martes, abril 23, 2013

Visión cervantina de la conversión y muerte de don Quijote como aventuras



El aniversario del fallecimiento de Cervantes, que conmemoramos hoy, me parece la ocasión más adecuada para recordar el mensaje humanista supremo que ha intentado comunicarnos con la más ejemplar de sus novelas, que es El Quijote.
Imagen: Ver al final de este artículo el texto de El Quijote que inspiró a Gustave Doré la imagen con que ilustra la muerte de don Quijote.
La conversión y muerte de Don Quijote no es como algunos críticos lo creen, una peripecia consabida, mediante la cual el autor termina su novela empleando una receta narrativa fácil.
Los menos dotados para ver en el corazón del ser humano, al afrontar las grandes verdades de la vida, la han tratado torpemente de argucia diegética cervantina.
Nos encontramos más bien ante una formidable alegoría, aplicable a toda persona que haya vivido intensamente una vocación, como lo es por antonomasia la religiosa.
Cabe decir que entre las aventuras de don Quijote, su conversión y muerte es la más verdadera, la más auténticamente suya, por serlo de Alonso Quijano el Bueno, que es, ha sido y será siempre, a sus propios ojos y a los de sus vecinos, un hidalgo que en ningún momento se ha retirado del fondo ético de la conciencia de Don Quijote de la Mancha, como el sujeto agente más profundo de la bondad de sus caballerías.
En el Quijote encontramos tres tipos de aventuras: las provocadas por don Quijote, las provocadas por sus paisanos y las provocadas por los extranjeros.
La exaltada imaginación de don Quijote tiene la virtud incoercible de crear aventuras donde no las hay, por ser víctima de su deseo exacerbado de protagonismo aventurero. Su historia es la de un hidalgo manchego pobre, llamado Alonso Quijano, que se transforma en el caballero don Quijote de la Mancha, al ser un lector que se ha tomado al pie de la letra sus lecturas de los libros de caballerías.
Mientras que sus paisanos inventan artificios para hacerle volver a su aldea, donde piensan que se ha de curar de su locura (invención), los extranjeros lo engañan, para hacerle permanecer fuera, lo más lejos posible de su aldea, donde piensan que ha de continuar haciendo locuras que les diviertan (burla).
Sus paisanos no lo engañan, porque incluso cuando aparecen como antagonistas de don Quijote, por serlo de su locura, no lo son de Alonso Quijano el Bueno. Los extranjeros sí lo engañan, porque apareciendo como aliados de don Quijote, son antagonistas de Alonso Quijano el Bueno, cuya existencia como hombre de bien ignoran. Sus paisanos quieren que se cure de su locura, porque lo estiman como persona buena, ya que «fué siempre de apacible condición y de agradable trato, y por esto no sólo era bien querido de los de su casa, sino de todos cuantos le conocían», II.74.17, mientras que los extranjeros quieren que siga loco para poder divertirse burlándose de él.
La genialidad de la novela consiste en mostrar que el propio protagonista puede escapar a los antagonismos de que es objeto, superando su locura aventurera mediante la conversión. Ésta le permite volver a su lugar y a su sentido común, devolviéndole el protagonismo de su propia vida, protagonismo que le hace capaz de dar sentido a la aventura suprema de su propia muerte. Del protagonismo efímero del heroe temido por loco, vuelve al protagonismo eterno del hombre querido por bueno.
◊ No se trata, como algunos críticos lo creen, de una peripecia consabida, mediante la cual el autor termina su novela empleando una receta narrativa fácil. Nos encontramos ante una formidable alegoría aplicable a toda persona que haya vivido intensamente una vocación, como lo es por antonomasia la religiosa. ◊
Don Quijote, cuya libertad se resiente hasta lo indecible en el castillo de los duques, sufre en su vocación una crisis semejante a la que sufre el religioso que se da cuenta de que su vida, puesta en manos de sus superiores, no está siendo sacrificada a la transcendencia, sino a la más vulgar inmanencia del caciquismo, del nepotismo o del clericalismo materialista, con sus apetitos insaciables de poder, de comodidad y de lucro, más bien que al servicio del reino de Dios sobre la tierra. Así que resuelve volver ya sin rodeos a su aldea, no sólo porque lo ha prometido al Caballero de los Espejos, sino para pensarse bien lo de la Caballería Andante, para pensárselo como Alonso Quijano el Bueno que es, que ha sido y que será siempre a los ojos de sus vecinos, un Alonso Quijano el Bueno que en ningún momento se ha retirado del fondo ético de la conciencia de Don Quijote de la Mancha, como el sujeto agente más profundo de la bondad de sus caballerías, de lo que desde entonces se ha dado en llamar el idealismo quijotesco.
