martes, diciembre 19, 2006

Vivir sin vivienda es malvivir la convivencia

Vivir sin vivienda es malvivir la convivencia

Permalink 19.12.06 @ 12:15:00. Archivado en España, Antropología conyugal, Ética, Arquitectura y urbanismo

Quienquiera ha vivido el tránsito de su adolescencia a la mayoría de edad como interno en un colegio, recuerda que uno de los privilegios de este tránsito consistía en el derecho a disponer de una habitación personal propia. Parece que este derecho es sencillamente la manifestación concreta del derecho que tiene cada persona no solamente a disponer de su cuerpo, sino a ocupar con ese cuerpo un espacio propio, sin el cual el mismo derecho a disponer de su cuerpo sería muy difícil de realizar.

Permítasenos razonar en un nivel muy elemental, para que se comprenda mejor la fuerza de nuestra argumentación ética.

El ser humano está sujeto a necesidades íntimas muy elementales, cuya satisfacción digna requiere un espacio reservado al cual la persona tenga derecho en exclusiva, por lo menos durante el tiempo del cumplimiento de la necesidad en cuestión. Por ejemplo, en general el ser humano tiene necesidad de hacer de vientre por lo menos una vez al día. Este tipo de necesidad puede satisfacerse en un espacio y en un tiempo reducidos, misión que cumplen perfectamente los servicios llamados por nuestra cultura retretes (1).

En un nivel superior al de estas necesidades fisiológicas, el ser humano está sujeto a otras necesidades íntimas, que no por ser menos elementales son menos importantes, y que también requieren un espacio reservado al cual la persona tenga derecho en exclusiva, esta vez durante todo el tiempo del cumplimiento de la necesidad en cuestión, que en este caso ya no se reducirá a unos minutos, sino que pedirá jornadas enteras e incluso toda la vida.

Tomemos como ejemplo de actividad personal de este nivel la necesidad de aislarse y concentrarse para ejecutar ciertas operaciones intelectuales y volitivas como son el estudiar problemas y teorías para resolverlos, o el decidir de la ejecución de algún proyecto con la seriedad y la responsabilidad del adulto, etc.

Permítasenos igualmente que aportemos como ejemplo de necesidad que pide toda la vida, la actividad conyugal de la pareja humana, cuya necesidad de encontrarse a solas con la persona amada, para realizar derechos y obligaciones conyugales, que piden la convivencia exclusiva entre dos personas en la intimidad, es una realidad fundamental de toda vida humana que no renuncie a su doble carácter de social e histórica. Sin este tipo de realidad, intermedia entre lo personal y lo social, cuya función debe ser cuidadosamente protegida por el espacio de la conyugalidad, llamado "domicilio conyugal" o más simplemente "casa familiar", que garantice su existencia y su dignidad, no existirían ni la sociedad que ella engendra ni la historia que perpetúa y cuenta su noble aventura. Así lo proclama el refrán: "El casado casa quiere", y también, con no menor motivo, si se entiende el mensaje profundo del refrán, casa quieren igualmente el no casado que quiere casarse con dignidad, o simplemente el no casado que quiere independizarse de sus padres, para poder imaginar con realismo esta manera digna de casarse, o para poder consagrarse, siguiendo una vocación especial de asistencia humanitaria, a ayudar a los casados en su vital y difícil misión social e histórica.

Hasta aquí la reflexión ética se sirve de la fenomenología. Sirvámonos por un momento del auxilio de la estadística, en primer lugar refiriéndonos a los mayores y luego a los jóvenes, para concluir a la generalización de la exigencia de la vivienda como derecho fundamental de toda persona humana. Es nuestra manera de justificar lo bien fundada que está éticamente la Mega-Manifestación que preparan los jóvenes para el 23 de diciembre.

Según nos cuenta el editor del blog http://www.demayores.com/, LAS PERSONAS MAYORES PREFIEREN VIVIR EN SU VIVIENDA HABITUAL. La mayoría de las personas mayores prefiere permanecer en sus domicilios. En general, los mayores españoles sienten un gran apego a su domicilio particular y un alto porcentaje lo relaciona con la herencia. Los aspectos que más valoran los mayores de 55 años en su entorno son el barrio (el 42,2 por ciento), las infraestructuras (22,4 por ciento) y los vecinos (13,6 por ciento). Las residencias, en general, se relacionan con la resignación y la pérdida de autonomía.

