Jóvenes capaces, que luchan por superar la crisis manteniendo a flote tanto la calidad de su investigación científica como el bienestar y la felicidad de su familia. Mientras los recortes cercenan sus presupuestos, estas cinco investigadoras continúan su labor en el campo de la salud humana, tanto a nivel fundamental como aplicado, gracias a una beca L’Oréal-Unesco.
Estas becas también ayudan a la conciliación, en estos tiempos de crisis, de la vida FAMILIAR y PROFESIONAL, puesto que las galardonadas pueden emplearlas tanto para la compra de material de investigación y formación, como para hacer compatibles las dos facetas de su vida femenina: la familiar y la profesional.
La responsable del programa de becas en España de L’Oréal-UNESCO, Laura Latorre, como la profesora y fundadora del laboratorio de neuro-computación y neuro-robótica de la Universidad Complutense de Madrid, Celia Sánchez-Ramos, destacan que las cinco investigadoras premiadas “han realizado parte de sus estudios y trabajo en el extranjero, tienen menos de 40 años y tienen que compaginar su faceta como investigadoras con su plano familiar, al ser mujeres casadas y con hijos”.
La profesora Celia Sánchez-Ramos, que es científica en el área de Ciencias de la Visión y lidera precisamente una corriente de científicos que usan las patentes como la mejor forma de promocionar y difundir sus descubrimientos, ha declarado a la prensa:
“Los trabajos que se han presentado, tanto los premiados como los que han quedado finalistas, son de una calidad excelente, provienen de personas que han dado muchísima continuidad a sus investigaciones y sus resultados pueden ser exportados a medio plazo a una aplicabilidad (clínica)”.
El jurado científico ha estado presidido por Margarita Salas, Profesora Ad Honorem en el Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa”, centro de investigación mixto del CSIC y de la Universidad Autónoma de Madrid, presidenta de la fundación Severo Ochoa y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y compuesto por María Blasco, directora del CNIO, y por la profesora Celia Sánchez-Ramos.
◊ Proyectos galardonados de cinco jóvenes científicas españolas en el campo de la salud. ◊
En el marco del ‘XXII Congreso Internacional de Bioquímica y Biología Molecular’, que se celebró por primera vez en España, el programa de L’Oréal-UNESCO ‘Por las Mujeres en la Ciencia’ entregó cinco de sus becas de investigación a jóvenes científicas españolas, que han destacado por presentar trabajos de gran relevancia médica en el campo de la salud. La entrega tuvo lugar en Sevilla el 06/09/12.
He aquí las cinco jóvenes luchadoras de la ciencia con sus respectivos proyectos de investigación:
◊ Doctora Laura Valle, proyecto sobre el cáncer de colon hereditario.
◊ Doctora Gemma Vilahur, proyecto sobre los mecanismos que participan en la enfermedad cardiovascular (diagnóstico, tratamiento y prevención).
◊ Doctora Inmaculada Ibáñez, proyecto sobre los mecanismos epigenéticos responsables de la aparición de la resistencia a quimioterapia basada en agente cisplatino en cáncer de pulmón y de ovario.
◊ Doctora Irene Cózar, proyecto sobre la regeneración y proliferación de las células que producen insulina, como una posible terapia para el tratamiento de la diabetes.
◊ Doctora Eva Poveda, proyecto sobre la infección por VIH/SIDA y las hepatitis víricas.
Tienen menos de 40 años, currículos emblemáticos, vocación de servicio solidario y cinco proyectos por los que luchar al frente de sus equipos con uñas y dientes. Los mismos proyectos que fueron seleccionados entre más de 200 por un jurado compuesto por la eminente bioquímica y académica Margarita Salas, la profesora e inventora Celia Sánchez-Ramos y la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, María Blasco.
Ellas cinco, las más convincentes de una pléyade de cerebros capaces y brillantes, han ganado cada una para sus investigaciones los 15.000 € con los que están dotadas las becas ‘Por las Mujeres en la Ciencia’ L’Oréal-Unesco. Una ayuda que, a pesar de no ser la solución normal y necesaria para su falta de recursos, sí significa un apoyo subsidiario en tiempos financieramente revueltos y adversos para la investigación. También significa un apoyo moral que conmueve a las responsables de los proyectos científicos seleccionados:
“Cuando te dan una beca como ésta, te sube la autoestima, piensas: “Pues tan mal no lo estaré haciendo”, dice Irene Cózar.
