, que galopa hacia el abismo, por obra de unos cuantos maquinistas desmemoriados, que olvidan el resto de la iglesia. La única condición para que sirva de freno es que tanto el clero como nosotros los laicos echemos mano de la objeción de conciencia, en un gesto comparable con el “¡ Basta ya !” de Jesús frente a los mercaderes del templo.

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Concordia
12-Diciembre-2007

Yo haría un película sobre este tema con el título: “Duelo entre Titanes”.

Entiendo lo que dice Pepe Salas. Con el máximo respeto al demandante, (es un señor canónigo con gran prestigio) este duelo se ha dado entre gigantes y por tanto lo llamativo es que un obispo sea juzgado y condenado desfavorablemente. Por lo demás es un caso más de autoritarismo para los mortales. ¿ Un cura de barrio se hubiera atrevido a tal osadía ?

Habrá también que preguntarse en qué terminó el caso del cura de Albuñol, o de los seminaristas que se fueron de la diócesis granadina, o de la retirada de los seminaristas de la Facultad de Teología regentada por los jesuitas, etc, etc, para rematar la sentencia de una forma despótica de ejercer la autoridad como pastor. ¡Aquí está el problema!.

Me temo que nuevamente se le dará una pata hacia arriba al Sr. Martínez Fernández, de forma que puede terminar o arzobispo de una diócesis perdida sabe Dios en que lugar del mundo o en un discaterio romano.

El nuncio debe tener dolores de cabeza desde hace años con este monseñor.

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francisco javier PELÁEZ
13-Diciembre-2007

Leyendo la sentencia llama poderosamente la atención del relato de hechos lo poco que protegió la Congregación del Clero al canónigo denunciante de los abusos del arzobispo.

Por un primer decreto episcopal le cesan al canónigo de su cargo de Archivero, recurre a la Congregación del Clero y allí se insta a las partes a llegar a un acuerdo. El sacerdote renuncia al puesto de archivero-era de confianza-; el arzobispo retira el decreto y da su “palabra” de que prologará el libro de la catedral de Granada de Cajasur, que coordinaba el canónigo y que está en el origen del empecinamiento del arzobispo. Después del acuerdo el arzobispo vuelve a la carga intentando que no se publique el libro de nuevo.

Vamos que el arzobispo no tiene palabra y que la Congregación no vigila los acuerdos a los que se llega en su presencia.

Después en un segundo decreto el arzobispo le suspende de canónigo, en tanto no evite la publicación del libro que Cajasur decide publicar por su cuenta y con independencia del sacerdote y en tanto no devuelva determinados libros que según el arzobispo se llevó de la catedral. Recurre el decreto el canónigo a la Congregación y le imponen entre otras condiciones que jure que no se llevó los libros, cosa inverosimil, porque le cambiaron sorpresivamente las cerraduras del despacho.

En fin este pobre hombre se ha ido a un juicio penal porque la estructura interna le dejaba desprotegido.

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Ana RODRIGO
13-Diciembre-2007

El fondo de la cuestión en el conflicto Martínez Fernández versus Martínez Medina, en realidad es entre la autoridad y “el súbdito” (qué palabra tan horrible!), está en la insumisión de dicho “súbdito”, en la falta de obediencia a la autoridad.

Podríamos reflexionar si es posible que en estos tiempos democráticos, exista un estado, el Vaticano, que todavía siga siendo monarquía absoluta, con súbtidos, obediencia, sin respeto a los más elementales derechos de las personas, desde el momento en que, como expone magníficamente JM Castillo en su libre “La Iglesia y los Derechos Humanos”, en la Iglesia no hay tribunales a los que se puede acudir para defenderse, ni garantías legales de que una persona va a ser defendida. La autoridad, el Papa o de su delegado dicta las leyes, las ejecuta y juzga al imputado, todo en una sola persona, ¡qué aberración!.

¿ A dónde puede acudir este hombre ante tanta indefensión en las consecuencias morales y económicas que no han podido ser juzgadas por los tribunales civiles ? ¿ El mismo que ha dado la orden y le ha privado de su sacerdocio, de su trabajo, de su medio de vida; el mismo que le ha producido una dolorosa depresión, un infarto; el mismo que agravó la situación de la madre del imputado y que, como conscuencia falleció; el mismo que lo ha rebajado socialmente, que lo ha desprestigiado, que lo ha acusado de ladrón, ese mismo señor, es decir el Sr. arzobipo lo va a defender ? ¿ Hay algún mecanismo jurídico que lo puede defender de tantas tropelías ? Pues no, esta es la institución-Iglesia que tenemos, que todavía no se ha enterado que el amor, la dignidad de la persona, sus derechos, están por encima de la obediencia.

