jueves, abril 23, 2015

Estructura del “Discurso de Juan Goytisolo como Premio Cervantes 2014″


Discurso pronunciado en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares durante la Ceremonia de entrega del Premio Cervantes 2014, el 23 de abril de 2015.
A la llana y sin rodeos
1. Literatos vs Escritores
2. Actualidad efímera vs Modernidad atemporal
3. La modestia del hombre libre.
4. Nacionalidad cervantina.
5. Honrar las estrecheces que padeció Cervantes más bien que comercializar sus huesos.
6. La carrera teatral frustrada de Cervantes.
7. La mala suerte de “los más” en un mundo dominado por la injusticia de “los menos”.
8. Nuevos Quijotes contra los esbirros, los corruptos y los anti-emigrantes.
9. Sí a la locura quijotesca contra las injusticias presentes.
10. Hay múltiples razones para indignarse, que el escritor no puede ignorar sin traicionarse.
11. Introducir el fermento contestatario en el ámbito de la escritura.
12. Asumir la locura de don Quijote como una forma superior de cordura.
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1. Literatos vs Escritores
En términos generales, los escritores se dividen en dos esferas o clases: la de quienes conciben su tarea como una carrera y la de quienes la viven como una adicción. El encasillado en la primera cuida de su promoción y visibilidad mediática, aspira a triunfar. El de la segunda, no. El cumplir consigo mismo le basta y si, como sucede a veces, la adicción le procura beneficios materiales, pasa de la categoría de adicto a la de camello o revendedor. Llamaré a los del primer apartado, literatos y a los del segundo, escritores a secas o más modestamente incurables aprendices de escribidor.
2. Actualidad efímera vs Modernidad atemporal
A comienzos de mi larga trayectoria, primero de literato, luego de aprendiz de escribidor, incurrí en la vanagloria de la búsqueda del éxito -atraer la luz de los focos, “ser noticia”, como dicen obscenamente los parásitos de la literatura- sin parar mientes en que, como vio muy bien Manuel Azaña, una cosa es la actualidad efímera y otra muy distinta la modernidad atemporal de las obras destinadas a perdurar pese al ostracismo que a menudo sufrieron cuando fueron escritas. La vejez de lo nuevo se reitera a lo largo del tiempo con su ilusión de frescura marchita. El dulce señuelo de la fama sería patético si no fuera simplemente absurdo. Ajena a toda manipulación y teatro de títeres, la verdadera obra de arte no tiene prisas: puede dormir durante décadas como “La regenta” o durante siglos como “La lozana andaluza”. Quienes adensaron el silencio en torno a nuestro primer escritor y lo condenaron al anonimato en el que vivía hasta la publicación del Quijote no podían imaginar siquiera que la fuerza genésica de su novela les sobreviviría y alcanzaría una dimensión sin fronteras ni épocas.
“Llevo en mí la conciencia de la derrota como un pendón de victoria”, escribe Fernando Pessoa, y coincido enteramente con él. Ser objeto de halagos por la institución literaria me lleva a dudar de mí mismo, ser persona non grata a ojos de ella me reconforta en mi conducta y labor. Desde la altura de la edad, siento la aceptación del reconocimiento como un golpe de espada en el agua, como una inútil celebración.
3. La modestia del hombre libre.
Mi condición de hombre libre conquistada a duras penas invita a la modestia. La mirada desde la periferia al centro es más lúcida que a la inversa y al evocar la lista de mis maestros condenados al exilio y silencio por los centinelas del canon nacional-católico no puedo menos que rememorar con melancolía la verdad de sus críticas y ejemplar honradez. La luz brota del subsuelo cuando menos se la espera. Como dijo con ironía Dámaso Alonso tras el logro de su laborioso rescate del hasta entonces ninguneado Góngora, ¡quién pudiera estar aún en la oposición!
