La familia humana sufre en Valencia
05.07.06 @ 18:12:24. Archivado en Ética, Pro justitia et libertate
Uno de los momentos en que los humanos sentimos más intensamente nuestra pertenencia a una misma familia, la gran familia humana, es cuando uno de los nuestros sufre o muere. Este sentimiento, cuya raíz más profunda es la empatía, nos identifica mental y afectivamente con el estado de ánimo de otro ser humano sufriente o agonizante. Lo que le pasa a nuestro semejante no solamente no nos deja indiferentes, sino que, por poco que seamos humanos, nos afecta mental y afectivamente como si nos pasara a nosotros mismos.
Ante la gran tragedia que ha sacudido a Valencia, justo en el momento en que está celebrando las jornadas mundiales de la familia (V Encuentro Mundial de las Familias), puede ser un consuelo para los afectados el pensar y el sentir que la familia universal humana no solamente llora con ellos, sino que ve representados todos sus sufrimientos en el indecible sufrimiento de los valencianos.
El duelo que vamos a vivir estos días por este enorme dolor, con epicentro en Valencia, va a recordarnos a todos que la familia humana sufre no solamente por causas humanamente incontrolables, sino por demasiadas causas que dependen de nosotros.
La mayor parte de estas causas son muy conocidas, y es asunto nuestro el poner remedio sin tardanza a todas ellas: la falta de deontología en muchas obras y servicios públicos; el insuficiente respeto de la seguridad en los transportes tanto públicos como privados; la especulación urbana en detrimento de los derechos humanos; las insuficiencias educativas para las funciones que implican riesgo; la insuficiencia de puestos de trabajo en los servicios públicos; los horarios inhumanos para quienes asumen la responsabilidad de la seguridad pública; la falta de consideración por los profesionales de estos mismos servicios públicos; etc.
Nuestro duelo debe servirnos nos solamente para consolarnos en familia, sino para corregir, en solidaridad familiar universal, los errores que perjudican gravemente nuestra vida humana como tal, sin olvidar ninguno de sus derechos.
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Algunos testimonios en primera persona, publicados por ABC y El País
José (Valencia). «La línea 1 del metro de Valencia es una línea usada principalmente por gente con pocos recursos. Llevamos tiempo pidiendo que nos pongan los mismos vagones, con las mismas frecuencias de paso que los metros de otras líneas, y ni caso. Excusas y más excusas. Hoy estoy vivo de puro milagro. Ayer, por un trabajo que se me complicó, no pude coger el de la una, y miren por donde... Gracias. Una oración para los necesitados»
Sara Gómez (Valencia) Antes de gastar el dinero en pabellones, Copas de América y visitas del Papa, hay que gastarlo en las cosas que realmente importan, como el mantenimiento del metro que transporta a millones de personas normales y de este modo dejar los alardes faraónicos para cuando se pueda, no para cuando le dé la gana al politicucho de turno que no tiene ni criterio ni sentido común y al final lo pagamos las personas normales. A ver si nosotros, las personas normales, empezamos a preocuparnos de nosotros mismos. Basta ya de tanto faraón y de tanto borrego que le sigue, basta ya de catástrofes tercermundistas en España.
Julio (Valencia). «Soy de Madrid y desde hace poco más de un año que vivo en Valencia. Vivo en un pueblo cerca de Liria y cojo todos los días la línea 1 hacia la ciudad. Cuando entré en el vagón por primera vez, me senté y se puso en marcha. Lo primero que hice fue agarrarme fuerte al asiento. Aquello se movía de forma brutal, hacía unos ruidos como chillidos infernales. Yo estaba asustado, pero miraba la cara de la gente y seguían hablando y leyendo como si nada. Me di cuenta de que era algo normal, pero está claro que no es algo normal».
Silvia (Valencia). «Desde lo más profundo de mi corazón, quiero enviar mi más sentido pésame a las familias y amigos que han perdido a un ser querido. A los heridos y sus familiares, todo mi ánimo. Y a los políticos y responsables de nuestra ciudad, les pediría por favor que sean transparentes a la hora de dar una explicación a un hecho sin precedentes y que tardaremos mucho en olvidar. Una catástrofe que tal vez, con algo más de inversión en las infraestructuras valencianas, se podría haber evitado».
Anónimo. Mi madre y mi esposa tomaron esa línea de metro hace unos días y me comentaron que pasaron miedo debido a la velocidad que llevaba el convoy. Eso sucedió el día 23 de junio, y yo confío en su percepción porque ambas son naturales de Madrid y el transporte en metro era el "pan de cada día" hasta que nos trasladamos a la provincia de Valencia. Por eso las preguntas que surgen son: ¿el exceso de velocidad es algo habitual en el metro de Valencia?; ¿se estaba haciendo la "vista gorda" para así cumplir con los horarios establecidos?; ¿quién controla habitualmente la velocidad de este medio de transporte? Sobre esta última pregunta cabe pensar que si es la propia empresa la que efectúa ese control, eso sería como si en las carreteras cada conductor se debiera sancionar a sí mismo por las infracciones que cometiese, ¿lo haría alguien? En fin, ahora puede haber muchas reflexiones, pero me parece que ya es demasiado tarde para las víctimas.
Print (Valencia). «Como usuario habitual de la línea 1 me siento afectado directamente por lo ocurrido y no dejo de hacerme la misma pregunta de casi todos los días: ¿por qué circulan a alta velocidad con trenes en tan deplorable estado?».
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