¡Qué horror, entre tíos hechos y derechos que se tenga que hablar de obediencia como si de niños chicos se tartase!

Y ahora, este hombre que ha dedicado toda su vida a la iglesia, se va a la calle con los 3700 euros que el arzobispo le va a pagar como multa, porque el juez lo ha dicho; que si no, quizá se hubiera ido a la p. calle con lo puesto. Un hombre competente como el que más en Historia del Arte, gran conocedor y el mejor conocedor de la materia del libro que se iba a editar sobre la Catedral de Granada, un hombre apreciado y valorado por su prestigio profesional, ahora, como no ha sido un chico obediente, ¡¡¡castigado!!!, a buscarse la vida, a su edad. Es que si lo pensamos bien, es horrible lo que se está haciendo con este señor y con todos los que “se mueven”. Los súditos de la iglesia están condenados a ni oler sus propios derechos como personas.

Es posible que el arzobispo de Granada, Msr. Martínez Fernández, escale unos cuantos puestos para agradecerle lo sumiso que es a su autoridad superior, que no sé quién es. Mientras, la víctima, a los infiernos de una nueva vida, que tendrá que enfrentar como un adolescente, puesto que todos sus años de vida los ha entregado al sacerdocio.

Se nota que estoy indignada ¿eh? Creo que no es para menos. Es una vergüenza.

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jueves, diciembre 13, 2007

El arzobispo de Granada condenado

El arzobispo de Granada condenado

Permalink 12.12.07 @ 23:58:18. Archivado en Europa, Pragmática, España, Sociogenética, Antropología, Ética, Religiones, Educación, Pro justitia et libertate

Nuestro dossier de prensa del 17 de noviembre 2007 intentó responder al justo deseo de muchos de nuestros Amigos universitarios, que no quieren juzgar a la ligera los gravísimos hechos que están sucediendo en la archidiócesis de Granada. En aquél dossier nos limitamos a esclarecer los antecedentes y concomitantes del juicio que tenía lugar aquellos días en Granada. Nuestro propósito fue que sirviera de complemento a nuestro artículo Los derechos humanos de los curas del 16.11.07.

Nuestro dossier de hoy se limita a informar sobre el desarrollo del mismo juicio y sobre su principal consecuencia, que ha sido la condenación del arzobispo por un delito de coacciones y una falta de injurias contra el cura que lo denunció.

Recordemos que es la primera vez que un obispo español se sienta en el banquillo de los acusados. El cura universitario que le ha acusado, ha mantenido en el juicio que el arzobispo de Granada le amenazó. Recordemos igualmente que este sacerdote ha sido gravemente penalizado ya, fuera de todo proceso, por su arzobispo, que no solamente lo ha destituido de sus funciones de archivero de la catedral, de canónigo y de catedrático de la facultad de teología, sino que lo ha suspendido "a divinis", lo que significa que le ha retirado toda posibilidad de ejercer sus funciones sacerdotales.

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El arzobispo de Granada, condenado a una multa de 3.750 euros por coacciones e injurias a un sacerdote
El delito de coacciones se refiere a la intimidación que ejerció contra el demandante para que paralizara la publicación de un libro sobre la Catedral de Granada.

EFE - 10/12/2007 12:24

El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, ha sido condenado por el Juzgado de lo Penal 5 de Granada al pago de una multa de 3.750 euros por un delito de coacciones y una falta de injurias contra un sacerdote que lo denunció.

Según ha informado el letrado de la acusación, el delito de coacciones se refiere a la intimidación que supuestamente ejerció contra el sacerdote, Javier Martínez Medina, para que paralizara la publicación de un libro sobre la Catedral de Granada.

Por este delito, el titular del Juzgado de lo Penal 5 de Granada, Miguel Ángel Torres -instructor del caso Malaya- condena al arzobispo al pago de una multa de 10 euros durante 12 meses, mientras que por la falta de injurias le impone una multa de 10 euros durante 15 días.

El sacerdote acusaba al prelado de dos delitos de coacciones, uno de calumnias continuado o alternativamente de injurias continuado, así como de acoso moral y lesiones psicológicas.

La Fiscalía elevó por su parte a definitiva su petición de absolución para el arzobispo, al que consideró, durante la última sesión del juicio, "víctima" de un caso "insólito y único en España".

Durante el juicio, celebrado el pasado mes de noviembre, el arzobispo defendió su libertad de actuación como responsable de la Diócesis y aseguró que nunca quiso dañar al sacerdote querellante.