4. Nacionalidad cervantina.
Mi instintiva reserva a los nacionalismos de toda índole y sus identidades totémicas, incapaces de abarcar la riqueza y diversidad de su propio contenido, me ha llevado a abrazar como un salvavidas la reivindicada por Carlos Fuentes nacionalidad cervantina. Me reconozco plenamente en ella. Cervantear es aventurarse en el territorio incierto de lo desconocido con la cabeza cubierta con un frágil yelmo-bacía. Dudar de los dogmas y supuestas verdades como puños nos ayuda a eludir el dilema que nos acecha entre la uniformidad impuesta por el fundamentalismo de la tecnociencia en el mundo globalizado de hoy y la previsible reacción violenta de las identidades religiosas o ideológicas que sienten amenazados sus credos y esencias.
5. Honrar la estrecheces que padeció Cervantes más bien que comercializar sus huesos.
En vez de empecinarse en desenterrar los pobres huesos de Cervantes y comercializarlos tal vez de cara al turismo como santas reliquias fabricadas probablemente en China, ¿no sería mejor sacar a la luz los episodios oscuros de su vida tras su rescate laborioso de Argel? ¿Cuántos lectores del Quijote conocen las estrecheces y miseria que padeció, su denegada solicitud de emigrar a América, sus negocios fracasados, estancia en la cárcel sevillana por deudas, difícil acomodo en el barrio malfamado del Rastro de Valladolid con su esposa, hija, hermana y sobrina en 1605, año de la Primera Parte de su novela, en los márgenes más promiscuos y bajos de la sociedad?
6. La carrera teatral frustrada de Cervantes.
Hace ya algún tiempo, dediqué unas páginas a los titulados “Documentos cervantinos” hasta ahora inéditos del presbítero Cristóbal Pérez Pastor, impresos en 1902 con el propósito, dice, de que “reine la verdad y desaparezcan las sombras”, obra cuya lectura me impresionó en la medida en que, pese a sus pruebas fehacientes y a otras indagaciones posteriores, la verdad no se ha impuesto fuera de un puñado de eruditos, y más de un siglo después las sombras permanecen. Sí, mientras se suceden las conferencias, homenajes, celebraciones y otros actos oficiales que engordan a la burocracia oficial y sus vientres sentados, (la expresión es de Luis Cernuda) pocos, muy pocos se esfuerzan en evocar sin anteojeras su carrera teatral frustrada, los tantos años en los que, dice en el prólogo del Quijote, “duermo en el silencio del olvido”: ese “poetón ya viejo” (más versado en desdichas que en versos) que aguarda en silencio el referendo del falible legislador que es el vulgo.
7. La mala suerte de “los más” en un mundo dominado por la injusticia de “los menos”.
Alcanzar la vejez es comprobar la vacuidad y lo ilusorio de nuestras vidas, esa “exquisita mierda de la gloria” de la que habla Gabriel García Márquez al referirse a las hazañas inútiles del coronel Aureliano Buendía y de los sufridos luchadores de Macondo. El ameno jardín en el que transcurre la existencia de los menos, no debe distraernos de la suerte de los más en un mundo en el que el portentoso progreso de las nuevas tecnologías corre parejo a la proliferación de las guerras y luchas mortíferas, el radio infinito de la injusticia, la pobreza y el hambre.
8. Nuevos Quijotes contra los esbirros, los corruptos y los anti-emigrantes.
Es empresa de los caballeros andantes, decía don Quijote, “deshacer tuertos y socorrer y acudir a los miserables” e imagino al hidalgo manchego montado a lomos de Rocinante acometiendo lanza en ristre contra los esbirros de la Santa Hermandad que proceden al desalojo de los desahuciados, contra los corruptos de la ingeniería financiera o, a Estrecho traviesa, al pie de las verjas de Ceuta y Melilla que él toma por encantados castillos con puentes levadizos y torres almenadas socorriendo a unos inmigrantes cuyo único crimen es su instinto de vida y el ansia de libertad.
9. Sí a la locura quijotesca contra las injusticias presentes.
Sí, al héroe de Cervantes y a los lectores tocados por la gracia de su novela nos resulta difícil resignarnos a la existencia de un mundo aquejado de paro, corrupción, precariedad, crecientes desigualdades sociales y exilio profesional de los jóvenes como en el que actualmente vivimos. Si ello es locura, aceptémosla. El buen Sancho encontrará siempre un refrán para defenderla.
