Rafael Arenas García (1) compartió este enlace ayer.
El Museo de Historia de Barcelona no autoriza el rodaje de "Isabel" en el Palau Reial porque la serie no diferencia entre ficción y veracidad histórica. Desde luego, la gran preocupación de la Catalunya oficial, la veracidad histórica.
Pero, además, ¿no se da por supuesto que en una serie de televisión se parte de la historia para un propósito dramático?
Y más allá de esto ¿en qué falta la serie a la veracidad histórica? ¿Qué pecados de lesa historicidad comete? Y todo esto seguramente aplaudido por muchos que alaban el valor histórico de "Victus".
Desde luego, nunca pensé que sería testigo directo de un montaje manipulador como el que estamos padeciendo.
A José Ignacio Izquierdo Gallardo y 9 personas más les gusta esto.
María Jesús Cascallana Martínez: Rafael, buenos días, ese montaje fue así desde el principio, primero poco a poco, luego ya descaradamente
Marta Pimentel: Pues la serie a mi me parece buenísima
María Jesús Cascallana Martínez: Es buenísima y se ajusta bastante a la realidad histórica, salvando las consabidas licencias dramáticas
Marta Pimentel: Probablemente los actores son más guapos que sus personajes
María Jesús Cascallana Martínez: Desde luego, aunque para la época no estaban mal, ella sobre todo era rubia con los ojos claros, herencia de los Lancaster ingleses
Angel Espiniella: Si tuviéramos que prohibir todas las ideas que no diferencian entre ficción y realidad...
Salvador García Bardón: Los responsables de esta lamentable decisión no saben que el mejor de los historiadores sería incapaz de escribir un relato histórico sin añadir a los datos verdaderos, documentalmente verificables, los datos verosímiles.
La verdad de estos datos no se basa en documentos materialmente verificables, sino tanto en el conocimiento más completo posible por el historiador de la complejidad de las circunstancias del mundo que describe, cuanto en su dominio humanista, diacrónicamente crítico, del sentido común de la época de referencia.
María Jesús Cascallana Martínez: Claridad meridiana. Si tuviéramos que prohibir las manipulaciones históricas, no se cuantos libros de la Historia de Cataluña actuales salvaríamos.
Salvador García Bardón: Tengo la impresión de que los responsables de la decisión que nos ocupa han cometido el error de querer {¡ y poder !} apropiarse el sentido plurívoco de un espacio histórico sometiéndolo dictatorialmente a la univocidad de su interpretación simbólica actual, bastante poco sostenible diacrónica y críticamente:
" El Museu d'Història de Barcelona no ha autoritzat el rodatge d'un capítol d''Isabel' al Palau Reial perquè considera que no diferencia entre "ficció i veracitat històrica", una circumstància "especialment delicada" pel pes "simbòlic notable" de l'espai. Pel Museu, l'ús d'espais històrics reals per incrementar la sensació de veracitat s'ha de valorar "específicament" en funció del paper que té en la construcció del relat. La sèrie ha rodat un dels seus capítols a l'Alhambra de Granada. "
María Jesús Cascallana Martínez: Desde hace tiempo su sentido común ha bajado en proporción similar al crecimiento de sus propias mentiras y manipulaciones.
Salvador García Bardón: La tradición dice que el Salón del Tinell del Palau Reial Major de Barcelona fue el lugar del recibimiento por los Reyes Católicos de Cristóbal Colón, al regreso de su primer viaje a las por entonces denominadas Indias (Occidentales).
Es muy posible que el Autor del escenario haya adoptado esta opinión, teniendo en cuenta que Fernando, siendo rey de Aragón se sentiría en el Palau Reial Major de Barcelona como en su propia “casa real aragonesa”.
Ahora bien, parece más verosímil que este encuentro tuviera lugar en el Monasterio de San Jerónimo de la Murtra, en Badalona, debido a las connotaciones religiosas que por entonces estaban muy vinculadas a la justificación de la empresa colombina, patrocinada por Isabel y apoyada por Fernando.
El Museu d'Història de Barcelona hubiera podido invocar estos argumentos, pero ha preferido complicarle la vida al escenarista diabolizando la unión de las dos coronas en lugar de simbolizarlas.
Escribo todo esto con la modestia de quien se siente incómodo por no haber podido leer el escenario al que me refiero aquí.
También lo escribo con la pena de quien ve desde Bruselas el empeño que ponen los políticos nacionalistas exclusivistas en destrozar la solidaridad que puede y debe unirnos a todos los españoles, en el seno de la gran solidaridad que debe y puede ser Europa. Sin ella, sin la solidaridad, ni España, ni Cataluña, ni Europa sobrevivirán.
María Jesús Cascallana Martínez: Estamos de acuerdo, pero está escrito en nuestra tradición y nuestra mentalidad, nuestra tendencia a los reinos de taifas, lo triste es que después de tantos años, y se supone que con un grado mayor de cultura, caigamos siempre en lo mismo: "nuestro ombligo es más redondo"
Un ejemplo: Soy asturiana, hija de asturianos, nieta de castellanos, leoneses, vascos y asturianos, criada por una francesa en Barcelona, casada con un catalán y madre de catalanas y canaria, como comprendereis los nacionalismos me pueden, porque mi ombligo es más redondo gracias a todos ellos.
SIN DISTINCIONES
Rafael Arenas García: A mi la serie también me gusta mucho. Resiste perfectamente la comparación con Los Tudor, otra que me gustó mucho.
