Los exiliados de 'El infierno vasco' 1/2
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"Los 34 protagonistas {del filme y libro El Infierno Vasco} sienten su casa marcada por los terroristas y sus cómplices, ese espeso manto de complicidades tácitas tejidas alrededor de ellos. Ver la casa propia vulnerable y frágil, sentir a la familia expuesta, ha sido el motor del éxodo para una cantidad imprecisa de vascos (alrededor de 200.000). Son muchos y ejercen todos los oficios imaginables, hasta curas, quién lo iba a decir...
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Presentación del libro 'El infierno vasco' Transcripción de las intervenciones durante la presentación del libro 'El infierno vasco', de Iñaki Arteta y Alfonso Galletero, el día 26 de febrero de 2009 en Bilbao, en un acto organizado por la Fundación para la Libertad.
Javier Elorrieta, presentador:
Presentamos un libro, ‘El infierno vasco’, que recoge los testimonios a nivel escrito del documental de Iñaki Arteta del mismo nombre. La crítica de la Sociedad de Autores cinematográficos lo ha considerado el más interesante del último año. Es absolutamente recomendable tanto la película como el libro, entre otras cosas porque el documental es un contundente diagnóstico de la realidad vasca.
No hay un protagonista pero el que podría estar es muy reciente, de ayer, de hoy, es Emilio Gutiérrez. Hay en un blog, zapateriasrimadas, un poema tremendo y una cascada argumental, matizando con mayor o menor acuerdo con el autor, Santiago González, en la txalupa de largos. Dos blogs que les recomiendo no sólo por lo que escriben sus responsables, sino por las entradas ingeniosas y espléndidas desde el punto de vista argumental. No he querido opinar sobre lo que ha hecho este chico. Sólo quiero decirles que no ha sido una venganza ni un ojo por ojo, nada parecido. Ha sido una rabia pequeñita en tiempo y resultado, que me dio una infinita tristeza, porque él cuando le detenían ni se quejaba, sólo mascullaba. La policía, a través de los autos judiciales, debería tener cerrados los locales de acción de Batasuna, que están permanentemente abiertos. Han estado acosando a través de carteles. Los policías se ponen el verduguillo y se tapan la cara para detener a este pobre hombre que sólo mascullaba. Sólo se lo han quitado una vez: cuando mataron a Miguel Ángel Blanco. Entonces estuvo en el otro lado porque hubo una auténtica rebelión social. Y ahora otra vez es igual. Creíamos que podrían quitarse el verduguillo para siempre. Entonces alguien, un ertzaina, dijo que eran una policía de mentira en un país virtual. Otra vez el verduguillo, otra vez con la cara tapada la policía, mientras el pobre muchacho se ha tenido que marchar. Ingresará sin duda en el infierno vasco.
Gonzalo Sichar, editor:
Gracias por venir a esta presentación y gracias a la Fundación por el apoyo que nos ha dado. Se presenta el libro en una semana muy movidita por esto que ha comentado Javier. Para mí fue una sorpresa, porque creía que las herriko tabernas estaban cerradas desde aquel ataque a la estructura financiera de la organización terrorista. Es una sorpresa negativa. Quiero felicitar a Iñaki y Alfonso y a los entrevistados por ser valientes ante las cámaras y en el papel, donde parece que se fija más todo lo que dicen. Cuando vi el documental, me encantó y pensaba que había que volver a escuchar algunos testimonios, que eran para releerlos. Tenía que estar en un libro porque muchos no saben lo que pasa; aquí, porque se quiere ignorar, y en Madrid pasa lo mismo. Les leo a mis alumnos en las clases de Antropología y les pregunto a quién creen que pertenecen. Ahí les explico qué es un judío para un nazi y un negro para un estadounidense de Alabama. Ninguno dice que son miembros de ETA o del PNV; dicen Franco, Falange…; alguno, que será un nacionalista, sin determinar. Os las leo para que veáis qué lejos se ve el problema vasco en España. Son un par de frases que hemos publicado en ‘El ombligo del mundo’… Esperemos que no sean estos libros tan boicoteados como ‘Extranjeros en su país’ en Cataluña. Ya hay dos librerías que nos han llamado para tener el lote completo, incluidas las memorias de Nieves Baglietto.