10. Hay múltiples razones para indignarse, que el escritor no puede ignorar sin traicionarse.
El panorama a nuestro alcance es sombrío: crisis económica, crisis política, crisis social. Según las estadísticas que tengo a mano, más del 20% de los niños de nuestra Marca España vive hoy bajo el umbral de la pobreza, una cifra con todo inferior a la del nivel del paro. Las razones para indignarse son múltiples y el escritor no puede ignorarlas sin traicionarse a sí mismo.
11. Introducir el fermento contestatario en el ámbito de la escritura.
No se trata de poner la pluma al servicio de una causa, por justa que sea, sino de introducir el fermento contestatario de ésta en el ámbito de la escritura. Encajar la trama novelesca en el molde de unas formas reiteradas hasta la saciedad condena la obra a la irrelevancia y una vez más, en la encrucijada, Cervantes nos muestra el camino. Su conciencia del tiempo “devorador y consumidor de las cosas” del que habla en el magistral capítulo IX de la Primera Parte del libro le indujo a adelantarse a él y a servirse de los géneros literarios en boga como material de derribo para construir un portentoso relato de relatos que se despliega hasta el infinito.
12. Asumir la locura de don Quijote como una forma superior de cordura.
Como dije hace ya bastantes años, la locura de Alonso Quijano trastornado por sus lecturas se contagia a su creador enloquecido por los poderes de la literatura. Volver a Cervantes y asumir la locura de su personaje como una forma superior de cordura, tal es la lección del Quijote. Al hacerlo no nos evadimos de la realidad inicua que nos rodea. Asentamos al revés los pies en ella. Digamos bien alto que podemos. Los contaminados por nuestro primer escritor no nos resignamos a la injusticia.
23.04.15 | 18:00. Archivado en El QuijoteSociogenéticaGeopolíticaLiteratura,CervantesEl Quijote

miércoles, abril 22, 2015

En el 399 aniversario del tránsito de Cervantes a mejor vida


1. Los dos últimos años de mi “Crónica hispano-flamenca cervantina”:
Miguel de Cervantes y su tiempo
Cronología razonada y circunstanciada
2. Desaparición de la familia directa de Cervantes
3. El texto cervantino que inspiró la interpretación de Gustave Doré que ilustra esta página.
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1616
El honor en editar el primero un juego del Quijote completo lo alcanzó Huberto Antonio, publicando en Bruselas el Ingenioso caballero en 1616 y el Ingenioso hidalgo en 1617, con ligeras diferencias tipográficas, pero seriando los dos volúmenes merced a la anteposición de un Primera parte de… al título primitivo (Rico, 1998).
Cervantes concluye a comienzos de marzo “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”, que se editarán al año siguiente.
Algunos biógrafos han creído ver en el número notoriamente decreciente de capítulos entre el libro tercero y el libro cuarto del Persiles, veintiuno y catorce respectivamente, una señal de que Cervantes intuía que era la única manera de terminar su obra antes de terminar su vida, que él sentía que se le iba escapando.
El 26 de marzo, fecha en que escribe una carta de agradecimiento por su último “favor” a uno de sus protectores, don Bernardo de Sandoval y Rojas, arzobispo de Toledo, está tan enfermo, que siente que no va a recuperarse y que su final se acerca.
El 2 de abril, sábado de Pascua, gravemente enfermo de hidropesía, profesa, siguiendo el ejemplo de su mujer, en la Orden Tercera de San Francisco. Como está demasiado enfermo para salir de casa, la ceremonia religiosa tiene que llevarse a cabo en su hogar. El 18 del mismo mes recibe los últimos sacramentos y el 19 redacta la sobrecogedora dedicatoria del Persiles al conde de Lemos, su último escrito:
«Puesto ya el pie en el estribo,
con las ansias de la muerte,
gran señor, ésta te escribo
Ayer me dieron la Extremaunción y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir […]. Pero si está decretado que la haya de perder, cúmplase la voluntad de los cielos… Adiós gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!»
El viernes 22 de abril, poco más de una semana después que Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra fallece en Madrid, a la edad de sesenta y ocho años y siete meses. El día 25 es enterrado harto pobremente, con el tosco sayal franciscano de la Venerable Orden Tercera, en el convento de las trinitarias descalzas de la calle de Cantarranas, actualmente: de Lope de Vega.
