ETA sin careta, 6/6
17.06.07 @ 09:42:35. Archivado en Europa, España, Sociogenética, Ética, Pro justitia et libertate
Refiriéndome a Rosa Díez y a María San Gil, yo escribía el 07.05.05, bajo el título: "Rosa y María honor y esperanza de Euskadi":
."Rosa y María son el honor y la esperanza de Euskadi, en el marco solidario de España y de Europa. Estas dos mujeres encarnarían la mejor fórmula de valientes promotoras de una coalición, sin exclusiones de ningún partido democrático, para salvar a Euskadi de su escandalosa anomalía política actual. Las dos comparten una irreprochable franqueza femenina de testigos auténticos de la tragedia de su pueblo, al hablar, con un coraje que parecen haber perdido los hombres, en nombre del más puro sentido común moral".
Tras haber publicado la explicación detallada completa de cómo fue, según Aizpeolea, el diálogo del gobierno socialista con ETA, publico en dos entregas sucesivas la doble réplica de Rosa Díez a esta explicación.
He aquí la segunda, fechada en su blog el 14 de Junio próximo pasado, dentro del diario digital de la iniciativa ciudadana Basta ya.
DERROTAR A ETA.
por Rosa Díez.
Tras la ruptura oficial de la tregua de ETA el Presidente del Gobierno ha empezado a utilizar palabras más claras a la hora de referirse a la política antiterrorista. Es cierto que tardó unos pocos días en hacerlo pues en su primera comparecencia mantuvo su lenguaje evanescente y nos sorprendió a todos afirmando que "el futuro de los vascos depende y dependerá de lo ellos mismos, en el marco de la ley y de la democracia" y que "la fuerza de la democracia y de la palabra siempre derrotará el delirio totalitario". Lo primero no es cierto --el futuro de los vascos afecta a todos lo españoles-- y lo segundo no deja de ser un brindis al sol.
Pero yo quería hablar hoy de las consecuencias --en términos de acción política-- del nuevo discurso. El Presidente ha dicho tras la entrevista con Rajoy que será "implacable" contra ETA. Pero para demostrar que no estamos ante un nuevo discurso sino ante un giro estratégico en la política antiterrorista el Gobierno ha de hacer algo más que declaraciones de firmeza. Porque ser implacables con ETA no puede ser otra cosa que trabajar para la derrota de ETA, por mucho que esa palabra aún no se la hayamos escuchado ni al presidente del Gobierno ni a ningún dirigente homologado del PSOE. Necesitamos de una vez por todas que los discursos del ejecutivo acompañen a la acción del gobierno; o viceversa.
Los primeros signos externos no son tranquilizadores, que quieren que les diga. Ya ha aparecido en escena el Ministro de Justicia para insultar al Partido Popular. Su actitud es una prueba palpable de que este Ministro fue nombrado por Zapatero para la confrontación con el Partido Popular; fuera de esa tarea está anulado, no sabe qué hacer. Pero sus palabras serían sólo una desagradable anécdota si no vinieran de la mano de la reiterada actitud del partido socialista y del Gobierno de negarse a iniciar un procedimiento de ilegalización contra ANV, esa segunda marca de ETA que hoy está considerada como tal incluso por aquellos dirigentes del Gobierno --léase a la Vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega-- que argumentaban que era un partido "completa y perfectamente legal" para dejarles presentarse a las elecciones. Esos mismos dirigentes previenen hoy contra pactos con ellos, dando la razón a quienes siempre hemos sabido que se les dejó presentarse no sólo conociendo quienes eran, sino precisamente porque se sabía que formaban parte del entramado de ETA. Por eso digo que este primer signo externo desmiente la firmeza del gobierno y su voluntad de ser "implacables" con ETA; la permisividad que se sigue practicando con ANV es incompatible con el compromiso de ser “implacable” con la banda.