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Sinopsis de las aventuras de don Quijote
En esta sinopsis presentamos todas las aventuras siguiendo el orden de su aparición en la novela. Para poner de relieve las provocadas por los paisanos de don Quijote, las señalamos cada vez con el título Acción de los paisanos de Don Quijote. En la referencias a nuestra edición, El Quijote para citarlo, indicamos tres datos: el libro, el capítulo y el primer párrafo de cada aventura.
Las aventuras
1. Provocadas por Don Quijote
1.1. Primera salida:
Aventura de los arrieros, I.3.9.
Aventura del muchacho Andrés, I.4.2.
Aventura de los mercaderes de Toledo, I.4.33.
1.2. Segunda salida
Aventura de los molinos de viento, I.8.1.
Aventura de los frailes de San Benito y del Vizcaíno, I.9.27.
Aventura de los yangüeses, I.15.1.
Aventura nocturna con Maritornes, I.16.17
Burla del manteamiento de Sancho, I.17.48.
Aventura de los rebaños, I.18.9.
Aventura de los encamisados o del cuerpo muerto, I.19.6.
Aventura de los batanes, I.20.1.
Aventura del yelmo de Mambrino, I.21.1.
Aventura de los Galeotes, I.22.1.
Aventura del loco de Sierra Morena, I.22.39-I.23.21.
Acción de los paisanos de Don Quijote I:
Aventura de la princesa Micomicona, I.29.10-I.47.26.
Aventura de los cueros de vino, I.35.4.
Burla de la mano atada por Maritornes, I.43.26-I.44.3.
Aventura de los cuadrilleros, I.45.33
Acción de los paisanos de Don Quijote II:
Don Quijote encantado es enjaulado y llevado a su aldea, I.46.30-I.52.
Aventura de los disciplinantes, I.52.9.
1.3. Tercera salida:
Aventura de la carreta de la Muerte, II.11.9.
Acción de los paisanos de Don Quijote III:
Aventura del Caballero del Bosque o de los espejos, II.12.18-II.15 .10.
Burla de los requesones, II.17.1.
Aventura de los leones, II.17.13.
Aventura de la Cueva de Montesinos, II.22.14.
Historia del pueblo del rebuzno, II.25.1.
Aventura del mono adivino: II.25.6.
Aventura del titerero o del Retablo de Maese Pedro, II.26.45.
Aventura del rebuzno, II.28.6.
Aventura del barco encantado, II.29.1.
2. Provocadas por los extranjeros, burladores de Don Quijote
Aventura de la Dueña dolorida, o Trifaldi, II.36.1-II.41.76.
Aventura de Clavileño, II.41.1.
Aventura del gateado, II.46.25
Aventura nocturna con doña Rodríguez, II.48.1.
Aventura de la segunda dueña Dolorida (doña Rodríguez), II.52.2.
Aventura alegórica de los caballeros aventureros cristianos: II.58.4
Aventura de la Arcadia fingida, II.58.30.
Aventura de los toros o de los lanceros vaqueros, II.58.51
Aventura de los bandoleros ahorcados, II.60.15.
Aventura del bandolero Roque Guinart, II.60.18.
Aventura de la cabeza encantada, II.62.9.
Aventura de la hermosa morisca, II.63.11.
Acción de los paisanos de Don Quijote IV:
Aventura del Caballero de la Blanca Luna, II.64.8.
La cerdosa aventura, II.68.8.
Burla de la resurrección de Altisidora, II.69.1.
Altisidora en el aposento de don Quijote, II.70.13.
® Viajes de don Quijote
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Texto de El Quijote que inspiró a Gustave Doré esta imagen:
Capítulo Setenta y cuatro y último. De cómo don Quijote cayo malo, y del testamento que hizo, y su muerte.
Testamento y muerte de don Quijote.
25. Cerró con esto el testamento, y tomándole un desmayo, se tendió de largo a largo en la cama. Alborotáronse todos, y acudieron a su remedio, y en tres días que vivió después deste donde hizo el testamento, se desmayaba muy a menudo. Andaba la casa alborotada; pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama, y se regocijaba Sancho Panza; que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto.
26. En fin, llegó el último de don Quijote, después de recebidos todos los sacramentos y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió.
El Q. II.74.25-26.
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Fuentes:
1) Salvador García Bardón, Taller cervantino del 'Quijote', Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, apareció en 2005.
2) Salvador García Bardón, El Quijote para citarlo, Skynet, Bruselas, 2005.
4) Salvador García Bardón, El Quijote de G.Doré íntegro-Slideshow

