El terremoto no es la causa del multisecular drama haitiano, aunque sí la ocasión ineludible de la brusca escenificación actual de este drama como tragedia.
La auténtica causa del multisecular drama haitiano es la pobreza inmemorial del pueblo haitiano, cuya eficacia dramática acumulada ha convertido la tragedia natural del terremoto en un drama trágico de dimensiones planetarias.
La causa invariablemente cleptómana de esta pobreza acumulada es sucesivamente: protocolonial y protoesclavista española; hiperbólicamente esclavista, ecológicamente depredadora, colonial y postcolonial francesa; monárquica y republicana autóctona, al mismo tiempo iconoclasta y plagiaria de la colonial francesa; neocolonial estadounidense y dictatorial mulata de autocolonización neoesclavizadora.
Este drama no se limita a Haití, sino que se sirve de Haití como emblema del drama planetario que representa la relación histórica totalmente injusta entre las sociedades desarrolladas del modelo occidental, compulsivamente cleptómanas, y las sociedades subdesarrolladas del tercer mundo negroafricano y amerindio, víctimas habituales del saqueo inmisericorde por las autodenominadas sociedades desarrolladas del modelo occidental.
La causa de la multisecular pobreza haitiana como del tercer mundo hay que buscarla en sus orígenes sociogenéticos tanto recientes como más remotos.
El seísmo haitiano ha obligado a sicoanalizarse a quienes todavía se preocupan de los problemas de conciencia de este mundo mercantilista globalizado esquizofrénico en que vivimos:
Su mala conciencia aparece a la luz del autoanálisis crítico como la hija adulterina del error colectivo más antiguo de occidente, repetido por sus imitadores orientales y por los falsos liberadores autóctonos de los países del tercer mundo seudoindependizados. Este error colectivo consiste en profesar el materialismo so capa de espiritualismo, que resulta así adulterado y propagador de esquizofrenia colectiva.
Este mundo globalizado sabe ya, tras tomar conciencia de su historia colonialista, que él es sociogenéticamente el culpable principal de esta catástrofe, por haber explotado y después abandonado e incluso por explotar ahora para después abandonar tanto a Haití como a sus ancestros africanos y amerindios. Lo mismo hace con el cuarto mundo, que por el momento tirita de frío y de hambre en sus propias calles metropolitanas.
El colonialismo de siempre es ejercido ahora como neocolonialismo por los especuladores financieros y políticos de todo el mundo, disfrazados de filántropos.
Demasiados medios de comunicación prostituidos, que el neocolonialismo ha engendrado para servirle de sostén en su mascarada filantrópica, ponen a su servicio la técnica tradicional del colonialismo, ahora informatizada,
Una vez más, si no lo evitamos quienes disponemos de los medios informáticos para hacer oposición, se tratará de primero explotar, para luego abandonar, cuando la finanza o su hipócrita relato dejen de interesar al mundo esquizofrénico en el que vivimos los occidentales y los innumerables imitadores de nuestro esquizofrénico modelo colonial.
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