El prelado, que se convirtió en el primer arzobispo español en sentarse en el banquillo de los acusados, negó ante el juez haber amenazado o presionado al clérigo, cuya destitución como canónigo, retirada de la Cátedra de la Facultad de Teología y suspensión a divinis justificó en una "pérdida de confianza".

El cura denunciante se querelló contra el arzobispo después de que en febrero del año pasado acabara sin avenencia el acto de conciliación en el que estaba llamado a participar el prelado tras ser demandado por aquél por injurias y calumnias.

El sacerdote sostenía que el arzobispo le había injuriado y calumniado en una carta en la que le acusaba de una apropiación indebida relacionada con su trabajo de archivero y de quedarse con los derechos de propiedad intelectual de un libro sobre la Catedral de Granada, cuyos autores demandaron también al prelado.

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El arzobispo pasa a la historia como el primer prelado condenado por un delito
El juez impone una multa de 3.750 euros por coacciones e injurias y concluye que presionó a Martínez Medina «hasta límites insoportables»
El fallo atribuye la actuación de monseñor a su enemistad con CajaSur

por ROCÍO MENDOZA. Ideal, 11-12-07.

Sí. El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez Fernández, tenía toda la potestad para cesar al cura Martínez Medina de su cargo de Archivero y Conservador de la Catedral de Granada, para no permitirle el uso del despacho que ocupaba, para quitarle el proyecto del libro que preparaba y para apartarlo de su puesto de canónigo si así lo estimaba conveniente. Pero no. No estaba legitimado para suspenderlo como sacerdote ni para privarlo de su sueldo durante seis meses como métodos de presión para lograr un fin «injusto»: obligarlo a paralizar a toda costa la publicación de un libro que no era de su agrado porque tenía impreso el espíritu de CajaSur, entidad con la que estuvo enfrentado. Esto último, en términos legales, constituye una coacción. Y en la Justicia terrenal esto es un delito condenable en los tribunales.

Junto a ello, acusar -y por escrito- a una persona de apropiarse de bienes de la Iglesia y de extorsionar a esta última sin tener fundamento alguno, a modo de «descalificación gratuita», es «atacar de forma inadmisible el honor» del destinatario de tales expresiones, o sea, injuriar. Y esto también está recogido en el Código Penal.

Histórico

Con estos dos argumentos el juez de Lo Penal número 5 de Granada, Miguel Ángel Torres, ha escrito un capítulo inédito en la historia de la Justicia española. Y, de paso, en la de la Iglesia. En ellos basa una sentencia que ha convertido a monseñor Martínez en el primer obispo, español y europeo, condenado en la vía penal. La pena impuesta es el pago de una multa de 3.750 euros por el delito de coacciones y la falta de injurias ya descritos.

Los citados son los pilares que sustentan la condena. Pero no son los únicos. El juez desgrana en 43 folios de expresión diáfana todas las circunstancias que rodearon al conflicto entre monseñor Martínez Fernández y el cura Martínez Medina. El juez considera «probado con nitidez» que el arzobispo estaba enemistado con CajaSur y quería eliminar cualquier relación de esta entidad con la Iglesia en Granada cuando tomara posesión, así como frustrar sus proyectos.

Entre estos se encontraba en marcha -con los textos ya en imprenta- un libro sobre la Catedral, que había sido coordinado por Martínez Medina. Archivero y Conservador de la Catedral, hombre de confianza de Cañizares y la persona de CajaSur en Granada.

El juez recuerda que la defensa y el arzobispo, se han empeñado en negar sus conflictos con la citada entidad y con Castillejo, cuando en realidad no constituye delito alguno. Ahora bien, sí explica -según el juez- los motivos personales que llevaron a monseñor Martínez a vetar el citado proyecto y a presionar a Martínez Medina para que la publicación no se llevase a cabo. En cuanto tomó posesión, conminó a Martínez Medina a que dejase su cargo de Archivero y Conservador. Se lo dijo por teléfono y en la sacristía el día de Navidad. «Al margen de que resulte llamativo», no hay nada penal en esto. Pretendía que renunciara, pero el cura no aceptó y pidió el cese formal. Así que el arzobispo lo hizo por escrito y cometió un «desliz»: puso como motivo «tus vínculos con CajaSur». Sin darle tiempo a reaccionar, le cambiaron las cerraduras del despacho en el que trabajaba.