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viernes, abril 05, 2013

François Xavier, l'aventurier de Dieu



 

François est né au château de Javier le 7 avril 1506. Demain nous célébrerons le 507ème anniversaire de sa naissance. L'excellent roman historique de Pedro-Miguel Lamet fut, en 2006, le meilleur hommage que la littérature a rendu à cet attachant "aventurier de Dieu", à l'occasion du cinquième centenaire de sa naissance.
Si le nom de famille de François s'est affirmé avec le temps comme un des prénoms préférés des parents au moment de baptiser leurs fils, y compris pour ma femme et moi-même, c'est parce qu'ils souhaitent que les qualités de François Xavier inspirent l'aventure inédite de la vie de leurs enfants.
La rigueur historique des "biographies" de Pedro-Miguel Lamet adopte souvent le genre littéraire du roman, pour faire place, dans ses "nouvelles historiques", non seulement au vrai, vérifiable par les documents, mais aussi au vraisemblable, c'est-à-dire à tout ce qui inspire les actions de la personne biographiée depuis le secret de sa conscience et que l'historien induit en s'appuyant sur sa propre sagesse humaniste, qui, pour ce qui concerne Pedro-Miguel Lamet, est emblématique.
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"L'aventurier de Dieu, François Xavier"
Roman historique de Pedro-Miguel Lamet,
La esfera de los libros, 2006 et Kindle, 2012.
Un juif converti qui fuit l'Inquisition rencontre à Lisbonne un jeune intrépide appelé François Xavier. Grâce à ce personnage, nous connaîtrons les voyages et expéditions presque surhumains du saint, qui sera appelé "le géant de l'histoire des missions".
Le protagoniste de cette histoire est né en 1506 au château de Javier, en Navarre, alors indépendante de la Castille. Ses frères luttèrent pour la prise de Pamplona (Pampelune), défendue par Ignace de Loyola, qui plus tard convaincra François de rejoindre la jeune Compagnie de Jésus.
Cette rencontre transforme sa vie. Il s'embarque dans une des nefs qui faisaient alors la Route des Epices et il entreprend son grand rêve : propager la foi chrétienne dans les terres inconnues de l'Inde, de l'Indonésie et du Japon. Il devient ainsi un véritable "aventurier de Dieu" qui finit par mourir seul, aux portes de la Chine, à quarante-six ans.
Les voyages et exploits de François Xavier paraissent inconcevables aujourd'hui : il passa un jour sur trois de sa vie sur un navire. Il disait : "Si je ne trouve pas de bateau, j'irai à la nage". Au milieu de tempêtes, de pirates, de capitaines corrompus, de climats infects et de mille autres difficultés et privations, il poursuivit fermement son idéal. Ses lettres devinrent des chroniques de première main qui se lisaient avec intérêt dans toute l'Europe.
Ce roman raconte, cinq cents ans après sa naissance, l'aventure spirituelle et humaine d'un homme extraordinaire. Un récit dans lequel ne manquent ni les courageux pêcheurs de perles du sud de l'Inde, ni les érudits moines zen du mystérieux Japon, ni les misères et ambitions de commerçants, soldats et gouverneurs…
Il recrée le monde complexe du XVIème siècle : la vie quotidienne, la politique, le commerce, la navigation et la rencontre interculturelle et religieuse de l'Europe avec ces terres inconnues.
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12:34 Écrit par SaGa Bardon dans Actualidad 

