domingo, diciembre 31, 2006

Mucha corona para tan poca cabeza

Mucha corona para tan poca cabeza

Permalink 31.12.06 @ 19:33:00. Archivado en España, Sociogenética

Este artículo puede ser leído como un cuento, para ayudar a pasar del año viejo al año nuevo, franqueando la corriente impetuosa del tiempo, mediante el puente colgante del humor.

El día de los inocentes no estaba lejos cuando Zapatero, cuya presidencia tenía que haberse limitado a ese día, anunció "ex cathedra" que "este año había sido mejor que el pasado y que el año que viene sería mejor que éste".

Una declaración tan original me hizo pensar inmediatamente en esas medallitas del amor que algunos enamorados llevaban al cuello hace unos años, con los signos aritméticos del más y del menos, cuyo sentido expresaba el comentario: "Hoy te quiero más que ayer y menos que mañana"; "Cada día te quiero más que ayer y menos que mañana".

Al mismo tiempo, por una especie de montaje icónico, se me impuso en la imaginación una fotografía del presidente Zapatero, por PIERRE-PHILIPPE MARCOU, durante una conferencia de prensa sobre ETA en la Moncloa, el 10 de febrero 2006, publicada nuevamente hoy por el diario "Le Monde", donde una enorme corona, representativa de la soberanía española, flota sobre el presidente, no logrando ceñirse en sus sienes, porque de toda evidencia es mucha corona para tan poca cabeza.

Pienso como los franceses que la víctima del atentado con coche bomba de ETA de ayer por la mañana, en el aeropuerto de Barajas, no se encontraba en los lugares de la explosión, ya que se trataba de José Luis Rodriguez Zapatero, el Primer Ministro español, que en ese momento saboreaba su desayuno, quizás chocolate con jeringos, en la reserva natural andaluza de Doñana.

Pocas horas antes, el viernes por la noche, cuando pensaba más en sus vacaciones andaluzas que en lo que estaba diciendo delante de la prensa, con motivo del cambio de año, Zapatero arriesgó un pronóstico sobre el diálogo que su Gobierno intenta, tiene, mantiene o entretiene con la banda terrorista ETA: “Dentro de un año, esto irá mejor que hoy y hoy esto va indudablemente mejor que hace un año.”

Al oírle, desde Bruselas, yo me decía que este chico risueño, con un hoyito de inocente simpatía en la mejilla, no se había percatado de las señales de grave degradación de la tregua de estos últimos meses: reanudación de la kale borroka, robo de armas de octubre en Francia, impuesto revolucionario, quema de autobuses y de terminales bancarios, toda una letanía de síntomas, epilogada por el descubrimiento de un zulo reciente de la banda terrorista en Vizcaya. Dando la espalda a estos hechos sintomáticos, más bien que afrontándolos, Zapatero repetía una vez más, con la fuerza de un "a priori" kantiano, su firme “convicción política”: “Es la sensatez afirmar que todo va mejor cuando hay un alto el fuego permanente”.

La banda terrorista ETA, nada proclive a robustecer el optimismo presidencial, cuando le parece que el golpe de teatro le favorece, contradijo este optimismo algunas horas más tarde, en una secuencia sicodramática cuyo escenario tiene todos los visos de buscar la contradicción y la humillación del pretencioso jefe del Gobierno. Parecía que con su zambombazo criminal la banda quería apoyar la declaración del Partido popular según la cual Zapatero “ha perdido completamente el sentido de la realidad”.

La fulgurante sucesión de la profecía optimista de Zapatero y de la explosión de un vehículo trampa, previamente reivindicada por ETA, sin preocuparse de anunciar el fin de la tregua, atizará las críticas de los que consideran, incluso en el Partido socialista español, que el jefe del Gobierno actúa de manera tan ingenua, que una vez más se merece que sus adversarios lo llamen “bambi”.

Durante los últimos meses no filtró ninguna información sobre el grado de desarrollo de los contactos entre el Gobierno español y ETA. No obstante, los medios próximos al Gobierno dejaban entender que había tenido lugar al menos un encuentro con una delegación de la banda, presidida o representada por un dirigente histórico, José Ternera, nombre que los franceses confundían hoy mismo con el de un supuesto José TERNURA, para dar a entender que el tal dirigente habría renunciado hoy a su idea de enternecerse, tras haberla acariciado antes.

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