El 78,1% de los mayores de 55 años preferiría recibir servicios de atención domiciliaria en su vivienda habitual en caso de una hipotética dependencia, mientras que sólo el 16,3% elegiría una residencia y un 5,6% optaría por acudir a casa de un familiar. Éstas son algunas de las conclusiones del estudio «Dónde y cómo prefieren vivir los mayores», del Instituto Edad y Vida, elaborado, con la colaboración de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Politécnica de Cataluña, para la aprobación del anteproyecto de la ley de dependencia.

Cada vez son más arduos los esfuerzos que deben hacer los españoles, sobre todo si son jóvenes y carecen de patrimonio, para acceder a la propiedad de una vivienda. La voracidad del negocio inmobiliario, que parece olvidar el derecho de toda persona a disponer de una vivienda digna, abre de más en más sus fauces en un gigantesto gesto absorbente que no para de crecer, pese a que continuamente se dice a los candidatos compradores que esta amenaza pasará. Año tras año e incluso mes tras mes, cuando no semana tras semana, se observa la subida imparable de los precios de la vivienda, alcanzando cotas tan inaccesibles para la mayoría de los compradores como las cotas del Everest para los aventureros carentes de experiencia montañera, que acometen su escalada con atrevimiento e irresponsabilidad. La situación actual es tal, que nos preguntamos quién está hoy en condiciones de pagar las cantidades exigidas por los vendedores, cantidades que se presentan como las estipuladas por el mercado, olvidando que el mercado debe respetar el bien común.

El aumento del precio de la vivienda desde 1998 se cifra en un 150%. Este aumento, propiamente escandaloso, ha multiplicado por dos la dificultad del acceso a la vivienda para los asalariados, porque el crecimiento de la precariedad laboral ha corrido paralelo, como su negativo, al del aumento del precio de la vivienda. Según estadísticas recogidas por el Observatorio Joven de la Vivienda, una hipoteca a 25 años absorbe el 53,7% del salario de un menor de 35 años.

El tratamiento que vienen dando los Gobiernos sucesivos del país a este problema no merece el nombre de solución, porque consiste en unas ayudas cuyo monto aumenta mucho más lentamente que los precios. Como además los sueldos tampoco aumentan en función de un índice objetivo automático, resulta que el poder adquisitivo de los compradores de vivienda no para de disminuir.

La seriedad de esta problemática vital ha empujado estos últimos meses a millones de jóvenes españoles a sentarse repetidamente en lugares emblemáticos de sus ciudades, para reclamar, en un gesto de espera, su derecho a un acceso viable a la vivienda digna. Como este derecho está garantizado por la constitución de la democracia española y como parece ser que las sentadas no han impresionado suficientemente ni a nuestros políticos, ni a los constructores, ni a la opinión, al menos la de los especuladores financieros, auténticos destructores de nuestro país, los jóvenes, secundados por los mayores que sintonizamos con su causa, lanzamos una nueva convocatoria a golpe de blogue, de email y de móvil, para anunciar una Mega-Manifestación navideña el 23 de diciembre próximo a las 17 horas.

El mensaje que lanzamos desde la Amistad Europea Universitaria a los contructores, a los políticos y a la opinión, muy especialmente a la de los especuladores financieros es:

"La vivienda es un derecho no un negocio. No especulen con este derecho humano fundamental, indisociable de los derechos a la libertad y a la vida. La experiencia histórica muestra que "Vivir sin vivienda es malvivir la convivencia".

¿Qué pensarían ustedes de los médicos que transformaran la práctica de su profesión humanitaria en un negocio? Esto es exactamente lo que han hecho los constructores especuladores, transformando en un negocio irresponsable y sucio la práctica de su profesión, en principio tan humanitaria como la profesión médica.

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(1) retrete (Del prov. o cat. retret).
1. m. Aposento dotado de las instalaciones necesarias para orinar y evacuar el vientre.
2. m. Estas instalaciones.
3. m. desus. Cuarto pequeño en la casa o habitación, destinado para retirarse.

DRAE

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