Sobre la veracidad... lo que más me echaba para atrás era que los actores tienen una edad que nada tiene que ver con la que tenían Fernando e Isabel en la época en que se desarrolla la primera temporada (cuando se casaron Isabel tenía 18 años y Fernando 17).
Por lo demás, me parece que intenta seguir los acontecimientos, aunque, como toda obra de ficción con las necesarias licencias (no creo que haya testimonio por ninguna parte de un pretendido enamoramiento de Gonzalo Fernández de Córdoba con Isabel, por ejemplo).
Aparte, hay cosas sobre esa época que todavía se desconocen (y algunas que se desconocerán por siempre).
La afirmación de que se confunden ficción y veracidad histórica en una serie en la que, entre otras cosas, se relatan conversaciones de alcoba es una burla. Es evidente que es ficción y tendrían que haberse buscado una excusa mejor para prohibir el rodaje. Y digo excusa porque lo que es la razón de fondo creo que no se le escapa a nadie.
Sonia Sierra: Os dejo este interesante post sobre las obras del nuevo tótem catalán:
Catalunya ja té un indret on retre culte al mite de "la resistència davant el setge enemic", igual que el nacionalisme espanyol amb Numància (celtibers resistint a romans) o el sionisme jueu amb Ma...
María Jesús Cascallana Martínez: Efectivamente la comparación con los Tudor es favorable, y el actor que representaba al rey Enrique se parecía a la realidad lo mismo que un huevo a una castaña, es evidente que ciertas cuestiones, conversaciones y situaciones hay que inventarlas para mantener la debida tensión dramática, dentro de un contexto razonable, cosa que por otra parte hicieron los grandes dramaturgos, Shakespeare el primero. En cuanto a prohibir, ya es historia, cuanto más afición a prohibir menos calidad democrática.
María Paz García Rubio: ¡qué pena y que aburrimiento"; la desafección hace tiempo que ya es recíproca
Rafael Arenas García: Sí, pero ¿cuáles son las partes María Paz? porque si se piensa que una de ellas son "los catalanes" se mete en el mismo saco a gentes muy diversas, y si se reduce a la camarilla nacionalista/secesionista resultará que olvidamos a la mayoría de la población.
Por desgracia dentro de Catalunya no nos podemos permitir la desafección y esta tensión está derivando hacia sentimientos mucho más peligrosos
Joan Amenós Álamo: Ens espera una època de magnífica col·laboració institucional. De moment, el Ministeri de Foment ha prohibit la celebració d'uin dels èxits turístics de Barcelona als darrers vint anys: la Festa del Cel (o Festa al Cel).
María Jesús Cascallana Martínez: Creo que era por razones medioambientales (Ruido) y por operatividad del aeropuerto, creo que en Asturias pasó algo parecido y hubo que cambiar alguna cosa.
María Paz García Rubio: Si alguien supiera cómo se sale de esto! Decía Carlos Casares, un autor gallego ya fallecido y muy querido por mí, algo parecido a que hay cosas difíciles de solucionar y otras que sencillamente no tienen solución. No sé si es el caso de esto último, pero se le parece mucho. ¿sabes que aquí en Galicia algunos nacionalistas ya piden sin ambages el derecho a decidir? ¡Será cómico, si no fuera trágico!
María Jesús Cascallana Martínez: Ese es un virus contagioso y una deslealtad supina
Salvador García Bardón: Para explicar el fenómeno socio-degenerativo al que asistimos, yo prefiero emplear como alegoría sintomática la metástasis cancerígena. Mi razón es muy sencilla: los virus son exógenos mientras que los cánceres son endógenos.
Los ciudadanos exclusivistas se comportan en una sociedad como las células suicidas que comprometen la vida del organismo cuya solidaridad interna destrozan.
Aprovecho esta observación tropológica, querida María-Jesús, para decirte lo mucho que aprecio las locuciones alegóricas que tú empleas.
María Jesús Cascallana Martínez: Gracias por tus comentarios
Salvador García Bardón: Yo pienso como tú, María-Jesús, que "el actor que representaba al rey Enrique en la serie Tudor se parecía a la realidad lo mismo que un huevo a una castaña".
Mi impresión es que el cineasta británico ha hecho caso omiso de la copiosa información iconográfica que poseemos del rey Enrique VIII, impulsado por su deseo incontrolado de reemplazar su imagen nada seductora por la de un guaperas de la jet actual.
¿Por qué lo ha hecho? Supongo que para hacer verosímiles sus convulsivos enamoramientos, feminicidios, divorcios y recasamientos. Lo que sí ha logrado con esta opción prosopológica es que el espectador no solamente no se identifique con él, sino que rechace visceralmente su detestable comportamiento con las mujeres.
María Jesús Cascallana Martínez: Si lo hubieran representado como realmente era, aún hubiera sido más evidente el abuso de su posición para someter a las mujeres a su capricho, dado que hubiera sido imposible creer en el enamoramiento de las señoras del que tanto alarde se hacía en la serie.
En cuanto a esas células cancerígenas que nos están carcomiendo dudo que haya quimioterapia capaz de acabar con ellas, máxime, cuando ni siquiera sus orgullosos portadores quieren oir hablar de tratamiento.
María Paz García Rubio: Ya en la pasada temporada consulté con una catedrática de la Universidad de Valladolid que hizo su tesis doctoral sobre Isabel de Castilla, Princesa, sobre el rigor histórico de la serie. Me dijo que era muy alto (con licencias, por supuesto) y que incluso en algunos diálogos se reproducían documentos de la época de manera muy fiel.
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(1) Rafael Arenas García es Catedrático de Derecho internacional privado en la Universitat Autonoma de Barcelona.
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