Las formas

Cuando el cura quiso regresar a por sus cosas, fue vigilado por miembros del Cabildo y él llevó a un Notario para evitar problemas sobre lo que se llevaba. Esto fue considerado por la acusación como una coacción. No obstante, el juez lo rechaza. «No reviste entidad penal» el hecho de privarle del uso del despacho, ya que no está considerado «su domicilio o un espacio reservado». Además, no ve pruebas de que el arzobispo ordenase directamente el cambio de cerradura.

La conversación telefónica en la que «grita» a Martínez Medina que «él -el arzobispo- es el único dueño de la Catedral y que si no detiene la publicación del libro pagará las consecuencias y que con látigo le enseñará a obedecerle, acusándole de ser un mal sacerdote», tampoco es delito para el juez Torres.

A lo sumo, «muestra su talante y el interés por evitar la publicación a toda costa». Martínez Medina no podía hacer nada por evitar la publicación. Los autores de los textos se negaron a entregarlos y pidieron una reunión con el arzobispo, que nunca se produjo. Así que «ningún reproche cabe» al sacerdote. El proyecto siguió adelante de la mano de CajaSur, lo que desató que el arzobispo emprendiese medidas «a la desesperada».

Cita varias, pero en la que concierne al delito recoge el decreto en el que expone a Martínez Medina que a cambio de que devuelva al Cabildo los bienes que tenga en su poder -bienes desconocidos hasta la fecha-, de que paralice la publicación del libro y de que medie con los autores para que entreguen los textos, no será suspendido definitivamente del sacerdocio. «Si paraliza el libro, será perdonado», resume el juez. Y así sí estaría el delito porque constituye una «coerción inadmisible» que fue aderezada con una suspensión del sueldo.

Lo más sorprendente de este asunto es que ni el arzobispo ni el Cabildo tenían derecho alguno sobre el libro de la discordia. Y así lo resalta el juez en su resolución. Nunca firmaron contrato alguno con los autores de los textos que reclamaba y la Ley de propiedad Intelectual prevalecería en este caso. Esta circunstancia deja en evidencia un entuerto que parece viciado desde su origen.

Al hilo de esto último, el juez se permite recordar al arzobispo con su resolución judicial que «si en lugar de actuar de una forma un tanto prepotente (…) se hubiese reunido con ellos» quizá hubiese solucionado todo el problema obteniendo lo que perseguía.

rociomendoza@ideal.es

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Cuando el pecado es delito
El juez Torres condena al arzobispo de Granada y deja claro que la Iglesia debe someterse a la ley

por RAÚL BOCANEGRA - Sevilla - 10/12/2007 21:46

Y el arzobispo fue por primera vez condenado por la justicia de los hombres. Ni siquiera el testimonio “faltando a la verdad” de los sacerdotes de la catedral –subordinados que le deben obediencia– impidieron que Francisco Javier Martínez Fernández, prelado de Granada, deba pagar 3.650 euros de multa por un delito (pecado) de coacciones y 150 más por una falta (pecado) de injurias a otro sacerdote de su diócesis, Francisco Javier Martínez Medina. Sin embargo, el magistrado Miguel Ángel Torres, famoso por haber instruido el caso Malaya contra la corrupción, absolvió al arzobispo de los delitos (pecados) de lesiones psicológicas y contra la integridad moral. El arzobispo, que podría ir a la cárcel si no paga la multa, puede recurrir.

La histórica sentencia, del pasado 7 de diciembre, impone límites al poder de la curia eclesiástica sobre sus subordinados y deja meridianamente claro que los obispos y arzobispos, en el ejercicio de su cargo, están sometidos a las leyes de los hombres: “El Estado no puede quedar inactivo en el caso de que la normativa canónica o su aplicación por las autoridades pueda atentar contra los derechos de las personas”, escribe Torres. Y agrega: “Los poderes públicos en estos casos están obligados a actuar”.

La defensa del arzobispo alegaba la incompetencia de la justicia terrenal para resolver el caso dado que el sacerdote está sometido al poder de Martínez Fernández en el seno de la Iglesia. Torres rechaza el argumento y recuerda que los privilegios desaparecieron de España en 1.976, con el acuerdo entre el Estado y la Santa Sede. Añade, además, que “la facultad de organizarse de la Iglesia católica tiene que tener como límite el orden público y los derechos y libertades reconocidos en la Constitución”. Exactamente igual que cualquier asociación. Y para que no quede lugar a dudas de la idoneidad del juicio, remacha: “En el orden penal, aunque en el seno de la Iglesia, la situación del arzobispo y del sacerdote sea diferente, se trata sin más de dos ciudadanos iguales en derechos y obligaciones”.