En el horizonte que se atisba detrás de estas cinco mujeres aparece simbólicamente el sol naciente de un nuevo día: el primero de la época binocular de la ciencia, en el sentido de su visión femenina + masculina, porque vemos levantarse a la mujer como compañera inseparable del hombre, confirmando la verdad que prefiguró el matrimonio emblemático Curie, hace ya casi un siglo, con sus geniales colaboraciones científicas, que culminaron con el doble premio Nobel de Marie Salomea Skłodowska-Curie.
Tuvo razón el presidente de L’Oréal España, François-Xavier Fenart, al proclamar durante la entrega de las becas a estas cinco jóvenes madres luchadoras de la ciencia que la ciencia las necesita a ellas, porque “la ciencia necesita mujeres”.
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Laura Valle, 34 años: licenciada en Biología y Bioquímica por la Universidad de Navarra, actualmente trabaja en el Instituto Catalán de Oncología (ICO). Laura analiza el cáncer de colon (Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge).
Foto: Vicens Giménez / Carlos Luján.
◊ “Tener hijos y estar en primera línea no es incompatible” ◊
Llegó a la investigación por curiosidad, dispuesta a desentrañar misterios. Licenciada en Biología y Bioquímica, realizó su tesis en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. De ahí, saltó a EE.UU. y, por fin, volvió a España, a Bellvitge. ¿La materia de sus desvelos? El cáncer de colon.
“Aunque suene poco glamouroso, es un órgano especial, porque permite ver todas las etapas del tumor. Lo que yo intento es encontrar los genes que hacen que algunas familias sufran más casos de esta enfermedad que el resto de la población”.
◊ Para Laura, la ciencia y las mujeres aún no han hecho las paces, pero están cerca de lograrlo ◊ :
“Nosotras mismas nos frenamos porque creemos que tener hijos y estar en primera línea es incompatible. Y no es así. Yo tengo dos niñas, una de un año y otra de dos y he luchado mucho por llegar. Pero hay que conservar el entusiasmo por seguir trabajando”.
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Eva Poveda, 32 años: licenciada en Biología por la Universidad de Santiago de Compostela y Doctora en Microbiología Médica por la Universidad Complutense de Madrid. Desarrolla su investigación en el campo de la infección por VIH/SIDA y las hepatitis C víricas en el Laboratorio de Biología Molecular del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III (Madrid).
Foto: Vicens Giménez / Carlos Luján
“No me atrevo a predecir qué pasará en cinco años”
El caso de Eva Poveda es el ejemplo de que un currículo impresionante no es una vacuna contra el desánimo. Es licenciada en Biología, doctora en Microbiología, posee dos máster… pero justo antes de ganar esta beca estaba a punto de tirar la toalla. Y eso es que lo suyo es 100% vocacional:
“Desde el instituto tenía muy claro que lo mío era la biología. Ahora investigo sobre la infección crónica por hepatitis C. Quiero revisar las resistencias del virus al tratamiento, optimizar el manejo terapéutico y, con esos resultados, ayudar a la creación de nuevas generaciones de fármacos”.
Sólo existe una zancadilla en su camino: el dinero.
“Me gustaría continuar con mi carrera, pero para eso necesito financiación. Voy a intentar conseguir una subvención europea, que aseguraría mi trabajo y el del grupo durante al menos cinco años. No me atrevo a decir lo que pasará más allá”.
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Gemma Vilahur, 37 años: licenciada en Veterinaria y Doctora en Farmacia por la Universidad Autónoma de Barcelona. Gemma desarrolla su investigación en el Instituto Catalán de Ciencias Cardiovasculares, centrándose en los mecanismos que participan en la enfermedad cardiovascular, especialmente el colesterol, para poder avanzar no sólo en el diagnóstico y tratamiento sino también de forma importante en su prevención.
Foto: Vicens Giménez / Carlos Luján.
◊ “Con la crisis, se busca el beneficio a corto plazo” ◊
Tuvo un bautismo científico de lujo, con una estancia posdoctoral en Nueva York, en el departamento de Valentín Fuster. Ahora es una de las investigadoras del Instituto Catalán de Ciencias Cardiovasculares y se ha puesto como meta mimar nuestro corazón:
“Estoy investigando el uso del colesterol de alta densidad (HDL, el “bueno”) como vehículo de protección cardíaca. Quiero mejorarlo y crear nuevas formulaciones que protejan el corazón”.
Un objetivo importante, aunque la sociedad no lo arrope como debiera:
“La ciencia no está valorada, y más en un contexto de crisis como el actual, en el que se busca el beneficio a corto plazo, mientras que la investigación suele fructificar al cabo de años de estudio. La inversión que se requiere para obtener resultados aplicables es enorme y requiere paciencia y perseverancia, tanto por parte del investigador como del inversor”.