Circunstancias
Lit. Muere Shakespeare.
Pol. La Inquisición prohíbe a Galileo enseñar.
Los españoles son expulsados del Japón.
1617
Cinco meses después de la muerte del escritor, su esposa, doña Catalina de Salazar, vendió Los trabajos de Persiles y Sigismunda a Villarroel. El libro salió a principios de 1617 de las prensas de Juan de la Cuesta, dedicado al conde de Lemos; fue reeditado cinco veces el mismo año, y pronto se tradujo al inglés y al francés. Da la impresión de que el astuto Villarroel pudo haberse quedado con los beneficios de este éxito póstumo, a pesar del contrato de venta.
Circunstancias
Lit. C. Suárez de Figueroa, El pasajero.
Nace Murillo.
Pol. Tratado de Pavía entre España y Saboya.
El catolicismo es prohibido en Suecia.
Desaparición de la familia directa de Cervantes
Su hermano Rodrigo murió en 1600, en la batalla de las Dunas de Flandes.
En 1609 murió su hermana mayor Andrea, cuya única hija, Constanza de Ovando, que acompañó al matrimonio Cervantes hasta la muerte de Miguel y luego a Catalina su mujer, murió ella misma sin hijos en 1622.
Seis meses después que Andrea, murió la única nieta de Cervantes, Isabel Sanz y, transcurridos otros tantos, su hermana menor Magdalena.
En 1626 murió su mujer, Catalina de Salazar. Por los mismos años veinte murió también su hermana Luisa, monja carmelita descalza, tres veces priora del convento de la Concepción de Alcalá, cuyo nombre de religión era Luisa de Belén. De la muerte de Juan, el benjamín de sus hermanos, no se tiene la menor noticia.
La última persona en morir de la estirpe directa conocida de Cervantes fue Isabel de Saavedra, su hija natural, que lo hizo en 1652, sin hijos que le sobrevivieran, ya que su hija única, Isabel Sanz, murió en 1609, siendo una niña pequeña.
Hasta hoy no se sabe absolutamente nada de la existencia real de un eventual hijo natural de Cervantes, presuntamente tenido en Nápoles por los años 70 de una compañera sentimental italiana, igualmente desconocida.
De este modo se extinguió sin descendencia legal directa el linaje de Cervantes.
Su testamento se perdió también, al igual que todos los originales de sus obras.
Sus propios restos mortales se perdieron igualmente, a finales del siglo XVII, por descuido de unos albañiles, que los envolvieron con los escombros de unas obras que se estaban haciendo en el convento de las trinitarias descalzas donde reposaban.
3. El texto cervantino que inspiró la interpretación de Gustave Doré que ilustra esta página.
Capítulo Cuarenta y ocho. De lo que le sucedió a don Quijote con doña Rodríguez, la dueña de la duquesa, con otros acontecimientos dignos de escritura y de memoria eterna.
1. Además estaba mohíno y malencólico el mal ferido don Quijote, vendado el rostro y señalado, no por la mano de Dios, sino por las uñas de un gato, desdichas anejas a la andante caballería. Seis días estuvo sin salir en público, en una noche de las cuales, estando despierto y desvelado pensando en sus desgracias y en el perseguimiento de Altisidora, sintió que con una llave abrían la puerta de su aposento, y luego imaginó que la enamorada doncella venía para sobresaltar su honestidad y ponerle en condición de faltar a la fee que guardar debía a su señora Dulcinea del Toboso.
El Q. II.48.1.
22.04.15 | 17:00. Archivado en El QuijoteEspañaSociogenéticaNovela

viernes, abril 10, 2015

Il est ressuscité ! Joyeuses Pâques, avec Marie-Madeleine ! ° Xabier Picaza


La nouvelle prit naissance avec Marie-Madeleine, ensuite deux amis de Jésus l’acceptèrent, Simon et le Disciple aimé, et ensuite tous les croyants, jusqu’au jour d’aujourd’hui.

