Mi reacción como antiguo profesor de ética y como pomotor de la “Amistad Europea Universitaria” ante los sueldos euro-millonarios de los altos ejecutivos y financieros europeos.
Por desgracia no existe en Europa un colegio, corporación u orden profesional con finalidad deontológica, que vigile el respeto y sancione los abusos de los economistas y financieros en los campos de sus actividades respectivas.
Los colegios existentes tienen un carácter marcadamente sindical más bien que deontológico, puesto que no se asignan como finalidad fundamental la defensa de la deontología sino “La defensa y protección de los intereses profesionales de los economistas”. Prueba de ello es la respuesta negativa del motor de búsqueda a quien introduce la palabra “deontología” en el portal de “El Consejo General de Colegios de Economistas”
http://www.economistas.org/index.php/presentacion/present...
La vigilancia y las sanciones de un colegio, corporación u orden profesional con finalidad deontológica tendrían que proteger el acervo deontológico que garantiza el ejercicio de estas actividades profesionales por todos los agentes que intervienen en ellas.
El mínimo de este acervo deontológico lo constituyen las reglas que exigen el estricto respeto de los derechos humanos en todas las actividades económicas y financieras. A este mínimo hay que añadir todas las reglas de derecho mercantil fundamental, consagradas por la filosofía de este derecho, que garantizan la justicia y la equidad en las operaciones comerciales y/o financieras.
Ante la inexcusable falta de colegio, corporación u orden profesional que vigile el respeto y sancione los abusos deontológicos de los economistas y financieros en los campos de sus actividades respectivas, es responsabilidad de las Universidades el descalificar a sus diplomados que no respeten la deontología que asumieron y/o juraron en el momento de recibir los derechos de licencia, maestría o doctorado que les dieron acceso a la práctica de su profesión universitaria en sus distintos niveles de competencia. Estas descalificaciones serían la aplicación lógica del principio de racionalidad jurídica que establece que los derechos son indisociables de las obligaciones que los justifican.
Mientras no exista un colegio, corporación u orden profesional que vigile el respeto y sancione los abusos deontológicos de los economistas y financieros en los campos de sus actividades respectivas, las Universidades deberían descalificar anualmente a los economistas y financieros que no hayan respetado durante el año la deontología de sus profesiones respectivas.
La ceremonia anual de descalificación “dehonoris causa” podría ser pública y solemne e incluso paralela a la ceremonia de calificación de los “doctores honoris causa” de cada Universidad. Este protocolo y paralelismo serían consecuentes con el principio de publicidad que justifica las proclamaciones tanto de las sentencias judiciales como de los resultados electorales, académicos, escolares o, en general, los resultados de interés público para el mantenimiento y desarrollo del Bien Común.
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