Delitos y faltas

El juez Torres asume que todo el asunto entre el arzobispo y el sacerdote se resume en el afán de “desterrar” a Cajasur, caja de la Iglesia, de los asuntos relacionados con la diócesis de Granada. Martínez Fernández, obispo de Córdoba entre 1996 y 2003, cuando fue trasladado a Granada, había mantenido sonados enfrentamientos con Miguel Castillejo, entonces presidente de la entidad de ahorro cordobesa. Martínez Medina gozaba de la confianza de Antonio Cañizares, anterior arzobispo de Granada, y de Castillejo, quien le nombró consejero general de Cajasur.

Cuando el arzobispo desembarcó en Granada, el sacerdote Martínez Medina estaba al cargo de dos proyectos, ambos financiados por Cajasur, para conmemorar el V centenario de la muerte de la Reina Isabel la católica: la creación de un museo de la catedral y la edición de un libro sobre el templo. “La intención [del arzobispo] era romper toda la relación con Cajasur, malogrando los proyectos en curso”. El juez considera que así puede actuar el arzobispo en cumplimiento de su cometido eclesial. El museo lo paralizó rápido, pero el libro siguió su curso, impulsado por la caja cordobesa, a pesar de que Martínez Medina, en cumplimiento de las órdenes arzobispales se retiró.

Así, “en su afán” por bloquear el estudio, Martínez Fernández se extralimitó. “El arzobispo llama por teléfono a Martínez Medina y a gritos le dice que él es el único dueño de la catedral y que si no detiene la publicación del libro pagará sus consecuencias y que con látigo le enseñará a obedecer, acusándole de ser un mal sacerdote”, reza el fallo. Sin embargo, estas frases no provocan la falta de injurias, que proviene de una carta en la que el arzobispo acusaba en falso al sacerdote de “apropiación indebida y extorsión a la Iglesia”.

Torres entiende que el prelado cometió el delito de coacciones al suspender a su subordinado de su puesto, en lugar de echarlo sin más. “Trataba de presionar a Martínez Medina de modo que si quería volver a su cargo, tenía que impedir la publicación del libro”, escribe. El juez rechaza, sin embargo, las acusaciones de mobbing porque, aunque el sacerdote “ha sufrido un ataque a su dignidad y libertad”, la actuación del arzobispo no es “la causa de todos sus males”. En medio del caso, murió su madre.

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Otros arículos del mismo dossier

miércoles, diciembre 12, 2007

Canarias, puerta española de Europa

Canarias, puerta española de Europa

Permalink 11.12.07 @ 23:58:38. Archivado en Europa, Universidades, España, Antropología, Pro amicitia universale, Ética, Migraciones, Pro justitia et libertate

Queremos que los Canarios sepan que hemos oído su llamada urgente a España y a Europa. Por eso, una vez más hacemos eco desde Bruselas a sus mensajes, difundiéndolos por todos los medios que están a nuestro alcance, tanto aquí, en el corazón de Europa, como en España y América.

Nuestro llamamiento del 28.08.06 sigue siendo de urgente actualidad.

Rogamos a quienquiera que nos lea, universitario o universalista, que difunda estos mensajes entre todas las personas que se sienten comprometidas con las grandes causas de la humanidad. La causa presente no admite más dilaciones: se trata, a diario, de la vida o muerte de miles de personas desesperadas, que solicitan nuestra ayuda para poder sobrevivir.

Como lo recuerda el presidente Adán Martín, Canarias es la puerta de entrada a Europa para millones de personas que huyen de la miseria, la guerra, la muerte.

Si continúa la tendencia actual en la avalancha de cayucos y pateras que Canarias está soportando, acabará el año con más de 25.000 inmigrantes llegados a Europa por esta vía española de Canarias.

Ante este gravísimo problema, que se plantea cada día en toda su crudeza a todos los europeos y no solamente a los Canarios, los ciudadanos europeos deben sacudir su conciencia y actuar sin dilación como lo han hecho los Canarios, que lo han asumido hasta ahora solos con plena generosidad. Se trata de la vida o muerte de miles de personas desesperadas que solicitan nuestra ayuda.

Canarias está cumpliendo con creces el deber moral de ayuda a los inmigrantes irregulares más allá de la responsabilidad asumida por el Estado o la UE.

Los desplazamientos de población son un fenómeno mundial que continuará mientras continúen las diferencias entre el mundo rico y el pobre. Mientras no las corrijamos, estas diferencias no serán coyunturales sino estructurales.

