miércoles, septiembre 05, 2007

El lector que salvó a don Quijote

El lector que salvó a don Quijote

Permalink 05.09.07 @ 19:40:15. Archivado en Escritura bloguera, El Quijote, Poética, Novela

Dedico la reedición de este artículo mío del año cervantino (1) a mi colega y amigo, el profesor y novelista César Rodríguez Docampo, a quien le cupo el honor de dirigir los primeros tres años de navegación del Instituto de Bachillerato de Estepa, ayudando así en su tarea educativa como padres a mis inolvidables paisanos, algunos de ellos mis probables "hermanos de leche".

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Al bachiller salmantino Sansón Carrasco, prototipo del lector del Quijote, le cupo el honor de salvar a don Quijote, en nombre y lugar de todos los lectores que, como él, le quisieron y le quieren hasta el punto de meterse en su historia para intentar salvarlo.

Sansón: 77: [(el) bachiller Sansón Carrasco: 25]; Sansonino: 1

Sansón (del lat. Samson, -onis, -onem , del hebr. Shimshon 'pequeño sol' :: 'resplandeciente') m. Uno de los jueces de Israel (Jueces, cc. XIII-XV), conocido por su fuerza prodigiosa, de donde por antonomasia: 'hombre muy forzudo'

|| ¡Aquí morirás, Sansón y cuantos con él son: Versión personalizada de un refrán: ««Akí morirá Sansón, i kuantos kon él son.» Tómase de la istoria de los XUEZES (XVI,30)», Correas. 70.b. "Moriatur anima mea cum Philistiim"

Por el testimonio de Mateo Alemán sabemos que este refrán se empleaba en situaciones de gran sorpresa, que implican una fuerte emotividad:

«Veis aquí, cuando a mediodía estaba comiendo muy sin cuidado de cosa que me lo pudiera dar, donde veo entrar por mi aposento un alguacil de corte. «¡Ah cuerpo de tal! Aqui morirá Sansón y cuantos con él son. Mi fin es llegado», dije.», MA, Guzmán, p. 196-197.

Sancho grita en el momento de fingir coraje y determinación para azotarse, como si viniera a las manos con un enemigo, que no por casualidad se llama Sansón. En su grito hay referencia al gigante bíblico, terror de los filisteos, y más que probablemente al bachiller Sansón Carrasco, vencedor de don Quijote:

«—¡Aquí morirás, Sansón, y cuantos con él son! » II.71.22.

No hay por qué despersonalizar la réplica de Sancho, reproduciendo el refrán como aparece en los refraneros, que es lo que hace la mayoría de los editores llevados por una suerte de furor intertextual.

|| Sansón Carrasco: su nombre alude al héroe bíblico y a las fuerzas de Hércules. Arturo Marasso sugiere que el apellido alude por alegorismo al carrasco o encina, árbol que desmochado renace con más fuerza; ya que Sansón Carrasco, tras haber sido vencido una primera vez por don Quijote, volvió a la carga y logró a su vez vencerlo y obligarlo a volver a su lugar.

Si tomamos a la letra lo que dice de él Tomé Cecial, que le sirve de escudero en la aventura desventurada del Caballero del Bosque, se le conoce en su lugar como «el atrevido y mal aconsejado»:

«sin duda alguna es el atrevido y mal aconsejado, el bachiller Sansón Carrasco, nuestro compatrioto.», II.14.58.

Diferentes correcciones de este pasaje de la ed. pr. tienen como efecto el hacer perder su relieve a esta caracterización del personaje, que tal como está en ella no ofrece dudas. Hartzenbusch corrige: es el atrevido y mal aconsejado del bachiller, enmienda seguida por casi todos los editores posteriores a él, entre los cuales se encuentran Rgz Marín y los más recientes, excepto Cortazar-Lerner y Gaos, que respetan el texto. Unos cuantos prefieren emplear la goma de borrar quitando la coma y un artículo determinado: es el atrevido y mal aconsejado bachiller Sansón Carrasco. Fitzmaurice-Kelly: es atrevido y mal aconsejado el bachiller Sansón Carrasco.

