viernes, mayo 16, 2008

Cerebros políglotas 2/2

Cerebros políglotas 2/2

Permalink 16.05.08 @ 17:55:00. Archivado en Las Américas, Universidades, El Quijote, Semántica, Pragmática, Morfosintaxis, Poética, Epistemología, Didáctica, Educación, Ciencias biomédicas

Si Avellaneda no hubiera plagiado el primer volumen del Quijote es muy probable que los lectores de Cervantes no hubiéramos disfrutado de la formidable apología de la verdad literaria que anima con su fuego volcánico el segundo volumen de esta obra, escrito diez años después que el primero. Mis lectores conocen mi argumentación sobre este tema.

También conocen mi admiración por Cervantes como gran maestro de nuestra lengua común de castellanohablantes, que va mucho más allá, en profundidad, del ámbito particularmente visible de la diegética o arte de la arquitectura narrativa, abarcando la morfosintaxis, la semántica, la poética y la pragmática.

Si evoco aquí estos recuerdos de mi trabajo sobre la obra cervantina por antonomasia, espoleada por un plagio, es porque esta mañana he recibido una invitación para que colabore activamente con el proyecto "Bebé políglota" colombiano. Mi sorpresa ha sido morrocotuda cuando, al hacer mis primeras verificaciones sobre este proyecto, constaté que sus responsables ya habían publicado, sin consultarme ni mencionarme, un plagio literal y completo de un artículo mío del 04.02.06, que les sirve de Editorial. Esta es mi primera razón para reeditar aquí este artículo mío.

La segunda razón es mi deseo de apoyar con todas mis fuerzas el artículo que ha publicado esta misma mañana mi colega Albert BRANCHADELL, profesor de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universitat Autònoma de Barcelona: Una política lingüística de Estado Esta legislatura tal vez sea propicia para pacificar el debate lingüístico. La defensa de todas las lenguas españolas es uno de los temas de Estado sobre los cuales el PSOE y el PP pueden alcanzar un pacto, El País, 16/05/2008.

La tercera razón, implicada en la precedente, es mi deseo de abrirle los ojos a nuestros compatriotas vascos, para que comprendan que su problema lingüístico y cultural no debe seguir obnubilando a los nacionalistas hasta el punto de hacerles creer que es posible educar a sus hijos para un mundo inexistente. Imagino que las víctimas de estos hijos maleducados, víctimas que deploro amargamente, no encuentran otra manera de frenar su deseo de justicia personal, poniéndola en las manos de la justicia del estado, que recordando la frase de Jesús: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen".

La cuarta razón es mi Amistad por los Chinos, de cuya reciprocidad tengo constantes pruebas en mi reciente portal MySpace. Aprovecho esta ocasión para expresarles desde aquí mi más sentido pésame por las víctimas de los recientes terremotos.

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Cerebros políglotas

El poliglotismo es bueno para el cerebro. En otras palabras: el cerebro disfruta de mejor salud con el poliglotismo que con el unilingüismo. No solamente porque la persona políglota piensa y comunica mejor con más personas, sino porque preserva de la muerte multitud de neuronas que, conectadas entre sí por millones de sinapsis, aseguran un funcionamiento intelectualmente superior del cerebro y al mismo tiempo menos costoso en esfuerzo.

Hoy podemos decir sin exceso de optimismo que el poliglotismo no solamente contribuye a la salud cerebral de la persona políglota, sino que libera energías para otras actividades cognitivas como, por ejemplo, para la música, para el deporte o para el cálculo mental.

Si se compara la actividad cerebral de niños unilingües y bilingües aparecen diferencias sumamente elocuentes. Hoy sabemos empíricamente que la competencia lingüística del niño bilingüe, y a fortiori del políglota, se acompaña de una mayor competencia general que la del monolingüe para efectuar otras tareas cognitivas.

La prueba la ha aportado recientemente la resonancia magnética nuclear, puesta al servicio de la imaginería neurolingüística. Mediante esta técnica se visualiza de forma continua la actividad cerebral. Esta visualización permite ver la incidencia en diferentes partes del cerebro de la elocución, de la lectura, de la audición, de la música, del cálculo, etc.

Ahora bien si se somete a niños monolingües y bilingües a la tarea de resolver los mismos problemas lingüísticos, se observa que los cerebros de los niños monolingües deben realizar mayores esfuerzos, ocupando más área cerebral, que los cerebros de los niños bilingües. El experimentador neuro-lingüista constata que si a la tarea lingüística se añade otra tarea cognitiva, los niños bilingües disponen de mayor energía, pericia y tiempo para resolverlos que los monolingües.

Consecuencia pedagógica: si los padres desean que sus hijos sean personas bilingües o políglotas, mientras antes comiencen la enseñanza paralela de dos o más lenguas mejor, por la simple razón que tanto la capacidad auditiva como la riqueza neuronal de los bebés y de los niños son superiores a las de los adolescentes y a las de los adultos. Nos referimos evidentemente a personas que no sufren ni de insuficiencias congénitas ni de enfermedades degenerativas.

Hasta hace poco se pensaba que en las familias bilingües era preferible favorecer una lengua, fatalmente en detrimento de la otra, para evitar que los niños fueran víctimas de retraso verbal en la lengua principal del país donde la familia habita. Hoy se piensa que esta política ha tenido como efecto el que los niños educados en este sistema son peores bilingües que los que beneficiaron del paralelismo de las dos lenguas.

No olvidemos, para no caer de nuevo en este error, cuyo clasismo lingüístico es innegable, que el grado extremo del unilingüismo es lo que ya lo griegos llamaban la idiotez, cuyo síntoma más grave es que la persona no logra comunicar con nadie.

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