Los calores de Sevilla
27.06.06 @ 12:50:37. Archivado en España, Arquitectura y urbanismo
"Quien no ha visto Sevilla, no ha visto una maravilla". Si bien este dichoso dicho sevillanófilo es verdad, también es verdad, y sólo hay que ir uno mismo allí, entre junio y septiembre, para experimentarlo en carne propia, que quien no ha soportado los calores de Sevilla no tiene ni idea de lo que es calor.
Recuerdo que, cuando yo era muchacho y pasaba unos días de agosto en Sevilla, en una casa sin aire acondicionado (sin "el fresquito postizo" de hoy), se decía que para freírse un huevo en Triana, en el mes de agosto, bastaba con echarlo al suelo en la calle.
Como a mí las experiencias de cocinar con energía solar sobre piedra no me decían por entonces lo que me dicen ahora, prefería pasarme las horas de la siesta en una de las salas de Cine del barrio de los Remedios, con aire acondicionado y con sesión permanente. Así combinaba al tiempo mi deseo de no dormir por la tarde, de soñar con los ojos bien abiertos y de no transformar en infierno mi paso por la maravillosa Sevilla.
Debo confesar, en honor a la verdad, que una de las experiencias más sibaríticas que tenía por entonces era el refugiarme, para leer, estudiar o conversar, al caer de la tarde, en cualquiera de los muchos rincones de sombra del Parque María Luisa. Lo más cerca posible de la nubecilla tornasolada de un surtidor en marcha, parecía que era posible acceder al cielo desde el infierno, sobre todo si a mi lado tenía la frescura de una compañera, cuya voz cristalina repleta de ilusiones me animaba a conversar y a imaginar más allá del estudiar.
Entre aquél entonces mío y el ahora de la mayoría de los sevillanos parece que hay algunas diferencias que, a pesar de la democracia, no han mejorado sino empeorado el enemigo mayor, que son "los calores", no en singular, sino mucho más en plural.
Le dejo la palabra para contarlo a la historiadora Doña Alicia Hermosa, cuyo mayor mérito, como valiente escritora y defensora del pueblo sevillano, consiste en "bloguear para testimoniar".
A golpe de calor
por Alicia Hermosa
A golpe de calor vivimos en Sevilla y un golpazo de calor es el que nos va a dar a los sevillanos/as en Agosto, pues entre el calor del sol, el calor de las maquinitas del metro, el calor de los aires industriales de grandes empresas, que te lo echan a tu casa; entre el calor y sofoco que da lo pegajosa que está nuestra ciudad, nos va dar un telele.
Oigan, y ahora que tanto hablan de la interculturalidad de los pueblos ¿por qué no nos hacen fuentes al estilo de la Fontana o, al menos, por qué no les enchufan el agua a las que hay?
Sevilla se ahoga entre su propio calor y el ajeno que nos regalan. Esta ciudad está que arde.
¡Cuidado, Sres.Turistas, que se nos suele ir la luz, y el fresquito postizo se esfuma!
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