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Inmaculada Ibáñez, 38 años: licenciada y Doctora en Biología por la Universidad Complutense de Madrid, Inmaculada estudia los mecanismos epigenéticos responsables de la aparición de la resistencia a quimioterapia basada en agente cisplatino, en cáncer de pulmón y de ovario. Además es investigadora principal de laboratorio y directora de grupo en el Instituto de Genética Médica y Molecular del IdiPAZ. Inmaculada busca el tratamiento personalizado del cáncer en el Instituto de Genética Médica y Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital de la Paz.
Foto: Vicens Giménez / Carlos Luján.
◊ “El apoyo de mi familia me permite seguir trabajando” ◊
Inmaculada habla en plural, porque con cada palabra quiere resaltar la labor del equipo que trabaja con ella en el Hospital Universitario de la Paz, en Madrid, algunos de sus miembros simplemente por la voluntad de aprender cómo defendernos de la enfermedad que más miedo da: el cáncer.
“Buscamos fragmentos de ADN que nos informen de si un tumor va a responder o no a una terapia. De momento, estamos enfocados en el cáncer de pulmón y el de ovario, porque son los que muestran más resistencia a la quimioterapia”.
Pero en su discurso también hay otros agradecimientos… y un tirón de orejas:
“Tengo mellizos de dos años y el apoyo de mi marido y mis padres es lo que me permite seguir investigando. Por ejemplo, para que renueven mi contrato tengo que presentar una memoria anual. Yo di a luz el 1 de septiembre y tenía hasta el 15 para entregarla. Cuando llegué a casa con mis hijos, prematuros, que comían cada dos horas y tardaban media cada uno en comer y, en medio, tenía que escribir… Fue difícil. La conciliación debe mejorar muchísimo”.
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Irene Cózar, 38 años: doctora en Bioquímica por la Universidad de La Laguna, sus investigaciones se centran en la regeneración y proliferación de las células que producen insulina, como una posible terapia para el tratamiento de la diabetes. Desde junio de 2012 trabaja como investigadora en el Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) de la Universidad de Valladolid, donde busca la solución a la diabetes.
Foto: Vicens Giménez / Carlos Luján.
◊ “Si te dedicas a la ciencia, no te debe importar el dinero” ◊
“En la diabetes se produce una pérdida de las células del páncreas que fabrican la insulina. Nosotros buscamos dianas terapéuticas que, al activarlas, nos permitan regenerar esas células”,
explica esta doctora en Bioquímica, que desarrolla su labor en el Insitituto de Biología y Genética Molecular de la Universidad de Valladolid. Una mujer apasionada de su profesión y de todo lo que sus compañeras pueden aportar a ella:
◊ “Nosotras tenemos una capacidad creativa, que yo no digo que los hombres no la tengan, pero que es diferente de la suya y que enriquece la ciencia”. ◊
Y para aquellos que estén tentados en “enriquecer” la investigación, ahí va un aviso:
“Para ser investigador hace falta que no te importe el dinero. Si lo que estás buscando es llevar una vida cómoda, desde un punto de vista económico, no te metas en esto. Yo tengo 38 años, tres hijos y un marido de 43, y estamos un poco en la cuerda floja porque él también es científico”. Pero Irene es positiva y sabe cuál es el secreto para no perder la pasión: “Vocación, vocación y vocación”.
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Visión binocular
La base óptica de nuestra alegoría: ◊ Cada ojo tiene su propio punto de vista de cualquier objeto y, sin embargo, contribuye enriqueciéndola a la visión puesta en común, por “fusión binocular”, con la visión de su pareja ocular ◊
En óptica, optometría y oftalmología, la visión binocular es el tipo de visión en que los dos ojos se utilizan conjuntamente. La palabra binocular proviene de dos raíces latinas, “bini” doble, y “oculus” ojo.
La “visión binocular” normal va acompañada de la visión simple o “fusión binocular”, donde se ve una sola imagen a pesar de que cada ojo tiene su propio punto de vista de cualquier objeto.
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Jóvenes capaces, que luchan por superar la crisis manteniendo a flote tanto la calidad de su investigación científica como el bienestar y la felicidad de su familia. Mientras los recortes cercenan sus presupuestos, estas cinco investigadoras continúan su labor en el campo de la salud humana, tanto a nivel fundamental como aplicado, gracias a una beca L’Oréal-Unesco.
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