Tengamos el valor de comparar las migraciones humanas con las migraciones animales. ¿Quién se atreve a negar a los seres humanos en peligro de muerte lo que no le negamos a los animales dos o más veces al año?

Tengamos igualmente el valor de comparar las migraciones humanas motivadas por la pobreza, el hambre, la falta de libertad o de trabajo con las migraciones humanas motivadas por la riqueza, la gula, el libertinaje o la pereza.

Como lo recuerda el presidente Adán Martín, los desplazamientos de población de los desesperados de África son sobre todo y ante todo un problema protagonizado por seres humanos que necesitan la ayuda de sus semejantes. Necesitan ayuda en origen, para que sus patrias dejen de ser un territorio del que salir huyendo. Y necesitan ayuda en destino, cuando esa huída ya se ha producido y llegan «a este lado de la valla» sin más posesión que su vida y su desesperación.

El pueblo de Canarias ha atendido -sólo en lo que llevamos de 2006- a más 18.000 inmigrantes en sus costas.

No podemos seguir perdiendo un tiempo precioso, un tiempo que representa para muchos seres humanos la diferencia entre la vida y la muerte.

Las autoridades canarias llevan años anunciando que esto podría ocurrir y que era necesario anticiparse al problema.

Son necesarias la coordinación y la colaboración entre administraciones. La acción conjunta de España y Europa, una política común que encauce un problema que es de todos, no sólo de Canarias.

Es necesario sensibilizar a los educadores, a los universitarios, a los líderes sociales y religiosos y a los medios de comunicación de los países de origen de estas migraciones sobre los riesgos que comporta un viaje a la desesperada. También hay que informarlos sobre la realidad a la que se van a enfrentar los emigrantes cuando lleguen a su destino europeo.

Es necesario concebir y practicar una política voluntarista europea de ayuda a los países de origen.

Es urgente organizar una lucha internacional euro-africana, concertada e implacable, contra las mafias que trafican con seres humanos.

Hay que concebir y practicar una política coherente europea de repatriación respetuosa pero eficaz de inmigrantes irregulares; en el caso de menores, hay que practicar la obligación legal del reagrupamiento familiar.

Hay que concebir y practicar una política justa europea de redistribución equitativa de inmigrantes en los centros de toda España y de Europa, para evitar el colapso de los que se encuentran en territorio canario.

Hay que concebir y practicar una política europea de control de fronteras aéreas y marítimas.

Es necesario regular los flujos de inmigrantes, para que haya unos cupos a los que se les pueda garantizar esa nueva vida que esperan.

Es necesario, sobre todo, ante la avalancha actual, actuar concreta y generosamente como lo están haciendo los Canarios. Y hacerlo ya, sin permitir que sigan asumiendo este reto sin precedentes los Canarios solos.

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lunes, diciembre 10, 2007

Todos venimos de África

Todos venimos de África

Permalink 10.12.07 @ 15:20:00. Archivado en Europa, Universidades, España, Sociogenética, Antropología, Pro amicitia universale, Ética, Educación, Migraciones, Pro justitia et libertate

Publiqué este artículo por la primera vez el 13.10.05. Vuelvo a publicarlo hoy, sin cambiar una sola palabra, porque desgraciadamente la actualidad de su tema se ha transformado en urgencia de enfermo terminal, olvidado hasta hoy sin cuidados intensivos en un rincón de los largos pasillos de nuestra burocracia europea.

Espero que la cumbre de Lisboa haya imaginado cambiar algo al ritmo de la terrible mutación estructural, que yo había anunciado como inminente en mi artículo de hace ya más de dos años, y que no ha cesado de agravarse desde entonces. Espero que los anteproyectos de educación, puestos de trabajo e infraestructuras, repetidos una vez más por nuestros políticos, no se queden en simples proyectos de formularios, que serán a su vez arrumbados en despachos euro-rutinarios, cuyas prioridades estratégicas son diferentes.

Me prohíbo el recordaros la cantidad de cadáveres y de decepciones que ha costado ya este olvido sistemático de África por nuestros ejecutivos europeos. Preguntádselo a mis amigos canarios y costasoleros, que son quienes viven el día a día de esta tragedia, que seguirá siendo vergonzosa mientras no la remediemos como cosa nuestra entre todos los europeos.

Espero que el recuerdo actual de África por Europa no sea de nuevo un rollito de buenos sentimientos, cuya eficacia se limite una vez más a hacernos creer que no somos olvidadizos, sino justos y buenos con nuestros ancestros africanos.

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La ciencia nos afirma que toda la humanidad viene de África. Así que no debemos sorprendernos de que la inmigración africana llame hoy a las puertas de Europa como lo hicieron, antes de que nuestra historia comenzara, nuestros propios ancestros.