He aquí la descripción que de él nos da el narrador, al comienzo de la segunda parte, para significarnos la importancia que va a tener en ella, puesto que, como bachiller recién cocido de Salamanca, II.2.30, va a reemplazar al cura y al barbero en la misión de hacer volver a don Quijote a la aldea de todos ellos:

«Era el bachiller, aunque se llamaba Sansón, no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón; de color macilenta, pero de muy buen entendimiento; tendría hasta veinte y cuatro años, carirredondo, de nariz chata y de boca grande, señales todas de ser de condición maliciosa y amigo de donaires y de burlas, como lo mostró en viendo a don Quijote, poniéndose delante dél de rodillas, diciéndole:…», II.3.3.

Confiesa su condición de clérigo:

«aunque no tengo otras órdenes que las cuatro primeras,», II.3.4.

Es introducido en el círculo de amigos de don Quijote por Sancho Panza, por ser éste un antiguo servidor del padre del Bachiller, lo cual explica tanto que Sancho se refiera a lo que ganaba en aquél trabajo, a la hora de acordar un salario con don Quijote, como que introduzca a Sansón en la intimidad de don Quijote:

«si vuestra merced gusta que yo le haga venir aquí, iré por él en volandas.», II.2.36.

Este gesto será capital para la composición de la segunda parte, puesto que Sansón es desde su comienzo el lector por antonomasia de la historia de don Quijote publicada ya, que se convertirá primeramente en el leal antagonista del caballero andante don Quijote de la Mancha, y en segundo lugar en el auténtico héroe salvador de Alonso Quijano, haciéndole renunciar definitivamente a sus quijotadas.

He aquí cómo lo percibe el propio don Quijote:

« —¿No te dije yo, Sancho, que me habían de sobrar escuderos? Mira quién se ofrece a serlo, sino el inaudito bachiller Sansón Carrasco, perpetuo trastulo y regocijador de los patios de las escuelas salmanticenses, sano de su persona, ágil de sus miembros, callado, sufridor así del calor como del frío, así de la hambre como de la sed, con todas aquellas partes que se requieren para ser escudero de un caballero andante.», II.7.38.

El ama, sabiendo que es bien hablado y amigo fresco de don Quijote, acude a él para que neutralice la influencia de Sancho Panza sobre su señor:

«Apenas vio el ama que Sancho Panza se encerraba con su señor, cuando dio en la cuenta de sus tratos, y, imaginando que de aquella consulta había de salir la resolución de su tercera salida, y tomando su manto, toda llena de congoja y pesadumbre se fue a buscar al bachiller Sansón Carrasco, pareciéndole que por ser bien hablado y amigo fresco de su señor, le podría persuadir a que dejase tan desvariado propósito.», II.7.1.

Lo que no sabe el ama es que si la tercera salida de don Quijote ha tenido lugar antes de su visita al bachiller y si ésta salida ya no es meramente manchega, sino aragonesa, se debe al consejo del lector por antonomasia de la obra de su autor verdadero, que es el propio Sansón Carrasco:

«determinó de hacer de allí a tres o cuatro días otra salida; y declarando su intento al bachiller, le pidió consejo por qué parte comenzaría su jornada; el cual le respondió que era su parecer que fuese al reino de Aragón y a la ciudad de Zaragoza, adonde de allí a pocos días se habían de hacer unas solemnísimas justas por la fiesta de San Jorge, en las cuales podría ganar fama sobre todos los caballeros aragoneses, que sería ganarla sobre todos los del mundo.», II.4.19.

El que Sansón Carrasco pusiese un epitafio a la sepultura de don Quijote, donde se declara su valentía, su inmortalidad y su desprecio del mundo, y el que Cide Hamete y el editor lo conservasen (ficción de autoría), manifiesta una intención muy particular: Sansón Carrasco fue el único que, como Caballero de la Blanca Luna, lo venció y lo hizo volver a su aldea de manera digna, II.74 § 29-31. ® epitafios. Convendría apuntar aquí que si fue capaz de hacerlo es porque siendo como lo era bachiller por Salamanca, era al mismo tiempo el primero y mejor lector de la historia publicada de don Quijote:

«Admirado quedó el bachiller de oír el término y modo de hablar de Sancho Panza; que puesto que había leído la primera historia de su señor, nunca creyó que era tan gracioso como allí le pintan», II.7.40.

