Salvador García Bardón*
Recordatorio para eurofuncionarios y euro-universitarios
Ni las instituciones de la Unión Europea ni el nuevo sistema universitario de Bolonia pueden permitirse el repetir o refrendar el gravísimo error simbólico cometido por la sala de prensa de la Comisión europea, hace apenas dos semanas, al tratar el español como una lengua minoritaria.
Si en este recordatorio me refiero no solamente a las instituciones de la Unión Europea, sino también al nuevo sistema universitario de Bolonia, es porque soy testigo de que el error cometido por la sala de prensa tiene sus raíces en la miopía con que tratan el español algunas de las más importantes universidades europeas. En ambos casos una visión estrechamente mercantil, filosóficamente conocida como americanismo desde comienzos del siglo XX, hace que se ofrezca al inglés una posición de privilegio que contradice de forma flagrante la prioridad que da nuestra Constitución europea a la diversidad cultural y lingüística.
En el momento de grave tensión internacional que vivimos, por la opción belicista de los más altos responsables políticos angloparlantes, el error cometido toma el rango de síntoma premonitorio y alarmante de una grave enfermedad.
Si me he decidido a escribir este recordatorio es porque durante casi medio siglo he enseñado el español en una Universidad explícitamente europeísta, situada muy cerca de las instituciones europeas, teniendo que aceptar que se considerase mi lengua de enseñanza como minoritaria. La consecuencia ha sido que he tenido que desenvolverme solo, durante más de treinta años, frente a auditorios superpoblados y sin contar con los medios necesarios para atender dignamente la auténtica marea de candidatos.
Paradójicamente he tenido que luchar en pro de las lenguas minoritarias como titular de una de ellas, no porque efectivamente el español sea una lengua minoritaria ni en el mundo ni en mi Universidad, donde es la lengua más hablada después del francés, sino porque las autoridades universitarias, contagiadas crónicamente de un incomprensible americanismo, han venido defendiendo durante todos estos años contra viento y marea que la lengua extranjera prioritaria era y tenía que ser el inglés.
El absurdo de esta actitud de monopolio lingüístico llega hasta la paradoja de imponer la obligación de seguir clases de inglés incluso a los estudiantes que ya dominan esta lengua, a veces mejor que sus propios profesores, en detrimento de su libertad de aprender otras lenguas, de las cuales la preferida con mayor frecuencia es precisamente el español.
Esto explica que el español se haya convertido en el prototipo de la lengua que hay que defender en Europa como símbolo de la libertad de opinión y de expresión de nuestros jóvenes universitarios, que invocan en su favor y como defensa de su opción en su currículo universitario, los siguientes argumentos:
1) Históricamente es absurdo considerar que la ciencia y la cultura mundiales sean monopolio de una sola lengua, y que esa lengua sea precisamente la del país más afortunado comercialmente del momento. Imponer a los universitarios una lengua determinada, con este falso argumento, equivale a negar la rica diversidad de la ciencia y de la cultura humanas y la libertad esencial del trabajo científico de los universitarios.
2) La comunidad lingüística hispanohablante es la segunda del mundo por su multilocalización geográfica.
3) La comunidad lingüística hispanohablante es la tercera del planeta por su tamaño internacional y su diversidad étnica. Puede llamársela con razón la mayor lengua mundial de mestizos.
4) El español, por su pasado histórico multiétnico, es el mejor puente cultural y lingüístico tanto entre Europa y Latinoamérica como entre Europa y los mundos de las lenguas semíticas.
5) Estadísticamente el español ha sido en el siglo XX y será en el siglo XXI la lengua occidental con mayor crecimiento mundial como grupo de lengua materna (GLM).
6) El español es la lengua franca de muchos países multilingües como es el caso de la misma España, en cuyo suelo se hablan tradicionalmente junto a ella, el catalán, el gallego y el euskera, con sus respectivos dialectos.
7) El español es la segunda lengua hablada como propia en EE UU.
8) En la enseñanza de muchos países, entre los cuales hay que contar el Brasil y EE UU, el español es la primera opción como lengua extranjera.
9) Todas las grandes instituciones internacionales a nivel mundial consideran el español como una de sus lenguas de trabajo mejor representadas.
10) De aquí a poco, gracias a los acuerdos sectoriales de libre comercio como Mercosur o el Nafta, toda América, del Ártico al Antártico, será un vasto dominio geopolítico bilingüe en inglés y español.
11) Al ser entre las lenguas latinas la que permite reunir el mayor número de hablantes en todo el mundo, es también la que mayor porvenir demográfico tiene, según las previsiones fundadas en su ritmo de desarrollo actual.
12) Como lengua mayoritaria latina de envergadura mundial, el español ofrece a la UE la posibilidad de presentarse en el seno de la globalización como una alternativa creíble de diálogo, que reemplazaría el peligroso monopolio actual de la visión exclusivamente anglosajona del porvenir del mundo.