La Unión Europea está descubriendo estos días, como ya lo hizo con ocasión del reforzamiento de las fronteras de Ceuta y Melilla, en octubre del 2005, que el drama que estamos contemplando, esta vez con visos de invasión en las islas Canarias, no es algo meramente circunstancial, sino que es el síntoma más llamativo de un cambio estructural.

Como era previsible, la relación entre nuestra familia africana y nosotros mismos, sus herederos europeos, no sólo debe cambiar sino que ya está cambiando estructuralmente. No es justo que en la nueva era de la globalización ya más que iniciada, ellos sigan siendo los familiares pobres, a pesar de sus ingentes riquezas en humanidad y en bienes naturales de todo tipo, mientras que nosotros, como niños consentidos de padres ricos, disfrutamos de todos los caprichos y juguetes de nuestra insolidaria riqueza.

¿Estamos en un recodo de la historia? Para mí no hay duda de ello. Los inmigrantes de hoy nos están recordando que si nuestra propia inmigración, reciente para algunos y atávica para todos, nos resultó benéfica, este beneficio debe favorecer a toda la familia, que sin lugar a dudas es euro-africana. También nos ayudan a recordar que buena parte de nuestros bienes actuales proceden de África como lo saben muy bien nuestros recientes colonizadores. También lo saben, aunque lo ocultan, los actuales neo-colonizadores de los ingentes recursos naturales africanos, ocultación que obedece a que estos bienes, cuyo valor incalculable tiene abierto el apetito de los mayores lobos globales, están hipotecados hoy por nuestros financieros más avaros.

Al releer los artículos que yo escribí en octubre, es muy importante tener en cuenta todas estas verdades, que con frecuencia nos ocultamos a nosotros mismos, unos por falta de cultura y otros por falta de sinceridad. Estas verdades pueden ser resumidas en una frase, que someto a la consideración de unos y otros: Tanto nuestro pasado más remoto como buena parte de nuestro futuro más inmediato están en África

-ओऊ-

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domingo, diciembre 09, 2007

La muerte no es el final

La muerte no es el final

Permalink 09.12.07 @ 12:00:00. Archivado en Europa, Universidades, Pragmática, Poética, España, Sociogenética, Ética, Educación, Pro justitia et libertate

Hay momentos en la vida de cada persona en que ésta se abre hacia la eternidad como si quisiera salir del estrecho margen de su tiempo y de su espacio, para abrazarse con la Causa Primera y el Fin Último de su existencia.

En estos momentos los miembros de la Guardia Civil cantan el himno La muerte no es el final. Homenaje a los que dieron su vida por España, este himno también es coreado por los Guardias Civiles en actos militares y en la Jura de Bandera de los recién incorporados al Cuerpo, que juran lealtad y fidelidad a la Bandera e Institución.

He aquí el texto de este himno de la fe esperanzada, que nos hizo llorar ayer y siete días antes, cuando lo oímos interpretar por los jóvenes estudiantes del Colegio de Guardias Jóvenes "Duque de Ahumada", prestigiosa Academia general de la Guardia Civil (1), durante los funerales de Raúl Centeno Pallón y de Fernando Trapero Blázquez, víctimas inocentes tanto de la inaceptable barbarie de ETA como de la insensata ceguera política de sus colaboradores y partidarios.

-oOo-

Cuando la pena, nos alcanza,
del compañero perdido,
cuando el adiós dolorido,
busca en la fe su esperanza.
En tu palabra confiamos,
con la certeza, que Tú.
¡Ya le has devuelto a la vida!
Ya le has llevado a la luz.
¡Ya le has devuelto a la vida!
Ya le has llevado a la luz.

-oOo-

(1) Centro en el que se imparte la enseñanza de formación que faculta para la incorporación a la Escala de Cabos y Guardias.

Carretera de Andalucía km.252
8340- VALDEMORO
(Madrid)
Tlf.- 91 809 94 00
N° de alumnos.-252

Armas de fuego en El Quijote

Armas de fuego en El Quijote

Permalink 08.12.07 @ 23:58:06. Archivado en Europa, El Quijote, España, Sociogenética, Pro pace, Ética, Educación, Pro justitia et libertate

La Amistad Europea Universitaria está con El Tiemplo por la paz, la libertad y la derrota de ETA.