Pero lo que resulta políticamente más grave es la creciente sensación de que el PSOE está dispuesto a arrebatarle el gobierno de Navarra a UPN pactando con Nafarroa Bai. La cuestión es clave, es la prueba del nueve sobre la sinceridad de Zapatero. Durante todos estos meses los socialistas, con el presidente del Gobierno a la cabeza, les han asegurado a los navarros que Navarra nunca sería otra cosa que lo que ellos quisieran ser; y ahora resulta que después de que han ido a las urnas --con una notable participación, por cierto-- van a ser lo que quiera Zapatero. Porque se pongan como se pongan los compañeros del Partido Socialista de Navarra, los ciudadanos no han elegido que Puras sea presidente. Los navarros han votado pluralidad, sí; pero a Puras le han colocado en el tercer puesto en el escalafón de mando. O sea que con un sistema como el francés --¡qué envidia!-- ni siquiera hubiera pasado a la segunda vuelta.
Pero la gravedad de la decisión de Zapatero de expulsar del gobierno a UPN no radica sólo en que se produzca una vulneración clara del deseo que los ciudadanos expresaron en las urnas.( Por cierto que la Vicepresidenta acaba de decir que los deseos de los electores los interpretan los cargos electos, con lo cual estoy esperando una llamada de Ferraz para disculparse conmigo por mi empeño en defender la voluntad de los ciudadanos por encima de las instrucciones del partido, máxime cuando en mi caso me limito a defender el programa electoral con el que les pedimos el voto). No la gravedad de la decisión de Zapatero --que se escudaría en la autonomía de Puras para no enfrentarse directamente con su responsabilidad-- estriba en que para arrebatarle la Presidencia a UPN van a pactar con Nafarroa Bai. Me explico.
Nafarroa Bai es un conglomerado nacionalista liderado por Aralar. Patxi Zabaleta es el líder de Aralar. Patxi Zabaleta es un antiguo militante de ETA que condena la violencia y apuesta por métodos democráticos. Hasta ahí, todo bien. Pero como no estamos hablando de acogerles en las instituciones sino de formar con ellos el gobierno de una comunidad autónoma sometida desde siempre al chantaje de los terroristas, conviene que pongamos las cosas en su sitio. Y que recordemos quien es quien. Y qué significa derrotar a ETA.
Aralar es un partido político que defiende la anexión de Navarra al País Vasco. Aralar es un partido político que acaba de decidir que cederá a ANV sus concejales en los lugares en que este grupo filoterrorista no ha podido presentar su candidatura. Patxi Zabaleta emplea en su despacho a uno de los asesinos de Ulayar, Vicente Nazabal; un criminal que nunca se ha arrepentido ni ha pedido perdón a la familia de Salvador Ulayar. Este es el partido con el que Zapatero quiere contar para hacer presidente a Puras. Un partido que deslegitima las decisiones de las instituciones democráticas "cediendo" sus concejales a ANV. Una fuerza política que coincide con ETA en sus objetivos, entre ellos la anexión de Navarra. Gobernar con ellos es incompatible con el discurso de firmeza frente a ETA. Porque derrotar a ETA es algo más que detener comandos; derrotar a ETA es deslegitimar toda su historia, todos sus objetivos; derrotar a ETA es hacer imposible que se cumpla ninguna de las reivindicaciones en nombre de las cuales instituyeron víctimas. Y Navarra es una de ellas. Mientras estén vivas sus víctimas, pactar gobiernos con quienes defienden los objetivos por los que ETA ha asesinado es una traición a los principios democráticos.
Hay gente interesada en diferenciar la formación del gobierno de Navarra de los compromisos en la política antiterrorista .Pero no se pueden separar ambas políticas, al menos en tanto que ese futuro gobierno dependa de la alianza del partido socialista con una fuerza política que está más de acuerdo con los objetivos de ETA --aunque deplore hoy sus métodos-- que con el marco constitucional que nos hemos dado todos los españoles. No se puede derrotar a ETA si se apoya en Navarra a un partido que deslegitima las instituciones democráticas, que emplea a terroristas no arrepentidos, que cede sus concejales a otros terroristas. Las ansias de poder debieran tener un límite moral. En todo caso, la estrategia de derrotar a ETA sí que está delimitada por la credibilidad y por la eficacia: la credibilidad del discurso y la coherencia de las políticas. Pactar el gobierno de Navarra con quienes comparten y defienden los objetivos de ETA supone enviar a los terroristas un mensaje de esperanza. Y nunca derrotaremos a ETA mientras le permitamos mantener la esperanza.
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