→ Marie-Madeleine vit et sentit Jésus ressuscité. Elle sut qu’il vivait et bien qu’elle ne pût
le toucher à la manière traditionnelle (ne me touche pas ainsi, noli me tangere!), elle accueillit et transmit la grande nouvelle… et elle fut l’apôtre de la pâque, la première “femme” ressuscitée dans l’amour pour Jésus, pour la vie. ←
Avec cette nouvelle de Marie… je veux saluer tous les mails et lecteurs de ce blog, en partageant avec eux notre fête de Pâques, avec Simon et le Disciple aimé.
Pour cela, je reprends l’évangile, non seulement le texte qu’on a lu à la messe du dimanche, mais aussi les versets qui suivent (Jn, 11-18). Cette scène est sans doute la plus belle des scènes bibliques de Pâques, avec Marie la première de tous les croyants. Elle continue à être, avec Simon Pierre et le Disciple aimé de Jésus, un signe précieux de l’humanité pascale.
Début du texte
Ceci est la nouveauté la plus haute de Pâques : la Sagesse et le salut de Dieu semblent s’être cachés dans un cadavre. Sur le jardin du vieux monde, ils ont enterré Jésus. Marie le cherche passionnément, parce que l’amour vrai est inséparable du cadavre, de l’histoire, de l’ami mort. A y bien penser, son action peut s’appeler une folie :
Marie était devant le sépulcre, en pleurs.
Alors qu’elle pleurait, elle s’inclina pour regarder le monument
et vit deux anges, vêtus de blanc,
l’un près de la tête et l’autre près des pieds,
là où avait été couché le corps de Jésus.
Ils lui dirent : Femme, pourquoi pleures-tu ?
Elle leur dit : ils ont emmené mon seigneur et je ne sais pas où ils l’ont mis.
En disant cela, elle se retourna
et vit Jésus debout, et elle ne sut pas que c’était Jésus.
Jésus lui dit : Femme, pourquoi pleures-tu ? Qui cherches-tu ?
Elle, pensant que c’était le jardinier, lui dit :
Seigneur, si tu l’as emmené, dis-moi où tu l’as mis et je le prendrai (Jn 20, 10-15).
C’est le début d’une conversation prodigieuse où circulent et culminent tous les motifs de l’histoire humaine. Cette femme n’a pas besoin d’une théorie d’illumination intérieure : elle veut un cadavre, elle cherche le corps de son ami assassiné.
→ De cette façon, elle brise les schémas de la gnose spiritualisante. Elle ne veut pas d’un monde construit sur des cadavres qui se cachent. On ne répond pas par des théories au mystère de l’ami mort. ←
Sur le jardin de ce monde, qui a pu au début être présenté comme un paradis (cf. Gen 2), il semble que seul peut fleurir l’arbre de la mort. Le nouvel Adam jardinier sera au fond un gardien de cadavres, un embaumeur. Elle, Marie, semble accepter ce destin, mais elle veut le cadavre de son ami mort.
Elle ne veut pas qu’on le manipule, elle ne veut pas qu’on le cache. Certains ont dit qu’elle était folle, mais elle l’est comme les grands amants de l’histoire : comme Jeanne, reine de Castille, qui pleurait à travers la campagne, en suivant en deuil le cortège funèbre de son mari mort (je viens de revenir de Tordesillas, là-bas je me suis souvenu d’elle)…, comme tellement d’hommes et de femmes qui se souviennent de l’être aimé et qui restent figés pour toujours dans l’attitude de pleurer.
→ Elle a besoin du cadavre : elle ne veut pas qu’on le cache, qu’on le dissimule, pour que tout continue comme avant. ←
Un monde qui cache ses cadavres
→ Nous sommes dans un monde qui veut cacher ses cadavres… Les enterrer, les mettre à l’écart, les nier : que personne ne se souvienne d’eux, que personne ne sache que nous (les riches, les favorisés) vivons sur les cadavres de milliers et millions de “crucifiés”, morts et enterrés (sans que personne ne se souvienne de leur cadavre). ←
Nous avons besoin de cacher les cadavres, de jeter sur eux plus de terre, une pierre plus grande, pour ainsi “laver” nos mains et être tranquilles. Or, contrairement à cela, Marie a besoin de pleurer l’ami mort, de maintenir le souvenir de son cadavre. Cet amour est un amour qui dure, un amour qui entretient le souvenir, qui ne veut pas oublier les amis morts.