Ofrecemos esta reflexión a quienes piensan como nosotros que el terrorismo es incompatible con el honor personal y con el amor de su pueblo, porque los terroristas prefieren el malvivir destruyendo al bienvivir conviviendo, y el hacer morir o el no dejar vivir al pervivir sirviendo y defendiendo a la humanidad como la mejor manera de vivir y morir heroicamente por su propio pueblo.

-oOo-

La condena de la artillería (1) es constante en la literatura épica y moralista de nuestra edad de Oro; su expresión más incisiva y acabada quizá se encuentre, a mediados del siglo XVII, bajo la pluma del jesuita Baltasar Gracián (1601-†1658), autor de El Criticón, 1651-1657, de cuya sátira nada ni nadie se librará (Blecua).

Para comprender la actitud de don Quijote con respecto a la artillería, hay que prestar atención a la mala fama que tenían entre la gente de honor, en la época de Cervantes, las armas de fuego, contra las que nada valía el denuedo personal del caballero (antes Petrarca, 1304-†1374, y Ariosto, 1474- †1533, que puede ser la fuente inmediata de Cervantes, Orlando furioso, IX, 91, y XI, 23 ss. o, para ambos escritores, los diálogos del Arte della guerra de Maquiavelo.; después Quevedo, 1580-†1645)

Esta mala fama es tal, y en particular con respecto al arcabuz, que el lexicógrafo Covarrubias declara:

«Arma forjada en el infierno, inventada por el demonio… », Cov. 139.a.23 y 140.a.39.

Esta misma actitud aparece en el concierto de Diego Pérez con un cosario francés, su enemigo, tal cual El Inca Garcilaso la explica:

«Y para adelante, pusieron treguas sobre sus palabras, que no se ofendiessen ni fuessen enemigos de noche sino de día, ni se tirasen con artillería, diziendo que la pelea de manos con espadas y lanças era más de valientes que las de las armas arrojadizas, porque las ballestas y arcabuzes de suyo davan testimonio aver sido invenciones de ánimos cobardes o necessitados, y que el no ofenderse con la artillería, demás de la gentileza de pelear y vencer a fuerça de braços y con propria virtud, aprovecharía para que el vencedor llevasse la nao y la presa que ganasse, de manera que le fuesse de provecho sana y no rota. Las treguas se guardaron inviolablemente, mas no se pudo saber de cierto qué intención huviessen tenido para no ofenderse con la artillería, si no fue el temor de perecer ambos sin provecho de alguno dellos.», La Florida, p. 127.

He aquí el texto fundamental de don Quijote sobre la artillería:

«Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería, a cuyo inventor tengo para mí que en el infierno se le está dando el premio de su diabólica invención, con la cual dio causa que un infame y cobarde brazo quite la vida a un valeroso caballero, y que, sin saber cómo o por dónde, en la mitad del coraje y brío que enciende y anima a los valientes pechos, llega una desmandada bala, disparada de quien quizá huyó y se espantó del resplandor que hizo el fuego al disparar de la maldita máquina, y corta y acaba en un instante los pensamientos y vida de quien la merecía gozar luengos siglos.», I.38.2.

Es lógico que, en consonancia con esta actitud, don Quijote sienta temor por su vida ante los artilleros del pueblo del rebuzno y sus armas de fuego:

«viendo que … le amenazaban mil encaradas ballestas y no menos cantidad de arcabuces, volvió las riendas a Rocinante, y a todo lo que su galope pudo, se salió de entre ellos, encomendándose de todo corazón a Dios, que de aquel peligro le librase, temiendo a cada paso no le entrase alguna bala por las espaldas y le saliese al pecho, y a cada punto recogía el aliento, por ver si le faltaba.», II.27.19.

«La huida ante las armas de fuego (única amenaza ante la cual un caballero podía retroceder sin deshonra) no era considerada en la época como signo de cobardía», Ignacio Arellano, en Rico 1998 b, p. 159. ® arcabuz.

|| la artillería gruesa: En su fonografía (descripción sonora) del puerto de Barcelona, el narrador se sirve de la aliteración consonántica para evocar el horror que le inspira la artillería gruesa («las piezas gruesas cañones », Cov.), la más traidoramente mortífera:

«la artillería gruesa con espantoso estruendo rompía los vientos, a quien respondían los cañones de crujía de las galeras. », II.61.3.

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(1) artillería (doc. ±1430, del fr. artillerie del fr. ant. artillier 'preparar' del lat. vulg. *apticulare del lat. aptare 'adaptar') f. 'arte de construir y emplear máquinas y municiones de guerra'; por metonimia: 'conjunto de estas armas'

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Fuente: Este artículo forma parte de: Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005-2006. Publicación precedente por la AEU: el 10.03.06.