jueves, abril 04, 2013

Francisco de Javier, el aventurero de Dios



 

Francisco nació en el castillo de Javier el 7 de abril de 1506. Dentro de tres días celebraremos su 507 aniversario. La excelente novela histórica de Pedro-Miguel Lamet fue en 2006 el mejor homenaje que rindió la literatura a este entrañable «aventurero de Dios» con ocasión del quinto centenario de su nacimiento.
Si el apellido de Francisco se ha convertido con el tiempo en uno de los nombres más preferidos por los padres al bautizar a nuestros hijos, incluidos mi mujer y yo mismo, es porque deseamos que las virtudes de Francisco de Javier inspiren la aventura inédita de sus propias vidas.
El rigor histórico de las “biografías” de Pedro-Miguel Lamet adopta en más de una ocasión el género novelesco, para dar lugar en sus “novelas históricas” no solamente a lo verdadero, verificable documentalmente, sino también a lo verosímil, que es todo lo que desde el secreto de la conciencia del biografiado inspira sus acciones y que el historiador induce valiéndose de su propia sabiduría humanista, que en el caso de Pedro-Miguel Lamet es emblemática.
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“El aventurero de Dios. Francisco de Javier”, Novela histórica de Pedro Miguel Lamet, La esfera de los libros, 2006, & Kindle, 2012 :

Un judío converso que huye de la Inquisición se encuentra en Lisboa con un intrépido joven llamado Francisco de Javier. Gracias a este personaje conoceremos los viajes y travesías casi sobrehumanas del santo que será llamado «el gigante de la historia de las misiones».

El protagonista de esta historia nació en 1506 en el castillo de Javier, en Navarra, entonces independiente de Castilla. Sus hermanos lucharon en la toma de Pamplona, defendida por Ignacio de Loyola, quien más tarde convencerá a Francisco para que se sume a la naciente Compañía de Jesús.

Ese encuentro transforma su vida. Se embarca en una de las naos que entonces hacían la Ruta de las Especias y emprende su gran sueño: propagar la fe cristiana por las ignotas tierras de la India, Indonesia y el Japón. Se transforma así en un verdadero «aventurero de Dios» que termina muriendo en soledad a las puertas de China, con cuarenta y seis años de edad.

Los viajes y hazañas de Francisco de Javier parecen inconcebibles hoy: uno de cada tres días de su vida lo pasó navegando. Solía decir: «Si no encuentro una barca, iré nadando». En medio de tempestades, piratas, capitanes corruptos, climas infectos y otras mil dificultades y privaciones, se mantuvo firme en su ideal. Sus cartas se convirtieron en crónicas de primera mano que se leían con avidez por toda Europa.

Esta novela recoge, quinientos años después de su nacimiento, la aventura espiritual y humana de un hombre extraordinario. Un relato en el que no faltan valientes pescadores de perlas del sur de la India, eruditos monjes zen del misterioso Japón, las miserias y ambiciones de comerciantes, soldados y gobernadores...

Sus páginas recrean el complejo mundo del siglo XVI: la vida cotidiana, la política, el comercio, la navegación y el encuentro intercultural y religioso de Europa con aquellas tierras desconocidas.

04.04.13 | 13:17. Archivado en EuropaLas AméricasEspañaSociogenéticaReligionesÁfricaAsiaOceanía,EcumenismoJesuitas
22:35 Écrit par SaGa Bardon dans ActualidadReligiones