“Nadie fuera de los miembros de la nación podrá ser ciudadano del Estado. Nadie fuera de aquellos por cuyas venas circule nuestra sangre sea cual fuese su credo religioso podrá ser miembros de la nación”. Dicho aquí parece un trozo del ‘plan Ibarretxe’, pero es del ‘Mein Kamp’ de Hitler. Otro decía: “Los extranjeros podrán establecerse en Vizcaya bajo la tutela de sus respectivos cónsules pero no naturalizarse en la misma. Respecto de los españoles, las Juntas Generales acordarán si deben ser expulsados”. Es de Sabino Arana. Y otras frases que los alumnos de Madrid atribuían a Falange o el PP, cuando les decías que no…, era chistoso. La gente del PP aquí está sufriendo la violencia de quienes se apoyan en estas frases. Una de ellas: “Contentémonos con admitir que nosotros somos lo mismo que otros pueblos europeos, la gran familia de las razas blancas, tal es el seguro indicador de nuestra europeidad”. Es pensamiento nacional revolucionario, skin, bases autónomas. Y lo decía Joan Miranda, que escribía en una revista dirigida por un francés colaborador de la república de Vichy, un ideólogo de ETA. Un miembro de ETA hablaba de que la mezcla de elementos negríticos con su raza derivaba en algo que no era ni negro ni blanco. “Les aterra oír que a los maestros de fuera se les debe despachar de los pueblos a pedradas, ah, la gente amiga de la paz es la más digna del odio de los patriotas”. Ésta la dijo el fundador del partido que lleva treinta años gobernando en esta tierra.
Por lo tanto, me parece de una valentía tremenda publicar este libro por parte de los autores y más si cabe por los testigos que salen en el documental y en el libro, que salen sus caras. ‘El infierno vasco’ se presenta a unas jornadas de las elecciones que podrían acabar con este régimen de treinta años que llevan padeciendo ustedes. Espero que su lectura les ayude a reflexionar para ese día.
Santiago González:
La casa de un inglés es su castillo, dice un proverbio inglés que no pueden hacer suyo los protagonistas de este libro de Iñaki Arteta y Alfonso Galletero. Los 34 protagonistas sienten su casa marcada por los terroristas y sus cómplices, ese espeso manto de complicidades tácitas tejidas alrededor de ellos. Ver la casa propia vulnerable y frágil, sentir a la familia expuesta, ha sido el motor del éxodo para una cantidad imprecisa de vascos (alrededor de 200.000). Son muchos y ejercen todos los oficios imaginables, hasta curas, quién lo iba a decir. Algunos están hoy aquí: Agustín Ibarrola, Javi Elorrieta, Paco González Legarreta, Teo Santos… ‘Sabemos dónde vives’ es una amenaza sólo superable por el hecho de que los asesinos hayan hecho averiguaciones sobre la familia. ETA les ha hecho saber que tenía copias de la llave de su casa. En el caso del socialista Rodolfo Ares, se las encontraron a Susper; y en el del concejal de Andoain Vela, se las mandaron en un sobre.
A veces hay daños colaterales: son las casas de quienes viven al lado de los objetivos de los terroristas, un batzoki, una casa del pueblo, un cuartel, un juzgado, un medio de comunicación…, como antes concesionarios de coches franceses o empresas. Cuántas veces hemos visto a la gente desalojada de sus casas ennegrecidas por cócteles molotov o golpeadas por la onda expansiva de un coche bomba. Esta semana hemos conocido otro caso: el de Emilio Gutiérrez, un ex concejal socialista, que vio cómo el artefacto que arrasó la casa del pueblo de Lazkao hizo lo propio con un piso en el que acababa de invertir sus ahorros, su trabajo y el de su padre, donde pensaba vivir con su novia. Tras la concentración de protesta al día siguiente se dirigió a la ‘herriko taberna’ con una maza… Y está ya fuera de su pueblo. Es poco probable que pueda volver a vivir en él, instalarse en esa casa, volver a su trabajo de la CAF en Beasain. Desde las últimas elecciones sindicales los 23 delegados sindicales de esa empresa quedan así: LAB, 10; ELA, 9; ESK, 3, CC OO, 1. No necesitan más datos.
Una gota de ira en un océano de miedo, era el titular de El País. Y está muy bien definido porque es la primera vez que alguien harto y ofendido sustituye el miedo por la cólera y la dirige contra quien sabe cómplice del terrorista. Las ‘herrikos tabernas’ estaban afectadas por una orden de cierre emitida por Garzón, que ahora no debe tener tiempo para vigilar su cumplimiento.
Pero de ahí a convertirlo en héroe hay un trecho que el sentido común y el respeto al Estado de derecho no deberían traspasar de ninguna manera. Bautizar como justiciero de Lazkao a alguien que sólo ha expresado su indignación es un disparate. Debo confesar que soy un gran partidario de la gestión pública frente a la privada. Cuando la retribución al autor de una fechoría es cedida por la víctima a la organización social, la venganza se estiliza y ennoblece, es justicia, la expresión de la venganza en las sociedades civilizadas. En democracia los ciudadanos ofendidos ceden sus ansias de venganza a la sociedad que les garantiza, defiende, castiga a quienes les lesiona.