Por eso le cupo el honor de salvar a don Quijote en nombre y lugar de todos los lectores que, como él, le quisieron y le quieren hasta el punto de meterse en su historia para intentar salvarlo. Lo cual no fue fácil, porque en apariencia tuvo que comenzar por llevarle la corriente:

«Finalmente, don Quijote y Sancho se abrazaron y quedaron amigos, y con parecer y beneplácito del gran Carrasco, que por entonces era su oráculo, se ordenó que de allí a tres días fuese su partida», II.7.41.

Sansón Carrasco extremó su complicidad con don Quijote procurándole la celada de encaje que le faltaba, y que, en la segunda parte, equivale al yelmo de Mambrino de la primera:

«en los cuales [tres días] habría lugar de aderezar lo necesario para el viaje, y de buscar una celada de encaje, que en todas maneras dijo don Quijote que la había de llevar. Ofreciósela Sansón, porque sabía no se la negaría un amigo suyo que la tenía, puesto que estaba más escura por el orín y el moho que clara y limpia por el terso acero», II.7.41.

No conviene olvidar la explicación que da Sansón Carrasco del sentido de su acción, una vez que la ha concluido felizmente, lo cual hace replicando a una pregunta de don Antonio Moreno, el huésped barcelonés de don Quijote:

«Sabed, señor, que a mí me llaman el bachiller Sansón Carrasco; soy del mesmo lugar de don Quijote de la Mancha, cuya locura y sandez mueve a que le tengamos lástima todos cuantos le conocemos, y entre los que más se la han tenido he sido yo; y creyendo que está su salud en su reposo, y en que se esté en su tierra y en su casa, di traza para hacerle estar en ella…», II.65.2.

Don Quijote confirma en su Testamento la importancia del bachiller Sansón Carrasco, poniéndole por encima del barbero, a quien retira así de la pareja de sus dos mejores amigos:

«Dejo por mis albaceas al señor cura y al señor bachiller Sansón Carrasco, que están presentes.», II.74.24.

Hatzfeld ha explicado perfectamente el papel que desempeña este personaje en la composición de la segunda parte del Quijote:

«En la segunda parte hay una persona que representa particularmente el papel de elemento de unión compositiva: Sansón Carrasco. El Bachiller tiende el puente a la primera parte con su crítica de esta misma parte. Se convierte en el spiritus rector de la segunda. Con gran asombro del Ama y la Sobrina que, según costumbre, quieren retener a su señor por medio de persuasiones o por medio de la fuerza, Sansón Carrasco no impide la salida de Don Quijote, e incluso se ofrece a acompañarle como escudero. Comunica al Cura y al Barbero el plan de ir en busca de Don Quijote para traerlo de nuevo (II, 7). Después intenta, como Caballero de los Espejos, hacerse con Don Quijote (II, 12), pero es vencido en la batalla. Su "victoria" hace a Don Quijote más emprendedor, mientras que el vencido Sansón Carrasco ahora le busca no tanto por humildad, sino por rabia. La segunda vez —la primera había Sansón simplemente seguido a Don Quijote—encuentra las huellas del hidalgo merced a la embajada de los Duques a Teresa Panza (II, 50). Del paje aprende la existencia del palacio de los Duques. De los Duques, Sansón recibe las nuevas del rumbo de Don Quijote. Así se hace capaz, como Caballero de la Blanca Luna, de vencer a Don Quijote en Barcelona (II, 64). Con su verdadera figura está rezando el breviario con el Cura, según costumbre, cuando Don Quijote vuelve a su patria y le cuenta su vencimiento como una novedad (II, 73).», Hatzfeld, p. 115-116.

® Grisóstomo

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(1) Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005. Este artículo apareció el 28.06.05.

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