Inconformismo judío
27.04.07 @ 16:00:00. Archivado en Sociogenética, Ética, Religiones, Pro justitia et libertate
En la Gran Sinagoga de Roma, al pronunciar intencionadamente mi segundo apellido separando las dos sílabas, la venerable señora que me recibió maternalmente como visitante, en el verano de 1972, me tomó por alguien de la familia. Para ella yo era un "hijo de Don". Además llevaba el nombre de un santo arzobispo alemán, que en el siglo once (982-1053) protegió a los judíos en la ciudad de Maguncia, razón por la cual más de un judío italiano da este nombre a alguno de sus hijos.
Confieso que ambas explicaciones no solamente coincidían con datos que yo conocía desde hacía ya muchos años, sino que cada vez que los recuerdo o me los recuerdan me llenan de satisfacción. Al igual que a San Ignacio, el fundador de los jesuitas, me hubiera gustado nacer judío, porque así hubiera pertenecido a la familia de Jesús y heredado como él de la fe de su pueblo el inconfundible inconformismo judío, que hace de este pequeño pueblo de creyentes en un solo Dios y enemigos acérrimos de toda idolatría un pueblo redentor para el mundo entero.
A quien dude del inconformismo de Jesús o se escandalice del mío, modesta imitación del suyo, le recomiendo que lea los evangelios. Si el que alimenta esta duda es un clérigo, me permito advertirle que su formación teológica deja mucho que desear. Si además practica el clericalismo, como le sucede ahora a demasiados clérigos tanto en la Polonia de los gemelos integristas Kaczynski como en la España de los nostálgicos del nacional-catolicismo, le recuerdo la valiente actitud de Jesús contra el clericalismo de su tiempo, que le valió el ser acusado por las autoridades del Templo de prohibir el pago de los impuestos al César y de reclamarse rey de los judíos (Luc 23:1-2), siendo puesto por estas mismas autoridades en manos del gobernador romano, que lo condenó a morir en la cruz.
Quien ahora sufre persecución por su inconformismo judío es Bronislaw Geremek, cuyo mandato de parlamentario europeo es puesto en entredicho por el actual gobierno integrista polaco. He aquí, resumida por José COMAS, la historia ejemplar de este hijo de un rabino judío
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Un historiador comprometido.
Geremek, hijo de un rabino judío, siguió una carrera política en Solidaridad
por José COMAS - Berlín - 27/04/2007
El historiador Bronislaw Geremek era en los años de la dictadura comunista un contacto casi obligado para los enviados especiales que viajaban a Polonia. Brillante analista y certero en sus diagnósticos, Geremek acudía modesto a las citas en cafés de Varsovia, donde con paciencia exponía sus ideas al periodista ignorante que trataba de desentrañar la complicada realidad polaca en vísperas del estallido que dio origen al sindicato independiente Solidaridad. Años después se invirtieron los papeles y era el periodista el que acudía a un lujoso hotel de Madrid a entrevistar al ministro de Exteriores de Polonia en su condición de presidente de turno de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa. De por medio, el derrumbe del comunismo y el fin del orden establecido en Europa por la conferencia de Yalta.
Geremek nació en Varsovia en 1932, hijo de un rabino judío. Con siete años, los invasores alemanes les internaron a él y a sus padres en el gueto de la capital polaca, de donde un día sacaron al padre para llevarlo al viaje sin retorno que conducía al campo de exterminio de Auschwitz. El joven, que fue testigo de los sufrimientos de los judíos, se salvó cuando, junto con su madre, un polaco los sacó en 1943 antes de la sublevación del gueto, ferozmente reprimida por las fuerzas ocupantes. Sobrevivió a la persecución nazi en una aldea polaca y su salvador representó el papel de padre el resto de su vida.
De regreso a Varsovia, en 1950, con 18 años, Geremek ingresó en el Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), en el que militó hasta 1968, y lo abandonó tras las persecuciones antisemitas y la invasión de Checoslovaquia por las fuerzas del Pacto de Varsovia. Mientras tanto, ya había estudiado historia y especializado en la Edad Media, viajado a Francia, donde trabajó en la Sorbona. Vio quebrada su carrera académica en Polonia, el nombramiento para una cátedra, como castigo por su salida del partido comunista.
Al regreso de una estancia de estudios en Estados Unidos en 1978 se sumó al Comité de Protección de los Obreros (KOR), donde coincidió con otras dos figuras de la oposición polaca con similares antecedentes de judíos y comunistas, Jacek Kuron y Adam Michnik.
Cuando estalló la huelga del Báltico todos ellos se sumaron al equipo de asesores de Lech Walesa y de Solidaridad. Como consecuencia de ello, con la declaración de ley marcial el 13 de diciembre de 1981 el régimen internó a Geremek durante un año. En 1983 lo detuvieron de nuevo y las autoridades le sugirieron que abandonase Polonia, posibilidad que se negó a aceptar. En 1985 le expulsaron de su cargo docente en la universidad.
Tras la caída del comunismo siguió una carrera política que le llevó a altos cargos. Lech Walesa quiso encargarle la formación de Gobierno, pero el plan fracasó en parte por prejuicios antisemitas que ya se habían manifestado en forma vergonzante en los días de asesor del sindicato. Estos prejuicios eran del todo injustificados, porque no lo educaron en la religión, historia o cultura judías.
Con su negativa a someterse a la lustración o caza de brujas que pretenden imponer los Kaczynski, Geremek no hace sino mantener la coherencia intelectual que ha caracterizado toda su vida.
Información complementaria: BRONISLAW GEREMEK - Eurodiputado liberal polaco, ENTREVISTADO por ANA CARBAJOSA:
"Polonia se mueve en un universo que recuerda al de George Orwell"
"En mi país se está poniendo en peligro el funcionamiento de las instituciones"
"Varsovia utiliza el conflicto y la división de la sociedad como forma de gobierno"
Ha sido el eurodiputado liberal polaco Bronislaw Geremek el encargado de levantar la espita de la olla de presión polaca, al boicotear la ley con la que Varsovia pretende que en los centros de poder político e intelectual del país no quede ni rastro del pasado comunista. Con este fin, el Gobierno conservador de los gemelos Kaczynski ha puesto en pie una ley que obliga a políticos, periodistas y académicos a dejar por escrito que no fueron informantes del régimen comunista. Geremek (Varsovia, 1932), ex ministro de Exteriores y antiguo activista de Solidaridad, el sindicato que contribuyó a la caída del régimen hace 17 años, se ha negado a firmar la declaración.
Su boicoteo le puede costar el puesto de eurodiputado, pero según explicó ayer en una entrevista telefónica con este diario {El País}, Geremek pretende que su acción propicie "la movilización de la opinión pública" contra "una ley antidemocrática que vulnera los derechos de los ciudadanos, la libertad de expresión de los medios de comunicación y la de cátedra". Y dice que ha decidido dar un paso adelante, porque "hace un tiempo que en Polonia se está poniendo en peligro el funcionamiento de las instituciones democráticas..."
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