Hay otra razón de orden práctico para no considerar a Emilio Gutiérrez un héroe: no podemos medirnos en términos violentos con los terroristas, saldríamos perdiendo. Pero no nos hace falta. No lo necesitamos como no debiera haberlo necesitado él. Tenemos quien debe hacerlo en nuestro nombre, el Gobierno, los poderes públicos, y tendríamos que ser exigentes en esta materia. ¿Cuánto tiempo mantendrán su entusiasmo voluntarista quienes hoy jalean a Gutiérrez? ¿Bastará su espontaneidad para darle una vivienda digna y segura en otro lugar, un puesto de trabajo en entorno más seguro? También en esto soy partidario de lo público. Son responsabilidades que competen al ministro de Interior, no a particulares. Emilio ha dado un paso que tendrá repercusiones graves para él. ETA intentará hacérselo pagar. Quiere ser una versión totalitaria del Estado al que combaten y reivindican, como decía Weber, el monopolio de la violencia. El arrebato de Emilio ha debido de parecerles una provocación intolerable. No es el momento de darle más protagonismo del que él quiera, ni de ser sus portavoces ni interpretar sus acciones más allá de lo que son. Todavía no sabemos si Emilio accedería a figurar en este libro o no y eso es importante. Porque los testimonios han sido aportados de forma voluntaria.
La lectura me ha conmocionado. He podido conocer al detalle biografías de amigos, fragmentos de otras. Nombre a nombre me van golpeando y descubro varias cosas. Cómo ETA nos ha ido dejando en cuadro afectivamente al cabo de los años y cómo nos ha privado de algunas de manera definitiva, irreversible.
He leído con atención el testimonio de mi amigo Teo Santos, de profesión ertzaina. Cuando lo conocí, se me declaró orteguiano, de Ortega y Gasset, y eso me ayudó a darme cuenta de cómo nos dejamos arrastrar por los estereotipos y prejuicios. La última de las inquietudes que yo le atribuiría entonces a un ertzaina o a un guardia civil, tanto da, sería de carácter intelectual. Pero esto es sólo una curiosidad. Lo más notable del asunto son las cifras: más de 700 ertzainas viven fuera de la Comunidad Autónoma del País Vasco, cuya seguridad tiene encomendada el cuerpo al que pertenecen. Son el 10% de los efectivos y eso debería hacer avergonzarse al partido que sostiene el Gobierno. Que el cuerpo de seguridad resida fuera por razones de seguridad, me hacer sentir el mismo desconcierto que Woody Allen en ‘Coge el dinero y corre’ cuando su psiquiatra le llama llorando a las tres de la mañana. No es sólo que el psicoanalista nos pida sopitas, es que, como dijo Martin Luther King: “Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX no nos parecerá lo más escandaloso las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas”. Parece que en el XXI será lo mismo. Si yo me dirigiera a cualquier persona de este país y le preguntara cuántos profesores de la UPV viven amenazados, contestaría, y ya he realizado la prueba, que 50 o 100. Así empieza el testimonio del profesor Aurelio Arteta, que abre el libro. Según el rector de entonces, 10. El problema no es que haya muchos amenazados, sino que sean pocos. Apenas 10 han recibido algún tipo de atención particular por parte de ETA. Lo que prima en la UPV, como en el resto de la sociedad vasca, es el silencio, el consentimiento, el pasar por el aro… Ése es el problema.
Hay un poema que se cita mucho y según el significado erróneo del verbo citar, repetir palabras de otro: “Primero vinieron a por los comunistas, y no dije nada porque yo no era comunista. Luego se llevaron a los judíos, y no dije nada porque yo no lo era… Ahora vienen por mí y ya es demasiado tarde”. No son de Brecht, como se cree, sino de un pastor luterano, Martin Niemüller. Héroe de la primera Guerra Mundial, fue huésped de Dachau y Sachsenhausen. Cuando en uno de estos campos un cura se escandalizó y le preguntó qué había hecho para estar allí dentro, él respondió que mejor se preguntara qué hacía él para no estar allí dentro.
Este libro está lleno de testimonios conmovedores, reflexiones pertinentes de experiencias concretas y análisis de su vida. No pierdan la ocasión de leerlo porque luego se sentirán un poco mejores y sobre todo no pierdan la ocasión de comprarlo, porque para eso lo han escrito los autores.
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