Humainement parlant, le geste de Madeleine semble une folie : il n’est pas permis de retirer un cadavre du tombeau et de l’emmener à la maison ou de le déposer sur la place, pour que tous voient celui qu’on a tué; il n’est pas possible de conserver de cette façon le souvenir d’un mort… L’histoire des vainqueurs avance sur l’oubli des assassinés (à qui on peut élever un beau monument funéraire pour mieux les oublier).
On ne peut pas arrêter la mort, mais beaucoup ont voulu le faire, de diverses manières, mais toujours pour mieux oublier, pour transformer les morts en un rappel de notre propre pouvoir. Dans cette ligne, les pharaons d’Egypte et d’autres grands magnats de l’histoire ont souhaité garder leur cadavre ou le cadavre des membres de leur famille dans d’immenses pyramides, pour ainsi se montrer supérieurs et s’imposer au reste des hommes. Sur la tombe des grands héros morts se construisent les empires…
Mais cette femme ne veut pas construire une pyramide sur le grand Cadavre, comme on le faisait en Egypte, elle n’essaie pas de prendre le contrôle sur les autres au moyen de la mort. Elle prétend quelque chose de plus simple et de plus profond : conserver l’amour pour son ami mort, maintenir la mémoire de sa vie. Pour cela, elle a besoin de son cadavre, pour pleurer pour lui, pour sentir le pouvoir de la mort et pour prolonger sa vie (la forme de vie du mort). Elle ne veut s’imposer sur personne; il lui suffit d’aimer, mais elle a besoin du signe de son aimé mort, son cadavre.
→ Nous pouvons dire que Marie est folle, mais folle d’amour, folle en faveur de la vie. C’est seulement là où quelqu’un aime Jésus que l’expérience de Pâques est possible. Certainement, Jésus était vivant et vrai à l’intérieur de cette femme. Mais la vérité qu’elle détient et désire garder (un cadavre) va se révéler une source et un principe de révélation beaucoup plus profonde. Elle gardera Jésus d’une autre manière. ←
Dialogue d’amour, résurrection
Je viens, comme je l’ai dit, de Tordesillas, où Jeanne, la Grande Reine de Castille, a vécu pour pleurer son Mari Mort (un beau Philippe).
Or, Marie et Jésus de sont déjà rencontrés d’une certaine manière. Le jardinier lui a demandé, elle lui a dit son amour, dans le jardin de la mort, à côté du tombeau vide. Mais la vraie rencontre commence quand le jardinier, Seigneur du nouveau jardin de la Vie, prend la parole et appelle la femme, en disant son nom :
– Jésus dit : Marie !
– Elle se retourna et dit en hébreu
Rabboni ! (mon maître !)
– Jésus lui dit : Ne me touche plus,
Je ne suis pas encore monté chez le Père.
Va chez mes frères et dis-leur :
Je monte chez mon Père et votre Père, chez mon Dieu et votre Dieu.
– Marie-Madeleine alla et annonça aux disciples :
J’ai vu le Seigneur et il m’a dit ces choses ! (Jn 20, 16-20).
Marie cherchait l’ami dans la mort, c’est-à-dire à la fin d’un chemin qui avait commencé au jardin du paradis : il ne restait pas d’arbre de vie, il y avait seulement un tronc sec de mort.
→ Elle cherchait là l’amour d’un mort, mais Jésus lui a répondu en lui offrant la vie et l’amour de Celui qui est vivant, en l’appelant par son nom : Marie. De cette façon, dans un geste de conversation personnelle, a culminé l’expérience de Pâques. ←
Seul celui qui écoute Jésus quand il l’appelle d’une manière personnelle sait vraiment qu’il existe la vie, qu’il y a une résurrection. Tout le reste est présupposé ou conséquence.
→ La résurrection est au fond rencontre personnelle d’amour, découverte de Jésus qui s’est élevé de la mort et qui nous dit, en nous appelant intimement par notre nom : vis, je suis avec toi, sois toi-même ! ←
09.04.15 | 19:30. Archivado en ReligionesPro justitia et libertateTeología